Kat llegó de visita y se sentó en el sofá, ella miró el sofá y después a mí.— Dime que esto no es lo que estoy pensando — me dijo.Me acerqué a ella y miré de lo que hablaba. Allí en la tela tan inmaculada había una mancha amarillenta.— No es lo que estás pensando — le dije con una sonrisa.Ella se levantó de inmediato y empezó a sacudirse de su cuerpo suciedad invisible.— ¡Me voy a embarazar otra vez! — se quejó.Dimitri nos quedó mirando, y después miró a Kat.— ¿No crees que con dos es suficiente? Pobre Bennet — le dijo.Kat lo miró con rabia y después me miró a mí.— Ambos son asquerosos. ¿Cómo pudieron follar en el sofá? — se quejó.Dimitri empezó a reír.— Apuesto a que Bennet lo ha hecho contigo en lugares más turbios que un sofá. A Bennet se le nota en la cara que es un pervertido — le dijo.Yo le tapé la boca con la mano para evitar una discusión más grande. Sabía que Kat no se dejaría y Dimitri le seguiría la corriente hasta que ella se enfadara aún más.— No follamos en
Meses despues.El bastardo de Dimitri había sacado muchas copias de la fotografía, tantas como para tapizar una pared de la habitación. yo no habia dicho nada, estaba tranquila y todo por mi hijo.—Te odio —le dije mientras comía.Él sonrió un poco mientras me miraba con picardía.—Creo que me amas mucho más —me contestó.Yo le quedé mirando.—Quiero que quemes todas esas fotografías —le exigí.Él negó con la cabeza de inmediato.—Deberías asimilar lo que ya ha pasado, así que relájate, ya que verás muy seguido esa fotografía —me dijo.Yo respiré profundamente. De nada me servía enfadarme con él, Dimitri siempre se salía con la suya y yo, como una tonta enamorada, siempre terminaba perdonándolo.—Ya lo he asimilado —le contesté mientras le daba una mordida a mi tostada.Dimitri me miró con el ceño fruncido.—¿Estás planeando algo, verdad? —me preguntó.Yo negué con la cabeza de inmediato.—Jamás haría tal cosa —le contesté.Él se cruzó de brazos y me miró con intensidad.—Si haces alg
Recogí la enorme impresión con una sonrisa de satisfacción. Iba a derrotar a Dimitri en su propio terreno y eso me llenaba de felicidad. Uno de los chicos que trabajaban allí se ofreció a ir conmigo para ayudarme a cargar la impresión, ya que con mi embarazo era un poco arriesgado subir cualquier cosa pesada.Cuando llegamos a casa, le indiqué al chico dónde poner la impresión, de manera que Dimitri la viera claramente cuando llegara. Quería ver su cara, Dios, anhelaba con el alma verla. Acomodamos la imagen en la sala, justo frente a la puerta. No había manera de que Dimitri pudiera ignorarla. El chico se despidió y me dejó sola, esperando ansiosamente el regreso de Dimitri.Pasaron las horas y mi nerviosismo crecía. Caminaba de un lado a otro, imaginando su reacción. Finalmente, escuché la puerta principal abrirse. Me quedé en la cocina, tratando de mantener una expresión neutra. Empecé a comerme unas galletas saladas.—¡Grace! —gritó Dimitri desde la sala.Terminé las galletas sala
Un momento de pánico y emoción cruzó por los ojos grises de Dimitri. Yo le sonreí y después lo abracé con fuerza, sentí como las lágrimas empezaron a salir. Había imaginado muchas veces este día, lo imaginé como uno de los más felices de mi vida, pero la realidad es que estaba demasiado asustada.— Quiero que todo salga bien — le dije con la voz entrecortada.Dimitri me alejó y me miró a los ojos.— Todo estará bien, yo estoy aquí contigo — me dijo.Yo asentí con la cabeza y volví a abrazarlo.— Solo estoy asustada — le dije con sinceridad.La mano de Dimitri subió y bajó por mi espalda.— Yo también lo estoy, pero sé que todo saldrá bien, sé que nuestro bebé estará bien, así que por favor no llores, quiero que estés feliz, este día es para estarlo, al fin conoceremos a nuestro hijo — me dijo.Yo me separé de él y asentí con la cabeza. Dimitri se separó de mí y corrió escaleras arriba, después de un par de minutos apareció con el bolso del bebé.— Vámonos ya — me dijo.Yo asentí con l
