La mañana se abrió paso rápidamente, aún no sé cómo pude dormir después de lo que sucedió anoche, viajo en el recuerdo de sus suaves labios en mi mejilla y me pierdo en el tiempo. Es tarde, Brenda aún no llega y me toca irme sola a la clínica. Me miro en el espejo y ahora es cuando caigo en cuenta de este horrible uniforme.
No me queda ajustado como a las demás, se me ve algo grande y no resalta para nada alguna curva que tenga.
¡Estoy idéntica a una tabla de surf!
¡Parezco una jodida monja con él!
Me seco el cabello rápidamente y lo dejo suelto, cuando llegue a la clínica lo recogeré como todos los días. Antes de salir del departamento siento un leve dolor y corro nuevamente a mi cuarto por unas toallas sanitarias, entro al baño, me reviso y sí, efectivamente, me va a bajar la innombrable.
¡Benditooo periooodooo!
Me tocará aguantarme el dolor, mi mal humor y la ansiedad. No me queda de otra.
¡Ni yo me aguanto cuando estoy así!
Salgo a toda prisa de mi hogar para irme directo a la parada a tomar el bus. El día está nublado, se me ha quedado mi chaqueta, busco y rebusco en mi bolso… y no tengo una sola pastilla para el jodido dolor menstrual.
¡Caraajooo! ¿Qué más podría pasarme hoy?, mi día estará pésimo. Para calmarme un poco le doy reproducir a mis "me gusta en Spotify". La canción que suena continuación ¡meee encantaaa!.
Lucky de Jason Mraz & Colbie Caillat.
They don't know how long it takes
Waiting for a love like this
Every time we say goodbye
I wish we had one more kiss
I'll wait for you, I promise you, I will.
Lucky I'm in love with my best friend
Lucky to have been where I have been
Lucky to be coming home again
Lucky we're in love in every way
Lucky to have stayed where we have stayed
Lucky to be coming home someday....
Al llegar a la clínica marco mi entrada justo a la hora, dejo mis cosas en mi casillero. Me dispongo a ir en dirección al laboratorio para ver si consigo a Brenda. ¡Ojalá esté! Y me salve con una pastilla para el dolor menstrual porque de otra manera estaré muerta.
Toco, toco y sigo tocando, nadie abre, está con seguro. ¡Bien! Aguantaré mi dolor.
Me voy al cafetín por algún té calentito y está a reventar. Están algunas enfermeras que han finalizado su turno cuchicheando, doctores saludándose entre sí y algunos familiares de pacientes que están internados acá por alguna enfermedad u operación.
Veo como Susan, me hace señas y le pido un té de manzanilla. La observo correr, ya sabe lo que me pasa. Cuando el dolor me sobrepasa suelo descompensarme, por eso trato de atacarlo rápido.
—Aquí tienes mi niña, te tomaste algo para el dolor.
—No, Susan. Estoy que lloro, me estoy empezando a sentir mal.
—Te añadiré agua caliente a una compresa para que te la pongas en el vientre, aprovecha de recostarte en algún consultorio mientras llega el doctor.
—Solo por hoy te haré caso, aunque solo un ratito me acostaré. Tengo que limpiar el consultorio antes de que llegue el Dr. Collins.
Los minutos pasaban y no sentía mejorar, necesitaba algún medicamento, Brenda no está, para que me inyecte, no tengo la confianza de ir con las demás enfermeras. El dolor en el vientre, más lo inflamado que lo tengo, me está partiendo en dos.
Termino de ordenar y acomodar el consultorio como puedo. Escucho la puerta abrirse y su magnífico olor llena el lugar.
—Buenos Días, Letty. ¿Qué tal estás hoy?
¿En serio va a hacerme esa estúpida pregunta?, ¡estoy que mando su saludo al infierno!, trataré de ser educada. Cuando me recompongo trato de sonreír un poco.
—Buen día, Dr. Collins. Estoy muy bien y usted—Siento un bajón que me hace retorcer por dentro.
—Bien, gracias—me escudriña con la mirada—.Tú no debes estar muy bien que digamos, estás muy pálida. ¿Te encuentras bien?
—Sí.
