Regresamos al castillo y les pedimos a un par de lobos en los establos que nos ayudaran a cargar los objetos que compramos mientras nosotras arrastrábamos a algunos espías maniatados. Fue bastante divertido luchar contra ellos. La diversión hubiera durado más si no fuera porque en tres movimientos los dejé inconscientes; era una pena que Kara aún no supiera algunas técnicas, así no se habrían escapado los otros dos espías. Como sea, estaba bastante felíz con los resultados. -Princesa, ¿No preferiría que nos hiciéramos cargo de... de eso? - Preguntó uno de los lobos al vernos batallar con el peso de nuestros cautivos. -No se preocupen. Nosotras podemos. - Dije restándole importacia mientras seguía arrastrando al lobo que tenía la lengua por fuera. -Eh... ¿Segura? -Súper... segura. - Dije jadeando. - Le compré un par de aretes a tu encantadora pareja y a ti un nuevo par de botas, espero que te gusten. - Dije lanzándole una sonrisa. -Mi... espalda... - Gimió Kara haciendo grandes
-¿A qué Alfa iremos a incautar mercancía ilegal hoy? - Preguntó más tarde Kara cuando entré de golpe en su habitación.Había cogido algunos percheros de otras habitaciones y los utilizaba para dividir su botín en colores, tamaños... y quizá brillo. No estaba segura.-Lamentablemente a ninguno. - Dije con voz triste y ella se desanimó por completo. - Hoy tenemos una reunión importante.-¿Con quién?-Con el comerciante de esclavos más grande del continente.Eso la hizo volver a mirarme y dejar atrás sus tesoros.-¿Qué?-Ponte algo que te abrigue bien porque en su guarida hace algo de frío. - Dije comenzando a salir de su habitación.-¡Espera! ¿Iremos solas?-Obviamente.Me miró como si estuviera loca. O quizá solo era su mirada normal y no tenía nada que ver con mi estado mental; ciertamente, frente a otras personas fingía que me amaba y que besaba el suelo por donde caminaba, pero a solas solo me daba esa mirada.-Tú y yo. - Dijo despacio.-Si.-¿Tenemos... una cita con el tipo?Yo buf
-¿Hoy te tocó ser Mercancía? - Pregunté divertida . Él rodó los ojos. -Ya sabes que a tu tía Dania le gusta que seamos parte de las ventas para tener controlado todo. ¿Qué te trae a mi humilde celda y quién es tu amiga? -Ella es mi fama de honor. Kara Diist. - Dije con una sonrisa. - Venía a conseguir un par de buenos esclavos que sean perfectos para una pelea. Alzó las cejas. -¿Quieres pelear contra ellos? -No, aunque suena divertido. Más bien quiero hacer un par de peleas clandestinas llenas de peleadores, lamentablemente la mazmorra del castillo está un poco vacía ahora mismo. -Dije haciendo pucheros. -Ah, pobre cachorra. La paz y todo eso arruinan tu diversión. - Dijo levantándose por fin y quitándose las cadenas. - Estoy seguro de que es un plan mucho más elaborado que el solo tomar a mis hombres para que saquen algo de testosterona. ¿Quisieras tomar un té? -Asco, me encantaría. - Dije riendo cuando salió de su celda para abrazarme. Yo le devolví el abrazo. -
-¿Lo vas a matar, pequeña? - Preguntó Dania con curiosidad. Yo negué con la cabeza. -No me ha hecho nada. -Ah, entonces esa es solo tu encantadora forma de saludar. Sonreí en su dirección. Me había levantado temprano a pesar de que mis sábanas me gritaban que me quedara a dormir todo el día. Una lástima que fuera una loba con muchas cosas que hacer antes de pensar en dormir por los siguientes... quizá dos años. Con suerte, con todas mis preparaciones, para cuando cumpla dieciocho solo me preocuparé por lobos muy valientes o muy estúpidos que quieran cortejarme para quedarse con el puesto de rey. Entonces me dirigí a la Academia usando un pañuelo sobre mis ojos y solo la amable guía de uno de los guardias del castillo para llegar. En la puerta no quisieron dejarme entrar por ser "una loba sospechosa", así que no tuve más remedio que noquearlos y asegurarme de que las puertas estuvieran cerradas detrás de mí.No quería que los despidieran por un pequeño descuido. Lu
