Grace me pidió que la acompañara al psicólogo. Al principio todo fue normal, o eso creo, pero después de un par de minutos, verla llorar y contar todo lo que estaba sintiendo después de lo que pasó, me partió el alma. Yo jamás pensé que le había afectado tanto la pérdida de nuestro bebé. Sí, sé que es doloroso, pero escucharla hablar sobre sus sentimientos y verla partirse en llanto fue desgarrador.— ¿Quieres compartir algo? — Me preguntó el psicólogo. Yo miré a Grace y asentí. — Yo... deseaba tener al bebé, y perderlo fue doloroso — le dije. El psicólogo me sonrió un poco.— ¿Solo eso? — Me preguntó.Yo negué con la cabeza.— Había hecho tantos planes para nosotros tres, quería vivir bien, feliz, y cuando me avisaron sobre la pérdida casi me vuelvo loco, salí del lugar donde estaba desesperado, me sentía culpable por no haberlos cuidado, y al llegar al hospital y verla en ese estado me destrozó por completo — le dije.— ¿Algo más? — Me preguntó.Yo miré a Grace y le sonreí un poc
Mire de reojo el lugar donde estaba Dimitri, y el bastardo me estaba observando con una sonrisa en los labios. Apuesto mi teta izquierda a que al tipo ahora le gustan estas cosas. Ya sabía que era un pervertido, pero jamás pensé que llegaría hasta este punto.— ¿Quieres acompañarme a otro lugar? — me preguntó el tipo frente a mí.Yo le sonreí más ampliamente, me tomé el resto de la margarita que me había invitado y asentí con la cabeza.— Me encantaría — le dije con una sonrisa.Los ojos del hombre frente a mí se iluminaron de inmediato.— Iré a buscar mi bolso, es que estoy acompañada por mi amigo gay — le dije y señalé a Dimitri.El tipo miró en la dirección que le señalé y frunció el entrecejo.— Te espero entonces — me dijo.Yo asentí con la cabeza y caminé hacia la mesa donde estaba Dimitri. Él me miró y sonrió, yo tomé mi bolso y le sonreí.— Me voy, creo que el tipo ese me agrada — le dije.Dimitri dio un trago a su cerveza y me comió con la mirada.— Apuesto a que la tiene tan
Dimitri llegaba todos los días por la mañana a mi casa. Él me miraba de arriba abajo y luego me daba un beso al que respondía con entusiasmo. Después de lo que pasó esa noche sobre su coche, lo empezamos a hacer cada vez que teníamos oportunidad; era como si buscáramos recuperar las horas perdidas.El timbre sonó mientras yo estaba desayunando. Dejé la taza de café a un lado y fui a abrir. Obviamente era él, así que caminé con lentitud, abrí la puerta y allí estaba, con un cachorro de orejas puntiagudas y pelaje negro en los brazos.— Te he traído un regalo, así no te sentirás sola en los momentos en que no esté — me dijo con una sonrisa.Yo le quité el cachorro y lo miré, era tan hermoso.— ¿De qué raza es? ¿No crecerá mucho, verdad? — le pregunté.Dimitri sonrió ampliamente.— Es un dóberman, son pequeños — me dijo.Lo miré a los ojos. ¿Acaso este tipo pensaba que yo era una idiota?— Mi apartamento es muy pequeño para un perro tan grande — le dije.Dimitri me ignoró y entró.— No v
Dimitri insistió hasta el cansancio en ir al ginecólogo, él quería ver que todo estuviera bien. Ambos escuchamos el corazón de nuestro hijo y lo vimos por primera vez, aunque no se viera realmente.— Tenemos que buscarle un nombre al niño — me dijo mientras me ayudaba a limpiar mi vientre.— Aún es muy pronto, quiero saber cual es su genero primero — le dije.Él negó de inmediato.— Es un niño, puedo sentirlo — me dijo con una sonrisa.Yo le quité la servilleta y terminé de limpiar.— Solo pido que sea una niña — le dije.Él se encogió de hombros.— Sería lindo ver a una niña rubia correr por el jardín — me dijo con una sonrisa.Yo empecé a reír.— ¿Rubia de dónde? — le pregunté.Él me miró sin comprender.— Se supone que eres rubia — me dijo.Yo negué con la cabeza de inmediato.— Soy castaña, y tampoco tengo el cabello lacio — le dije con una sonrisa.Él se cruzó de brazos y me miró con intensidad.— ¿Qué es natural en ti? — me preguntó el bastardo.— Mi coño — le respondí.Él sonri
