DAKOTAQuizá ha sido un error.Ese pensamiento ha cruzado mi mente una y otra vez.Si miró años atrás, Nicholas nunca me ha querido.¿He sido solo objeto de su capricho?Esos pensamientos se arraigan en mi cada vez que lo noto distante conmigo.A caso él… ¿de verdad estuvo enamorado de mi amiga? ¿y si él creía que me comportaría como ella una vez que nos casáramos? ¿se habrá desilusionado?Al fin y al cabo, nuestro matrimonio fue apresurado e impulsivo.¡Ah!, debo parar.—¿Cómo me veo, mami? —mi hija dio una vuelta completa.—Te ves hermosa—la abracé, luego le acomodé las alas—, eres la hadita más hermosa que haya visto jamás—besitos.Ella palmeó sus manitas y dio saltitos.—Una foto, una foto para papi.—¿Quieres una foto? —tomé mi celular y comenzó una exhaustiva sesión de fotos.Aurora definitivamente era como yo.—Para papi, para papi.—Bien, bien, le mandaré a papi—abrí su chad, pero descubrí que su última conexión había sido diez horas atrás, tragué en seco, de igual modo se las
20 AÑOS ATRÁS, EMACIA, MACEDONIA RORY—Mamá ¿Por qué tengo que quedarme aquí?—¡Cállate! —tiró de mi brazo con fuerza, enterrándome las uñas. Chillé—. Has lo que te digo.—Pero no quiero—resbalé con la acera congelada y ella continuó arrastrándome—, tengo miedo.Todavía era de noche cuando me llevó a rastras al callejón del mercado, era el complejo del área de comida para los trabajadores del parque industrial que cruzaba la calle. El hedor de los residuos que resbalaban de las tuberías de los edificios mohosos era penetrante. El suelo estaba resbaloso por los residuos de la nieve que cayó esta mañana, aun así, la nieve se había teñido oscura en esta parte. Unos perros hurgaban en las bolsas tras el contenedor de basura.Hasta el final del callejón había puertucha estrecha. En donde al momento de llegar salió una mujer enorme.—Llegas tarde, perra—escupía al hablar—, no te pagaré el tiempo perdido.—Aquí está—me arrojó a los pies de la mujer—, ponle tiempo, ella pagará—mis manos rasp
RORY—¿De verdad, esto? —lo escruté con la mirada.Papá se bajó del auto, la verdad es que no me imaginé nunca que viniésemos a un lugar como este. Me había puesto botas y vestido, él me había traído a un campo de tiro.—Oye, quita esa mirada fea—me hizo bajar al auto—, te enseñaré, anda.Resoplé, me ajusté los guantes al bajar.—¿Mamá sabe que me trajiste aquí?Se estremeció.—Digamos que es nuestro pequeño secreto.—Ah, entonces también tienes miedo de mamá.—No es eso—refutó—, pero ¿has visto esa mirada que hace?, Chery es un amor excepto cuando se enfurece.Me reí por lo bajo.—Sí, “todos los West son iguales”Me abrió la puerta.—También eres una West—fue amable al decirlo, entonces me percaté de lo descuidado que fue mi comentario.—No quise…—pero mejor dejé de hablar, ¿los haría sentir mal por mi inseguridad?—Nena, por si no te ha quedado claro, eres hija de Chery y mía, tienes la misma sangre que tus hermanos, por lo tanto, su carácter es similar.Me lo pensé un poco.—Nunca
DAKOTACorrí hacia la carretera, pero unos brazos me alcanzaron sin siquiera haber salido del todo de la gasolinera.Al final, no pude deshacerme de Nicholas West. Patalee y lo golpee—¡Bájame!—No quiero lastimarte—volvió a meterme al auto, se recargó en la puerta—. ¿Dónde crees que ibas? —Lo miré furiosa, pero no contesté—, no puedes irte de mi lado, quieras o no, van a encontrarte y no te garantizo que te quieran viva.Temblé ante sus palabras, furiosa e impotente. Por primera vez desde que Nicholas me rescató en medio de todo ese caos, solté el llanto de frustración.—Basta, no llores—dijo brusco—, tienes que controlarte un poco—estiró las manos para mis mejillas, pero lo golpee lejos.—No me toques—gruñí.Desde entonces hemos pasado quizá veinte minutos sin decir nada. Conducía en un estado serio, me había hecho un ovillo en el asiento, consolándome. —Toma esto—me arrojó un paquete de galletas—, necesitas comer.Aún estaba molesta por nuestra discusión anterior.—No lo quiero
