Que pasará entre estos dos? Definitivamente el vicepresidente no se va a rendir con Lourdes, pero ¿que hará Kenton para estar cerca de Esmeralda?
Esmeralda pensaba en la propuesta de Kenton. ¿Debería aceptarla? Habían varios puntos que debían ser aclarados para considerarla una posibilidad y ella lo sabía. Cuando Dylan y Alvarito se fueron, ellos pudieron hablar sin interrupciones y sin tener que cuidarse porque alguien los escuche. -Esto es un gran problema. Ahora sí alguien me ve contigo existe la excusa de que soy tu empleada, ¿Después cuando se me note que haré? Lo que menos deseo es que nos relacionen así. ¿Es posible que nadie sepa que tendrás un hijo?- Le preguntó y eso lo hizo sentir ofendido -No hay nadie en mi vida, ¿Por qué nadie puede saber que tendremos un hijo?- Cuestionó intentando disimular su enfado -¿También quieres gritar a los cuatro vientos que te obsesionaste conmigo cuando te rechacé y que acabaste comprándome? No sería bueno para ninguno de los dos. ¿Es que no piensas en lo horrible que sería?- Un escalofrío la recorrió entera y eso fue percibido por él -Puedes ser mi novia, ¿Por qué no, mi
Lourdes sentía que le temblaba todo el cuerpo. El empresario cuando ella estaba por llegar al climax salió de su cuerpo. La besó y la acarició causándole varias miradas fulminantes. -¿Qué pasa?- Le preguntó él fingiendo inocencia -Nada. Iré a dormir con mis hijos- Quiso levantarse de la cama totalmente frustrada -No quieres eso- Se acostó sobre ella y le abrió las piernas sin que pusiera resistencia -Tu no sabes lo que quiero. No me conoces- Defendió su postura haciéndolo reír Él comenzó a mover su miembro de arriba hacia abajo, empapandolo en los fluidos de Lourdes que inconscientemente impulsaba su cadera hacia arriba en un intento por continuar. -¿Quieres esto?- Se apoyó en su entrada -Hazlo de una buena vez- Pidió frustrada -No era tan difícil admitir que me deseas- Sonrió victorioso y entró en un rápido movimiento arrancándole un grito de dolor y placer Lourdes sentía que había perdido hasta su orgullo por un momento de sexo con él, pero no podía importar
Esmeralda iba en el automóvil de Kenton perdida en sus pensamientos y con el estómago revuelto. Ella no sabía si su malestar era por su embarazo o tal vez debido a los nervios o a quien la acompañaba. Cualquiera de esas posibilidades era factible. Kenton la observaba. Él quería tomar su mano, decirle que todo estaría bien, pero sabía que su gesto no sería bien recibido. Lo mejor era darle espacio para asimilar la realidad que los unía, aunque eso le resultara particularmente difícil. Al llegar a la clínica, los dos descendieron del vehículo. Esmeralda le pidió que la dejara ingresar primero y que él lo hiciera después. Le daba temor a que los vean juntos. Para él eso fue un gran insulto que debió soportar, ¿En algún momento ella cambiaría en su modo de tratarlo? Dentro de la clínica, él pudo acercarse, aunque fue ella quien ingresó primero a la consulta y él lo hizo después. Cuando las preguntas de rutina del médico finalizaron y llegó el momento de subir a la camilla fue cu
Las semanas pasaban lentamente para Esmeralda. Los días parecían no tener final e ir a trabajar le costaba demasiado. Sentía sueño a todas horas, así como también náuseas y debilidad. Había días donde vomitaba hasta el agua que bebiera. Kenton intentaba convencerla de dejar su puesto de trabajo. Él podría hacer que trabajara desde casa e incluso que tomara una licencia por salud, pero ella se negaba rotundamente. Lourdes estaba inmensamente preocupada por su hermana y temía que pudiese desmayarse en la oficina. Tenía necedad y orgullo para repartir, no había persona capaz de convencerla. El vicepresidente también estaba atento a lo que ocurriera con Esmeralda. Lourdes se lo había pedido como favor y él no veía el momento de poder solicitar algo a cambio. Extrañaba sentir su piel desnuda, escuchar sus gemidos, sentirla estremecerse... Al transcurrir tres semanas desde la consulta médica, Kenton decidió intentar nuevamente que Esmeralda pasara la noche con él. Ella solamente s
