Yolanda me estaba mirando con una enorme sonrisa. Yo aparté la vista de ella y acomodé por tercera vez las flores que Grace me había dado.— Es más bonita de lo que me habías contado —me dijo.Grace se veía muy bien. Yo había pensado mucho en nuestro reencuentro, y esto, la verdad, no lo había imaginado. Se sintió tan raro, tan forzado.— Apuesto a que ha venido con alguien —comenté.Odiaba admitirlo, pero yo había venido con Yolanda solo para no verme como un imbécil. Sabía que ella estaría aquí con alguien y yo iba a morirme de los celos.— Pues yo no veo a nadie —me dijo ella.Yolanda era nuestra publicista, y de alguna manera, ella y yo nos llevábamos bien. De hecho, hasta hablaba con su esposo de vez en cuando.— Debe estar por allí, o tal vez vendrá después —le dije.Yolanda se acercó a mí, puso su mano en mi hombro y después empezó a reír.— Apuesto mi vida a que si eso llegara a pasar, tú saldrías de aquí muy cabreado — me dijo.Yo aparté su mano y la miré mal.— No te digo na
Mis manos temblaban mientras apretaba el volante, mi corazón palpitaba con fuerza. Estaba vuelta nada, hoy me había terminado de fragmentar, ya no podía vivir así. La vida sigue, pero yo ya no quiero seguir. Llamé a mi psicólogo, ya que él me había pedido que cada vez que me sintiera de esta manera, lo llamara de inmediato.— ¿Estás bien, Grace? —preguntó apenas contestó.Respiré profundo para aclarar mi garganta.— Él tendrá un bebé con otra persona. Siento que no le importó nuestro hijo, lo reemplazó demasiado rápido. ¿Por qué hizo algo así? —le pregunté.— Primero quiero que te calmes. ¿Dónde estás? —me preguntó.Volví a respirar profundamente.— Estoy manejando —le dije.— Detente —me pidió.Detuve el coche de inmediato.— Ahora cuéntame qué sientes —me pidió.Tragué el nudo que tenía en la garganta y empecé a llorar.— Me siento rota. Yo solo quiero ser como antes. ¿Por qué no puedo? ¿Por qué me ha pasado esto a mí? —le pregunté entre lágrimas.— Grace, lo hemos hablado muchas ve
Convencí a Grace de venir conmigo al apartamento; quería tenerla en un espacio seguro y este para mí era el mejor lugar.— Mañana iré por tus cosas, quiero tenerte aquí — Le dije.Ella negó de inmediato, sorprendiéndome por completo.— No quiero incomodarte — Me dijo.Yo agarré su hermoso rostro entre mis manos y la observé.— No me incómodas en lo más mínimo, te quiero aquí, porque quiero cuidarte — Le aseguré.Ella alejó mis manos y volvió a negar con la cabeza.— Créeme que así será mejor, yo estoy bien. Pero te prometo que si en algún momento llego a sentirme mal te lo diré — Me dijo.Pero eso no me tranquilizaba en lo más mínimo, lo que vi hace unas horas no me gustó para nada, ella necesitaba ayuda, necesitaba de compañía y yo estaba dispuesto a dársela.— Te quedas aquí, sabes que no me gusta perder el tiempo — Le dije en tono serio.Ella sonrió ligeramente y me abrazó. Apoyó su cabeza en mi pecho y se quedó así por un momento.— Perdón por ocultarte lo que de verdad pasó. Te j
Grace me pidió que la acompañara al psicólogo. Al principio todo fue normal, o eso creo, pero después de un par de minutos, verla llorar y contar todo lo que estaba sintiendo después de lo que pasó, me partió el alma. Yo jamás pensé que le había afectado tanto la pérdida de nuestro bebé. Sí, sé que es doloroso, pero escucharla hablar sobre sus sentimientos y verla partirse en llanto fue desgarrador.— ¿Quieres compartir algo? — Me preguntó el psicólogo. Yo miré a Grace y asentí. — Yo... deseaba tener al bebé, y perderlo fue doloroso — le dije. El psicólogo me sonrió un poco.— ¿Solo eso? — Me preguntó.Yo negué con la cabeza.— Había hecho tantos planes para nosotros tres, quería vivir bien, feliz, y cuando me avisaron sobre la pérdida casi me vuelvo loco, salí del lugar donde estaba desesperado, me sentía culpable por no haberlos cuidado, y al llegar al hospital y verla en ese estado me destrozó por completo — le dije.— ¿Algo más? — Me preguntó.Yo miré a Grace y le sonreí un poc
