Alondra e Iker se levantaron después de dormir separados. Ella sentía que había dormido muy poco y que estaba demasiado estresada. Él tenía una resaca tremenda y su espalda adolorida por la mala posición en la que había dormido. Ella se vistió en el baño y el en la habitación sin importarle si ella lo veía desnudo o no. No estaba de humor, tratar mal a su esposa no le gustaba, pero tampoco le daría falsas esperanzas en el tiempo que debieran estar juntos. Él hacía meses que no tenía sexo y siempre había creído que no podría soportar un solo mes sin una mujer en su cama. Si Alondra no lo amara y todo lo ocurrido con Audrey no hubiese pasado, estaba seguro de haber tenido sexo con ella en todas las maneras posibles. -Debemos irnos. El avión nos espera- Alondra lo miró a los ojos sin disimular la tristeza y desilusión que sentía -Ya estoy listo, ¿Tu?- Le preguntó en voz baja. Su cabeza latía y no quería escuchar un ruido fuerte, mucho menos hablar normalmente. Hasta el sonido de su pr
Erick le había preguntado varias cosas a Salvador sobre su amiga tan sensual. -Es mi amiga más reciente, no se todo sobre ella y si lo supiera no te lo diría- Acabó por responder -Si la quieres para ti entonces yo no iré tras ella- Erick insistió malinterpretando todo, pero Salvador se puso serio de repente -No la quiero para mí. Ella es hermosa, es innegable su belleza, pero solo la veo como mi amiga, hasta como una hermana podría decir- Erick le creyó porque notó que era completamente sincero -Si la quieres como una hermana, yo seré tu cuñado- Sonrió perverso imaginando estar entre las piernas de esa malhumorada y descortés pelirroja -Serías el último hombre que quisiera como mi cuñado- Concluyó y luego Erick debió atender una llamada de Zayn dando el tema por terminado *Zayn quería viajar y estaba apresurado por comprar un club adecuado para convertirlo en Tentaciones. Los problemas personales que tenía lo agobiaban y necesitaba concentrarse en algo que lo distrajera. Por c
Audrey buscaba no pensar en Iker ni en Alondra, mucho menos en su comportamiento en aquella fiesta. Salvador acababa de ofrecerle un trabajo y eso la haría olvidar lo que sentía por Iker, al menos por un momento. Al día siguiente, ella se despertó positiva. Ese tenía que ser un buen día y sus padres notaron un gran cambio en ella. -¿Cómo estás hija? Al parecer estás muy feliz hoy- Tamara, la madre de Audrey le preguntó a su hija los motivos de tan repentina felicidad -Bien mamá, hoy comienzo a trabajar en lo que me gusta. Eso mantendrá mi mente ocupada- Comenzó a prepararse el desayuno feliz -¿Es por un chico que estabas así? Puedes hablar conmigo y no voy a juzgarte- Le pidió a su hija buscando saber los motivos de su tristeza -Mamá, él no vale la pena. Él no me quiere. Algún día lo olvidaré. Ahora voy a trabajar y eso me mantendrá ocupada- Confesó sinceramente y Tamara la escuchó con atención -Hija, ¿Quién es él? ¿Te engañó? ¿Qué sucedió? Una mujer no sufre solamente por un en
Audrey y Salvador almuerzan. Ella pidió pizza y él lo mismo, solo que cada uno escogió una preparación a su gusto para cada mitad. Él nota que ella no está demasiado feliz, pero al conocerla veía en sus ojos la misma mirada triste. -¿Te gustaría que hablemos?- Propone y aguarda la respuesta de ella que lo mira con duda. ¿Le gustaría hablar con él sobre lo ocurrido con Iker? -¿Quieres saber que tan malo es mi mal de amores? Se que podría ser peor- Piensa que si así se siente luego del rechazo de Iker como debería de sentirse si él hubiese estado con ella y acabara dejándola por Alondra. Su desamor pudo ser peor-Me gustaría. Soy tu amigo después de todo y estoy aquí para escucharte o aconsejarte si lo necesitas- Lo duda un momento y acaba aceptando -Lo conocí hace años y de inmediato acabé poniendo mi atención en él. No hubo nadie capaz de arrancarlo de mi pensamiento y cada vez que me presentaban un chico no podía evitar compararlo. Acabé por llamarle amor a lo que por el sentía, a