Kenton había ido al apartamento de Esmeralda muy molesto. Ese mismo día habían discutido en su oficina porque él quería llevarla a casa, pero ella se negaba a que alguien los viera juntos. Él llegó y esperó estacionado en su automóvil para verla llegar y entrar juntos. -¿No te das cuenta de lo extraño que es ver un automóvil así estacionado en un edificio como este?- Reclamó por el deportivo rojo que él había decidido usar ese día -¿Quieres que conduzca uno más económico así no te avergüenzas de mi dinero?- Preguntó irónicamente demasiado molesto por lo extraña que le resultaba ella Jamás, el CEO, se había sentido más incómodo en su vida. No había conocido jamás a una sola mujer que lo apartara por ser millonario, mucho menos que se avergonzara de su poderoso estatus. Claramente Esmeralda tenía otra manera de pensar. -No sería mala idea. Además no imagino un coche así con un asiento de niños- Lo observó retadora y él solo pudo respirar profundamente para calmarse -Si
Al dormirse Esmeralda, Kenton debió ir al baño para aliviar su deseo sexual solo. Estar a su lado, besarla, tocarla y escuchar sus gemidos había provocado un profundo deseo que había quedado inconcluso. Llevaba mucho tiempo sin tener contacto con ninguna otra mujer, pero aunque su cuerpo pedía con desesperación ser aliviado él solo podía desear a Esmeralda. Esmeralda se despertó y escuchó que él estaba en el baño. Podría haber jurado que él había dicho su nombre y fue cuando comprendió lo que él había hecho. Se sintió un poco culpable, pero aún más avergonzada por haber permitido que él la hiciera llegar al climax. No lograba reconocerse ni a si misma. Ella cerró sus ojos y fingió dormir cuando escuchó a Kenton salir del baño. -No sabes cuánto te quiero a ti y a nuestro hijo. ¿Será posible que algún día sientas lo mismo?- Habló en voz baja creyendo que ella dormía, pero Esmeralda escuchó cada palabra Al llegar la mañana, Esmeralda se despertó sintiendo deseos y fue al baño p
Kenton y su amigo veían a los niños y se miraban ellos mismos sin saber que harían. Alvarito estaba muy enérgico y él vicepresidente no tuvo mejor idea que ponerse a jugar con él con cierta brusquedad. -Le gusta, mira como sonríe- Le dijo a Kenton mientras escuchaba las carcajadas del pequeño -No se si deberías hacer eso- El ceo dudaba que fuera buena idea lanzarlo hacia arriba y atraparlo así fuera poca distancia -¿Qué sabes tú de niños?- Reclamó continuando el juego -¿Qué es lo que sabes tu? Al menos ahora que Esmeralda está embarazada he leído un poco- Comentó orgulloso sabiendo que su amigo no tenía ni idea -Leiste sobre embarazadas, no de niños. Además míralo, está muy entretenido- Dijo dispuesto a ignorar las recomendaciones recibidas -Alvarito tomó leche, si lo agitas así es probable que...- Dylan intervino pero no alcanzó a terminar la frase cuando su hermanito vomitó a quien jugaba con él -¿Quieres seguir jugando?- Preguntó Kenton entre risas El vicepre
Lourdes llegó al penthouse del vicepresidente y allí lo vió con Alvarito en brazos intentando darle de comer. Para ella fue gracioso ver aquella ropa costosa manchada de postre, aunque también le despertó demasiada ternura. Ese último sentimiento decidió ignorarlo, no era bueno porque sabía bien la clase de hombre que era él. -¿Cómo te atreves a traer a mis hijos sin permiso y hacerme venir por ellos?- Se cruzó de brazos en actitud desafiante frente a él Al ejecutivo lo recorrió la excitación. Le fascinaba verla enojada, le parecía súper sexy. -Dylan quiso venir, yo se lo propuse obviamente. Compré algunos nuevos juguetes para mí colección y necesitaba su opinión para hacer una nueva compra- Se justificó usando la peor excusa -Es verdad mami, él no sabía cuáles comprar- El pequeño en su inocencia creía que lo había ayudado y estaba orgulloso de haber podido hacerlo -Tu y yo hablaremos más tarde- Le dijo con absoluta seriedad al empresario -En mi cuarto- Ella leyó aque