Mire de reojo el lugar donde estaba Dimitri, y el bastardo me estaba observando con una sonrisa en los labios. Apuesto mi teta izquierda a que al tipo ahora le gustan estas cosas. Ya sabía que era un pervertido, pero jamás pensé que llegaría hasta este punto.— ¿Quieres acompañarme a otro lugar? — me preguntó el tipo frente a mí.Yo le sonreí más ampliamente, me tomé el resto de la margarita que me había invitado y asentí con la cabeza.— Me encantaría — le dije con una sonrisa.Los ojos del hombre frente a mí se iluminaron de inmediato.— Iré a buscar mi bolso, es que estoy acompañada por mi amigo gay — le dije y señalé a Dimitri.El tipo miró en la dirección que le señalé y frunció el entrecejo.— Te espero entonces — me dijo.Yo asentí con la cabeza y caminé hacia la mesa donde estaba Dimitri. Él me miró y sonrió, yo tomé mi bolso y le sonreí.— Me voy, creo que el tipo ese me agrada — le dije.Dimitri dio un trago a su cerveza y me comió con la mirada.— Apuesto a que la tiene tan
Dimitri llegaba todos los días por la mañana a mi casa. Él me miraba de arriba abajo y luego me daba un beso al que respondía con entusiasmo. Después de lo que pasó esa noche sobre su coche, lo empezamos a hacer cada vez que teníamos oportunidad; era como si buscáramos recuperar las horas perdidas.El timbre sonó mientras yo estaba desayunando. Dejé la taza de café a un lado y fui a abrir. Obviamente era él, así que caminé con lentitud, abrí la puerta y allí estaba, con un cachorro de orejas puntiagudas y pelaje negro en los brazos.— Te he traído un regalo, así no te sentirás sola en los momentos en que no esté — me dijo con una sonrisa.Yo le quité el cachorro y lo miré, era tan hermoso.— ¿De qué raza es? ¿No crecerá mucho, verdad? — le pregunté.Dimitri sonrió ampliamente.— Es un dóberman, son pequeños — me dijo.Lo miré a los ojos. ¿Acaso este tipo pensaba que yo era una idiota?— Mi apartamento es muy pequeño para un perro tan grande — le dije.Dimitri me ignoró y entró.— No v
Dimitri insistió hasta el cansancio en ir al ginecólogo, él quería ver que todo estuviera bien. Ambos escuchamos el corazón de nuestro hijo y lo vimos por primera vez, aunque no se viera realmente.— Tenemos que buscarle un nombre al niño — me dijo mientras me ayudaba a limpiar mi vientre.— Aún es muy pronto, quiero saber cual es su genero primero — le dije.Él negó de inmediato.— Es un niño, puedo sentirlo — me dijo con una sonrisa.Yo le quité la servilleta y terminé de limpiar.— Solo pido que sea una niña — le dije.Él se encogió de hombros.— Sería lindo ver a una niña rubia correr por el jardín — me dijo con una sonrisa.Yo empecé a reír.— ¿Rubia de dónde? — le pregunté.Él me miró sin comprender.— Se supone que eres rubia — me dijo.Yo negué con la cabeza de inmediato.— Soy castaña, y tampoco tengo el cabello lacio — le dije con una sonrisa.Él se cruzó de brazos y me miró con intensidad.— ¿Qué es natural en ti? — me preguntó el bastardo.— Mi coño — le respondí.Él sonri
Dos meses después.Dimitri compró la casa que estaba al lado de la de Kat, cómo lo hizo eso es un enorme enigma, pero me encantó que él hiciera tal cosa.— Deberías hacerme un baile sexy por cumplirte el capricho — me dijo él mientras rodaba un enorme sofá color blanco.— Es nuestra casa, no tengo que hacer nada — le contesté.Él dejó de mover el sofá y se quitó el suéter de algodón que tenía puesto, para después tirármelo en la cara.— Eso se considera agresión — le dije.Tiré el suéter al suelo y lo miré mientras él con lentitud se quitaba el jean, quedando en ropa interior.— Entonces debería hacerte yo un baile — me dijo.Dimitri empezó a mover su pelvis de manera sensual, yo lo quedé mirando. Su cuerpo era perfecto y esos tatuajes solo lo hacían ver aún más sexy y salvaje.— ¿Te vas a quitar los calzones sí o no? — le pregunté.Él sonrió de lado y bailando se acercó a mí.— Tienes que pagar por ver más — me dijo.Yo me aparté de él, busqué mi bolso y saqué un billete de la carter