"Mi versión de Caperucita Roja es que el lobo queria cuidar a la niña qué vagaba sola en el bosque, pero ella no lo vio asi, prefiero esa a el canibalismo..."Entramos al jardín, el aire estaba cargado de una ligera tensión, como si el viento mismo supiera que algo estaba por suceder. El chico, ahora visiblemente más tranquilo, caminó unos pasos más y se detuvo cerca de una pequeña fuente que burbujeaba suavemente. Su respiración ya no era tan apresurada, y sus movimientos, aunque tensos, eran más fluidos. La tensión en su cuerpo comenzaba a desvanecerse, pero había algo en su mirada que aún no me terminaba de convencer.Fue entonces cuando decidí hablar. El peso de lo que estaba por decir se acumulaba en mi pecho, pero tenía que soltarlo de alguna manera. No podía quedarme con la incertidumbre, ni con el miedo de que algo saliera mal.—Pude predecir la muerte —dije con calma, como si fuera algo que me costaba poco mencionar, pero que, sin embargo, me dolía. Mi voz era fría, aunque la
Desde el otro lado de la línea, escuché una risa baja. No era de diversión, sino de resignación.—No te preocupes, mi niña... Solo no hagas eso de nuevo —suspiro, su tono ahora más suave, más vulnerable, como si dejara de lado toda la dureza por un momento. —Aún no te quiero perder... —sus palabras eran las que siempre me llegaban al fondo, las que no podía ignorar, las que me hacían sentir una responsabilidad inmensa.Me senté en la cama, sintiéndome más pesada por cada palabra. La culpa no me dejaba en paz, pero sabía que no podía dejar de hacer lo que hacía, por mucho que eso lo dañara.—Lamento esto también, siempre te causo problemas... —murmuré, dejando que mi voz se suavizara, como si las palabras fueran un susurro para calmar mi propio remordimiento.—¿El chico que me dijiste es el que está en mi jardín con una chica de ojos ámbar? —preguntó, cambiando de tema y enfocándose en lo importante. Eso me hizo levantar una ceja, sorprendida por su perspicacia.—La chica no estaba cua
"Porque si el cielo brilla tu y yo lo haremos..."Él estaba tan nostálgico, sus ojos fijos en el suelo, y yo podía ver en su mirada que algo lo atormentaba. Sentía que lo que estábamos viviendo era más que una simple despedida; había una especie de dolor sutil, como si ambos supiéramos que este momento no sería el último, pero sí podría ser el último en esta dimensión.Quería decirle que me iría, que debía partir. Lo había estado considerando durante días, pero no sabía cómo enfrentarlo. Nunca había estado en la misma dimensión luego de morir, y no tenía idea de cómo todo eso podría afectarnos. No sabía si podría convencer a mi padre de que me dejara, pero a él sinceramente le importaba un bledo si iba o venía.El problema real, como siempre, serían los líderes de los clanes que dominan mi hogar. Ellos, esos seres que me observaban desde las sombras, esperando que cometiera un error, que cayera en su trampa. Eso sería lo complicado, pero en ese momento, con él cerca, todo lo demás par
Había despertado un poco adolorida en las caderas. Mi cuerpo aún recordaba las intensas horas de la noche anterior, pero no podía evitar sonreír al recordar cada momento. Miré a mi lado, y allí estaba él, profundamente dormido. Su cabello alborotado se veía desordenado, pero de alguna forma, aún se veía malditamente perfecto a mis ojos. Respiraba tranquilo, como si el mundo entero no tuviera nada que ver con él en ese instante.Me deslicé de la cama lentamente, con cuidado de no despertarlo. La sábana me envolvía, cubriendo mi cuerpo mientras caminaba hacia el baño. La frescura del suelo frío contra mis pies me hizo estremecer un poco, pero lo ignoré mientras me adentraba en la privacidad del baño. Necesitaba una ducha, no solo para relajarme, sino también para aclarar la mente y preparar algo especial para él. Después de todo, tenía algo que había comprado pensando exclusivamente en él, y quería que fuera un detalle memorable.Tras la ducha, me tomé mi tiempo para arreglarme, escogi
