Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia... Pietro se siente orgulloso y feliz de la vida que tiene, sea lo que sea que le depare el destino, se ve que está tranquilo con lo que tiene en este momento.
La tarde había alcanzado a la familia Pellegrini, Massimo y Laura se habían marchado por indicación de Emma, ella se quedaría junto con Diana a cuidar de las pequeñas, lo que le daría un espacio a Pietro y Celeste para descansar, lo que restaba de la tarde y noche.Aquel gesto, realmente le había ayudado a Pietro, quien llevaba ya varias semanas medio durmiendo, ya por la tarde, tanto él como Celeste se dirigieron a un lugar que era sorpresa para Celeste. Prácticamente, todos habían ayudado a su preparación, la habitación era digna de admiración, era una habitación para dos pequeñas bebes.- Celeste… Tengo algo que mostrarte… - Dijo Pietro recordando la sorpresa. – Emma… Por favor, trae a las niñas…Emma, al escuchar el llamado de Pietro, entendió que era momento de mostrarle la sorpresa que le tenía preparada a Celeste para ella y sus pequeñas. Diana y Emma rápidamente levantaron de la cama a las pequeñas y se dirigieron a aquella encantadora habitación.- Celeste… Este es un regalo p
Massimo luego de llevar a Laura a casa y cerciorarse de que Paolo y Maurizio estuvieran bien, fue por Diana, ya que recordó que mañana tenía una junta a primera hora, luego de ahí se regresaría a ayudar a Celeste. El trayecto fue silencioso, aquello, llamó la atención de Diana.- Massimo… ¿Qué tienes? ¿Qué sucede? Te noto extraño… - Dijo Diana preocupada.- Mañana viajo a la cárcel donde estaba Leonardo… - Dijo Massimo cuidadosamente.- ¿Por? ¿Ya decidió decirte algo sobre la madre de Pietro? - Preguntó Diana con duda.- No… Hoy mientras esperábamos a que Pietro llegara con Celeste y las niñas, recibí una llamada del reclusorio… - Dijo Massimo aun tratando de asimilar la noticia.- ¿Pasó algo? – Pregunto Diana con duda si era correcto o no.- Si… Al parecer hubo una riña, que terminó en motín y mi… Leonardo resultó gravemente herido y … Me han confirmado que falleció. - Dijo Massimo como si la verdad fuese una pesada carga.- ¡Oh! Lo lamento… - Dijo Diana, entendiendo que aquella notic
Massimo condujo hasta la casa de Magnus, al bajar del auto llevaba en las manos la urna con las cenizas de Leonardo, para su fortuna los chicos habían salido de casa. Aquello le permitió a Massimo llegar tranquilamente a su habitación sin dar explicaciones sobre la urna.Rápidamente, el hombre colocó la urna en un estante y luego de ello, abrió lo que le habían entregado en la morgue.El hombre se llevó una gran sorpresa, al desdoblar todo aquello, se percató de que se trataba de una carta, la cual, estaba envuelta entre papeles sucios y un poco de periódico. Pasó largo rato viendo aquel sobre, el cual estaba destinado a él, no sabía lo que contenía, pero el solo hecho de verlo, le provocaba gran opresión en el pecho.Tras pensarlo un rato, finalmente abrió el sobre y de ahí salieron varias hojas, las cuales estaban escritas a puño y letra, se notaba que había tardado escribiendo, ya que cada hoja se veía de diferente color, básicamente contenía lo último de Leonardo. Estaba a punto de
Se que no fui el mejor hombre y cometí muchos errores, Martina y yo, en un principio nos amábamos, pero luego nuestras diferencias se hicieron palpables, ella tampoco fue una santa, es tu madre y todo, pero ella tampoco cumplió con el “prometo amarte hasta que la muerte no separe”. Cuando teníamos 27 años, ella me engañó con Magnus, yo, al enterarme, obviamente no actúe de la mejor manera, al principio me molesté, tuvimos varias discusiones, muchas veces traté de controlarme, pero no podía, no al menos porque sé que ella se enamoró de él.Un tiempo me salí de casa, sé que tú no lo recordarás, eras muy pequeño, pero estuve fuera por algún tiempo, en esa época fue cuando conocí a Aria. Ella llegó a mi vida sin esperarla, llegó, sin darme cuenta, se metió en mi cabeza y en alguna parte de mi corazón, aquí el problema era que ella era 10 años menor que yo y no solo eso, ella era la hija de un viejo amigo.Aria y yo tuvimos un romance a las espaldas de mi amigo, ella con sus apenas 17 años
