Ambos, Bastián y Marcus, eran todo lo contrario el uno del otro, como el Ying y el Yang, el lado bueno y el lado malo.Y aunque Bastián arrastraba a Carmen hacia la oscuridad, como un pecado, como una tentación o una adicción, como el fruto prohibido que la llevaba hacia el lado malo, aun así, le era difícil tener que dejarlo.—¿Qué dices?, puedes huir conmigo esta misma madrugada, si quieres, cuando termine la fiesta y todos se hayan ido, yo te esperaré afuera… — Insistió Marcus al verla dubitativa.—Yo… No lo sé… — Carmen se separó, tragando grueso, para sostenerse del pasamanos del balcón, viendo nuevamente el paisaje, pensativa. — Esto es muy repentino, tú mismo lo dijiste, hace mucho que no nos veíamos y ahora… Todo esto es… Ni siquiera me lo creo…—No te estoy mintiendo, Carmen, y entiendo que tengas tus dudas, pero… Si desconfías podemos hacer un contrato…—No, es que… No sé trata de eso… — Lo interrumpió Carmen, sintiendo como su corazón saltaba, pues ni ella misma sa
Cuando ya quedaban pocas personas, Carmen le comentó a Fernanda que no se sentía nada bien, quizás estaba excesivamente cansada y como su amiga la había visto esforzarse durante toda la noche, se recomendó con el resto de las compañeras, que se acostara antes.Carmen se apresuró, porque ella ya sabía que contaba con poco tiempo, así que lo más rápido que pudo, ella recogió las pocas prendas que tenía, la mayoría de su closet estaba lleno de uniformes de sirvienta.Luego incluyó algunas cosas personales en su pequeño bolso y justo antes de salir, dudó por un momento, así que volvió y escribió una rápida nota, que dejó sobre la cama, para luego escabullirse por los numerosos pasillos de la mansión que ella ya conocía tan bien, para así lograr escapar arropada por la oscuridad de la madrugada.Una hora después, cuando ya todos los invitados se habían marchado y las sirvientas habían terminado de recoger todo, cuando la mansión ya se encontraba en absoluto silencio en el medio de la os
Sobre lo que sucedió antes en el balcón de la mansión de Bastián, cuando Marcus la abrazó, fue un inocente momento de consuelo, ella lo vio así.Y claro, este pudiera ser un pequeño y bobo beso en la mejilla sin significado, pero eso no dejaba de ponerla nerviosa, sobre todo porque ahora las circunstancias entre Marcus y Carmen, habían cambiado.Primero, ahora estaban solos en el apartamento de Marcus y segundo, ahora Carmen era consciente de que esa no era la única muestra de afecto qué recibiría de Marcus ahora que ella era su prometida.Marcus salió de la habitación, dejando a Carmen sola y aturdida, sin embargo, ella estaba tan cansada que fue incapaz de seguir pensando en todo lo sucedido, pues en poco tiempo Carmen ya había conciliado el sueño.Y hubiera sido muy bueno que su cuerpo y su subconsciente, desde ya, reconociera el nuevo lugar en la vida de Carmen y su nueva posición social como la prometida de Marcus, pero no fue así.Pues aun con todo el cansancio del día ante
Era grandioso, las empleadas fueron muy amables con Carmen y le dieron un recorrido con lujos de detalles, especificando dónde ella podía conseguir las mejores novelas de romance en la biblioteca, además de las revistas de moda.También le enseñaron la hermosa piscina y como usar varias máquinas en el gimnasio y, ¡el jardín, oh, el pequeño y lindo jardín!, Carmen ya se podía imaginar pasando varias horas allí, consintiendo y cuidado de las hermosas plantas y flores que allí se encontraban.*Habían pasado varias horas desde que Marcus se fue y las empleadas habían dejado a Carmen sola por un rato para tomar sus actividades de trabajo regulares en el apartamento, cuando repentinamente un timbre sonó.Carmen se asomó en la sala, no había nadie y el timbre seguía sonando en la puerta, mientras que ella dudaba, ¿debía abrir?, pero y, ¿si la regañaban?, ¿y si era Bastián?Un pequeño escalofrío le recorrió el cuerpo.El timbre volvió a sonar con más insistencia, al tiempo que también
