Almorzar con el Dr. Collins, pensé que resultaría algo incómodo y molesto. Debo reconocer que es un hombre demasiado agradable, su profesionalismo me impacta, lo caballeroso que es me emociona y sus atenciones dan justo en mi corazón.
¡Gracias!
¡Gracias señooorrr!
Al fin la jornada laboral finalizó, ¡estoy muerta!
El doctorcito es demasiado sexi, pero, como jefe, es consumidor... está bien, pero ni siquiera un respiro para tomar agua. No soportaba un minuto más, la planta de los pies me está matando.
Sin esperar más, me retiro del consultorio para buscar mis cosas en el casillero, no esperaré a Brenda, ella seguro llegará tarde. Coloco mi dedo índice en el porta huella, el cual marca mi salida a las 7:00 pm, mientras voy caminando en dirección a la salida me llega un mensaje.
Brenda: ¡Espero no vayas a matarmeee!, hoy no iré a mi departamento. Después te cuento. Avísame cuando llegues al tuyo por favor.
Letty: Ok. Te aviso, Mañana te veo en el trabajo, cuídate mucho.
Empujo la puerta para salir de una vez de la clínica, para mi mala suerte está lloviendo, no tengo ningún medio de transporte más que tomar el bus y es una hora en él. ¡Qué pesar!
Para no estresarme, saco mi teléfono del bolsillo delantero de la chaqueta, busco en el Spotify las canciones a las que le he dado me gusta. Cuando le doy a reproducir, me coloco los auriculares para escuchar la canción. Mientras espero que cese un poco la lluvia, tarareo la canción de Air Supply que, aunque es vieja, me encantaaa.
Even the nights are better
Now that we're here together
Even the nights are better
Since I found you, oh
Even the days are brighter
When someone you love's beside ya
Even the nights are better
Since I found youuu.
Brenda dice que mi alma es vieja, no puedo hacer nada al respecto, me gusta la buena música y si es antigua mejor.
Al parecer no va a dejar de llover. No me queda de otra que colocar la capucha de la chaqueta en mi cabeza e ir a la parada del bus. Cuando corro en dirección a la casilla de vigilancia siento como me mojo. ¡Joder, pensé que no estaba cayendo tan fuerte las gotas de agua!
—¿Cómo esta señor Evans?—Saludo al vigilante.
—Bien gracias, no deberías mojarte, puedes enfermarte.
—Pues, ya está hecho, esta es la triste realidad del pobre—me rio—.Mojarse en la lluvia de vez en cuando no está tan mal.
Escucho una bocina y al voltearme noto que es un auto impresionante. No sé qué modelo será, pues, no sé nada de autos. Al acercarse miro como baja el vidrio de la ventana del copiloto lentamente y quedo de piedra al ver al Doctorcito en su interior.
—Buenas noches—saluda al sr. Evans—.Servicio de taxi a su entera disposición señorita ¿A dónde la llevo?
Parpadeo estupefacta. Y… como estúpida me quedo plantada, en lo que veo cómo abre la puerta del conductor, rodea el auto y abre la del copiloto para mí.
—Sube, es algo tarde y no va a dejar de llover.
Observo el panorama y es verdad. Me da vergüenza con él, todo el día trabajando, debe estar cansado y encima quiere llevarme a casa.
—Dr. Collins, gracias por su amabilidad, pero yo vivo lejos. Esperaré que baje un poco más la lluvia y tomaré el bus.
—Se te hará tarde, sube. Además, no puedes estar sola en la calle esperando quien sabe por cuánto tiempo—Su ronca voz, más la mirada matadora… me hizo mover rápidamente del sitio.
No quería estar en ese tira y encoje con él. Ha sido demasiado amable y atento conmigo. Ya en el interior del auto, quedé aún más alucinada, es puro lujo el que brota de él. ¡Qué pena!, estoy algo mojada y le humedeceré el asiento, aparte que ya debe tener la alfombra sucia.
Y como si pudiera leer mis pensamientos suelta:
—No te preocupes por la alfombra y el asiento, mañana quedará como nuevo.
