Se escuchan las sirenas de la ambulancia desde la habitación de Anna, supongo o mejor dicho es mas que obvio que a estas alturas todo el mundo sabe que la condición de Alejandro es grave. Brian esta sentado sobre su cama, se muestra abatido y desolado. Anna y yo nos miramos sin idea de como consolarlo, lo hemos intentado todo, pero al no recibir ninguna respuesta positiva ante nuestros esfuerzos decidimos dejar de intentarlo y solo acompañarlo en su sufrimiento. —Es todo lo que tengo—murmura Anna de repente acercandose a mi, es una pequeña hoja de papel con una cantidad escrita sobre ella, no es mucho, de hecho creo que yo tengo mas dinero en mi cuenta de banco que ella, aunque es obvio porque. Ella aun tiene gastos universitarios que cubrir, mientras que yo, no tengo nada en que gastarme mi dinero—si vamos ayudar a Alejandro vamos a necesitar mucho dinero. —¿Es verdad lo que dijo?—cuestiono un tanto preocupada por la situacion—¿Nuestro seguro no cubre este tipo de enfermedades? —S
Sé que no estoy en condiciones de regresar al trabajo, mi rostro demuestra lo mucho que me ha afectado ver a Alejandro de esa forma, nunca pensé estar frente a un virus tan letal y destructivo como ese y sobre todo que ese mismo virus atacara a algún conocido mío. La forma en como me miro mientras me contaba la trágica historia de su vida, es algo que no olvidaré en mi vida. —¿Realmente crees que tu tía pueda hacer algo por Alejandro?—cuestiona mi amiga esperanzada— ella es muy cercana a la familia Mitchell —No les puedo asegurar nada en estos momentos, pero les prometo que hablaré con ella ¿Si? Brian asiente y trata de mostrar una sonrisa forzada, pero sé que mis palabras no le han dado el consuelo que me gustaría darle en estos momentos. —¿Qué tal si nos reunimos en tu casa esta noche?—propone Anna—para juntar los ahorros y pensar en opciones para recaudar dinero, quizás podamos vender en nuestros días libres algunos postres que a Brian seguro no le costara preparar. Su repentin
—Simplemente, no lo puedo creer—expresa la señora Mitchell cruzándose de brazos, camina por la habitación de esa forma, demostrando cuan indignada se encuentra respecto a la situación—¿Me están diciendo que había un tipo con sida por la casa?—Cálmate—le solicita su esposo para tranquilizarla, él al igual que toda la familia parecían estar tranquilos con la situación—no es para tanto.—¿No es para tanto?—cuestiona la señora Mitchell arrugando la frente—me parece que no entienden la gravedad del asunto.Trato de contener la risa que sus palabras me generan, es evidente que la mujer para la que trabajo no sabe mucho sobre enfermedades, pero deduzco por las expresiones en los rostros de los demás integrantes de la familia, que no piensan lo mismo.—Mamá—escucho la voz de Aidan al fondo. Instintivamente, levanto la vista de la alfombra, lo hago en un movimiento sutil porque no quiero que alguien descubra que su presencia, causa un efecto en mí, aunque sé que no debería, no después de todo
—¿Ellos ayudaron al joven?—cuestiono el señor Mitchell, pero dirigiéndose a Tía Moira.—Así es señor, al parecer son sus amigos—expuso mi tía, torciendo levemente los labios, de alguna forma, los últimos días parecía tener una audacia para meterme en problemas y quizás eso le molestaba, verme siempre en primera fila como si ese fuera mi talento.—De acuerdo, entonces será más fácil para todos nosotros—expuso el señor Mitchell soltando un suspiro—como verán, la familia no esta del todo de acuerdo en solventar los gastos del joven en el hospital, después de todo es una condición que no cubre el seguro que se le asignó al ingresar como empleado aquí, sin embargo, he decidido que me haré cargo de la factura hospitalaria del joven bajo una condición.Sentí alivio al escuchar esas palabras, mis amigos y yo estábamos preocupados por tener que hacernos cargo de esa factura, sobre todo porque no nos alcanzaba aunque hiciéramos el intento. Mire a Brian por un instante, él hizo lo mismo y me ded
