—Simplemente, no lo puedo creer—expresa la señora Mitchell cruzándose de brazos, camina por la habitación de esa forma, demostrando cuan indignada se encuentra respecto a la situación—¿Me están diciendo que había un tipo con sida por la casa?—Cálmate—le solicita su esposo para tranquilizarla, él al igual que toda la familia parecían estar tranquilos con la situación—no es para tanto.—¿No es para tanto?—cuestiona la señora Mitchell arrugando la frente—me parece que no entienden la gravedad del asunto.Trato de contener la risa que sus palabras me generan, es evidente que la mujer para la que trabajo no sabe mucho sobre enfermedades, pero deduzco por las expresiones en los rostros de los demás integrantes de la familia, que no piensan lo mismo.—Mamá—escucho la voz de Aidan al fondo. Instintivamente, levanto la vista de la alfombra, lo hago en un movimiento sutil porque no quiero que alguien descubra que su presencia, causa un efecto en mí, aunque sé que no debería, no después de todo
—¿Ellos ayudaron al joven?—cuestiono el señor Mitchell, pero dirigiéndose a Tía Moira.—Así es señor, al parecer son sus amigos—expuso mi tía, torciendo levemente los labios, de alguna forma, los últimos días parecía tener una audacia para meterme en problemas y quizás eso le molestaba, verme siempre en primera fila como si ese fuera mi talento.—De acuerdo, entonces será más fácil para todos nosotros—expuso el señor Mitchell soltando un suspiro—como verán, la familia no esta del todo de acuerdo en solventar los gastos del joven en el hospital, después de todo es una condición que no cubre el seguro que se le asignó al ingresar como empleado aquí, sin embargo, he decidido que me haré cargo de la factura hospitalaria del joven bajo una condición.Sentí alivio al escuchar esas palabras, mis amigos y yo estábamos preocupados por tener que hacernos cargo de esa factura, sobre todo porque no nos alcanzaba aunque hiciéramos el intento. Mire a Brian por un instante, él hizo lo mismo y me ded
—Quiero explicarte—expresa, pero esas simples palabras las percibo como un par de dagas que se introducen en mi pecho, justo donde se encuentra mi corazón. Desvío la mirada, no logro comprender como es que tiene la decencia de mirarme a la cara después de todo lo que ha hecho, mis lágrimas quieren juntarse sobre las orillas de mis ojos para poder sacar toda la ira y frustración que hay en mi interior, pero no puedo, simplemente no quiero desperdiciar lágrimas que quizás, un hombre como él, si es que se le puede decir de esa forma, no merece. —No lo haga—expreso perdiendo toda confianza con él, lo único que salen de mi labios, son palabras frías y distantes, no merece nada más que eso—no tiene que explicarle nada a una sirvienta de su casa. —Por favor, no me trates así, Ciara—expresa. Mi nombre en sus labios suena extraño, mi corazón salta al escucharlo, pero trato de controlar las diferentes emociones que hay en mi interior, pero me cuesta demasiado, no sé qué hacer para enfrentarlo,
—¿Cuánto tenemos en total?—pregunta Brian finalmente, en su mirada se nota lo angustiado que esta por saber la cantidad que reunimos para pagar el tratamiento de Alejandro.Ana continúa tecleando números en la calculadora hasta que finalmente se detiene, alza la mirada y nos mira, intuyo que por la expresión que nos dirige, la cantidad no es lo suficientemente alta para que Alejandro comience el tratamiento una vez que salga del hospital.—Cinco mil cien euros—anuncia mi amiga con cierto escepticismo, no es lo que esperábamos, de hecho, es mucho más alto de lo que esperábamos reunir y todo gracias a Brian, quien decidió aportar todos sus ahorros, así como vender algunas pertenencias de valor, como una guitarra, una figura de colección y una televisión que había traído consigo al venir a trabajar aquí, pero aunque la cantidad que reunimos entre los tres es elevada, no cubre lo que cuesta el tratamiento de un año, nos faltan cuatro mil euros más, pero ninguno de los tres dispone de pert