Y antes de poner el auto en marcha su acción me toma por sorpresa. No me muevo, no respiro… me está colocando el cinturón de seguridad y tiene su rostro muy cerca del mío.
¡Me muerooo! ¡Me daaaa!
—Tranquila, Letty—lo oigo decir, pero no me ve directamente—.Yo no muerdo—me rio por lo que acaba de decir—.Puedes respirar.
Echa andar el auto, mientras saco mi teléfono del bolsillo de la chaqueta, para ver si tengo otro mensaje de Brenda pero nada, le quito los auriculares para guardarlos y suena la canción que antes escuchaba.
—¿Qué canción es?—Pregunta.
Con una sonrisa le respondo:
—Even The Nights Are Better de Air Supply.
—Se escucha antigua. La colocaré para oirla mejor, ¿estás de acuerdo?—Asiento con la cabeza.
Cuando la canción finaliza la repite y bajando el volúmen, sonríe, me mira y ve al frente nuevamente.
—Incluso los días son más brillantes, cuando alguien que amas está a tu lado...—lo oigo traducir la letra de la canción—. Incluso las noches son mejores, desde que te encontré.
¡Ahora sí, muertaaa de por vidaaa! ¿Me la estará dedicando?
—¿Eres una romántica empedernida?
—Me gusta este tipo de canciones—fue todo lo que pude decir.
—¿Crees en el amor a primera vista?
Bueno… bueno…Buenooo...¿cómo va a preguntar eso?, ¡qué le puedo decir…!
—No lo sé y… ¿usted?
—Yo, sí lo creo—nuevamente esa sonrisa aparece en sus provocativos labios.
¡Necesito que me dé el aire en la cara! De otra manera le saltaré encima.
Cuando volteo a mirar por la ventana noto que seguimos cerca de la clínica, me doy cuenta que no me ha pedido y yo tampoco le he dado mi dirección.
—Vivo hacia el Sur—logro decir.
—Coloca tu dirección en el g****e maps de mi teléfono, por favor.
Hago lo que me pide. Una vez listo, cambia el rumbo y vamos directo a donde vivo, la lluvia ha bajado bastante. Con el aire acondicionado más lo húmeda que está mi ropa empiezo a temblar de frío, lo veo colocar la calefacción y entrar al autoservicio de una farmacia. Pide unos medicamentos y una botella de agua. Se estaciona y retira su cinturón.
—Es para ti—me extiende el medicamento y la botella de agua—.Si quieres estar bien debes tomarlo, trata de no pegar tus labios...—carraspea incómodo—, en la botella, ya sabes, los gérmenes.
¡Quee encantadooorrr!
—Gracias, ¿cuánto le debo?—Quise sacar dinero de mi billetera y me detuvo.
—Mi pago es…que te tomes el medicamento.
¡Muerooo!
Me lo tomo, pone nuevamente el auto en marcha y pasados treinta minutos, noto como entramos al conjunto residencial en el que vivo.
—Es aquí, vivo en este edificio.
Se estaciona y apaga el auto, se baja y lo rodea para abrirme la puerta.
¡Qué caballeroso es!
Me extiende su mano, la cual tomo sin dudarlo.
—Sana y salva en tu casa, me quedo más tranquilo ahora.
¿Se preocupa por mí? ¡Dios, qué maravilloso eres!
—Descansa.
Extiende su mano en mi dirección y la tomo, supongo que es la despedida por hoy, me hala y me besa en la mejilla.
¡Hoy no duermo! Es más ni siquiera me la lavaré.
—Te veo mañana. ¡Ah! Recuerda: Even The Nights Are Better (Incluso las noches son mejores).
