Audrey está intentando arrancar a Iker de su corazón. Sus amigos intentan apoyarla, ¿Será capaz de olvidarlo?
Audrey y Salvador almuerzan. Ella pidió pizza y él lo mismo, solo que cada uno escogió una preparación a su gusto para cada mitad. Él nota que ella no está demasiado feliz, pero al conocerla veía en sus ojos la misma mirada triste. -¿Te gustaría que hablemos?- Propone y aguarda la respuesta de ella que lo mira con duda. ¿Le gustaría hablar con él sobre lo ocurrido con Iker? -¿Quieres saber que tan malo es mi mal de amores? Se que podría ser peor- Piensa que si así se siente luego del rechazo de Iker como debería de sentirse si él hubiese estado con ella y acabara dejándola por Alondra. Su desamor pudo ser peor-Me gustaría. Soy tu amigo después de todo y estoy aquí para escucharte o aconsejarte si lo necesitas- Lo duda un momento y acaba aceptando -Lo conocí hace años y de inmediato acabé poniendo mi atención en él. No hubo nadie capaz de arrancarlo de mi pensamiento y cada vez que me presentaban un chico no podía evitar compararlo. Acabé por llamarle amor a lo que por el sentía, a
Afrodita estaba esperando que Audrey se calmara. Realmente no le gustaba la actitud que ella había tomado frente a la situación que estaba viviendo. ¿Por qué debía ser tan pesimista? y además por alguien que jamás la había valorado lo suficiente.Cuando menos lo esperaba, una muy enérgica Audrey llamó a su mejor amiga para contarle que se sentía feliz, al menos en un ámbito de su vida. -¡Amiga! Tengo excelentes noticias para darte- La felicidad en su voz era más que notoria y eso la hizo sentir feliz. Ella creía que tenía a su amiga de regreso y hasta llegó a pensar que había conocido a alguien que la había flechado -¿A quien se debe tanta felicidad?- Preguntó sonriente Afrodita más que convencida de que Iker estaba quedando en el olvido -Se trata de Salvador- Audrey sonrió y de pronto la línea se quedó en silencio- ¿Estás ahí? ¿Hola?-Si, aquí estoy, ¿Te gusta Salvador?- Audrey soltó una risa incrédula -Definitivamente tu podrías escribir novelas o historias de ciencia ficción. T
Audrey y Afrodita estaban listas para empezar sus clases de defensa personal con Salvador. Afrodita se había colocado su ropa deportiva, la que usaba esporádicamente si iba a correr, algo que poco hacía. Se había colocado el top deportivo negro con rosa y el pantalón que combinaba. Audrey no iba a mostrar piel, algo que antes si hacía, pero después de haber sido rechazada sentía inseguridad de su cuerpo. Salvador observó en silencio a las amigas y se sorprendió al ver a Afrodita así vestida siendo la más introvertida de las dos. Él había notado que Audrey no se sentía muy cómoda y que miraba su ropa demasiado. -¿Puedo pasar al baño?- Afrodita pidió mirando a los lados y Salvador le indicó dónde quedaba -¿Te ocurre algo? Por alguna razón creo que no estás cómoda- Esperó que Audrey contestara, pero ella solo suspiró-¿Crees que entrenar contigo mejore mi cuerpo? Ahora no es lindo. Tal vez puedas hacer una rutina para mi, ¿Crees que debería comenzar a ir al gimnasio?- El se quedó pen
La luna de miel llegó a su fin para los nuevos esposos. Ellos no mostraban felicidad, sino todo lo contrario. Los dos por diferentes motivos se sentían miserables, aunque aún les faltaban muchas pruebas por vivir. Los esposos comenzaron a convivir y Alondra estaba decidida a seguir intentando enamorar a su esposo. Ella recordó lo que su suegra le había dicho y comenzó a asistir a clases de cocina. ¿Valía la pena el esfuerzo que ella estaba haciendo o todo sería en vano?Por momentos Iker despertaba por las noches siendo abrazado por su esposa que fingía estar dormido. En otras oportunidades, ella lo acariciaba mientras él estaba profundamente dormido. Le excitaba la idea de tocarlo, de seducirlo para que él le hiciera el amor, pero al pasar el tiempo sabía que eso no ocurriría. Los dos debían fingir amor en público, pero en privado su matrimonio estaba congelado. No eran ni siquiera amigos, solo dos extraños compartiendo una cama que jamás había sido testigo de pasión entre ambos.
