Kat no dejó de llamarme. Al principio le contesté para no preocuparla, pero a medida que pasaba el tiempo y las llamadas eran aún más insistentes, dejé de contestarle. Me recosté en el respaldo de mi silla y miré hacia la pared de enfrente. Tal vez este era mi destino: estar sola. Creo que, sí lo pienso, era algo que ya se veía venir. La puerta de mi oficina se abrió y entró Kat. Ella se veía cabreada.— ¿Qué carajo te pasa? ¿Por qué no respondes mis llamadas? — Me preguntó.La quedé observando por un momento largo y sonreí un poco. De las dos, ella siempre ha tenido más suerte en el amor.— Estoy ocupada, Kat. No puedo responderte cada vez que me llames, y ya van como unas 100 llamadas. ¿Qué te pasa a ti? ¿Acaso crees que me suicidaré por una ruptura? He tenido muchas, ya estoy acostumbrada. — Le dije.Kat se acercó y se sentó frente a mí.— No engañas, Grace. Sé que te duele y lo que has pasado por estos días ha sido muy duro. Yo solo quiero estar aquí para ti, apoyándote, así que t
Meses después.Hoy era el baby shower de Kat, y yo me había ofrecido a organizarlo todo. Ella se acercó a mí y me entregó un vaso con agua.— Está quedando hermoso — me dijo con una sonrisa.Yo le toqué su panza y sonreí. Tal vez si nada hubiera pasado, yo estaría igual que ella. Estaría así, con Dimitri a mi lado, siendo felices.— Bueno… al menos no me pediste que fuera algo sencillo — le dije con una sonrisa forzada.Yo había aprendido a ocultar mis emociones, yo no quería que los demás vieran cuánto me había afectado lo que había pasado, así evitaba que las personas que me querían se preocuparan.— Bueno, la verdad sí lo pensé, pero Hayden está vuelto loco con la bebé — me dijo con una sonrisa.Sentía tanta envidia de ella. daría cualquier cosa por tener su vida, por ser yo la que estuviera aquí.— Grace, sé que no te lo he mencionado, pero Dimitri vendrá. Él y Hayden tienen una relación extraña, pero son amigos, o eso creo — me dijo.Yo sonreí ampliamente y me encogí de hombros.
Yolanda me estaba mirando con una enorme sonrisa. Yo aparté la vista de ella y acomodé por tercera vez las flores que Grace me había dado.— Es más bonita de lo que me habías contado —me dijo.Grace se veía muy bien. Yo había pensado mucho en nuestro reencuentro, y esto, la verdad, no lo había imaginado. Se sintió tan raro, tan forzado.— Apuesto a que ha venido con alguien —comenté.Odiaba admitirlo, pero yo había venido con Yolanda solo para no verme como un imbécil. Sabía que ella estaría aquí con alguien y yo iba a morirme de los celos.— Pues yo no veo a nadie —me dijo ella.Yolanda era nuestra publicista, y de alguna manera, ella y yo nos llevábamos bien. De hecho, hasta hablaba con su esposo de vez en cuando.— Debe estar por allí, o tal vez vendrá después —le dije.Yolanda se acercó a mí, puso su mano en mi hombro y después empezó a reír.— Apuesto mi vida a que si eso llegara a pasar, tú saldrías de aquí muy cabreado — me dijo.Yo aparté su mano y la miré mal.— No te digo na
Mis manos temblaban mientras apretaba el volante, mi corazón palpitaba con fuerza. Estaba vuelta nada, hoy me había terminado de fragmentar, ya no podía vivir así. La vida sigue, pero yo ya no quiero seguir. Llamé a mi psicólogo, ya que él me había pedido que cada vez que me sintiera de esta manera, lo llamara de inmediato.— ¿Estás bien, Grace? —preguntó apenas contestó.Respiré profundo para aclarar mi garganta.— Él tendrá un bebé con otra persona. Siento que no le importó nuestro hijo, lo reemplazó demasiado rápido. ¿Por qué hizo algo así? —le pregunté.— Primero quiero que te calmes. ¿Dónde estás? —me preguntó.Volví a respirar profundamente.— Estoy manejando —le dije.— Detente —me pidió.Detuve el coche de inmediato.— Ahora cuéntame qué sientes —me pidió.Tragué el nudo que tenía en la garganta y empecé a llorar.— Me siento rota. Yo solo quiero ser como antes. ¿Por qué no puedo? ¿Por qué me ha pasado esto a mí? —le pregunté entre lágrimas.— Grace, lo hemos hablado muchas ve
