Salvador había llegado a su trabajo con una sonrisa en los labios. Le habían enseñado desde pequeño a ayudar al prójimo y el acababa de hacer una buena acción al salvar a dos damiselas en apuros. Eran mujeres muy bellas y él comprendía perfectamente cómo los imbéciles que golpeó habían fijado su atención en ellas. Lo que no aprobaba era el modo de acercarse. Eran las mujeres más bellas del centro comercial, ¿Cómo no mirarlas? -Tal vez algún día volveremos a vernos- Dijo para si mismo antes de comenzar a trabajar Él había tenido algunas relaciones que habían fracasado por diferentes razones. Tenía bien en claro que tampoco había luchado por conservar esas parejas. Aunque creyó estar enamorado algunas veces, luego comprendió que eso no había sucedido nunca. No había sentido la ausencia de ninguna de esas mujeres, ni tampoco había tenido tiempo para extrañarlas. Algo que había fallado en sus relaciones fue el sexo, al menos para él mismo. En la primera relación que llegó a considerar
Iker se sentía cada día más asfixiado debido a la absurda boda de la cual tendría que ser protagonista. Había visto a Apolo en pocas oportunidades debido a que él estaba atravesando el problema de Tentaciones y el maldito violador que no parecía tener planes de detenerse. El mismo había notado como su amigo rompía sus propias reglas al estar con una mujer casada de la cual parecía cada día más enamorado. Se preguntaba si algún día el sería capaz de estar con alguien así. Aún así, sus planes no parecían detenerse. Alondra no comprendía que Iker no la quería y había seguido intentando conquistarlo desesperadamente. Estar con una mujer jamás había resultado más difícil como con ella. Había tenido que aceptar sus besos para guardar las apariencias y hasta eso era difícil de hacer. Los Spencer veían a su futura nuera ilusionada en vano, con las esperanzas a flor de piel y anhelando un futuro familiar, pero eso no sería fácil de lograr. Iker había mantenido el misterio referente a Audrey
La fiesta de compromiso había llegado. Alondra estaba emocionada contando los minutos para poder estar con Iker y compartir cuánto lo amaba con todos los invitados. Ella sentía su corazón latiendo apresurado debido a la emoción. Iker se sentía asfixiado, preso y desdichado. No dejaba de pensar en Audrey y en cómo ella estaría, ¿Lo habría olvidado? ¿Lloraría por él? ¿Lo amaría todavía? Quería enviarle un mensaje, llamarla y disculparse, pero ella lo había bloqueado. Tomar esa decisión le había costado demasiado pero era lo mejor para todos. Audrey se sentía deprimida y no creía que existiera una persona capaz de levantar su ánimo. Sus hermanos tampoco podían alegrarla ni molestarla con sus ocurrencias, ese día todo le daba exactamente igual. Se había prometido no llorar más, pero cada cierto período de tiempo se encerraba para dejar salir su tristeza en soledad. Dave y Tamara la veían aún más triste y apagada que días anteriores y consideraban la posibilidad de enviarla a un buen psi
Con el depravado que atacó a tantas muchachas en Tentaciones tras las rejas, Apolo tenía muchos planes que concretar. Él quería abrir más de un club para que los placeres de Tentaciones pudieran ser experimentados por más personas que amaban el bdsm. Luego de que la policía dejara el club en paz, la gente había concurrido allí con normalidad y llevando nuevos socios también. Apolo tenía planes ambiciosos en los que confiaba plenamente. Aunque él también tenía nuevas situaciones personales que cambiarían su vida para siempre. Monique, su morena hermosa sería quien le alegrara la vida aún más. Apolo había planeado meticulosamente lo que haría. Dos clubes más, además de Tentaciones podrían funcionar perfectamente. Un club estaría al mando de Iker y el otro de Zayn Preston, un amigo que llegaría a la ciudad al terminar algunas ocupaciones importantes. Los dos amigos de Apolo harían una gran inversión, por lo que serían socios. Él también deseaba incluir a sus dos amigas Afrodita y Audr
