Mi instinto me dice que no ceda ante su presión, no porque seamos amigos debo aceptar cenar con él, pero precisamente hoy, no tengo cabeza para pensar coherentemente, por lo que asiento no muy convencida de mi propia respuesta. Subimos por las escaleras, trago saliva, porque estar cerca de Aidan me pone nerviosa, incluso si no lo veo, mi mente no se cansa de repetirme lo que vive con él, ya no bajo la influencia del alcohol, sino de la pasión. Al llegar al segundo piso, veo la puerta de Aidan medio abierta, mi cuerpo se pone tenso y trato de esconderme detrás de la figura de Brian, por suerte, él no lo nota por lo que continuamos caminando hasta la habitación del joven Liam. Llamo a la puerta y él responde enseguida. —Adelante—escucho su voz. Abro la puerta para que Brian ingrese, por suerte el joven Liam ya esta despierto y recostado sobre su almohadón para mayor comodidad. Brian camina hasta la cama y acomoda la bandeja sobre la mesa de noche mientras yo coloco la mesa de servicio
Mi corazón se detiene o al menos eso es lo que siento, tengo ganas de llorar, pero me mantengo firme. —No pretendo que entiendas mi comportamiento—declara Aidan severamente—así como tampoco te pedí que te metieras en mis asuntos más allá de lo que te pedí. —¿Acaso Grace lo sabe ya?—protesta el joven Liam—¿Sabe que la engañas? —Si insistes más de lo que realmente te importa, imagino que fue ella quien sugirió la idea ¿No? —Y con justas razones ¿Con quien de todas tus zorras estuviste anoche? ¿A quien debo pagarle para que se largue de tu vida? —Presta atención a esto porque no lo voy a repetir, si me caso con ella es para que mi hijo no quede desamparado, pero óyeme bien, lo que paso entre ella y yo solo fue un accidente que nunca debió ocurrir—declara. De pronto la puerta de la habitación se abre, por lo que doy un paso al frente para evitar que se den cuenta que he escuchado su conversación, quien sale del interior es Aidan, quien mantiene una expresión sombría, pero al verme ahi
Camino hacia la cocina, rogando por encontrar algo que al menos calme mi hambre hasta la cena, pero antes de llegar doy la vuelta choco contra algo o alguien, la fuerza del impacto me hace caer al suelo, pero logro sostenerme y asi evito golpearme la cabeza, pero aquello contra lo que choque no tiene la misma suerte que yo.Al levantar la vista, descubro que se trata de Alejandro, ya tenia mucho tiempo sin verlo, incluso durante el patrullaje. Me levanto de mi sitio, con un poco de dolor en el pecho , es como si hubiese chocado contra un costal de papas, me dolio, pero al caer ese costal fue arrojado mas lejos que yo.—¿Estas bien?—pregunto al observar que Alejandro se mantiene sentado sobre el suelo, tiene la apariencia de haber sido atropellado en vez de solo haber chocado conmigo. Debajo de sus ojos tiene una ojeras tremendas, como si no hubiese dormido en varios dias, se le nota un poco mas delgado que la ultima vez que lo vi y por supuesto, parece como si hubiese ido al gymnasio
Alejandro se queda callado y ese silencio me incomoda lo que queda del trayecto. Al llegar no hay nadie en la enfermería, ni siquiera la doctora que debería estar aquí en caso de emergencia. Llevo a Alejandro a una de las camillas, lo ayudo a recostarse e incluso busco algo para limpiarle el sudor de la frente. —Espera aquí—le indico—voy a traer a alguien para que te revise. —No— dice y me toma de la mano, para evitar que se quede solo—quedate conmigo. —Lo mejor seria que traiga a la doctora para que te de algo para la fiebre. —No, por favor, quiero que te quedes aquí, quiero contarte algo—suplica aun con sus pocas fuerzas, por lo que no me queda mas que obedecer lo que me pide. me siento a su lado y no aparto la mano, él se queda en silencio un rato y después abre los labios. —Yo me di cuenta de que era gay cuando era un adolescente—revela en voz baja, pero por la soledad del lugar puedo escucharlo con claridad—mi padre era un hombre estricto, para nada religioso, un borracho que