Dos meses después.Dimitri compró la casa que estaba al lado de la de Kat, cómo lo hizo eso es un enorme enigma, pero me encantó que él hiciera tal cosa.— Deberías hacerme un baile sexy por cumplirte el capricho — me dijo él mientras rodaba un enorme sofá color blanco.— Es nuestra casa, no tengo que hacer nada — le contesté.Él dejó de mover el sofá y se quitó el suéter de algodón que tenía puesto, para después tirármelo en la cara.— Eso se considera agresión — le dije.Tiré el suéter al suelo y lo miré mientras él con lentitud se quitaba el jean, quedando en ropa interior.— Entonces debería hacerte yo un baile — me dijo.Dimitri empezó a mover su pelvis de manera sensual, yo lo quedé mirando. Su cuerpo era perfecto y esos tatuajes solo lo hacían ver aún más sexy y salvaje.— ¿Te vas a quitar los calzones sí o no? — le pregunté.Él sonrió de lado y bailando se acercó a mí.— Tienes que pagar por ver más — me dijo.Yo me aparté de él, busqué mi bolso y saqué un billete de la carter
Kat llegó de visita y se sentó en el sofá, ella miró el sofá y después a mí.— Dime que esto no es lo que estoy pensando — me dijo.Me acerqué a ella y miré de lo que hablaba. Allí en la tela tan inmaculada había una mancha amarillenta.— No es lo que estás pensando — le dije con una sonrisa.Ella se levantó de inmediato y empezó a sacudirse de su cuerpo suciedad invisible.— ¡Me voy a embarazar otra vez! — se quejó.Dimitri nos quedó mirando, y después miró a Kat.— ¿No crees que con dos es suficiente? Pobre Bennet — le dijo.Kat lo miró con rabia y después me miró a mí.— Ambos son asquerosos. ¿Cómo pudieron follar en el sofá? — se quejó.Dimitri empezó a reír.— Apuesto a que Bennet lo ha hecho contigo en lugares más turbios que un sofá. A Bennet se le nota en la cara que es un pervertido — le dijo.Yo le tapé la boca con la mano para evitar una discusión más grande. Sabía que Kat no se dejaría y Dimitri le seguiría la corriente hasta que ella se enfadara aún más.— No follamos en
Meses despues.El bastardo de Dimitri había sacado muchas copias de la fotografía, tantas como para tapizar una pared de la habitación. yo no habia dicho nada, estaba tranquila y todo por mi hijo.—Te odio —le dije mientras comía.Él sonrió un poco mientras me miraba con picardía.—Creo que me amas mucho más —me contestó.Yo le quedé mirando.—Quiero que quemes todas esas fotografías —le exigí.Él negó con la cabeza de inmediato.—Deberías asimilar lo que ya ha pasado, así que relájate, ya que verás muy seguido esa fotografía —me dijo.Yo respiré profundamente. De nada me servía enfadarme con él, Dimitri siempre se salía con la suya y yo, como una tonta enamorada, siempre terminaba perdonándolo.—Ya lo he asimilado —le contesté mientras le daba una mordida a mi tostada.Dimitri me miró con el ceño fruncido.—¿Estás planeando algo, verdad? —me preguntó.Yo negué con la cabeza de inmediato.—Jamás haría tal cosa —le contesté.Él se cruzó de brazos y me miró con intensidad.—Si haces alg
Recogí la enorme impresión con una sonrisa de satisfacción. Iba a derrotar a Dimitri en su propio terreno y eso me llenaba de felicidad. Uno de los chicos que trabajaban allí se ofreció a ir conmigo para ayudarme a cargar la impresión, ya que con mi embarazo era un poco arriesgado subir cualquier cosa pesada.Cuando llegamos a casa, le indiqué al chico dónde poner la impresión, de manera que Dimitri la viera claramente cuando llegara. Quería ver su cara, Dios, anhelaba con el alma verla. Acomodamos la imagen en la sala, justo frente a la puerta. No había manera de que Dimitri pudiera ignorarla. El chico se despidió y me dejó sola, esperando ansiosamente el regreso de Dimitri.Pasaron las horas y mi nerviosismo crecía. Caminaba de un lado a otro, imaginando su reacción. Finalmente, escuché la puerta principal abrirse. Me quedé en la cocina, tratando de mantener una expresión neutra. Empecé a comerme unas galletas saladas.—¡Grace! —gritó Dimitri desde la sala.Terminé las galletas sala