Estimadas lectoras y lectores Al final, Leonardo sabía que no estaba haciendo las cosas bien y antes de perder todo, trato de enmendar un poco las cosas...
A la mañana siguiente, Massimo, después de colgar con Diana y explicarle lo que haría durante el día, salió de casa y tras dos horas conduciendo, el hombre había llegado a Civita di Bagnoregio. Según lo poco que investigó durante la noche, debía dejar su auto y cruzar el puente peatonal, el cual finalmente lo llevaría hacia donde Aria Bellucci se encontraba, el pequeño pueblo no era grande, su población era poca, y seguramente no sería difícil encontrarla.Al llegar al pueblo, era como si hubiera viajado en el tiempo, no podía negar que el lugar era pintoresco, aunque con estructuras viejas, se preguntaba: ¿Por qué Aria, la madre de Pietro había decidido venir a vivir aquí? No imaginaba que pasara por su cabeza, pero de una cosa si estaba seguro, era claro que quería pasar desapercibida.Massimo se dirigió al consejo municipal, el cual, tal como había investigado, aquel era el encargado de gestionar el orden y las decisiones importantes en aquel pequeño pueblo.- Buenos días… – Dijo Ma
- Ele, ¿Qué te hemos dicho de avisarnos cuando lleguen huéspedes? – Dijo Aria con un tono firme pero dulce a la vez.- Abuela Bellucci… Este señor busca a mi mamá… - Dijo Ele tomándola de la mano y mirándole con insistencia.- Bueno… En realidad no, en realidad, busco a… - Dijo Massimo observando a la mujer que tenía frente a él.- ¿Sí? – Preguntó Aria un tanto intrigada. - ¿A quién busca, señor? – Pregunto nuevamente Aria.- La busco a usted, ¿Aria Bellucci? – Dijo Massimo sin saber que más decir.La mujer a pesar de su avanzada edad de manera definitiva era bella, realmente la foto del relicario le había ayudado a reconocerla, era obvio que ya no era joven, pero en aquellas facciones aún quedaba una belleza indiscutible.Si bien, el rostro de la mujer era bello, Massimo se percató de que la mirada de la mujer estaba apagada, su semblante era cansado y bien podría decir qué triste.- Mi nombre es Massimo… - Estaba a punto de decir D'Angelo, pero prefirió decir. - Massimo Pellegrini…L
- Creo que hay lago que usted debe saber…- ¿Saber qué? ¿Qué está muerto? ¡Lo sé! Hace ya tiempo que lo sé y, créeme, no hay día que no rece por él, no hay día que en mis oraciones no esté mi hijo, no hay día que no piense en cómo debió ser… Pero ¿de qué me sirve pensarlo y añorar algo que nunca fue…?Me dolió darme cuenta de que llegué muy tarde, me dolió darme cuenta de que lo dejé solo por años, nunca fui lo suficientemente fuerte para luchar por él… No hay día que no me culpe, si yo hubiera hecho algo más, si hubiera escapado, si hubiera encarado a mi padre…Massimo, créeme, aunque no pude conocerlo, ni tenerlo cerca de mí, mi corazón se rompió el día que Leonardo me llevo a su tumba. – Dijo Aria con la voz quebrada y el rostro cubierto de lágrimas.Aria se había tenido que sentar en una banca que por ahí estaba, aquella escena le pareció muy dolorosa a Massimo, ya que le recordó cómo se sintió cuando la noticia de que Pietro había muerto llegó a sus oídos.El hombre se puso en cuc
Massimo, al ver cómo aquella mujer pasó de la incredulidad a la súplica, le provocó empatía, él tal vez no vivió lo mismo, pero ahora mismo, él vivía la incertidumbre de no saber de su hijo primogénito.- Podemos irnos ahora, mi auto está del otro lado del puente, usted dígame en qué momento nos vamos y lo hacemos… - Dijo Massimo tratando de sonar tranquilo.El hombre por dentro estaba hecho una bola de nervios, si lo pensaba bien, el Pietro, con los recuerdos de ahora, ni siquiera sabía que no eran hermanos de la misma madre. Al saber que Aria estaba viva, no se detuvo a pensar en aquel pequeño detalle, así que en el camino, él explicaría aquello, para que Aria no fuese tomada por sorpresa.Aria se levantó de la banca y caminó rápidamente hacia la recepción…- ¡Daniela…! ¡Daniela! Hija, tengo que salir de aquí, voy a ir a Lazio, debo ir… ¡Mi hijo! ¡Mi hijo! ¡Él está vivo! ¿Lo escuchas? ¡Está vivo! – Dijo Aria, hecha un mar de nervios y lágrimas.- Aria… Espera… Espera, ¿Cómo que tiene