No me cansaba de ver a mi pequeña. Ella era preciosa, con los ojos grandes y unas pestañas envidiables, cabello negro y la piel muy blanca. Era como una mini Blancanieves. Yo ya estaba descansando en casa, ya que no hubo ninguna complicación. Kat y mi hermana estaban bastante pendientes de mí, pero cuando llegaba Dimitri, ambas desaparecían como por arte de magia.Dimitri y yo estábamos en la habitación. Él estaba a un extremo de la cama, mirando a nuestra pequeña que descansaba en el centro.—¿Cómo te fue? —le pregunté a Dimitri.Él me miró y sonrió ampliamente.—Me fue excelente. De hecho, te tengo un chisme enorme —me dijo, con ojos brillantes de emoción.Se levantó y después cargó a Bonnie, quien se despertó de inmediato.—No te preocupes, yo la dormiré —me dijo antes de que yo dijera algo.Me acomodé en la cama, observando cómo Dimitri se paseaba con Bonnie en brazos, acunándola con cuidado. La imagen de ellos juntos me llenaba de una calidez indescriptible. Ambos eran tan hermos
Seis meses después…Bonnie heredó mis hermosos ojos verdes, pero la mirada penetrante y amarga de su padre, una combinación bastante peculiar. Ella era muy tranquila, pero cuando quería algo se hacía notar.Hoy tenía una cena con Dimitri, y mi hermana se había ofrecido a cuidar a la bebé. Bella se había vuelto bastante cercana a mí en estos meses, cosa que me alegraba mucho ya que yo la quería infinitamente.—Te ves hermosa —me dijo Dimitri, mirándome de arriba abajo.Sentí mis mejillas arder mientras él me observaba con intensidad, con tanto deseo. Me acerqué a él y lo miré a los ojos. Dimitri me dio una ligera sonrisa y sentí cómo todo mi cuerpo empezaba a calentarse.—Quiero que te quites la ropa interior —me pidió sin apartar sus ojos de los míos.—Pensé que solo íbamos a cenar —le respondí con una sonrisa.Dimitri volvió a sonreír.—Invertí mucho dinero en esto. Así que quítate la ropa interior —dijo con una sonrisa traviesa.Hice lo que me pidió y me la quité, la tiré a un lado
Dos años después,En la noche de Navidad, Bonnie estaba profundamente dormida. Había esperado a Papá Noel hasta altas horas de la noche, hasta que el sueño pudo más que ella. La dejé en su habitación y fui a la mía, ya que también estaba algo cansada.—¿Dimitri, estás en el baño? —pregunté.Pero no hubo respuesta alguna. Empecé a sacarme la ropa, quería ponerme la pijama y dormir todo lo que restaba de la noche.—Jo… jo… jo… —dijo alguien a mis espaldas.Lentamente me di la vuelta, semidesnuda, y allí, vestido con una tanga roja, un gorro de Navidad y una larga barba blanca, estaba él, mirándome como si fuera la mujer más sexy del mundo.—¿Has sido una buena niña este año? —me preguntó.Me mordí el labio inferior para no reírme.—He sido muy mala —le dije en tono sexy.Él contoneó su cadera hacia mí y se acercó lentamente.—Entonces, Papá Noel será muy malo contigo —me dijo.Abracé su cuello y lo atraje hacia mí.—Castígame, he sido muy mala —le dije.Los ojos de Dimitri brillaron con
Tenía que hablar bien con Muriel, ella no podía llevarse una mala impresión mía. Yo era un hombre culto, educado, bueno en la cama, sexy, millonario y un muy buen besador. Yo era casi perfecto. Le iba a demostrar que no iba a encontrar un mejor hombre en esta tierra.La puerta del sauna se abrió y entró Vlad con su típica mala cara. Yo lo miré y respiré profundamente.— Mikha, Salvatore quiere hablar contigo — me dijo.¿Qué carajo quería Salvatore? ¿Y por qué tenía que venir a molestarme a estas horas?— ¿Pero qué m****a quiere ese hombre? ¿Por qué no envía un mensaje como una persona normal? — me quejé.Salí del sauna junto a Vlad. Salvatore estaba en el recibidor de mi casa. Él me miró y desvió la mirada inmediatamente.— ¿Qué haces aquí? — Yo le pregunté mientras ponía mis manos en la cadera. Odiaba que interrumpieran mi momento de relajación. Él me miró muy mal.— Uno de mis socios te quiere conocer. Sería un buen negocio hacer trato con ese hombre — me comentó.Salvatore pasó su m