- Abuela Bellucci, ¿Me puedes arreglar a Tere? Estaba jugando con ella, pero la rompí. – Dijo una niña entre sollozos.- A ver, ¿Qué fue lo que le sucedió a Tere? – Dijo la mujer revisando el bracito de la muñeca de trapo.- Se atoró en un arbusto y la jalé, pero se le cayó la mano.- ¿Mmm? Voy a ver qué puedo hacer… Esto va a requerir una operación con mucha precisión. – Dijo la mujer mientras caminaba hacia su alfiletero.La niña al escuchar esto se llevó las manos al rostro con cara de espanto.- No te preocupes, le vamos a poner algo para que no le duela, ya verás que no le dolerá nada… - Dijo la mujer al ver la cara de susto.Aria Bellucci había llegado a aquel pueblo hace 10 años, luego de 1 año lidiando con una terrible depresión tras saber que su hijo, su único hijo, había fallecido de una manera muy triste. El padre de su hijo le ayudo por un año, luego ella, no pudo más, al final decidió dejar todo atrás y terminó huyendo a un pequeño y pintoresco pueblo en Lazio.Al estar en
Aria vivo tranquila algun tiempo, pero pasados los 23 años, supo que Leonardo la estaba buscando y se encontraba cerca. De un día para otro, su padre, el hombre que se había olvidado de ella por años, apareció y la movió de monasterio, haciendo de ello una actividad común. Romano disfrutaba de dejar pistas para que Leonardo creyera que estaba cerca y cuando así lo creía, el hombre movía a su hija, era una especie de venganza por lo sucedido en el pasado.El hombre nunca pudo superar que su familia casi entraba dentro de las familias aristocráticas de Francia, nunca supero la humillación, no importaba el dinero, no importaba que el hombre ahora fuera rico, su sueño de estar en la cima lo carcomió y jamás permitió que Leonardo encontrara a Aria, al menos no hasta que Leonardo descubrió lo que hacía y este le provocó su muerte, una muy lenta y dolorosa.Si algo tenia Leonardo, era que podía ser muy paciente y calculador, así que, solo tuvo que poner las cosas ahí y todo comenzó a marchar
Massimo condujo hasta el banco donde normalmente su familia hacía sus movimientos, al llegar a este, curiosamente pareciera que el gerente sabía que algún día preguntarían por el casillero 300, ya que al solicitar el acceso, el hombre sonrió y de inmediato lo llevo a la bóveda.Una vez señalándole el casillero, el hombre le entregó una llave, Massimo confirmó que aquel gerente sabía que él iría algún día, porque al estar ahí, el gerente le dio un poco de espacio, dejándole solo para poder ver el contenido.El casillero estaba en la mesa, dentro se podían ver varios documentos, pero encima de todos ellos, había otro sobre con su nombre escrito, Massimo lo abrió y comenzó a leer el contenido…“MassimoSi estás leyendo esto, quiere decir que yo he muerto, seguramente estaré llegando a un lugar muy bien ganado en el infierno.Trabajé muy duro toda la vida para tener lo que teníamos, una parte de mí nunca estuvo tranquila, una parte de mí sabía que algo no estaba bien y si estás aquí, es po
A la mañana siguiente, Massimo, después de colgar con Diana y explicarle lo que haría durante el día, salió de casa y tras dos horas conduciendo, el hombre había llegado a Civita di Bagnoregio. Según lo poco que investigó durante la noche, debía dejar su auto y cruzar el puente peatonal, el cual finalmente lo llevaría hacia donde Aria Bellucci se encontraba, el pequeño pueblo no era grande, su población era poca, y seguramente no sería difícil encontrarla.Al llegar al pueblo, era como si hubiera viajado en el tiempo, no podía negar que el lugar era pintoresco, aunque con estructuras viejas, se preguntaba: ¿Por qué Aria, la madre de Pietro había decidido venir a vivir aquí? No imaginaba que pasara por su cabeza, pero de una cosa si estaba seguro, era claro que quería pasar desapercibida.Massimo se dirigió al consejo municipal, el cual, tal como había investigado, aquel era el encargado de gestionar el orden y las decisiones importantes en aquel pequeño pueblo.- Buenos días… – Dijo Ma