Hola chicas. Estamos en el final!!
Alondra e Iker estaban planeando el cumpleaños de su hijo. Era una fecha feliz, pero también muy difícil. Alondra había estado pensando en lo que debía hacer porque creía que Ignacio debería tener una fiesta donde tanto su familia como la de Iker estuvieran presentes, pero tal vez la familia Spencer querría hacer una celebración donde la suya no estuviese. -Iker necesito que nos veamos. Tenemos que hablar- Envió el mensaje a su ex esposo y esperó su respuesta-Si quieres podemos almorzar juntos. Solo tengo ese tiempo libre hoy- Respondió y ella dudóIker había aceptado un nuevo caso y por eso tenía muy poco tiempo libre y si a eso le sumaba que el debería encargarse hasta de la fiesta temática en Tentaciones porque Audrey estaba súper ocupada eso era aún peor. Alondra, después de pensarlo un poco y de notar que él no había escrito nada romántico ni mostrando segundas intenciones, decidió aceptar. El lugar pactado para verse fue casualmente, o no, en el restaurante preferido de Alond
El cumpleaños de Ignacio había dejado expuestos algunos problemas en la relación "perfecta" de Alondra y Luca. Ángeles y Jacob se habían acercado a Audrey Ulibarri y habían descubierto en ella una joven muy agradable. Ellos comprendían por qué su hijo se había deslumbrado por ella, aunque también que probablemente él jamás la había amado realmente. Lo prohibido siempre resulta más atractivo en la juventud. Alondra se sentía incómoda y avergonzada después de que varias personas presenciaran el desprecio de su suegra hacia ella y también hacia su hijo. Sus amigas, principalmente la oficial Jimena que era quien tenía peor carácter, estaba muy molesta. ¿Por qué Alondra permitía ser tratada de esa manera y no mostraba carácter para pedirle a esa mujer que se retire de la fiesta? Para Jimena ese romance no era sano, sino todo lo contrario.-Deberías pegarle una patada a ese...- Jimena le aconsejó a su amiga -Concuerdo con ella. Es un bombón pero muy apegado a su santa madre. Si llegas a t
Ángeles Luna y Dave Ulibarri se conocieron en su adolescencia y comenzaron una historia de amor que cayó en la rutina, los prejuicios, la insatisfacción y por último... la infidelidad. Dave formaba parte de un club para adultos, dónde las fantasías se hacían realidad. Dominantes, sumisas, exhibicionismo... en ese lugar todo era posible y también privado. Él jamás creyó que su esposa tan inocente y cerrada en temas íntimos acabaría siguiéndolo y por último descubriendo su doble vida. Después de un proceso muy difícil, el divorcio fue efectivo. Ángeles formó una familia con Jacob Spencer, un dominante del club Tentaciones y también su abogado. Dave comenzó una relación y posteriormente una numerosa familia con Tamara, su secretaria. La vida da demasiadas vueltas y cuando Iker Spencer conoció a Audrey Ulibarri, sintió como era atraído por una fuerza invisible hacia ella. Ella tenía todo lo que amaba en una mujer, a excepción de su identidad. Un amor no podría ser posible entre los dos
Iker estaba en camino a convertirse en un gran abogado como su padre. Tenía la seriedad requerida para desempeñar un trabajo así. Él ya había tenido múltiples experiencias y sabía que la dominación sería una de sus prácticas favoritas a lo largo de su vida. Le fascinaba el placer que sentía viendo disfrutar a una mujer, llevando sus emociones al límite. Su mejor amigo, Apolo, había comenzado a dirigir el club Tentaciones y le había enseñado algunos de los nuevos elementos que había adquirido para el lugar. Aunque disfrutaba el sexo como un dominante, sabía que podría prescindir de eso sí solo estuviera con Audrey. Si ella no compartía ese gusto, él podría dejarlo, pero era una mujer prohibida y prefería evitarla aunque su cuerpo se sintiera locamente atraído por el de ella. Iker sabía cuántas chicas lo deseaban y que Audrey era una de ellas, razón suficiente para estar alejado de la tentación en persona. La historia de su madre y ex esposo no había sido del todo buena y no quería q