Massimo condujo por alrededor de dos horas, cuando finalmente llego a casa, tenía claro que antes de llevar a Aria a conocer a su hijo, él debía tener una larga charla con su hermano. El hombre bajó del auto e instó a sus tres invitadas a descender, para ello, durante el camino, ya le había escrito a Magnus, quien, al ver a Aria, quedó sorprendido.Magnus jamás hubiera imaginado que Leonardo hubiese mantenido con vida a la madre de Pietro, él imaginaba que, tal como en el presente, las acciones de aquel hombre fallecido fueran desastrosas y espantosas.Ver o tener a Aria en casa, mostraba un lado que nadie más conoció, solo aquel, cuyas cenizas reposaban en la habitación de Massimo, conocía la historia entre la madre de Pietro y el propio.Massimo presentó a Aria, Daniela y Ele a Magnus, el hombre se portó amable con las 3 invitadas, pidió al personal que prepararan habitaciones donde pudieran descansar, luego de ello, se reunió con Massimo en el despacho.- Así que, ¿Ya tenemos a la m
Massimo, al abrazar a su hija, sintió una extraña sensación, su calor, su pancita, ver a su hija de 21 años, embarazada, lo hizo imaginar cómo debió ser para la madre de Pietro, el miedo que debió vivir, la pérdida, todo… todo aquello lo llevo a recordar porque está ahí.- Mi niña, voy a ver a Pietro, debo revisar un tema con él, ¿Crees que puedas ayudar a Emma a cuidar de las nenas?- ¡Claro, papá! Sin problema…- Gracias…Paloma y Massimo caminaron hasta el jardín trasero, se toparon con Chéster a la salida, el hombre vio a su hermano, el cual lucía radiante, parecía como si hubiera rejuvenecido algunos años. No cabía la menor duda de que, Pietro realmente necesitaba vivir algo así, necesitaba lo que estaba viviendo, sabía que el conocer a Aria, vendrá a completar la ecuación.- Pietro… - Dijo Massimo nervioso.- Massimo, ¡Qué sorpresa! No me avisaste que vendrías… - Dijo Pietro mientras abrazaba y mecía a su hija.- No, acabo de llegar… ¿Cómo están las niñas? – dijo Massimo acercánd
Massimo sacó su móvil y pidió a Magnus que llevara a Aria, su padre sabía que todo saldría bien, así que se había adelantado. El llevaba consigo a las 3 invitadas, ya que Daniela, un tanto desconfiada, se negaba a dejar sola a la mujer que por casi 10 años la había acompañado y que había adoptado como madre.- Aria, es momento de que conozcas por fin a tu hijo, su nombre es: Pietro Pellegrini. – Dijo Magnus anticipándose a cualquier detalle que su hijo hubiese olvidado mencionar.Aria sintió como si las rodillas se fueran a desguanzar, de repente se sentía mareada, pero se aferraba asiento, su corazón latía ferozmente, 48 años sin su hijo, 48 años sin conocerlo, eso era mucho tiempo, de repente estaba por entrar en pánico.- ¿Y si no me acepta? ¿Y si me culpa de todo? ¿Si solo quiere verme para conocer a la mujer que lo dejó ir? – Comenzó a lanzar preguntas la mujer.- ¡Aria… querida! Tranquila, ya estás aquí, ahora vamos a abajar, con esa misma determinación con la que saliste del pue
- Massimo, ¿Qué sucedió? No entiendo… - Dijo Celeste con cara de preocupación.- ¡Vamos! Celeste en unos minutos conocerás a la verdadera madre de Pietro, es una larga historia, vamos, sé que Pietro está nervioso y ansioso, por lo que acaba de salir tan rápido que nadie pudo detenerlo. Vamos al recibidor, que ahí seguramente es donde debe estar…- ¡Sí! Vamos…- Ya después habrá tiempo para contarte toda la historia, por el momento es importante que tú estés a su lado… - dijo Massimo, viendo cómo Celeste no entendía nada de lo que ocurría.- ¡Gracias, Massimo! – dijo Celeste tratando de parecer tranquila.Pietro llegó al recibidor, casi se le iba el aliento cuando miró hacia la sala, en ella estaba una joven mujer y una menor, de espaldas hacia él estaba Aria, quien al escuchar unos pasos detrás de ella, volteó.Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas, su mentón comenzó a temblar, el hombre de las fotografías la observaba con detenimiento.El pecho de Pietro subía y bajaba, era ell