Salgo a toda prisa del consultorio, necesito tomarme algo urgente. No logro dar cinco pasos luego de cerrar la puerta detrás de mí, cuando el dolor se vuelve más fuerte. Me priva, siento como se humedecen mis ojos ante el dolor que estoy sintiendo. No quiero que nadie me vea así, pero estoy mal y Brenda sigue sin aparecer.
— ¿Te encuentras bien?
¡Dios, este hombre es insistente y sigue preguntándome si estoy bien cuando estoy doblada con el dolor!
Respiro profundo para no mandarlo a la mierd*. Cuando logro enderezarme, me volteo y decida voy a mandarlo a freír espárragos, cuando escucho nuevamente:
— ¿Te encuentras bien?
¡Que me daaa! ¡Ahora sii! No tenía sentido escucharlo preguntar, si no hacia contacto visual con él. Sus ojos penetrantes y esa jodida voz tan sexi que se gasta me tiene ensimismada. No me queda de otra que decirle, después de todo está preocupandose por mí.
—No me encuentro muy bien. Me siento muy mal—Logro decir.
—¿Qué sientes? ¿Qué te duele?
—Estoy en mis días, no he traído mi analgésico y el dolor me está matando.
Siento sus fuertes, irresistibles y magníficos brazos rodear mi cintura, me ayuda a caminar en dirección al consultorio y hace que me recueste en la camilla.
—Quédate allí. Enseguida vuelvo.
¡Es tan bellooo!
No quisiera quedarme tirada aquí como enferma y que él sea quien me atienda. Ya bastante vergüenza tengo.
¿Cómo pude decirle que estoy con el periodooo? ¡Queee bochooornooo!.
El dolor me hace colocarme en posición fetal y dirijo una mano a mi vientre, al tocarlo lo siento más inflamado que antes. Pasan algunos minutos cuando escucho unos pasos y la puerta abrirse.
—Ten, son analgésicos para el dolor.
Como puedo me levanto con su ayuda y me dispongo a tomar la pastilla con el té, que me ha traído.
¡Queee encantadooor ¡
¡Es tan atento! Muero por él. Amooo, amooo como me miraaa.
—Recuéstate derecha, por favor —me dice y hago lo que me pide— ¿Puedes levantarte la camisa?—Asiento.
Me revisa minuciosamente y me toca el área inflamada, al hacer presión me retuerzo de dolor.
—Te daré de baja por hoy, necesitas descansar. Estás muy ojerosa y además pálida—quise objetar algo, pero no me dejó—. Lo necesitas, no pasa nada si descansas, puedo solo. No te preocupes.
—Es mi trabajo y mi deber es estar aquí…—me interrumpió.
—Lo diré una vez—sus impresionantes ojos se clavaron en los míos—, debes descansar. No me gusta hacer abuso de mi poder, pero tu jefe soy yo, te daré de baja y te irás derechito a tu casa a descansar ¿estamos?
No me quedó de otra que asentir. Lo vi dirigirse al escritorio y tomar un papel, seguro debe ser un reposo médico. Cuando terminó me lo extendió.
—Ya está, con esto te vas a casa y mañana lo presentas, es tu justificativo—su voz...no me deja pensar—. Mañana te haré una ecografía para ver como sigues, estás demasiado inflamada. Descansa.
Me ayudó a levantarme una vez más de la camilla, siento la presión que ejerce su cálida mano en mi brazo y puedo notar claramente la tensión que atraviesa su rostro. Se queda viéndome fijo unos segundos, luego carraspea, gira su cabeza hacia la izquierda, se pasa una mano por su cabello ¡diosss, qué sexi! Niega con la cabeza y se va del consultorio dejándome sola y confundida.
¿¡Después de haberme ayudado se retira así sin más!?
Pues, ni beso en la mejilla hubo. ¡Qué ilusa soy!
Voy por mis cosas, marco mi salida y me voy directo a la parada del bus. Logro agarrar el primero que pasa y va casi vacío ¡Qué Exitooo! Celebro mentalmente. En todo el camino no dejo de pensar en él y los pocos encuentros que hemos tenido. Al llegar a mi departamento, veo que Brenda ha llegado, pero como el dolor no se me va del todo, prefiero no molestarla. Llego a mi hogar y me dispongo a bañarme, al terminar me coloco una pijama ligera y me acuesto, siento como poco a poco el sueño se va a apoderando de mí, mi cuerpo flota como si estuviera en alguna nube, el dolor disminuye y mi mal genio se va.
