Me despedí del señor Améry, no le contesté de forma positiva o negativa su petición; sabía bien qué sería lo más normal que le diga tío pero era algo que simplemente no podía hacer por el momento, me sentía con un poco de incomodidad y era normal ya que ante mis ojos era un hombre que simplemente no conocía.— Buenas tardes — llegué a una oficina y saludé a la recepcionista — me gustaría hablar con el primer ministro, es algo urgente.— Le aconsejo que vaya a hablar con Noel, él es su asistente personal y la hará pasar en caso de que tenga cita.— Lo siento pero no tengo cita, verá es un asunto que surgió de repente y recién me doy cuenta que él me puede ayudar.— Entonces le aconsejo que se vaya — habló una voz masculina a mis espaldas — el primer ministro no recibe a nadie sin previa cita.Al darme la vuelta miré a un hombre perfectamente enfundado en un traje hecho a la medida, él me vió y ajustó sus lentes con delicadeza.— No pierda su tiempo, él es una persona muy ocupada y en d
Salí de la oficina del primer ministro y en lo que iba manejando tuve un mareo muy fuerte, estacioné a un lado de la carretera y esperé pacientemente a que esto pasará, escuché mi celular sonar pero no estaba en condiciones de contestar, mientras me recuperaba alguien se acercó a la ventana de mi coche y tocó el vidrio.— ¿Se encuentra bien? — el hombre preguntó a través del cristal — baje la ventana, soy de la seguridad que envió el señor Lombardi.Bajé la ventana y le expliqué lo que estaba sucediendo, él hizo señas a alguien que no miraba y me ayudó a sentarme en la parte trasera de mi camioneta para después manejar hasta la oficina.— ¿Se siente mejor, señora Dalton? — asentí levemente — no ha comido nada, creo que a eso se debe el mareo — él me extendió una bolsa — coma algo, con eso se va a recuperar.Él me dió un calzone y lo comí, luego de eso me sentí mejor y fui capaz de caminar en dirección a la oficina; no le iba a decir nada a Andrew porque esto solamente lo iba a hacer q
Preparé el té y serví todo en una bandeja que había en la casa, pensaba en qué hacer para que ella hablará conmigo. Uno de los trabajadores lanzó un paquete de fertilizante e hizo un estruendo tan fuerte que la señora Rosalín dió un brinco que terminó botando su taza de té que se quebró en mil pedazos, ella estaba asustada y tuvo una ausencia hasta que se dió cuenta de lo que había hecho.— Yo, yo, yo, yo lo lamento — se mostró alterada — soy una estúpida que no sabe hacer nada, que entre más intenta arreglar las cosas más las empeora.Ella recogió todo de forma apresurada y terminó por cortarse con un pedazo de cristal, la sangre se mezcló con el té y la pude ver en un estado que me partió el alma; en el momento que la toqué en el hombro se hizo hacia atrás como si fuera un ciervo asustado.— Tranquila, soy yo — ella me miró desde la esquina — todo está bien, por favor venga conmigo a un sitio más privado porque los trabajadores la van a ver y no queremos eso.Ella accedió a irse y p
Charlie tenía una fuerza bruta muy grande y en el momento que su madre intentó detenerlo más bien la golpeó accidentalmente y la lanzó al suelo; los trabajadores me ayudaron a detenerlo y en el momento que miró a la señora Rosalín en el suelo se asustó y fue directo donde ella.— Mamá, perdón — él se mostró desesperado — soy un bestia, no me he fijado en absoluto que estabas detrás de mí, ven vamos adentro.Nosotros nos fuimos adentro y los trabajadores siguieron con su jornada, Charlie se logró tranquilizar un poco y buscamos un lugar más privado para hablar de su padre.— Bien, antes que nada quiero que prometas que no te vas a poner como un loco — puse el seguro y guardé la llave — señora Rosalín, por favor muéstrele los golpes.Ella en el momento que le mostró alguno de los golpes que tenía en su cuerpo fue que Charlie se puso como un loco, intentó salir pero se detuvo ya que me atravesé en su camino y sabía que estábamos encerrados.— ¡¿Cómo es posible que él hiciera eso?! Se sup