"La vida es corta, no hay tiempo de dejar palabras importantes sin decirse"Estábamos viendo una película, pero mis pensamientos no podían quedarse quietos. El tiempo seguía corriendo, cada vez faltaba mucho menos para ese día tan desastroso que cambiaría nuestras vidas para siempre. El sonido de la película estaba apagado en mi mente, como si solo yo pudiera escuchar el eco de mis propios pensamientos.Mi jefe me había anunciado que habría una fiesta de gala esa noche, y que podía llevar a Adeus conmigo para que los socios de él supieran que no podían tocarlo. La idea parecía lógica en principio, una forma de demostrar mi posición y protegerlo a él, pero al mismo tiempo, no podía dejar de pensar que yo me iría pronto, y no sabía si volvería. ¿Qué iba a pasar después de esa fiesta? La incertidumbre me rodeaba como una niebla densa.—¿Princesa? —me llamó Adeus, su voz rompiendo mi ensimismamiento. Lo miré, sus ojos oscuros llenos de preocupación.—Mmmmjh —respondí, sin mucho ánimo, sin
—Lista —dije, saliendo del closet con un vestido de manga larga color blanco. El vestido, ajustado en la parte superior, tenía un cinturón negro que marcaba mi cintura y un delicado estampado de flores que se desplegaba a lo largo de una de las mangas, dando un toque elegante y suave. La falda tenía un volado ligero que le daba un aire romántico, y me llegaba justo hasta la mitad de los muslos, lo que le daba un toque coqueto sin perder la clase. Para completar el look, me puse unos tacones negros de charol que realzaban aún más mi figura, con un pequeño detalle plateado en el talón. Me sentía lista y hermosa, con la sensación de que la noche sería inolvidable.Ya estábamos a punto de salir para la fiesta. Miré a Adeus, quien estaba en el sofá, completamente concentrado en su teléfono móvil. Al levantar la vista y verme, su rostro se iluminó con una sonrisa picara y juguetona. En ese instante, el flash de su cámara iluminó la habitación, lo que me hizo soltar una risa espontánea. Él,
Ya habíamos llegado hace unas horas, y la fiesta estaba en pleno apogeo. El salón era impresionante, con enormes candelabros de cristal que iluminaban el ambiente con una luz suave y cálida. Las paredes estaban adornadas con tapices antiguos de tonos dorados y burdeos, creando una atmósfera de lujo y elegancia. Las mesas estaban dispuestas con delicadeza a lo largo de la sala, cubiertas con manteles de lino blanco y arreglos florales frescos que exhalaban un perfume sutil, casi embriagador. Las ventanas grandes ofrecían una vista espectacular de la ciudad, cuyas luces parpadeaban en la distancia, añadiendo un toque mágico al ambiente.En el centro del salón, había una pista de baile de mármol pulido que reflejaba las luces como un espejo. A medida que la gente se movía al ritmo de la música, el brillo del suelo se acentuaba, dando la impresión de que todos flotaban sobre una superficie resplandeciente. El aire estaba lleno de risas, susurros y murmullos, pero lo que más destacaba era
"Amo caminar bajo la lluvia porque nadie sabe que estoy llorando en realidad"—¡Oh, vamos! —se quejó él, con una expresión divertida pero exageradamente melancólica. Su mirada estaba llena de diversión, pero su tono de voz hacía que todo sonara como si fuera una petición realmente dramática. Yo solo le sonreí, manteniendo la caja de pastelillos en mis manos como un trofeo preciado.—Nop —respondí, negando con la cabeza mientras sostenía con firmeza la caja que tenía en las manos, como si fuera lo más importante del mundo.—¡Oh, vamos, princesa! —repitió él, haciendo una mueca mientras se cruzaba de brazos, jugando a estar realmente molesto, aunque sabía que no lo estaba. No pude evitar soltar una risa al ver su actitud exagerada, y, sin pensarlo dos veces, corrí alrededor de la mesa, intentando mantener la caja fuera de su alcance.—¡No seas mala! —dijo, siguiéndome a gran velocidad, con los pies apenas tocando el suelo mientras intentaba alcanzarme. Mis risas resonaban por la habitac