Nicolás: El hombre perfecto, al cual todos quieren y desean a su alrededor con tan sólo veintitrés años. Desde que tiene diez años de edad ha sido novio del pequeño Jedward. Va a la misma Universidad a la cual su pequeño novio va, sólo por orden de él.
Jedward: Sólo tiene dieciocho años recién cumplidos, le encanta estar así con su chico, desde que tiene uso de razón han estado juntos en las buenas y en las malas.
Aunque, el mayor se comporte "Un poco posesivo" con él, por un lado sabe que sólo lo hace para protegerlo de los demás.
La posesividad, es una enfermedad un tanto inusual en las personas. Se cataloga posesividad o posesivo a alguien que quiere tener sólo para él. Eso es algo de lo que le está pasando al pequeño Jedward, su querido novio o prometido es bastante posesivo y bastante agresivo.
Desde que Nicolás lo reclamó como suyo hace trece años, desde ese día las cosas se volvieron un caos total.
Hay un pequeño secreto detalle que Jedward le oculta a su querido prometido: Él es igual que su padre Harry, puede tener hijos sabiendo que es un hombre.
Jedward acababa de llegar a su casa después de pasar todo el día en el departamento de Nicolás.Estaba seguro de que su papá Liam lo iba a regañar por llegar después del toque de queda en esa casa. Sólo podía tener a su papá Harry de su lado, aunque no tanto ya que había quebrantado tanto esa regla que dude que su padre lo ayude esta vez.Todo empezó esa misma mañana cuando Nicolás había ido a buscarlo para llevarlo a la Universidad, porque no le gustaba que saliera sólo. Su papá nunca estuvo de acuerdo con su relación por X razón de la cual él desconoce.Su vida en la Universidad era de lo más extraña. Nadie se acercaba a él porque tenían miedo
Jedward bajó las escaleras de su casa que daban al segundo piso, su padre estaba en la cocina haciendo el desayuno. En cambio Liam no estaba tratando de calmar a sus hijos, los cuales estaban discutiendo por cosas sin sentidos.— Hola, papá —besó la mejilla de Harry—. Papá Liam necesita de tu ayuda, ahora —rió un poco y Harry negó.— Él no me necesita, además él sólo está tratando las cosas con calma, ya verás que dentro de poco tus hermanos estarán callados —se encogió de hombros y siguió con el desayuno.Jedward se puso a su lado para ayudarlo como siempre hacía cada vez que estaban juntos en la cocina. Terminaron de hacer el desayuno justo a tiempo p
Nicolás esperaba de forma impaciente fuera del aula de Jedward, los minutos se le hacían horas para que por fin este pudiera salir de allí dentro. Mirando por séptima vez su reloj de su celular y soltó una maldición la cual fue escuchada por algunos alumnos que pasaban mirándolo como si fuera el Rey de Inglaterra.Sonrió satisfecho cuando vio que los estudiantes salían uno detrás del otro dando por finalizada la hora. El último como siempre en salir fue Jedward, el cual tenía una mueca en el rostro por lo pesada que estaba la mochila con todos los libros.Éste no le dirigió ni una sola mirada, no es que no supiera que estaba allí, sino que tenía que mantener su orgullo en alto. Nicolás fue rápidamente detr&a
Jedward se encontraba haciéndole un té a su padre para calmar sus nervios. Habían pasado por lo menos unas dos o tres horas desde que había llegado de la universidad. De seguro que Nathan debe de estar de camino o sino ya debe de estar en la puerta de la escuela. En cambio Noah debe estar en sus clases de boxeo como cada tarde de lunes a viernes.Subiendo las escaleras hasta llegar a la habitación de sus padres, giró la perilla para poder entrar sin obstáculos. Viendo la figura de su padre y luego viendo su estado se repitió varias veces en mantener oculto su estado. Es decir, no decirle nada a Nicolás mientras las cosas se calman en su casa.Además, con solo escuchar la voz de este cuando le mencionó sobre el embarazo de su padre fue más que suficiente para co
Arreglando mejor su ropa, salió de la habitación para encontrarse con su familia en la sala conversando o mejor dicho a sus tíos y padres mientras que sus hermanos estaban con sus primos. Mientras que sus primos postizos estaban hablando entre ellos.—Ya llegó por quien lloraban —se burló Kayled, y él le dio un golpe en el hombro.— Jamás me cansaré de decir que tus ojos son hermosos — susurró Nasver, para hacer enojar a su novio.—Aún estoy aquí, Nasver —murmuró, entre dientes Kayled.Digamos que el amor no tiene edad, aunque Nasver era tres años mayor que él. No les importó estar juntos sin importar l
Sonrió feliz entrando a su casa. Había pasado una de las mejores noches con su novio en su departamento. Habían tenido sexo en cualquier parte. Subiendo las escaleras antes de que alguno de sus padres lo vieran. Fue al baño para tomarse las pastillas que se habían vuelto costumbre en su vida sexual.Salió de su habitación para ir al jardín trasero donde estaba la piscina que su papá Liam había construido. Hizo una mueca de asco total al encontrar a sus padres casi teniendo sexo sobre una de las sillas de tomar sol.— Creo que hubiese sido mejor quedarme todo el fin de semana con mi novio así me evito estos traumas —susurró lo suficientemente fuerte para que sus padres dejaran su sesión de besos. Mirando sobre sus hombros para ver si era su imaginación que alguien lo venía siguiendo, frunció el ceño cuando vio el carro de Kayled salir rápidamente con rumbo a la ciudad.Al menos, no era el único que vivía con sus padres después de haber cumplido la mayoría de edad.Subió una ceja cuando su padre estaba con los brazos cruzados mirando hacia la dirección de la sala donde estaban los dos demonios que tenía como hermanos en una especie de lucha. Agradeció a los dioses que estos no se parecieran en nada, solamente en los hoyuelos que se marcaban en sus mejillas cada vez que reían o sonreían.Nathan era la misma imagen de Harry con sus ojos verdes, en cambio Nathan tenía más el complejo de su padreCapítulo 7.
Sintiendo como su cuerpo dolía como mil demonios después de lo ocurrido la noche anterior. Había salido de la casa de su novio sin que este se diera cuenta. No tenía por qué verle la cara después de lo ocurrido, no quería escuchar sus perdones. Simplemente se ducho por sí mismo con algo de paciencia y tomó su mochila para ir a la universidad.No podía faltar con tan sólo unas cuantas semanas para que el cuatrimestre acabara y que él a fin pudiera tomar materias de la carrera que había seleccionado.Caminó a paso rápido hasta su salón de clases donde encontró al amigo de su novio parado al parecer esperando a alguien. Estaba en la misma pared en la que Nicolás solía ir a esperarlo con los brazos cruzados. Viendo como es