DAKOTA—Ella no debe haber venido sola—me dijo—, debemos salir de este auto.Intenté calmarme, pero si ese hubiese sido el caso, ¿Por qué estaba sola?, aquellos hombres ya nos hubiesen encontrado, el camino parecía despejado.El corazón me latía con fuerza por la adrenalina, respiré profundo, intentando distraerme.—¿De verdad se metió con tu padre?Él hizo una mueca, al menos me reconfortaba saber que había personas más horribles que yo.—Si—confesó.¿Cómo podía estar como si nada esa mujer? haberse metido con el padre y los dos hijos.—¿Cómo te enteraste de ello?—No es algo de lo que quiera hablar.Me llevé las manos al cabello, sobándome la parte donde me había tirado.—¿Te duele?—Un poco—jadee—¿Qué hace aquí ella?, Holly me dijo que Adam la había retenido.—No lo sé, Pearce debió haberla sacado de donde sea que estuviese… aun no me explicó por qué estaba con él.Apreté los labios.—Entonces… ¿la conocías bien?Él sonrió de lado.—¿Celosa?Fruncí el ceño.—¿Por esa perra loca?, c
HOLLYEn medio de la balacera, el terror que viví en ese momento me hizo creer que jamás sobreviviría.No hasta que el agente Dominic Bonhuer me sacó de ahí, un convoy de agentes se enfrentó a los sicarios, entonces Dominic aprovechó para meterme a uno de los autos blindados y sacarme de ahí.—¿Estás herida?—No.Nos alejamos de ahí mientras los agentes se encargaban de todo el caos. Intenté controlar los temblores de mi cuerpo, el cuerpo me dolía por la tensión y la mandíbula también, estaba sudando.Nos alejamos a toda velocidad de ahí.—Esto es lo que pasa cuando sales con el CEO del corporativo West ¿no?Soy la madre de dos niños, directora de una institución y novia de un presidente del corporativo a quien están cazando unos sicarios. Estoy en blanco, no sé cómo reaccionar y este tipo haciendo comentarios fuera de lugar.—No es momento de tus bromas ¡Sácame de aquí!Dominic conducía demasiado rápido, tenía que aferrarme al asiento.—No es seguro, debemos quedarnos en un pueblo ce
HOLLY—No acepto ningún tipo de cantante o trovador en este lugar—gruñó el búfalo este, por suerte hablaba mi idioma.Después de recorrer cuatro tabernas y que en ninguna nos aceptaran, no iba a rendirme con este último. El dueño de la taberna parecía toda una caricatura, con el cabello largo y esponjado, barba enorme, gordito y enorme. —Por favor, señor, prometo que no será en vano—pedí, haciendo el intentó más grande por ponerle ojos de cachorro.—¡Ya dije que no! —gritó el gordo búfalo peludo.Mi mamá me dijo que no tengo que rogar nunca, pero esta es una emergencia, se trata de mi vida, o bueno, al menos solo es para refugiarse.—Piénselo bien, le prometo que habrá muchas ganancias.Me miró examinándome, ¿a quién no le agrada ganar dinero?—¿Y si se van todos?—Nada de eso—le sonreí anchamente—, verá que será la mejor idea que haya tenido nunca.Sí, sabía que iba a dudar, seguramente no lo hubiese dudado si fuese una cara bonita.—¿Siempre es así de molesta? —bufó hacia Dominic.
ADAMEl grito salió desde lo más profundo de mi.Impactado, sentía un agujero profundo en mi pecho, un dolor sin expresión física.Esas últimas fuerzas que pude soltar me robaron toda la energía, pero el punto de mi enfoque y las esperanzas, fue el rostro asustado y resignado de mi Holly.Cuando ella desapareció de mi vista, no me importó si yo me desangraba.—Tengo que… ella—protesté apenas despegar los labios.Sentía el auto alejarse y unas manos rápidas y toscas colocándome vendajes, sentí un pinchazo en el cuello. Se escuchaban los fuertes impactos contra los vidrios, en el armazón del auto.—Holly—mascullé, el chocar de mis dientes hizo que me doliera la cabeza.Mi cuerpo estaba flojo, demasiado débil, me esforcé por tener abiertos los ojos, “Por favor, amor, abre los ojos” escuchaba las palabras de Holly.Me aferré a ella, a la cantarina voz que me mantenía flotando, trayendo conmigo su rostro. Perdí la noción del tiempo, cuando menos me lo esperé ya estaba en otro lugar, apenas