FRACASO Y BODA

Iker no podía creer que Audrey prácticamente abusara de él. Su cuerpo era precioso, una escultura que deseaba disfrutar hasta el amanecer, pero saber que ella era hija de quien fue el primer esposo de su madre lo detenía.

Se maldijo por no ser capaz de rendirse a lo que en verdad deseaba. ¿Cuánto tiempo llevaba amando a esa mujer? Aún podía sentir el sabor de sus labios y si cerraba los ojos podía recordar su cuerpo desnudo.

Los gritos de Audrey así como su expresión de dolor no los podría olvidar fácilmente. Ella en verdad quería estar con él y sabía que le había fallado. No tenía idea de cuánto le había costado a ella vencer sus miedos y exponerse de esa manera para acabar siendo rechazada. Imaginaba el gran golpe que le había dado a su autoestima y se sentía aún peor.

Él comenzó a beber sin control por la culpa, el remordimiento y el deseo que aún sentía por quien consideraba prohibida. Sentía ganas de correr en dirección a ese cuarto y hacerla suya hasta que ella entendiera cuántos sentimientos albergaba, pero eso solo sería empeorar las cosas.

Iker sabía que Alondra, una hermosa joven hija de un importante juez, lo amaba. Ella había hecho muchas cosas para llamar su atención, pero él ni como una amiga podía verla. Muchos se morían por tener una oportunidad en su cama, pero él no se sentía dichoso de poder tenerla porque no le provocaba nada. Sabía que ella era virgen, así como Audrey, pero no tomaría a ninguna de las dos si no podía ofrecer algo duradero por diferentes razones. Ellas no eran mujeres para pasar solo un rato y eso lo sabía muy bien.

En medio de varias copas y vasos con distintas bebidas y graduaciones alcohólicas, él se sintió mareado. Solo quería beber hasta perder los recuerdos que seguramente lo atormentarian por mucho tiempo. ¿Cómo haría para saciar el deseo que Audrey le provocaba?

*

Alondra lo había visto ebrio y lo besó. Ella creía que Iker en ese estado no sería capaz de rechazar un beso suyo, aunque tampoco imaginó lo que pasaría después.

Iker sintió esos labios y correspondió con urgencia. Necesitaba quitar de su cuerpo aquel deseo inconcluso y demostrarse a sí mismo que podía seguir adelante aunque solo quisiera estar con la dueña de sus fantasias. Él no sabía que aquello no sería tarea fácil, pero estaba pronto a descubrirlo.

Alondra se sintió en el paraíso. Estaba recibiendo un hermoso y apasionado beso del hombre que amaba. Llevaba tiempo albergando sentimientos románticos por él y finalmente sentía que estaba teniendo una oportunidad de dejar de ser invisible ante sus ojos. Puso las manos detrás de su cuello y eliminó la distancia que los separaba, no quería que Iker se apartara.

La excitación comenzó a crecer en ella y tomó la decisión que cambiaría su vida.

-Vamos a mi casa- Pidió ella dominada por el calor del momento y por sus propios sentimientos

-Podemos ir a un cuarto aquí- Sugirió Iker

-Estan todos ocupados, vamos por favor- Solicitó con urgencia y él solo hizo un gesto afirmativo, la tomó de la mano y la llevó rápidamente afuera. Allí volvio a besarla y su mano se dirigió a su trasero para apretarlo y darle una pequeña nalgada

Cuando llegaron a la residencia de Alondra, ella lo condujo a su cuarto y no tuvo oportunidad de predecir el próximo movimiento de su amado. Iker la levantó en sus brazos e hizo que ella lo abrazara con sus piernas. Él sin atisbo de duda metió la mano debajo del vestido y acarició su intimidad humedecida e inexplorada.

Alondra dió un respingo y gimió de placer. Sentir que estaba a punto de entregarse al hombre de su vida la hacía sentir dichosa. Iker la dejó sobre la cama y la desnudó rápidamente, él se quitó la ropa con la misma urgencia y fue sobre su cuerpo. No hubo muchos preliminares, apenas si tocó cada zona mientras intentaba abrirse camino en su interior.

El sintió como entrar era difícil, pero acabó por empujar con fuerza y se detuvo para permitirle acostumbrarse a su tamaño. Alondra no había disfrutado eso, solo había sentido dolor. Aquella primera vez no estaba resultando como imaginaba, pero al menos era con el hombre con quién quería pasar el resto de su vida.

Con el paso de los minutos Iker se movía con desenfreno buscando llegar al climax, pero ella le pidió que fuera más lento. Quería disfrutar ese momento al máximo. El solamente obedeció para permitirle alcanzar su placer y después buscar el suyo, no era un cabrón para no darle placer a quien con el compartiera su cama.

Luego de terminar, Iker se quedó profundamente dormido y Alondra lo observó por varios minutos. Ella se acomodó entre sus brazos y se durmió.

*

Por la mañana los padres de Alondra se despertaron y fueron a desayunar. Vieron como una chaqueta estaba tirada en el suelo y se dirigieron al cuarto de su hija creyendo que tal vez pudo haberle sucedido algo malo.

Al abrir la puerta encontraron el cuarto de su hija desordenado. Había ropa de hombre y la que ella usaba la noche anterior tirada en el suelo. Lo más impactante fue ver a su hija desnuda durmiendo entre los brazos de Iker Spencer.

Ellos gritaron por la sorpresa y tanto Iker como Alondra se despertaron por eso. Alondra tenía en su rostro una gran sonrisa y en sus ojos la ilusión de una relación con su amado. Iker solo expresaba horror porque sabía que había cometido el peor error de su vida y que seguramente eso tendría consecuencias. Para su fortuna miró hacia abajo y notó que se había protegido, pero no creía salir ileso de las consecuencias de sus actos.

Alondra quiso besarlo y él evitó eso.

-¿Que m****a hice?- Se preguntó y recordó lo que había pasado

-Hicimos el amor- Respondió Alondra sonriente

-Eso no fue amor. No te amo, solo fue sexo, un grave error- Aunque la lastimara, no le mentiría

-Deberás casarte conmigo. Mi padre no aceptará menos- Le dijo ella sabiendo que luego de casarse, probablemente conseguiría el amor de su hombre ideal

-Yo jamás seré hombre para ti. Nunca te haré feliz, ¿Entiendes eso? Lamento lo que pasó. Merecías que fuera de otro modo y con un hombre que te correspondiera- Se serenó para no hacerle aún más daño

-Solo te amo a ti y esto sucedió contigo. Lograré que me ames y estando casados se que eso sucederá- Afirmó con decisión, pero el sabía que no iba a suceder

*

Tal y como Alondra dijo, sus padres estaban pidiendo una boda. No querían ni pensar en que su hija pudiese ser usada y desechada. Ella era una joya valiosa, buena estudiante, excelente mujer y tendría la boda que soñara. Además sabían que ella llevaba mucho tiempo amando a ese muchacho.

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