QUIEREME
QUIEREME
Por: Alejandra Perez
PROLOGO

¿Algunas veces sentiste que eras diferente?

Pero de esa diferencia que te hace olvidar que vales igual que otras personas, es como si te culparas de todo, solo por ser diferente.

Ese día había decidido salir con mis amigos, no había tenido una buena semana por lo que poco a poco termino de deprimirme ya sea por el miedo de ser rechazado o por el miedo a ser feliz, salir con mis amigos fue peor, ellos estaban diferentes conmigo, como si poco a poco se distanciaran de mí en un solo día.

Decidimos tomar algo en una cafetería, nos sentamos en una de las mesas de afuera, ellos hablaban entre ellos ignorando mi presencia, haciendo sentir patético.

Pero ellos ya lo sabían, ellos solo estaban queriendo preguntar aquello.

— ¡¿Eres homosexual? ¿Son ciertos los rumores? —

Solo esas dos preguntas se necesitaron para desconectarme del mundo, el miedo empezó a invadirme y las palabras no salían de mi garganta, estaba perdido en mis propios pensamientos, hundido en el miedo de ser descubierto. Mi mejor amigo fue quien pregunto, pero él estaba enojado, como si empezara a odiarme.

Mi vida empezó a perder el poco color que tenía.

La homosexualidad no es un tema bien visto, muchas personas prefieren evitarlo y dejar que las víctimas de la homofobia sufran por su sexualidad, nadie es capaz de defender a otra persona, tampoco son capaces de apoyar sin necesidad de juzgar.

¿Qué tan diferente es una persona homosexual a una heterosexual?

Estaba a nada de entrar en un ataque de pánico, en mi cuerpo la sangre recorría mi cuerpo a toda velocidad, de igual manera esa sangre se convertía en miedo, no era ni capaz de levantar la mirada, no quería estar ahí, quería vomitar de sentirme tan nervioso.

Pero tenía que respirar, no podía rendirme tan fácil.

— ¡¿Lo eres?! — No dije nada, solo podía sentir la mirada pesada de mi mejor amigo, empezaba a sofocarme.

Omar, mi mejor amigo tomo aquello como un sí.

— ¡Erick eres Gay! — No lo mire, sentía mis ojos cristalinos tratando de aguantar las ganas de llorar, me dolía su desprecio, odiaba que sea el quien me desprecie.

¿Dónde quedo la promesa de protegerme y estar de mi lado?, todo murió en el momento que me abandono por mi sexualidad.

El nudo en mi garganta me torturaba, quería correr, ahí estaba en peligro.

— ¡Qué asco! — Las lágrimas aumentaban, y aunque no quiero, estas bajan por mis mejillas.

— ¡No quiero ser tu amigo! —

Una vez escuché mover las sillas, supe que mis amigos, las únicas personas que tenía, me habían dejado de lado, solo por el miedo de aceptar lo que soy, ellos me dejaron, pero yo seguía culpándome, era mi culpa, era el raro, la culpa siempre va ser de la víctima.

Estaba solo en aquella mesa, sentía miradas encima mío, no quería levantar la mirada, sabía que sería juzgado. Unos zapatos negros, los cuales estaban bien limpios y brillados, aparecieron en mi campo de visión, pude escuchar como un vaso era dejado en la mesa, y después, los zapatos se fueron.

Quería ver a la persona, pero lo único que observo fue una espalda. Al mirar la mesa noto una bebida, la cual tenía una nota.

“Sé que lo amas a él, sé que te dejaron, sé que estas solo, pero estoy acá, podrías amarme como yo te amo” – War.

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