ADAMMe daba igual de que tratase la obra, no podía quitarle los ojos de encima a ella.A mi diosa personal.Estaba condenadamente caliente, si no hubiésemos traído a los niños, ella estaría haciendo eco a los canticos con sus liricos gemidos. Estoy tan perdido en ella que el tiempo se fue volando.Para cuando terminó la obra, ella lloraba de la emoción, los niños aplaudían y eso solo me impulsaba a adelantar lo que iba a hacer. Pero, si lo hacía, el plan que los niños y yo teníamos iba a irse por el caño.Ahora seré una figura fija para ellos, ya no puedo hacer más estupideces.Después del teatro fuimos al restaurante, hice que mi asistente rentara la zona, estaba amenazado con que si la reservación no se hacía correctamente lo iba a echar a patadas.En este lugar, cuando Holly volvió a quitarse el abrigo, las luces tenues hicieron titilar su vestido, proyectándole diminutos destellos a su piel, su dulce piel.—¿Qué? —se llevó una mano al rostro, preocupada—¿tengo algo?Sonreí lento.
HOLLYEl anillo en mi dedo era pesado, estaba segura de que si alguien se propasaba conmigo podría tumbarle uno o dos dientes.Quería dejar de verlo, pero era casi imposible. No, más bien era un sueño hecho realidad, tanto que no podía creerlo.Estábamos de camino a casa, los niños, entretenidos, rellenos y adormilados, el recorrido del auto los estaba arrullando.Adam me tenía abrazada, me recosté en su pecho, su colonia y su respiración era tranquilizador.—Dejaremos a los niños con tu hermana—susurró en mi oído—tendremos el resto de la noche para nosotros.Sonreí, entrelacé mis dedos con los suyos.—Pensaste en todo.—Nada tenía que escaparse—me besó la coronilla—, aunque ellos tienen parte del crédito.Lo miré a hurtadillas.—¿Ellos?—Claro, me ayudaron a planear todo.Oh, mis niños.—¿Cuándo lo planeaste?—Hum—me apretujó más hacia él—, te lo diré cuando estemos en casa.Si, tenía razón, puede que se le salgan algunas palabras obscenas y no quiero que los niños escuchen.Cerré lo
HOLLYLe devolví el beso, entregándome a él por completo, no pensé en nada más que no fuese él. En sus labios lascivos, en su respiración agitaba y su corazón palpitar con prisa debajo de mis manos. Me despojó del abrigo y yo del suyo.Se detuvo.—Quiero hacer algo nuevo—sonrió con malicia—, pero tendrás que ayudar un poco.Me daba un poco de miedo pregunta.—¿Sobre qué?Me giró, dándole la espalda, dejándome sentada en una sola de sus piernas, así parecía que estaba cabalgando. Su brazo izquierdo se coló por el abrigo hacia mis pechos, subiendo hasta mi cuello, enredando sus dedos.—Respira, preciosa—susurró en mi oído, aquella sensación me mareó un poco, pero lo hice, respiré varias veces.Luego con su otra mano me tomó por el cabello.—Quiero que te corras para mí, conejita—tiró de mi cabelló hacia él y con la otra mano apretó mi cuello.Un ramalazo me recorrió desde la punta de los pies hasta mi cabeza. Aquella sensación me hizo apretar las piernas. Solté un gemido.—Adam…—¿Si, p
ADAM—Ah, espera… ah— su húmedo calor me apretaba los dedos. Podía ver su extasiada imagen por el espejo, sus dulces expresiones retorciéndose. Moví mis dedos más rápido—. No, no, no, hum…—Si tiras más fuerte, vas a lastimarte.Le até las piernas y sus brazos con una barra esparcidora. Coloqué frente al espejo un sofá para sentarme y sentarla en mis piernas, completamente expuesta. Ahora la tocaba y la apretaba hacia mí porque se retorcía en mis piernas.Mi bóxer estaba apretándose.—Ya… ya—se retorcía.Su cuello quedó expuesto hacia mi cuando hecho la cabeza hacia atrás.—Vamos amor, cum gia ména—(córrete para mi)Con mi pulgar presioné su clítoris y le acaricié en círculos. Sus paredes vaginales atraparon mis dedos aún más. Se tensó con fuerza y luego llegaron las contracciones, su liquido me empapó la mano y salpicó el espejo.Gritó con fuerza y se dejó caer en mi pecho, la retuve hasta que pasaran sus contracciones.Me bajé el bóxer y la guie hacia mi verga.—Da… dame—jadeó—, un
