-Pongan algunos bocadillos más por allá, porfavor. - Dije a los lobos que estaban colocando la comida.Como mucho,tendría unos cinco minutos antes de que comenzaran a llegar las nobles.-Princesa... ¿Qué es todo esto? - Preguntó Kyrian apareciendo de repente y mirando con horror el salón.Solo hasta ese momento caí en cuenta de que no le había avisado a mi tío, así como a nadie del castillo que no fueran los cocineros, los guardias de la entrada y los muy amables lobos que se ofrecieron a ayudarme a traer toda la comida cuando me vieron cargar en el pasillo.-Esoy dando una fiesta de té en... unos dos minutos. - Dije agitando mis pestañas inocentemente. - ¿Gusta quedarse, sir Kyran? Estoy segura de que a ninguna de las lobas nobles le molestará que conviva por algunas horas con nosotras. Incluso podríamos improvisar una pista de baile.-Princesa. - Dijo con un suspiro apretándose el puente de la nariz con dos dedos. - Debió de haberme avisado para organizar a algunos guardias para us
-Si me disculpan, señoritas, necesito ir al tocador. - Dije levantándome. Todas las presentes se levantaron y yo les hice un gesto para que continuaran con nuestros juegos. Había preparado un par de ellos para tener entretenidas a las lobas; eran pequeños juegos de azar en donde cualquiera de ellas podría ganar. ¿Los premios? Algunas joyas pequeñas que había reservado de mi anterior robo... quiero decir, de mi anterior misión en la casa del Alfa. Las lobas reían, bebían, comían... y estaban distraídas. Tomé un plato y un trozo de pastel antes de salir del salón. Caminé rápidamente por los pasillos del castillo hasta la Sala del Consejo, una habitación en la segunda planta del castillo en la que se reunían los Alfas, el Consejo, mi tío, algunos guardias de confianza y algunos espías. -Princesa. - Dijeron los uardias que custodiaban la puerta de la entrada con una reverencia pronunciada. -Hola David, hola Gideon, ¿Cómo les va? -Bien princesa. -No me quejo. -Eso es genial, chico
-¿Una despedida dulce? - Pregunté con sorna a la mañana siguiente.Troy había partido por la madrugada junto a Pier y, por los gritos encantados de Kara, al parecer pasó a su habitación antes de irse.-Se disculpó por ser un idiota, ¿Se suponía que tenía que ponerme difícil? Me regaló este bonito par de pendientes. - Dijo Kara mostrando sus orejas. -Amiga mía, con el tamaño de la culpa que tenía ese lobo le pudiste haber pedido diez pares de pendientes. - Dije divertida.-Recuerda que gracias a ti están endeudados hasta sus bisnietos. - Dijo con una carcajada. - Lo intercambié; le dije que mi próximo entrenamiento debía de ser suave y no nivel extremo como pretendía. Entonces, ¿Tenemos planes para hoy?-Si, solo algunas cosas mundanas que hagan que mi reputación se mantenga con un bajo perfil. -Dije con un bostezo. -Iremos a desayunar al pueblo y recorreremos las calles para comprar tonterías que no necesitamos.-Suena bien para mi. - Dijo con un suspiro aliviado.La miré divertida.
