CAPITULO 43 ¿ALUCINACIONES?

DAKOTA

—¿Cómo es posible? —comencé a temblar como una hoja. La impresión de verlo aquí…

Vigiló hacia atrás, se inclinó rápidamente para darme un beso.

—No tengo mucho tiempo, preciosa—bajó la mano para acariciarme el vientre—, solo vine de visita…

—¿Por qué? ¿cómo? no lo entiendo…

—Ya habrá tiempo para hablar—sonrió cínico—¿vas a esperarme?

Seguía sin poder controlar mis temblores, uní mis manos para calmarme, yo no le temo a él…

—No tienes derecho a hacer esa pregunta—repliqué a la defensiva.

Su sonrisa se ensanchó.

—¿Cómo está Aurora?

¿Está bien hablar? ¿Cuánto tiempo tenemos? ¿desaparecerá? Que él estuviese aquí significaba que pudo haberse librado de la cárcel, y ahora está prófugo.

—Ella está bien, muy sana—continué a la defensiva.

Asintió.

—Que su habitación sea lila, le quedará bien ese color.

¿A caso era estúpido? ¿Cómo se le ocurría decirme esas cosas cuando era un prófugo?

—¿Cómo puedes pensar en eso ahora? —recriminé—¿qué haces aquí? ¡no deberías estar aquí!

Me cubrió la
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