—Es un desastre—manifiesto mirando alrededor, tía Moira debió sacudir algo al otro lado de la ventana y no olvido asegurar la manija de la ventana o al menos es lo que sospecho.Sin previo aviso se escucha la puerta principal cerrarse, todos levantamos la mirada, pero al ver los rostros de mis amigos, ellos parecen estar un pocos inquietos, quizás por la adrenalina que vivimos en tan poco tiempo; sin embargo, al mirar la hora en la pantalla de mi teléfono, deduzco que no puede nadie más que mi tía Moira.—Ya llegué—reconozco su voz provenir desde el primer piso y no me queda más que fruncir un poco el ceño al ver a mis amigos aun ahí, no sé que es lo que dirá mi tía al verlos aquí, sobre todo fuera de la Kylemore cuando deberían estar durmiendo.—Maldición—expreso un poco intranquila, la última vez que ambos estuvieron aquí, mi tía se molestó con Brian y Anna, pienso que no querrán volver si vuelve a tratarlos de la misma forma.—Será mejor que nos vayamos—dice Anna, en su voz descubr
—¡No puedes venir!—expreso un tanto enfadado, pero al mismo tiempo sorprendida por su osadía.—No podía simplemente quedarme con los brazos cruzados—replica negando levemente con la cabeza, su rostro luce extraño, nunca crei poder ver en él una expresión de tristeza, pero realmente no sé si es genuina.—Creo que deje las cosas en claro esta tarde—asevero, pero cuando mis labios se cierran trago saliva, por alguna razón siento un nudo en la garganta además de que, su mirada me incomoda un poco.Doy un par de pasos para alejarme de él, lo único que nos separa es la cama, pero sé perfectamente que esa distancia puede desvanecerse fácilmente entre nosotros. —Sé que estás enfadada, pero entiéndeme un poco o al menos escúchame y si lo que digo no te convence, me iré, lo prometo—expresa colocando una mano al aire y la otra en el pecho como lo hacen los niños.Mi sentido común me advierte que debería ignorarlo, sé que mi corazón, aunque herido, lo que desea es una esperanza, por lo que solo
Lo miro un tanto desconcertada, no puede estar hablando en serio. Pienso en las consecuencias que traería su decisión, lo que dirían sus padres o mejor dicho lo que harían, después de todo hizo hasta lo imposible para lograr que aceptaran a Grace, pero llegar y decir que se arrepintió porque se enamoró de una de las sirvientas me parece irreal.Desvío la mirada ahora pensando en lo que diría tía Moira si todo esto saliera a la luz, aunque soy el único recuerdo que le queda de su hermana, es decir de mi madre, pienso que no dudaría en regresarme por el mismo camino por el que vine, irme de aquí no es una opción, porque de ocurrir no me quedaría más que regresar a la universidad, la misma en donde ocurrió todo.Suspiro, vuelvo la vista hacia él, para enfrentarme a esa mirada decidida, la que me atemoriza porque él parece estar resuelto a enfrentar al mundo solo para poder estar conmigo. Siento que mi corazón es oprimido en el interior de mi pecho al mismo tiempo que se me forma un nudo
Permanece en silencio, con la mirada en cualquier lado menos en mí, se levanta de su sitio y entonces su mirada se cruza con la mía, es fría y severa, esta enfadado o mejor dicho furioso, pero no sé si lo esta con el final de mi historia o conmigo, por lo que suspiro, pero trato de no emitir ni un solo sonido.—Dime su nombre—solicita, pero su voz se escucha un tanto escalofriante.—¿Qué vas a hacer?—me atrevo a preguntar, pero algo dentro de mí se inquieta.—¡Solo dime su maldito nombre!—expresa olvidando por completo que mi tía puede escucharlo. Mi cuerpo se paraliza un momento, pero mi mente se concentra en escuchar los sonidos de la casa, no escucho nada, ni siquiera pasos por lo que deduzco que al menos por esta vez mi tía no escucho nada, pero la suerte no puede estar siempre de mi lado.—Ethan Miller—enuncio con un poco de dificultad y con la mirada fija en la orilla de la cama, no me atrevo a mirarlo.—¿Solo él?—pregunta manteniendo cierta severidad en su voz, imagino que no s