Pocos meses después, todos los preparativos de la boda estaban listos, solo faltaba que los novios fueran a la iglesia y se casaran. Alondra tenía también todo lo requerido para la luna de miel más que listo. Ella había empacado para los dos porque sabía que Iker no pondría ni un poco de empeño en eso. Ella se sentía en una montaña rusa emocional constante porque él la entristecía pero debido a su positivismo se esperanzaba constantemente. Audrey sabía que Iker ya casi se casaba y que nada ni nadie impediría la boda, mucho menos ella, ¿Por qué lo haría? ¿Qué argumentos tendría para ella hacerlo? Él era un estúpido que jamás reconocería sus sentimientos ni así lo apuntaran con un arma directo a la cabeza. Él era un grandísimo e inigualable cobarde que había condenado el amor bonito que hubiesen podido tener desde antes de que naciera. (.....)Iker ya se había graduado y se sentía listo para poder comenzar a planear absolutamente todo lo referente al club Tentaciones número dos. Tendr
Semanas después...Salvador estaba en su trabajo pensando en la hermosa dama que le alteraba el pulso. Había alguien que le interesaba y no podía esperar para verla. Iba al café tanto como le era posible, pero sabía que ella estaba muy ocupada. Él no creía tener oportunidad, pero tal vez los milagros sucedieran...Afrodita pasaba mucho tiempo con Audrey. Mientras más la boda se acercaba, ella más decidida estaba a quitarse ese amor no correspondido del corazón. Iker no era suyo ni lo sería, sin poder tenerlo lo había perdido para siempre. Solo le había quedado la curiosidad de saber si tal vez podrían haber alcanzado la felicidad juntos. -No deberías seguir pensando en él. Lo quiero mucho, es como un hermano para mí, pero también se que no te conviene- Afrodita no sabía cómo ayudarla, ¿Cuánto tiempo su amiga llevaba enamorada de él?-Créeme que si pudiera quitarmelo de aquí- Tocó su pecho- Lo haría. Olvidaría hasta el día en que lo conocí-Ya verás que otro hombre llegará a tu vida. A
Alondra desde muy temprano estaba recibiendo atenciones para estar espléndida el día más importante de su vida. Ella lucía una sonrisa preciosa y en su mirada la más genuina emoción, era una novia feliz. Su cabello se veía sedoso y con un brillo envidiable. Cualquier marca de productos para el cuidado del cabello querría contratarla para un comercial. La habían peinado dejando un semi recogido adornado con flores blancas pequeñas y la parte suelta de su cabello tenía suaves ondulaciones en las puntas. Se había colocado solo la parte inferior de su ropa interior, ya que el vestido se usaría sin sostén. La única prenda íntima era completamente transparente y tenía piedras brillantes en los lados para atraer más la atención a esa zona. En medio de sus nalgas no se veía nada de tela debido a que una finísima línea era la que estaba en medio de ellas para acabar en un pequeño triángulo con brillos. Aquella lencería fue el regalo de una de sus damas de honor. -Cuando te vea se volverá loc
La fiesta para celebrar a los recién casados estaba iniciando. Los invitados a la boda esperaban a los nuevos esposos para seguir festejando su amor. La hija de un importante juez y el hijo de un abogado de renombre se habían casado y eso tenía a la prensa esperando para obtener testimonios y entrevistar a varios invitados famosos e importantes. Audrey, mientras tanto, se dirigía a su hogar con su rostro bañado en lágrimas. En verdad estaba sufriendo un gran desamor y lo único que deseaba era estar sola para poder desahogarse y llorar por última vez por aquel amor no correspondido e imposible. Si sus padres supieran que ella se había enamorado del que era hombre de otra mujer seguramente acabarían desilusionados. Leyó un mensaje de Afrodita que le preguntaba cómo se encontraba, pero solo respondió "Pronto estaré mejor". Otro mensaje había llegado, era uno de Salvador invitándola a tomar un café. -No estoy de ánimos para salir hoy. Tal vez otro día- Contestó sinceramente. No quería