Iker no podía creer que Audrey prácticamente abusara de él. Su cuerpo era precioso, una escultura que deseaba disfrutar hasta el amanecer, pero saber que ella era hija de quien fue el primer esposo de su madre lo detenía. Se maldijo por no ser capaz de rendirse a lo que en verdad deseaba. ¿Cuánto tiempo llevaba amando a esa mujer? Aún podía sentir el sabor de sus labios y si cerraba los ojos podía recordar su cuerpo desnudo. Los gritos de Audrey así como su expresión de dolor no los podría olvidar fácilmente. Ella en verdad quería estar con él y sabía que le había fallado. No tenía idea de cuánto le había costado a ella vencer sus miedos y exponerse de esa manera para acabar siendo rechazada. Imaginaba el gran golpe que le había dado a su autoestima y se sentía aún peor. Él comenzó a beber sin control por la culpa, el remordimiento y el deseo que aún sentía por quien consideraba prohibida. Sentía ganas de correr en dirección a ese cuarto y hacerla suya hasta que ella entendiera cuá
Iker se sentía perdido. Sabía que proveniendo Alondra de dónde lo hacía, ni sus propios padres podrían ayudarlo. Ellos eran unos buenos abogados con muchas influencias, pero el juez tenía aún más contactos. Su futuro suegro había sido muy claro con lo que le había dicho, él debería responder por sus actos y si no lo hacía sus padres perderían todo por lo que tanto habían trabajado. Su futuro mismo pendía de un hilo. Alondra se encontraba más que feliz por lo que había sucedido. Iker no la amaba y realmente aquella única vez que lo habían hecho, aunque no era tal y como la soñaba, había ocurrido. Se imaginaba entrando a la iglesia con un lujoso vestido blanco y luego tener una luna de miel en la que él le hiciera el amor con dulzura y pasión. Iker se fue de la casa de sus futuros suegros, se sentía preso allí. Alondra había querido besarlo, pero él simplemente no podía soportar eso. Se sentía miserable por dañar a una buena mujer, pero se sentía aún peor por tener la duda de que hubi
Los días transcurrían para una muy desanimada Audrey. Debía ir a la universidad, pero no tenía ánimos para hacer eso. Su mente volvía a recordar el momento de mayor humillación en su vida. Recordaba cada minuto que había tenido en el cuarto con Iker y como él la había rechazado. Ella había mirado su cuerpo frente al espejo buscando defectos que pudieran hacer que el huyera al verla completamente desnuda. En su mente solo ella podía ser la culpable de lo ocurrido. Afrodita estaba cansada de ver mal a Audrey. Ella podía notar como varios muchachos centraban su mirada en ella, pero si a su amiga solo le interesaba Iker, no sabía cómo hacer que notara lo que todos veían. La sonrisa y la alegría de Audrey se opacaron luego de la que creyó su peor noche. Dave y Tamara, sus padres, estaban preocupados porque ella no parecía su alocada hija. Antes solo bromeaba desde que abría sus ojos hasta que se iba a dormir y parecía llevar una gran sonrisa tatuada en sus facciones, ¿Quien pudo haber bo
Tener dos mejores amigos en común hacía aún más difícil la relación entre Audrey e Iker. Apolo no era alguien que se anduviera con rodeos al momento de decir las cosas, mucho menos Afrodita. Afrodita Ferro era tal vez un poco más dulce de lo que Apolo podría ser, pero aunque usara palabras más suaves era súper directa al hablar y eso estaba por comprobarlo Iker. Iker y Afrodita se habían criado juntos. Sus madres eran amigas. Tiziano y Mariela, los padres de Afrodita eran los padrinos de Iker. Al compartir tanto tiempo juntos, las dos familias, habían creído que sus hijos probablemente acabarían enamorados, pero eso jamás sucedió. Los dos se vieron siempre como hermanos y jamás tuvieron pensamientos que no fueran de ese tipo. Afrodita no había conocido el amor y tampoco tenía interés en hacerlo. Lo que sus amigos estaban viviendo resultaba aterrador. Ella prefería mil veces enfocarse en su futuro y pensar en desilusiones amorosas después. Luego del ejemplo de su madre dónde debió t