"Porque si el cielo brilla tu y yo lo haremos..."Él estaba tan nostálgico, sus ojos fijos en el suelo, y yo podía ver en su mirada que algo lo atormentaba. Sentía que lo que estábamos viviendo era más que una simple despedida; había una especie de dolor sutil, como si ambos supiéramos que este momento no sería el último, pero sí podría ser el último en esta dimensión.Quería decirle que me iría, que debía partir. Lo había estado considerando durante días, pero no sabía cómo enfrentarlo. Nunca había estado en la misma dimensión luego de morir, y no tenía idea de cómo todo eso podría afectarnos. No sabía si podría convencer a mi padre de que me dejara, pero a él sinceramente le importaba un bledo si iba o venía.El problema real, como siempre, serían los líderes de los clanes que dominan mi hogar. Ellos, esos seres que me observaban desde las sombras, esperando que cometiera un error, que cayera en su trampa. Eso sería lo complicado, pero en ese momento, con él cerca, todo lo demás par
Había despertado un poco adolorida en las caderas. Mi cuerpo aún recordaba las intensas horas de la noche anterior, pero no podía evitar sonreír al recordar cada momento. Miré a mi lado, y allí estaba él, profundamente dormido. Su cabello alborotado se veía desordenado, pero de alguna forma, aún se veía malditamente perfecto a mis ojos. Respiraba tranquilo, como si el mundo entero no tuviera nada que ver con él en ese instante.Me deslicé de la cama lentamente, con cuidado de no despertarlo. La sábana me envolvía, cubriendo mi cuerpo mientras caminaba hacia el baño. La frescura del suelo frío contra mis pies me hizo estremecer un poco, pero lo ignoré mientras me adentraba en la privacidad del baño. Necesitaba una ducha, no solo para relajarme, sino también para aclarar la mente y preparar algo especial para él. Después de todo, tenía algo que había comprado pensando exclusivamente en él, y quería que fuera un detalle memorable.Tras la ducha, me tomé mi tiempo para arreglarme, escogi
"La vida es corta, no hay tiempo de dejar palabras importantes sin decirse"Estábamos viendo una película, pero mis pensamientos no podían quedarse quietos. El tiempo seguía corriendo, cada vez faltaba mucho menos para ese día tan desastroso que cambiaría nuestras vidas para siempre. El sonido de la película estaba apagado en mi mente, como si solo yo pudiera escuchar el eco de mis propios pensamientos.Mi jefe me había anunciado que habría una fiesta de gala esa noche, y que podía llevar a Adeus conmigo para que los socios de él supieran que no podían tocarlo. La idea parecía lógica en principio, una forma de demostrar mi posición y protegerlo a él, pero al mismo tiempo, no podía dejar de pensar que yo me iría pronto, y no sabía si volvería. ¿Qué iba a pasar después de esa fiesta? La incertidumbre me rodeaba como una niebla densa.—¿Princesa? —me llamó Adeus, su voz rompiendo mi ensimismamiento. Lo miré, sus ojos oscuros llenos de preocupación.—Mmmmjh —respondí, sin mucho ánimo, sin
—Lista —dije, saliendo del closet con un vestido de manga larga color blanco. El vestido, ajustado en la parte superior, tenía un cinturón negro que marcaba mi cintura y un delicado estampado de flores que se desplegaba a lo largo de una de las mangas, dando un toque elegante y suave. La falda tenía un volado ligero que le daba un aire romántico, y me llegaba justo hasta la mitad de los muslos, lo que le daba un toque coqueto sin perder la clase. Para completar el look, me puse unos tacones negros de charol que realzaban aún más mi figura, con un pequeño detalle plateado en el talón. Me sentía lista y hermosa, con la sensación de que la noche sería inolvidable.Ya estábamos a punto de salir para la fiesta. Miré a Adeus, quien estaba en el sofá, completamente concentrado en su teléfono móvil. Al levantar la vista y verme, su rostro se iluminó con una sonrisa picara y juguetona. En ese instante, el flash de su cámara iluminó la habitación, lo que me hizo soltar una risa espontánea. Él,