—Quiero explicarte—expresa, pero esas simples palabras las percibo como un par de dagas que se introducen en mi pecho, justo donde se encuentra mi corazón. Desvío la mirada, no logro comprender como es que tiene la decencia de mirarme a la cara después de todo lo que ha hecho, mis lágrimas quieren juntarse sobre las orillas de mis ojos para poder sacar toda la ira y frustración que hay en mi interior, pero no puedo, simplemente no quiero desperdiciar lágrimas que quizás, un hombre como él, si es que se le puede decir de esa forma, no merece. —No lo haga—expreso perdiendo toda confianza con él, lo único que salen de mi labios, son palabras frías y distantes, no merece nada más que eso—no tiene que explicarle nada a una sirvienta de su casa. —Por favor, no me trates así, Ciara—expresa. Mi nombre en sus labios suena extraño, mi corazón salta al escucharlo, pero trato de controlar las diferentes emociones que hay en mi interior, pero me cuesta demasiado, no sé qué hacer para enfrentarlo,
—¿Cuánto tenemos en total?—pregunta Brian finalmente, en su mirada se nota lo angustiado que esta por saber la cantidad que reunimos para pagar el tratamiento de Alejandro.Ana continúa tecleando números en la calculadora hasta que finalmente se detiene, alza la mirada y nos mira, intuyo que por la expresión que nos dirige, la cantidad no es lo suficientemente alta para que Alejandro comience el tratamiento una vez que salga del hospital.—Cinco mil cien euros—anuncia mi amiga con cierto escepticismo, no es lo que esperábamos, de hecho, es mucho más alto de lo que esperábamos reunir y todo gracias a Brian, quien decidió aportar todos sus ahorros, así como vender algunas pertenencias de valor, como una guitarra, una figura de colección y una televisión que había traído consigo al venir a trabajar aquí, pero aunque la cantidad que reunimos entre los tres es elevada, no cubre lo que cuesta el tratamiento de un año, nos faltan cuatro mil euros más, pero ninguno de los tres dispone de pert
—Es un desastre—manifiesto mirando alrededor, tía Moira debió sacudir algo al otro lado de la ventana y no olvido asegurar la manija de la ventana o al menos es lo que sospecho.Sin previo aviso se escucha la puerta principal cerrarse, todos levantamos la mirada, pero al ver los rostros de mis amigos, ellos parecen estar un pocos inquietos, quizás por la adrenalina que vivimos en tan poco tiempo; sin embargo, al mirar la hora en la pantalla de mi teléfono, deduzco que no puede nadie más que mi tía Moira.—Ya llegué—reconozco su voz provenir desde el primer piso y no me queda más que fruncir un poco el ceño al ver a mis amigos aun ahí, no sé que es lo que dirá mi tía al verlos aquí, sobre todo fuera de la Kylemore cuando deberían estar durmiendo.—Maldición—expreso un poco intranquila, la última vez que ambos estuvieron aquí, mi tía se molestó con Brian y Anna, pienso que no querrán volver si vuelve a tratarlos de la misma forma.—Será mejor que nos vayamos—dice Anna, en su voz descubr
—¡No puedes venir!—expreso un tanto enfadado, pero al mismo tiempo sorprendida por su osadía.—No podía simplemente quedarme con los brazos cruzados—replica negando levemente con la cabeza, su rostro luce extraño, nunca crei poder ver en él una expresión de tristeza, pero realmente no sé si es genuina.—Creo que deje las cosas en claro esta tarde—asevero, pero cuando mis labios se cierran trago saliva, por alguna razón siento un nudo en la garganta además de que, su mirada me incomoda un poco.Doy un par de pasos para alejarme de él, lo único que nos separa es la cama, pero sé perfectamente que esa distancia puede desvanecerse fácilmente entre nosotros. —Sé que estás enfadada, pero entiéndeme un poco o al menos escúchame y si lo que digo no te convence, me iré, lo prometo—expresa colocando una mano al aire y la otra en el pecho como lo hacen los niños.Mi sentido común me advierte que debería ignorarlo, sé que mi corazón, aunque herido, lo que desea es una esperanza, por lo que solo