Se escuchan las sirenas de la ambulancia desde la habitación de Anna, supongo o mejor dicho es mas que obvio que a estas alturas todo el mundo sabe que la condición de Alejandro es grave. Brian esta sentado sobre su cama, se muestra abatido y desolado. Anna y yo nos miramos sin idea de como consolarlo, lo hemos intentado todo, pero al no recibir ninguna respuesta positiva ante nuestros esfuerzos decidimos dejar de intentarlo y solo acompañarlo en su sufrimiento. —Es todo lo que tengo—murmura Anna de repente acercandose a mi, es una pequeña hoja de papel con una cantidad escrita sobre ella, no es mucho, de hecho creo que yo tengo mas dinero en mi cuenta de banco que ella, aunque es obvio porque. Ella aun tiene gastos universitarios que cubrir, mientras que yo, no tengo nada en que gastarme mi dinero—si vamos ayudar a Alejandro vamos a necesitar mucho dinero. —¿Es verdad lo que dijo?—cuestiono un tanto preocupada por la situacion—¿Nuestro seguro no cubre este tipo de enfermedades? —S
Sé que no estoy en condiciones de regresar al trabajo, mi rostro demuestra lo mucho que me ha afectado ver a Alejandro de esa forma, nunca pensé estar frente a un virus tan letal y destructivo como ese y sobre todo que ese mismo virus atacara a algún conocido mío. La forma en como me miro mientras me contaba la trágica historia de su vida, es algo que no olvidaré en mi vida. —¿Realmente crees que tu tía pueda hacer algo por Alejandro?—cuestiona mi amiga esperanzada— ella es muy cercana a la familia Mitchell —No les puedo asegurar nada en estos momentos, pero les prometo que hablaré con ella ¿Si? Brian asiente y trata de mostrar una sonrisa forzada, pero sé que mis palabras no le han dado el consuelo que me gustaría darle en estos momentos. —¿Qué tal si nos reunimos en tu casa esta noche?—propone Anna—para juntar los ahorros y pensar en opciones para recaudar dinero, quizás podamos vender en nuestros días libres algunos postres que a Brian seguro no le costara preparar. Su repentin
—Simplemente, no lo puedo creer—expresa la señora Mitchell cruzándose de brazos, camina por la habitación de esa forma, demostrando cuan indignada se encuentra respecto a la situación—¿Me están diciendo que había un tipo con sida por la casa?—Cálmate—le solicita su esposo para tranquilizarla, él al igual que toda la familia parecían estar tranquilos con la situación—no es para tanto.—¿No es para tanto?—cuestiona la señora Mitchell arrugando la frente—me parece que no entienden la gravedad del asunto.Trato de contener la risa que sus palabras me generan, es evidente que la mujer para la que trabajo no sabe mucho sobre enfermedades, pero deduzco por las expresiones en los rostros de los demás integrantes de la familia, que no piensan lo mismo.—Mamá—escucho la voz de Aidan al fondo. Instintivamente, levanto la vista de la alfombra, lo hago en un movimiento sutil porque no quiero que alguien descubra que su presencia, causa un efecto en mí, aunque sé que no debería, no después de todo
—¿Ellos ayudaron al joven?—cuestiono el señor Mitchell, pero dirigiéndose a Tía Moira.—Así es señor, al parecer son sus amigos—expuso mi tía, torciendo levemente los labios, de alguna forma, los últimos días parecía tener una audacia para meterme en problemas y quizás eso le molestaba, verme siempre en primera fila como si ese fuera mi talento.—De acuerdo, entonces será más fácil para todos nosotros—expuso el señor Mitchell soltando un suspiro—como verán, la familia no esta del todo de acuerdo en solventar los gastos del joven en el hospital, después de todo es una condición que no cubre el seguro que se le asignó al ingresar como empleado aquí, sin embargo, he decidido que me haré cargo de la factura hospitalaria del joven bajo una condición.Sentí alivio al escuchar esas palabras, mis amigos y yo estábamos preocupados por tener que hacernos cargo de esa factura, sobre todo porque no nos alcanzaba aunque hiciéramos el intento. Mire a Brian por un instante, él hizo lo mismo y me ded