Prólogo.Las explosiones aturdían mis oídos en mi forma de lobo, así que tuve que transformarme de nuevo para evitar que siguieran sangrando.Mis rodillas colapsaron e intenté con todas mis fuerzas levantarme para correr a ayudar o para alejarme del lugar. Aun no lo tenía claro. De hecho, no tenía claro nada.A mi alrededor, el más puro caos reinaba.La gente corría asustada mientras que otros pocos lobos se encontraban tratando de sacar personas de debajo de los escombros. Cortinas de humo y fuego, gritos y lamentos envolvían el atardecer.Mi hogar, o al menos el que había sido mi hogar por los últimos dos años, se encontraba en pedazos.La primera explosión fue la causante de que el castillo del Continente Central volara por los aires y me dejara en un lamentable estado físico a pesar de que no estaba dentro.-¡Anahí!El aturdimiento y el leve mareo que sentía me impedía identificar el portador de la voz, pero reconocería ese aroma en cualquier lugar y en cualquier momento. ¿Por qué
Todo empezó con una corta oración hace dos años.-He decidido ser la reina del Continente Central. – Dije convencida a mi madre cuando entró a mi habitación para ayudarme a hacer la maleta para ir con el tío Karel.Ella suspiró y se sentó en la cama dando unas suaves palmaditas para que me sentara a su lado.-¿Estás segura, bebé? Ser reina es una responsabilidad muy grande.-Lo estoy. Ser reina tiene grandes ventajas: Un castillo, la mejor comida, las mejores joyas…-Y ahí seguramente no volverás a ver a cierto lobo que te ha roto el corazón. – Dijo mamá estrechando los ojos.Mis mejillas se calentaron pero no negué la verdad. Ella volvió a suspirar.-Ni siquiera te preguntaré cómo lo sabes. – Dije con resignación.-Si tantos problemas tienes con Jack, simplemente puedo cancelar su libre pase por nuestro reino y lo sabes. No tienes por qué viajar a otro continente y tomar una carga que no era originalmente para ti.Lo sabía, por supuesto que lo sabía, pero el simple hecho de quitarle
-Alguna vez mi madre amarró al tío Mateo en el mástil del barco, ¿Sabías? - Pregunté al primo Troy mientras lo arrastraba por el pasillo.Dos días de viaje y el tipo no quería hablar conmigo. También me veía feo cada vez que le llevaba su comida.-Bueno, técnicamente fue papá el... que... lo amarró. - Gruñí con esfuerzo mientras lo subía por las escaleras.Por supuesto, Troy no podía hablar porque seguía amordazado pero conversar con él era mejor que solo tenerlo echando dagas por los ojos.Cuando por fin llegamos a cubierta lo arrastré hacia el centro y me tiré a su lado.-Necesito comenzar a trabajar mis músculos... ¿Qué, eres mitad ballena? Mi pobre espalda...-¿Por qué no me pidió ayuda, príncesa Anahí? - Dijo Victor saliendo de algún lado.-Porque yo podía hacerlo. - Dije gimiendo.-De acuerdo. - Dijo con un tono que me daba a entender que no era cierto. Jodido lobo espía presumido.Se quedó cerca tapando con su sombra la luz del sol que me daba en el rostro. Después de cinco min
-¿Ya se ha despertado Victor? - Preguntó Troy a la mañana siguiente.-No. - Dije son un suspiro.Ambos nos encontrábamos ayudando en la cocina.Anoche esperé a que regresara de entre los muertos, pero fue inútil; así que tiré abajo la puerta de Troy para contarle mis descubrimientos sobre Victor.-Según lo que me han dicho los chicos, todos pensaban que era un lobo del tío Karel. - Dijo frunciendo el ceño. - ¿Acaso alguien ha verificado su identidad?-No se me había ocurrido. - Dije entregándole otro pescado limpio para el almuerzo. - Cada que nuestro barco llegaba el Este o del Centro, él ya se encontraba a bordo así que suponíamos que lo había mandado el tío para cuidarnos o algo.Mamá nos había enseñado desde pequeños que sin importar nuestro estatus, debíamos de ayudar en lo que pudiéramos en el barco. Es por eso que mis hermanos podían sustituir al abuelo Drantos o a cualquiera a bordo del barco en sus labores. ¿Yo? No tenía las aptitudes físicas, biológicas o psicológicas para c