HOLLYDe nuevo, el cuerpo me dolía.Ya debería acostumbrarme a despertar con el cuerpo así despues de una noche desenfrenada con este bruto salvaje.Levanté mi mano anillada, las luces del amanecer hicieron que mi dedo brillara, lo moví un par de veces jugueteando con los brillos. No puedo creer que tuviese diamantes en mi dedo y menos del hombre recostado a mi lado.Como si hubiese escuchado mis pensamientos, Adam me atrajo más hacia él, girándome para atraparme en su pecho. Mi mano anillada rodeó su hombro, así pude seguir viendo mi dedo.De ahora en adelante mi vida va a cambiar, ahora estaré acompañada en esta vida, ya no seguiré sola.—¿Qué haces despierta tan temprano? —masculló ronco.—Nada—le contesté.Adam me apachurró, me dejé hacer, después de todo, habíamos pasado mucho sin estar solos en la cama, últimamente amanecíamos con los niños.Le di besitos en su hombro.—Hum—ronroneó—, creo que alguien despertó muy cariñosa.—¿Cómo dijiste anoche? ¿tengo que complacer a mi lindo
DAKOTA—¿Cómo es posible? —comencé a temblar como una hoja. La impresión de verlo aquí…Vigiló hacia atrás, se inclinó rápidamente para darme un beso.—No tengo mucho tiempo, preciosa—bajó la mano para acariciarme el vientre—, solo vine de visita…—¿Por qué? ¿cómo? no lo entiendo…—Ya habrá tiempo para hablar—sonrió cínico—¿vas a esperarme?Seguía sin poder controlar mis temblores, uní mis manos para calmarme, yo no le temo a él…—No tienes derecho a hacer esa pregunta—repliqué a la defensiva.Su sonrisa se ensanchó.—¿Cómo está Aurora?¿Está bien hablar? ¿Cuánto tiempo tenemos? ¿desaparecerá? Que él estuviese aquí significaba que pudo haberse librado de la cárcel, y ahora está prófugo.—Ella está bien, muy sana—continué a la defensiva. Asintió.—Que su habitación sea lila, le quedará bien ese color.¿A caso era estúpido? ¿Cómo se le ocurría decirme esas cosas cuando era un prófugo?—¿Cómo puedes pensar en eso ahora? —recriminé—¿qué haces aquí? ¡no deberías estar aquí!Me cubrió la
HOLLYDespués de aquella exhaustivita noche y mañana de gloriosos orgasmos, invité a Adam a salir al almuerzo.Nos subimos al auto, yo manejé.—Sabes, me siento un poco extraño.Me puse en marcha, ladeé la cabeza.—¿Por qué?—Bueno, me cogiste y ahora me llevas a almorzar, es el sueño completo de cualquier hombre, ¿no lo crees?Bufé.—¿No puedes guardar un poco de tus comentarios pervertidos? —refunfuñé—, además ¿te consideras cualquier hombre?—Si lo dices así me ofende—dijo dramático, puse los ojos en blanco—. Además, no puedo hacerlo—deslizó su mano por mi muslo—, es que me tienes hechizado, en cuerpo y alma.Solté una carcajada.—No sabes lo extraño que es escuchar la frase de mi personaje favorito y tú siendo pervertido es muy bizarro—le di una palmada a su mano—, ya déjame conducir o nunca saldremos de casa.—Hum, de casa—ronroneó colocándose el cinturón— suena tan bien.Lo llevé a la cafetería de Marlín Boom, un lugar donde nos gusta ir a los niños y a mí a comer después de mis
ADAM—La junta fue todo un éxito, señor—dijo Iván con entusiasmo, hoy no tenía ganas de decirle que cerrara la boca.—Lo sé—le tendí las carpetas, avanzamos hacia el ascensor—¿Y los boletos para el evento?—Están en su portafolios, pero, señor ¿Quién es el señor Austen? —fisgoneó.—¿Eres periodista o porqué te interesa husmear?—Oh, lo siento señor, no quise incomodarlo—y cerró el pico.¿Y si él sabía algo sobre cómo tratar a su suegro?, sabía que era casado.—¿Cómo te llevas con tu suegro?—¿Disculpe?—Ya me escuchaste—llegamos al piso de mi oficina.Se tomó su tiempo, llegamos hasta su escritorio.—¿Y bien?—Oh, bueno, en realidad, aún seguimos sin llevarnos bien—estaba nervioso—, pero lo comprendo ahora que soy padre de una niña, no querría que ningún infeliz se la llevara de mi lado.Aquella idea cursi solo me irritó más. —Pero con el tiempo—siguió—, él ha aprendido a tolerarme y yo solo me enfoco a ser feliz a su hija—Bueno, de eso no habría duda, daré mi vida entera para hacer