Regresamos al castillo y les pedimos a un par de lobos en los establos que nos ayudaran a cargar los objetos que compramos mientras nosotras arrastrábamos a algunos espías maniatados. Fue bastante divertido luchar contra ellos. La diversión hubiera durado más si no fuera porque en tres movimientos los dejé inconscientes; era una pena que Kara aún no supiera algunas técnicas, así no se habrían escapado los otros dos espías. Como sea, estaba bastante felíz con los resultados. -Princesa, ¿No preferiría que nos hiciéramos cargo de... de eso? - Preguntó uno de los lobos al vernos batallar con el peso de nuestros cautivos. -No se preocupen. Nosotras podemos. - Dije restándole importacia mientras seguía arrastrando al lobo que tenía la lengua por fuera. -Eh... ¿Segura? -Súper... segura. - Dije jadeando. - Le compré un par de aretes a tu encantadora pareja y a ti un nuevo par de botas, espero que te gusten. - Dije lanzándole una sonrisa. -Mi... espalda... - Gimió Kara haciendo grandes
-¿A qué Alfa iremos a incautar mercancía ilegal hoy? - Preguntó más tarde Kara cuando entré de golpe en su habitación.Había cogido algunos percheros de otras habitaciones y los utilizaba para dividir su botín en colores, tamaños... y quizá brillo. No estaba segura.-Lamentablemente a ninguno. - Dije con voz triste y ella se desanimó por completo. - Hoy tenemos una reunión importante.-¿Con quién?-Con el comerciante de esclavos más grande del continente.Eso la hizo volver a mirarme y dejar atrás sus tesoros.-¿Qué?-Ponte algo que te abrigue bien porque en su guarida hace algo de frío. - Dije comenzando a salir de su habitación.-¡Espera! ¿Iremos solas?-Obviamente.Me miró como si estuviera loca. O quizá solo era su mirada normal y no tenía nada que ver con mi estado mental; ciertamente, frente a otras personas fingía que me amaba y que besaba el suelo por donde caminaba, pero a solas solo me daba esa mirada.-Tú y yo. - Dijo despacio.-Si.-¿Tenemos... una cita con el tipo?Yo buf
-¿Hoy te tocó ser Mercancía? - Pregunté divertida . Él rodó los ojos. -Ya sabes que a tu tía Dania le gusta que seamos parte de las ventas para tener controlado todo. ¿Qué te trae a mi humilde celda y quién es tu amiga? -Ella es mi fama de honor. Kara Diist. - Dije con una sonrisa. - Venía a conseguir un par de buenos esclavos que sean perfectos para una pelea. Alzó las cejas. -¿Quieres pelear contra ellos? -No, aunque suena divertido. Más bien quiero hacer un par de peleas clandestinas llenas de peleadores, lamentablemente la mazmorra del castillo está un poco vacía ahora mismo. -Dije haciendo pucheros. -Ah, pobre cachorra. La paz y todo eso arruinan tu diversión. - Dijo levantándose por fin y quitándose las cadenas. - Estoy seguro de que es un plan mucho más elaborado que el solo tomar a mis hombres para que saquen algo de testosterona. ¿Quisieras tomar un té? -Asco, me encantaría. - Dije riendo cuando salió de su celda para abrazarme. Yo le devolví el abrazo. -
-¿Lo vas a matar, pequeña? - Preguntó Dania con curiosidad. Yo negué con la cabeza. -No me ha hecho nada. -Ah, entonces esa es solo tu encantadora forma de saludar. Sonreí en su dirección. Me había levantado temprano a pesar de que mis sábanas me gritaban que me quedara a dormir todo el día. Una lástima que fuera una loba con muchas cosas que hacer antes de pensar en dormir por los siguientes... quizá dos años. Con suerte, con todas mis preparaciones, para cuando cumpla dieciocho solo me preocuparé por lobos muy valientes o muy estúpidos que quieran cortejarme para quedarse con el puesto de rey. Entonces me dirigí a la Academia usando un pañuelo sobre mis ojos y solo la amable guía de uno de los guardias del castillo para llegar. En la puerta no quisieron dejarme entrar por ser "una loba sospechosa", así que no tuve más remedio que noquearlos y asegurarme de que las puertas estuvieran cerradas detrás de mí.No quería que los despidieran por un pequeño descuido. Lu
Prólogo.Las explosiones aturdían mis oídos en mi forma de lobo, así que tuve que transformarme de nuevo para evitar que siguieran sangrando.Mis rodillas colapsaron e intenté con todas mis fuerzas levantarme para correr a ayudar o para alejarme del lugar. Aun no lo tenía claro. De hecho, no tenía claro nada.A mi alrededor, el más puro caos reinaba.La gente corría asustada mientras que otros pocos lobos se encontraban tratando de sacar personas de debajo de los escombros. Cortinas de humo y fuego, gritos y lamentos envolvían el atardecer.Mi hogar, o al menos el que había sido mi hogar por los últimos dos años, se encontraba en pedazos.La primera explosión fue la causante de que el castillo del Continente Central volara por los aires y me dejara en un lamentable estado físico a pesar de que no estaba dentro.-¡Anahí!El aturdimiento y el leve mareo que sentía me impedía identificar el portador de la voz, pero reconocería ese aroma en cualquier lugar y en cualquier momento. ¿Por qué