Ya habíamos llegado hace unas horas, y la fiesta estaba en pleno apogeo. El salón era impresionante, con enormes candelabros de cristal que iluminaban el ambiente con una luz suave y cálida. Las paredes estaban adornadas con tapices antiguos de tonos dorados y burdeos, creando una atmósfera de lujo y elegancia. Las mesas estaban dispuestas con delicadeza a lo largo de la sala, cubiertas con manteles de lino blanco y arreglos florales frescos que exhalaban un perfume sutil, casi embriagador. Las ventanas grandes ofrecían una vista espectacular de la ciudad, cuyas luces parpadeaban en la distancia, añadiendo un toque mágico al ambiente.En el centro del salón, había una pista de baile de mármol pulido que reflejaba las luces como un espejo. A medida que la gente se movía al ritmo de la música, el brillo del suelo se acentuaba, dando la impresión de que todos flotaban sobre una superficie resplandeciente. El aire estaba lleno de risas, susurros y murmullos, pero lo que más destacaba era
"Amo caminar bajo la lluvia porque nadie sabe que estoy llorando en realidad"—¡Oh, vamos! —se quejó él, con una expresión divertida pero exageradamente melancólica. Su mirada estaba llena de diversión, pero su tono de voz hacía que todo sonara como si fuera una petición realmente dramática. Yo solo le sonreí, manteniendo la caja de pastelillos en mis manos como un trofeo preciado.—Nop —respondí, negando con la cabeza mientras sostenía con firmeza la caja que tenía en las manos, como si fuera lo más importante del mundo.—¡Oh, vamos, princesa! —repitió él, haciendo una mueca mientras se cruzaba de brazos, jugando a estar realmente molesto, aunque sabía que no lo estaba. No pude evitar soltar una risa al ver su actitud exagerada, y, sin pensarlo dos veces, corrí alrededor de la mesa, intentando mantener la caja fuera de su alcance.—¡No seas mala! —dijo, siguiéndome a gran velocidad, con los pies apenas tocando el suelo mientras intentaba alcanzarme. Mis risas resonaban por la habitac
Corría con todas mis fuerzas, el aire frío golpeando mi rostro, mientras el cielo, oscuro y denso, presagiaba una tormenta feroz. El sonido de mis pasos resonaba en la quietud de la noche, y mi corazón latía desbocado en mi pecho, bombeando sangre a toda velocidad. No podía fallar. No podía dejar que esto terminara de esta manera.— Mierda, maldita mierda. —maldije entre dientes, la ansiedad apoderándose de cada fibra de mi ser. Me había quedado dormida, inmersa en pensamientos que no pude controlar, y ahora, al despertar, me di cuenta de que el tiempo me había jugado una mala pasada. No había notado que él había salido, y con él, todo lo que había temido comenzaba a hacerse realidad.Mañana cumplíamos dos meses de novios, y ahora todo lo que sentía por él estaba siendo destrozado, aplastado por la horrible visión que se desplegaba frente a mis ojos. Ahora entiendo por qué pidió esa cita conmigo. Todo había sido una trampa. Una mentira, desde el principio. ¿Y yo, tonta, había caído?L
"Cuando ves el ultimo aliento de vida de una persona... Te fijas en sus ojos"Lloraba aferrado a su cuerpo frío, mientras la lluvia seguía cayendo con fuerza, sin mostrar intenciones de detenerse. Las gotas golpeaban mi rostro, mis hombros, mi alma, como si quisieran arrastrarme hacia la misma oscuridad que ella ya había abrazado. Con la cabeza sumida en su pecho, inmóvil, sentí cómo la tormenta no era nada comparado con la tormenta que se desataba dentro de mí. Nada tenía sentido, nada parecía importarme ya.—No... —murmuró mi hermano. Lo vi, y seguía exactamente igual, como si el mundo entero se hubiera detenido junto a nosotros, sumidos en la desesperación. Estaba llorando. Sus lágrimas caían en silencio, sin siquiera intentar ocultarlas.Volví mi cara hacia su pecho, dejando que las lágrimas siguieran su curso. El sonido de los pasos fuertes chocando con el agua del suelo resonaba a mi alrededor, pero nada de eso alcanzaba mis oídos. Estaba ciego, sumido en la oscuridad de mi ment