— ¿Qué…? — Carmen lo detalló, confundida, cuando él volvió a ser el mismo de antes. — Ahora… — Bastián pareció tomar aire y recomponer su postura seria, separándose ligeramente de Carmen. — Olvidarás todo este circo y volverás ya mismo conmigo a la mansión… — No… — Soltó automáticamente de Carmen. — ¿Cómo? — Bastián elevó una ceja, perplejo, pues Carmen nunca le decía que no y ahora ella lo estaba rechazando por segunda vez. — ¿Acaso tú piensas romper tu compromiso? — Preguntó Carmen apretando los labios en una línea. — Por supuesto que no… — Bastián achicó los ojos, sabiendo muy bien por donde ella se dirigía. — Entonces no pienso volver, no regresaré para seguir siendo tu amante, Bastián, mientras que tú desposas a otra mujer y eres feliz con ella frente a mis ojos… — Soltó Carmen con la mandíbula apretada y una marcada mueca de dolor. — ¡¿Es que de verdad tú piensas que toda esta mam@da me hace muy feliz?! — Voceo Bastián en el rostro de Carmen, tan enojado como frustr
Bastián se quedó por un momento con el rostro volteado, el impacto de la bofetada que le dio Carmen, aún le ardía, confirmándole que ella usó de todas sus energías para darle un golpe muy certero, lleno de rabia y dolor.Luego de una larga y profunda respiración, repentinamente Bastián volvió a reaccionar.—¡Ya basta de mamad@s y lloriqueos! — Gruñó Bastián para retomar el agarre de Carmen con fuerza y volver a jalarla hacia la salida del apartamento.—¡No, Bastián, ya te dije que no quiero volver, suéltame! — Carmen intentó desesperadamente escapar, pero era imposible.—Volverás conmigo, lo quieras o no…Entre tantos gritos, las mujeres del servicio se asomaron de nuevo, sorprendiéndose al ver cómo el señor Bastián Hidalgo, arrastraba a Carmen hacia la salida del apartamento, ¿qué era lo que sucedía entre el tío y la prometida de su señor?, o mejor dicho, ¿qué tipo de relación era la que había?, era lo que se preguntaban ambas mujeres.¿Y qué podían hacer ellas para interven
La sensación de vértigo era intensa y se unía a un sabor amargo que Bastián no había probado nunca antes y ahora parecía una constante, el rechazo.Carmen lo dejaba, ¿lo dejaba para siempre?, ella había escapado y no quería volver, lo dejaba, después de todos estos años juntos, después de todos los esfuerzos de Bastián para que ella nunca se marchara, luego de tantos cuidados, y eso no era lo peor.Porque además, Carmen lo estaba dejando para casarse con el sobrino de Bastián, ¡su sobrino!, Marcus era el sobrino del examante y Carmen estaba restregándole en la cara que lo prefería y se casarían, ¿su Carmen con el niñato de Marcus?«Sobre mi cadáver», fue la única idea que atravesó la mente de Bastián, quien se quedó por un momento pasmado, al tiempo que lo recorría una ola de rabia e impotencia.Repentinamente, Bastián avanzó, aparentemente directo hacia ellos, Carmen cerró los ojos por instinto, apretándolos con fuerza, ¿qué era lo que él les haría?, ¿golpearía a Marcus y la arra
— No te menosprecies, Carmen, eres una buena chica, amable y hermosa, te mereces a un hombre que te valore, que sea capaz de luchar por ti y que te respete, que te dé tu lugar… — Soltó Marcus y con pena, Carmen volteó la vista inmediatamente hacia un ventanal de la habitación, sintiendo ese doloroso pinchazo, pues ella sabía perfectamente que Marcus lo decía por Bastián. — Si tú me lo permites, Carmen, yo soy capaz de darte eso… — La otra mano de Marcus cubrió la pequeña mano que sostenía de Carmen, envolviéndola entre sus dos grandes y fuertes manos. — ¿Qué? — Carmen los observó confundida, sintiendo como los latidos de su corazón iban acelerándose y perdiendo su ritmo normal. — Si te soy honesto, tú… — Marcus bajó la mirada, apenas era visible un pequeño rubor en sus blancas mejillas, ¿él se estaba sonrojando? — Carmen, tú siempre me pareciste una chica muy linda, desde un principio, tú fuiste la primera en mirarme y tratarme como alguien de la familia cuando llegué con los Hidal