La mañana se abrió paso rápidamente, aún no sé cómo pude dormir después de lo que sucedió anoche, viajo en el recuerdo de sus suaves labios en mi mejilla y me pierdo en el tiempo. Es tarde, Brenda aún no llega y me toca irme sola a la clínica. Me miro en el espejo y ahora es cuando caigo en cuenta de este horrible uniforme.No me queda ajustado como a las demás, se me ve algo grande y no resalta para nada alguna curva que tenga.¡Estoy idéntica a una tabla de surf!¡Parezco una jodida monja con él!Me seco el cabello rápidamente y lo dejo suelto, cuando llegue a la clínica lo recogeré como todos los días. Antes de salir del departamento siento un leve dolor y corro nuevamente a mi cuarto por unas toallas sanitarias, entro al baño, me reviso y sí, efectivamente, me va a bajar la innombrable.¡Benditooo periooodooo!Me tocará aguantarme el dolor, mi mal humor y la ansiedad. No me queda de otra.¡Ni yo me aguanto cuando estoy así!Salgo a toda prisa de mi hogar para irme directo a la par
Los días pasaron y estoy más radiante que el sol.Gracias al cielo la innombrable se despidió de mí, hasta que regrese de nuevo para hacer mis días tristes y rojos. Además, con el justificativo médico que me dio el Dr. Collins, pude descansar sin problemas, arreglé un poco el departamento y dediqué tiempo para mí.Me entra la tristeza, los días pasan demasiado rápido y ya devuelta a la rutina.Al menos me siento más descansada y mi vientre vuelve a estar plano.Revisé mi correo y estoy mega feliz, en tres meses van a abrir la carrera que quiero estudiar. Me han enviado la planilla de inscripción y la lleno de una vez. Tendré que hablarlo con el director, necesito trabajar hasta las 5:00 pm para poder llegar a tiempo a las clases. Se me hará complicado, pero querer es poder.La mañana ha estado un poco relajada y solo he visto al doctor por una hora en el consultorio, estaba programando una cirugía para una chica bastante joven, ella quiere sen*s grandes y pues él, se los va a coloca
Exhausta terminé mi turno, busqué a Brenda, pero la vi tan acaramelada con el director que no la quise molestar. Voy por mis cosas antes de ir a la salida, paso por el baño para arreglarme un poco y me aplico perfume. Mi cabello es un desastre, parece un nido de pájaros, los mechones rebeldes de mi cabello se salen de su agarre.No me gusta para nada lo que veo y quiero llorar. Busco en mi bolso el cepillo que me salva la vida y me humedezco un poquito el cabello adelante para aplacarlo. Me logro hacer nuevamente mi coleta alta y celebro la vida.Me estresa tener la cabeza hecha un desastre.Me paso toallas desmaquillantes y me lavo la cara. Mucho mejor, me veo fresca como una lechuga. Aplico un poquito de polvo compacto, tantito rubor y apenas un color rosa en los labios.¡Perfecta! Me gusta como me veo. Con la autoestima por las nubes me dispongo a salir del baño, camino en dirección a la salida y pues, todo está normal. Dijo que vendría por mí, pero no lo veo.Soy demasiado estúpid
Estar frente a frente con él, reírnos de todo y de nada a la vez es fascinante. Es divertido una vez lo conoces, nada que ver con ese hombre serio e intimidante. Es impresionantemente bello, elegante, caballeroso, detallista… ¡Oh, Dios que más se te puede pedir, si es tu magnífica creación!Decir que me encanta cada vez que me mira es poco. Siento cómo el vello de mi piel se eriza tan solo con su mirada.Es estremecedor todo lo que hace como profesional, además de trabajar en la clínica tiene una pequeña sede donde atiende emergencias gratuitas. Varios profesionales se han sumado a su causa, cuando ocurren accidentes que requieran de una buena cirugía sale disparado como hoy.Aun así, se toma el tiempo para invitarme. Me da penita, debe estar cansado.—Permiso—dice el mesero—. Pasta a la carbonara para la señorita y ravioles para el señor.Gracias, respondemos al unísono. Nos quedamos viendo y nos reímos como tontos.El chico abre la botella de vino y Edward le hace señas de que se pu