Los días pasaron y estoy más radiante que el sol.Gracias al cielo la innombrable se despidió de mí, hasta que regrese de nuevo para hacer mis días tristes y rojos. Además, con el justificativo médico que me dio el Dr. Collins, pude descansar sin problemas, arreglé un poco el departamento y dediqué tiempo para mí.Me entra la tristeza, los días pasan demasiado rápido y ya devuelta a la rutina.Al menos me siento más descansada y mi vientre vuelve a estar plano.Revisé mi correo y estoy mega feliz, en tres meses van a abrir la carrera que quiero estudiar. Me han enviado la planilla de inscripción y la lleno de una vez. Tendré que hablarlo con el director, necesito trabajar hasta las 5:00 pm para poder llegar a tiempo a las clases. Se me hará complicado, pero querer es poder.La mañana ha estado un poco relajada y solo he visto al doctor por una hora en el consultorio, estaba programando una cirugía para una chica bastante joven, ella quiere sen*s grandes y pues él, se los va a coloca
Exhausta terminé mi turno, busqué a Brenda, pero la vi tan acaramelada con el director que no la quise molestar. Voy por mis cosas antes de ir a la salida, paso por el baño para arreglarme un poco y me aplico perfume. Mi cabello es un desastre, parece un nido de pájaros, los mechones rebeldes de mi cabello se salen de su agarre.No me gusta para nada lo que veo y quiero llorar. Busco en mi bolso el cepillo que me salva la vida y me humedezco un poquito el cabello adelante para aplacarlo. Me logro hacer nuevamente mi coleta alta y celebro la vida.Me estresa tener la cabeza hecha un desastre.Me paso toallas desmaquillantes y me lavo la cara. Mucho mejor, me veo fresca como una lechuga. Aplico un poquito de polvo compacto, tantito rubor y apenas un color rosa en los labios.¡Perfecta! Me gusta como me veo. Con la autoestima por las nubes me dispongo a salir del baño, camino en dirección a la salida y pues, todo está normal. Dijo que vendría por mí, pero no lo veo.Soy demasiado estúpid
Estar frente a frente con él, reírnos de todo y de nada a la vez es fascinante. Es divertido una vez lo conoces, nada que ver con ese hombre serio e intimidante. Es impresionantemente bello, elegante, caballeroso, detallista… ¡Oh, Dios que más se te puede pedir, si es tu magnífica creación!Decir que me encanta cada vez que me mira es poco. Siento cómo el vello de mi piel se eriza tan solo con su mirada.Es estremecedor todo lo que hace como profesional, además de trabajar en la clínica tiene una pequeña sede donde atiende emergencias gratuitas. Varios profesionales se han sumado a su causa, cuando ocurren accidentes que requieran de una buena cirugía sale disparado como hoy.Aun así, se toma el tiempo para invitarme. Me da penita, debe estar cansado.—Permiso—dice el mesero—. Pasta a la carbonara para la señorita y ravioles para el señor.Gracias, respondemos al unísono. Nos quedamos viendo y nos reímos como tontos.El chico abre la botella de vino y Edward le hace señas de que se pu
La mente se me fue en blanco cuando lo tuve cerca y es que no pude decir nada más cuando tomó mi mano y dejo un cálido beso en el dorso de ella sin apartar sus ojos de los míos. Se acercó tanto a mí que mi corazón se saltó un latido, pensé que me besaría, pero no lo hizo, no se propasó y yo anhelaba que lo hiciera, toda yo gritaba bésame… —Gracias por esta noche la he pasado muy bien en tu grata compañía. —Igual yo. Soy tan tímida y para nada arriesgada. Tan idiota como para no lanzarme a sus brazos, pero ¿qué podría hacer? Si no sé besar. Esto es la decepción quiero llorar. Me ha dicho que soy bonita y que le gusta mi voz... —¡Vamos!—me extendió su mano, la cual tomé sin dudarlo—. Te llevaré a casa. El silencio nos cobijó una vez más y me agrada, no se siente para nada incómodo. Me siento bien cuando camino de su mano. —¿Qué te parece si hacemos una carrera?—me pregunta. —¿Una carrera?—pregunto confundida. —Sí, correremos de aquí hasta aquella entrada—señaló—, el perdedor debe