Convencí a Grace de venir conmigo al apartamento; quería tenerla en un espacio seguro y este para mí era el mejor lugar.— Mañana iré por tus cosas, quiero tenerte aquí — Le dije.Ella negó de inmediato, sorprendiéndome por completo.— No quiero incomodarte — Me dijo.Yo agarré su hermoso rostro entre mis manos y la observé.— No me incómodas en lo más mínimo, te quiero aquí, porque quiero cuidarte — Le aseguré.Ella alejó mis manos y volvió a negar con la cabeza.— Créeme que así será mejor, yo estoy bien. Pero te prometo que si en algún momento llego a sentirme mal te lo diré — Me dijo.Pero eso no me tranquilizaba en lo más mínimo, lo que vi hace unas horas no me gustó para nada, ella necesitaba ayuda, necesitaba de compañía y yo estaba dispuesto a dársela.— Te quedas aquí, sabes que no me gusta perder el tiempo — Le dije en tono serio.Ella sonrió ligeramente y me abrazó. Apoyó su cabeza en mi pecho y se quedó así por un momento.— Perdón por ocultarte lo que de verdad pasó. Te j
Grace me pidió que la acompañara al psicólogo. Al principio todo fue normal, o eso creo, pero después de un par de minutos, verla llorar y contar todo lo que estaba sintiendo después de lo que pasó, me partió el alma. Yo jamás pensé que le había afectado tanto la pérdida de nuestro bebé. Sí, sé que es doloroso, pero escucharla hablar sobre sus sentimientos y verla partirse en llanto fue desgarrador.— ¿Quieres compartir algo? — Me preguntó el psicólogo. Yo miré a Grace y asentí. — Yo... deseaba tener al bebé, y perderlo fue doloroso — le dije. El psicólogo me sonrió un poco.— ¿Solo eso? — Me preguntó.Yo negué con la cabeza.— Había hecho tantos planes para nosotros tres, quería vivir bien, feliz, y cuando me avisaron sobre la pérdida casi me vuelvo loco, salí del lugar donde estaba desesperado, me sentía culpable por no haberlos cuidado, y al llegar al hospital y verla en ese estado me destrozó por completo — le dije.— ¿Algo más? — Me preguntó.Yo miré a Grace y le sonreí un poc
Mire de reojo el lugar donde estaba Dimitri, y el bastardo me estaba observando con una sonrisa en los labios. Apuesto mi teta izquierda a que al tipo ahora le gustan estas cosas. Ya sabía que era un pervertido, pero jamás pensé que llegaría hasta este punto.— ¿Quieres acompañarme a otro lugar? — me preguntó el tipo frente a mí.Yo le sonreí más ampliamente, me tomé el resto de la margarita que me había invitado y asentí con la cabeza.— Me encantaría — le dije con una sonrisa.Los ojos del hombre frente a mí se iluminaron de inmediato.— Iré a buscar mi bolso, es que estoy acompañada por mi amigo gay — le dije y señalé a Dimitri.El tipo miró en la dirección que le señalé y frunció el entrecejo.— Te espero entonces — me dijo.Yo asentí con la cabeza y caminé hacia la mesa donde estaba Dimitri. Él me miró y sonrió, yo tomé mi bolso y le sonreí.— Me voy, creo que el tipo ese me agrada — le dije.Dimitri dio un trago a su cerveza y me comió con la mirada.— Apuesto a que la tiene tan
Dimitri llegaba todos los días por la mañana a mi casa. Él me miraba de arriba abajo y luego me daba un beso al que respondía con entusiasmo. Después de lo que pasó esa noche sobre su coche, lo empezamos a hacer cada vez que teníamos oportunidad; era como si buscáramos recuperar las horas perdidas.El timbre sonó mientras yo estaba desayunando. Dejé la taza de café a un lado y fui a abrir. Obviamente era él, así que caminé con lentitud, abrí la puerta y allí estaba, con un cachorro de orejas puntiagudas y pelaje negro en los brazos.— Te he traído un regalo, así no te sentirás sola en los momentos en que no esté — me dijo con una sonrisa.Yo le quité el cachorro y lo miré, era tan hermoso.— ¿De qué raza es? ¿No crecerá mucho, verdad? — le pregunté.Dimitri sonrió ampliamente.— Es un dóberman, son pequeños — me dijo.Lo miré a los ojos. ¿Acaso este tipo pensaba que yo era una idiota?— Mi apartamento es muy pequeño para un perro tan grande — le dije.Dimitri me ignoró y entró.— No v