La mente se me fue en blanco cuando lo tuve cerca y es que no pude decir nada más cuando tomó mi mano y dejo un cálido beso en el dorso de ella sin apartar sus ojos de los míos. Se acercó tanto a mí que mi corazón se saltó un latido, pensé que me besaría, pero no lo hizo, no se propasó y yo anhelaba que lo hiciera, toda yo gritaba bésame… —Gracias por esta noche la he pasado muy bien en tu grata compañía. —Igual yo. Soy tan tímida y para nada arriesgada. Tan idiota como para no lanzarme a sus brazos, pero ¿qué podría hacer? Si no sé besar. Esto es la decepción quiero llorar. Me ha dicho que soy bonita y que le gusta mi voz... —¡Vamos!—me extendió su mano, la cual tomé sin dudarlo—. Te llevaré a casa. El silencio nos cobijó una vez más y me agrada, no se siente para nada incómodo. Me siento bien cuando camino de su mano. —¿Qué te parece si hacemos una carrera?—me pregunta. —¿Una carrera?—pregunto confundida. —Sí, correremos de aquí hasta aquella entrada—señaló—, el perdedor debe
Una semana ha pasado desde lo sucedido, estoy que pierdo la cabeza y por más que aparente que no me interesa no puedo con su indiferencia, eso de Srta. Letty me revoluciona. La sangre me hierve, quiero enfrentarlo y decirle que deje su antipatía conmigo. Todas en la cafetería lo vemos pasearse, llama demasiado la atención, ninguna de las enfermeras le quitan el ojo de encima y una que otra se le acerca para saludarlo. No me gusta cada que lo veo sonreír para ellas, así mismo lo hacía conmigo. Estoy molesta conmigo misma, soy tan estúpida como para que me siga gustando después de todo. ¡Es un maldito jugador! Desde la última vez solo se dirige a mí por trabajo, fuera de él ni me presta atención y me rompe, me quiebra por dentro. Quiero que me vea, que me note, pero… ¿Qué puedo hacer para llamar su entera y total atención? Tampoco me voy a rebajar solo para que se dé cuenta de mi presencia. Yo me hice ilusiones, pues basta ya, que le den. Me voy directo al consultorio a organizar,
¡Me encantaaa! Estoy que salto en un solo pie, pero no debo verme desesperada. El silencio se hizo presente y transcurridos algunos minutos veo como se estaciona en el restaurante que me trajo la primera vez. Se baja con una espectacular sonrisa en su rostro, camina hacia mi dirección y me abre la puerta con caballerosidad, me brinda su mano sin pensarlo la tomo. No me deja dar dos pasos cuando me apresa entre sus brazos, mi espalda choca contra la puerta del auto, me mira fijo y yo tiemblo. Su mirada se ha vuelto felina, no me había visto de esta manera antes, aunque me congele, me petrifique y no pueda gesticular palabra alguna, me fascina lo que me hace sentir tan solo con su mirada. Se acerca a mi oído y cuando siento sus labios en mi oreja mi cuerpo vibra como nunca antes, cuando escucho su voz ronca siento algo diferente recorrerme toda. —Al menos dime que yo también te gusto. Me mira fijo y serio. Está esperando una respuesta, pero las palabras no salen de mi boca. ¡Qué ne
Lo que me ha dicho sin anestesia me ha nublado la mente. Este hombre tiene el poder de enloquecerme y cegar mis sentidos por completo. Me dice esas palabras de frente como si nada... ¿Acaso no se da de cuenta lo que causa en mí? Estoy que mando todo al carajo sin importarme lo que piense de mí, me calienta y me pone como una moto sentirlo tan cerca. Solo se limita a besarme, acalorarme por encima de la tela sin excederse y me tiene harta, juega conmigo, sabe que puede hacerlo. Sus ojos no se pierden ningún detalle de mis gestos y lo enciende, lo sé. «¡Dios, pero qué ojazos tan hermosos tiene!» Puedo sentir su creciente erección en mi estómago, lo que me hace querer saber qué se siente hacer el amor. Sus tiernas palabras, su toque, el ambiente en el que estamos sumidos lleno de deseo, lujuria y pasión es perfecto. Así que sin ningún tipo de vergüenza porque la calentura no me deja pensar digo: —Hazme tuya—digo viendolo fijo a los ojos. —¿Estás segura de lo que estás pidiendo?