Una semana ha pasado desde lo sucedido, estoy que pierdo la cabeza y por más que aparente que no me interesa no puedo con su indiferencia, eso de Srta. Letty me revoluciona. La sangre me hierve, quiero enfrentarlo y decirle que deje su antipatía conmigo. Todas en la cafetería lo vemos pasearse, llama demasiado la atención, ninguna de las enfermeras le quitan el ojo de encima y una que otra se le acerca para saludarlo. No me gusta cada que lo veo sonreír para ellas, así mismo lo hacía conmigo. Estoy molesta conmigo misma, soy tan estúpida como para que me siga gustando después de todo. ¡Es un maldito jugador! Desde la última vez solo se dirige a mí por trabajo, fuera de él ni me presta atención y me rompe, me quiebra por dentro. Quiero que me vea, que me note, pero… ¿Qué puedo hacer para llamar su entera y total atención? Tampoco me voy a rebajar solo para que se dé cuenta de mi presencia. Yo me hice ilusiones, pues basta ya, que le den. Me voy directo al consultorio a organizar,
¡Me encantaaa! Estoy que salto en un solo pie, pero no debo verme desesperada. El silencio se hizo presente y transcurridos algunos minutos veo como se estaciona en el restaurante que me trajo la primera vez. Se baja con una espectacular sonrisa en su rostro, camina hacia mi dirección y me abre la puerta con caballerosidad, me brinda su mano sin pensarlo la tomo. No me deja dar dos pasos cuando me apresa entre sus brazos, mi espalda choca contra la puerta del auto, me mira fijo y yo tiemblo. Su mirada se ha vuelto felina, no me había visto de esta manera antes, aunque me congele, me petrifique y no pueda gesticular palabra alguna, me fascina lo que me hace sentir tan solo con su mirada. Se acerca a mi oído y cuando siento sus labios en mi oreja mi cuerpo vibra como nunca antes, cuando escucho su voz ronca siento algo diferente recorrerme toda. —Al menos dime que yo también te gusto. Me mira fijo y serio. Está esperando una respuesta, pero las palabras no salen de mi boca. ¡Qué ne
Lo que me ha dicho sin anestesia me ha nublado la mente. Este hombre tiene el poder de enloquecerme y cegar mis sentidos por completo. Me dice esas palabras de frente como si nada... ¿Acaso no se da de cuenta lo que causa en mí? Estoy que mando todo al carajo sin importarme lo que piense de mí, me calienta y me pone como una moto sentirlo tan cerca. Solo se limita a besarme, acalorarme por encima de la tela sin excederse y me tiene harta, juega conmigo, sabe que puede hacerlo. Sus ojos no se pierden ningún detalle de mis gestos y lo enciende, lo sé. «¡Dios, pero qué ojazos tan hermosos tiene!» Puedo sentir su creciente erección en mi estómago, lo que me hace querer saber qué se siente hacer el amor. Sus tiernas palabras, su toque, el ambiente en el que estamos sumidos lleno de deseo, lujuria y pasión es perfecto. Así que sin ningún tipo de vergüenza porque la calentura no me deja pensar digo: —Hazme tuya—digo viendolo fijo a los ojos. —¿Estás segura de lo que estás pidiendo?
Lo estoy disfrutando, sintiendo, viviendo. Solo me importa este momento y quiero aprovecharlo al máximo. «¿Y si luego se olvida de mí?» Me estoy ofreciendo en bandeja de plata sin poner resistencia alguna, pero no me importa hago a un lado esos pensamientos, en estos momentos lo tengo solo para mí. Ambos estamos desnudos como Dios nos trajo a este mundo, me muerdo los labios por este hombre tan potente frente a mí. Enjabona mi piel de manera delicada y yo me derrito, me hace sentir cómoda bajo su atenta mirada. Luego de quitar todo el jabón de nuestros cuerpos me besa en los labios y desciende por el valle de mis senos, mi abdomen, mi vientre hasta llegar a mi botón sensible que lame y besa con verdadero deleite, con su mano eleva una de mis piernas colocándola encima de su hombro. «¡Dios, me mueroooo, qué placerr!» Echo mi cabeza hacia atrás por todo lo que me hace sentir. Siento mi interior revolucionarse y unas ganas impresionantes de hacer pipí me invaden. Lo aparto rápidamente