Afrodita estaba esperando que Audrey se calmara. Realmente no le gustaba la actitud que ella había tomado frente a la situación que estaba viviendo. ¿Por qué debía ser tan pesimista? y además por alguien que jamás la había valorado lo suficiente.Cuando menos lo esperaba, una muy enérgica Audrey llamó a su mejor amiga para contarle que se sentía feliz, al menos en un ámbito de su vida. -¡Amiga! Tengo excelentes noticias para darte- La felicidad en su voz era más que notoria y eso la hizo sentir feliz. Ella creía que tenía a su amiga de regreso y hasta llegó a pensar que había conocido a alguien que la había flechado -¿A quien se debe tanta felicidad?- Preguntó sonriente Afrodita más que convencida de que Iker estaba quedando en el olvido -Se trata de Salvador- Audrey sonrió y de pronto la línea se quedó en silencio- ¿Estás ahí? ¿Hola?-Si, aquí estoy, ¿Te gusta Salvador?- Audrey soltó una risa incrédula -Definitivamente tu podrías escribir novelas o historias de ciencia ficción. T
Audrey y Afrodita estaban listas para empezar sus clases de defensa personal con Salvador. Afrodita se había colocado su ropa deportiva, la que usaba esporádicamente si iba a correr, algo que poco hacía. Se había colocado el top deportivo negro con rosa y el pantalón que combinaba. Audrey no iba a mostrar piel, algo que antes si hacía, pero después de haber sido rechazada sentía inseguridad de su cuerpo. Salvador observó en silencio a las amigas y se sorprendió al ver a Afrodita así vestida siendo la más introvertida de las dos. Él había notado que Audrey no se sentía muy cómoda y que miraba su ropa demasiado. -¿Puedo pasar al baño?- Afrodita pidió mirando a los lados y Salvador le indicó dónde quedaba -¿Te ocurre algo? Por alguna razón creo que no estás cómoda- Esperó que Audrey contestara, pero ella solo suspiró-¿Crees que entrenar contigo mejore mi cuerpo? Ahora no es lindo. Tal vez puedas hacer una rutina para mi, ¿Crees que debería comenzar a ir al gimnasio?- El se quedó pen
La luna de miel llegó a su fin para los nuevos esposos. Ellos no mostraban felicidad, sino todo lo contrario. Los dos por diferentes motivos se sentían miserables, aunque aún les faltaban muchas pruebas por vivir. Los esposos comenzaron a convivir y Alondra estaba decidida a seguir intentando enamorar a su esposo. Ella recordó lo que su suegra le había dicho y comenzó a asistir a clases de cocina. ¿Valía la pena el esfuerzo que ella estaba haciendo o todo sería en vano?Por momentos Iker despertaba por las noches siendo abrazado por su esposa que fingía estar dormido. En otras oportunidades, ella lo acariciaba mientras él estaba profundamente dormido. Le excitaba la idea de tocarlo, de seducirlo para que él le hiciera el amor, pero al pasar el tiempo sabía que eso no ocurriría. Los dos debían fingir amor en público, pero en privado su matrimonio estaba congelado. No eran ni siquiera amigos, solo dos extraños compartiendo una cama que jamás había sido testigo de pasión entre ambos.
Alondra no era tonta, ella sabía que Iker al igual que sus padres pertenecían a un club de bdsm. Ella no era tan ingenua como quería aparentar, por lo que sabía que mientras más alejara a su guapo esposo, más a salvo estaría su matrimonio. Ella erróneamente creía que la mujer que el quería pertenecía a ese mundo y por eso sentía celos. Los celos de Alondra eran infundados y se debían a qué ellos no tenían intimidad. Con la reputación que tenía su esposo ella estaba más que segura de que él tendría una amante pese a las amenazas que su propio padre había hecho. ¿Qué hombre guapo, joven y con tan buena reputación sexual permanecería en celibato? No creía que existiera alguno, tampoco su esposo. Ella había comenzado a cocinar para cuando él llegaba de trabajar y aunque se esforzaba, él siempre ponía pretextos para mantenerse alejado. Muchas veces criticaba negativamente lo que ella con tanto esfuerzo había preparado y por eso no se desanimaba, sino todo lo opuesto. Alondra aún más se e