Alondra no era tonta, ella sabía que Iker al igual que sus padres pertenecían a un club de bdsm. Ella no era tan ingenua como quería aparentar, por lo que sabía que mientras más alejara a su guapo esposo, más a salvo estaría su matrimonio. Ella erróneamente creía que la mujer que el quería pertenecía a ese mundo y por eso sentía celos. Los celos de Alondra eran infundados y se debían a qué ellos no tenían intimidad. Con la reputación que tenía su esposo ella estaba más que segura de que él tendría una amante pese a las amenazas que su propio padre había hecho. ¿Qué hombre guapo, joven y con tan buena reputación sexual permanecería en celibato? No creía que existiera alguno, tampoco su esposo. Ella había comenzado a cocinar para cuando él llegaba de trabajar y aunque se esforzaba, él siempre ponía pretextos para mantenerse alejado. Muchas veces criticaba negativamente lo que ella con tanto esfuerzo había preparado y por eso no se desanimaba, sino todo lo opuesto. Alondra aún más se e
Erick seguía buscando el club perfecto para su hermano. Tenía tiempo de sobra para encontrar un lugar adecuado que valiera la pena que Zayn viajara a verlo personalmente. Erick intentaba encontrar a esa mujer que se había atrevido a dejarle una nota e irse como si nada. Roxana Estévez, la buscó en cada red social pero sin poder encontrar nada sobre ella, ¿Acaso se la había tragado la tierra? De no conservar sus bragas seguramente creería que ella fue producto de un sueño. Él había vuelto a ver a Afrodita, pero ni su belleza le había quitado las ganas de encontrar a Roxana. -¿Conoces a una rubia? Se llama Roxana Estévez- Le había preguntado a cada conocido, incluida la mismísima Afrodita -No, no sé quién es- Dijo con sinceridad Lo que Erick no sabía era que jamás había existido Roxana, sino que quien buscaba se llamaba Salomé. *Salomé llegó a casa de su padre y vió a su prometido allí muy molesto esperando por ella. Lo observó con aburrimiento y también disgusto. ¿Por qué su pad
Faltando días para la boda de Salomé, ella con horror descubrió que estaba embarazada del rubio sexy que tantas veces la había hecho temblar en solo dos noches compartidas. Ese semental era tan hermoso, pero también tan descuidado...-Maldición, ¿Que mierda haré? ¡Maldición!- Comenzó a caminar de un lado a otro y agitó la prueba de embarazo creyendo que de ese modo la segunda línea podría borrarse -¿Está todo bien?- Lo escuchó hablar a su futuro esposo a través de la puerta y volvió a maldecir, ¿Por qué entraba en su cuarto sin siquiera golpear la puerta? -¿No tienes casa?- Preguntó con brusquedad -Si amor, pero no quiero alejarme de ti- Lo escuchó hablar meloso. Como si no lo conociera...-Solo quieres llevarme a la cama imbécil- Escondió todo lo referente a su embarazo y salió del baño. Lo vio sonreír, el idiota no podía ni negar lo obvio -No voy a negar que te deseo pero tú no me quieres dar la prueba de amor. Ya se que eres virgen, no hay por qué temer- Se acercó como un depre
Zayn se sentía desanimado porque su sueño se había aplazado un buen tiempo. Necesitaba irse y dejar el pasado en su ciudad para comenzar nuevamente justo en lo que amaba hacer. Tal vez pronto encontraría a la mujer que soportara su estilo de vida tan "peculiar". Luego de lo ocurrido con su hermano se sentía feliz porque tendría un sobrino, pero también bastante decaído. Ellos le habían devuelto una parte del dinero, pero aún con eso no era suficiente ni para apartar un lugar donde Tentaciones tres podría funcionar. Aún así el había comenzado a reunir más dinero para comprar muchos de los juguetes sexuales y demás accesorios necesarios para los cuartos. Zayn había conocido a una muchacha morena que le atraía muchísimo, más que nada por su personalidad. Físicamente aquella mujer no tenía las curvas que más le atraían, pero eso era algo sin importancia a la hora de escoger a la adecuada. Después de tener relaciones una vez, ella se había negado a repetir y eso lo había desanimado. Él er