Luego de pasar el resto de la semana trabajando en el jardín llegó el fin de semana que tanto esperaba, cada vez que Rosalín me contaba todas las aberraciones que su marido le había hecho se me ponía la piel helada.— Cariño — Andrew tomó mi mano y la besó — pareces perdida en tiempo y espacio, trata de olvidar todo y disfruta de este paseo familiar.— Tienes razón — le sonreí y su mano me acarició con gentileza — invité al señor Améry, espero que pueda venir y pasar con nosotros; el otro día me dijo que le gustaría que le dijera tío pero aún no me encuentro preparada para tal cosa.— Si no te sientes preparada pues simplemente no le digas tío, aunque de igual forma no descartes la idea ya que el señor Améry se ve que es una persona decente.— Ahora me va a costar confiar en esas personas que tienen apariencia de decente, mira el vizconde Ryder, pensé que era alguien intachable al igual que el senador Barnes y son escoria.— No todos son así, comprendo que te cueste confiar en alguien
Astrid se tuvo que ir de repente, al parecer tenía algún problema que le había surgido y se fue con su compañía a toda prisa, sinceramente esperaba que cualquier cosa por la que estuviera pasando se viera arreglada lo más pronto posible. — Mamá — Nicolás se acercó a mí — el señor Améry me invitó a su casa en Italia, Ania se encuentra muy entusiasmada en ir, ¿Podemos viajar hasta allá o es algo que no se puede hacer? — Ustedes pueden ir — Paola nos miró fijamente — pero nosotros en definitiva no, un boleto hasta Italia sale carísimo y de paso los gastos que me acarrea Ania cuando salimos es algo que me deja helada, para esto que es aquí en Londres y no fuera del país. — Por el transporte no se preocupen — el señor Améry llegó algo agitado — tengo un avión privado en el que todos pueden alcanzar sin ningún problema y respecto a los gastos de la niña pues no hay problema, puedo cubrirlos sin hacer un esfuerzo sobrehumano, no tengo hijos y tampoco esposa después de todo. — Pero señor A
Fue en ese momento que la alarma sonó y me puse a reír a carcajadas al ver la cara de enfado que Andrew me mostró, me intentó atrapar pero fue inútil ya que me le escurrí justo a tiempo.— Nada de estar con tus cosas, ve a vestirte que iré a ver a los niños — mis manos se fueron a mi cintura — recuerda la reunión que tienes.Esa reunión fue mi salvación, él se fue a preparar y yo fui a ver a los niños. Nicolás ya se encontraba preparándose para ir a la escuela y Mariam lloró para que la fuera a ver pero fue mi hijo mayor el que salió a cerciorarse que su hermana estuviera bien.— Cariño ve a desayunar, yo me hago cargo de tu hermana y ya después te alcanzamos. Tengo que cambiarla y eso no lo puedes hacer tú.Nicolás se fue y una vez que cambié a Mariam fue que bajé con ella, mi hija jugaba con mi cabello mientras su risa resonaba a cada paso que dábamos, la puse en su silla para que comiera y Andrew bajó en ese momento.— Por favor cuida a la niña — le di un beso — iré a prepararme pa
Dado que no podía desaprovechar la situación fue que decidí ir a la oficina del primer ministro, en el momento que le informé a Rosalín al sitio que íbamos fue que la miré nerviosa e intenté convencerla pero al final fue inútil.— Primer ministro, lamento mucho informarle que no voy a poder llegar en este momento. Lo que sucede es que Rosalín se encuentra conmigo y tuvo un ataque de ansiedad, puedo recibir la información sin ningún problema en mi correo o mire con qué persona de confianza lo manda, puede dejarlo en manos de mi esposo, en él confío mi vida.— Perfecto, entiendo muy bien — pude escucharlo triste — enviaré con mi asistente personal toda la información, todo esto no puede andar en su correo porque nunca se sabe estos tipos lo que son capaces de hacer cuando se ven al descubierto.Al final regresamos a la casa y Andrew me contó que el asistente del primer ministro había llegado a dejarle los documentos, por suerte él estaba desocupado. Finalmente llegué a la casa que ese t