Jedward acababa de llegar a su casa después de pasar todo el día en el departamento de Nicolás.
Estaba seguro de que su papá Liam lo iba a regañar por llegar después del toque de queda en esa casa. Sólo podía tener a su papá Harry de su lado, aunque no tanto ya que había quebrantado tanto esa regla que dude que su padre lo ayude esta vez.
Todo empezó esa misma mañana cuando Nicolás había ido a buscarlo para llevarlo a la Universidad, porque no le gustaba que saliera sólo. Su papá nunca estuvo de acuerdo con su relación por X razón de la cual él desconoce.
Su vida en la Universidad era de lo más extraña. Nadie se acercaba a él porque tenían miedo de que su estúpido y sexy novio los golpeara, nadie respiraba en su dirección. El primer día en la Universidad había sido el peor de todos, Nicolás se había peleado con otro chico sólo porque se había acercado a él para preguntarle su nombre.
Es que era imposible no acercarse a él, todos tenían envidia de sus hermosos ojos bicolores, todos querían ser su amigo pero era extremadamente difícil conseguirlo con el guardaespaldas que tenía.
Suspiró tres veces antes de abrir la puerta del jardín, mientras cambiaba pensaba que excusa barata les diría a sus padres sobre su llegada. Abrió la puerta de la casa para encontrarse con su padre con los brazos cruzados.
— ¡Harry, tu hijo llegó! —gritó, dándose la vuelta y ni siquiera lo miró como siempre hacía.
Cerró la puerta de forma temblorosa, su padre estaba enojado con él... Otra vez. Su padre se perdió en el pasillo que daba a su despacho y cerró la puerta de un portazo sin dirigirle alguna mirada de esas que matan sólo con el pensamiento.
Harry apareció por la puerta de la cocina con la mirada llena de tristeza.
— Hey, príncipe —lo abrazó—. No llores, sabes que tu padre te ama mucho. Así que quita esa cara de tristeza —besó su pelo corto-castaño.
Caminaron hacia la sala y se sentaron en el sofá doble.
— Es que siento que lo estoy desilusionado bastante, papá, siento que ya no me mira como antes. Sé que mis llegadas a la casa después del toque de queda no tienen perdón pero qué es Nicolás...
— Es muy posesivo contigo y no te deja salir sólo de su casa o de la tuya —terminó la oración.
— Sabes que lo amo mucho, papá, pero hay veces en los que él se vuelve muy empalagoso y esas cosas —negó con la cabeza.
— Debes de ponerle un alto —Jedward colocó su cabeza en el regazo de su padre—. Tienen más de trece años juntos, hasta están comprometidos con el anillo y todo.
— Eso ya lo sé, papá, es que él es muy agresivo a veces...
— ¿Te ha golpeado? —preguntó asombrado.
— No, nunca lo ha hecho —murmuró incómodo.
— Espero que me estés diciendo la verdad —lo regañó.
— Sabes que jamás te mentiría con algo así —suspiró.
— Al menos están usando protección, ¿Cierto? —preguntó, acariciando su cabello.
Jedward negó con la cabeza encogiéndose más en el regazo de su padre.
— Cuando tenemos relaciones no usamos condón pero cuando llegó aquí a la casa tomó pastillas. Hace algunos días fui sólo aunque no lo creas a una clínica para saber si podían poner estéril pero me dijeron que no podían porque eso podía arriesgar mi vida —murmuró triste.
— Tenías que preguntar primero sobre eso, sabes que yo te podría orientar —suspiró—. Aunque, ahora entiendo porque ya no tengo de esas pastillas en el baño.
— Yo lo siento, papá, es que aún no estoy preparado para decirle a Nicolás sobre eso. Veré cuando sea el tiempo para decirle pero ahora no —se levantó del regazo de su padre—. Iré a hablar con papá Liam. Nos vemos mañana en el desayuno —murmuró, para luego besar la mejilla de Harry.
— Si, ve. Porque si no vas se pondrá como loco y no queremos eso, nos vemos mañana. Antes de dormir y dile a tus hermanos que se duerman que tienen clases mañana.
Jedward asintió y luego fue hacia el despacho de su padre, tocó la puerta tímidamente para que su padre supiera que era él. Suspiró cuando no escuchó la respuesta las dos primeras veces que llamó, estaba por darse la vuelta cuando la puerta se abrió.
— Entra y espero que lo que me tengas que decir sea importante —se dio la vuelta y dejó que él pasara.
Se sentó en la silla detrás del escritorio para hacerle una seña y que este se sentará también.
— Yo en verdad lo siento, papá, es que no sé qué más decirte —se sinceró sentándose enfrente de él.
— Haz roto la única regla que te puse cuando acepte a Nicolás como tu novio. Te dije que no podías llegar después de las ocho y llegas después de las diez como si nada —dijo serio—. Al menos podías haber avisado que llegarías a estas horas —suspiró.
— Yo en verdad, lo siento, papá. Sé que has puesto toda tu confianza en mi relación con Nicolás y yo simplemente sigo metiendo la pata cada vez más —se encogió un poco.
— No puedo o me gusta estar enojado contigo, sabes que eres mi orgullo —abrió los brazos para que Jedward fuera hacia ellos.
Sin pensarlo dos veces corrió hacia los brazos de su padre.
— Gracias, Papá, desde hoy trataré de no llegar tan tarde y si llego hacerlo te avisaré a ti o a papá Harry —murmuró besando su mejilla.
— Eso espero. Ahora ve a dormir, recuerda que tienes universidad y quiero tener pronto aún diseñador en casa —rió.
— Lo tendrás, seré el mejor diseñador de modas de todos —se separó, y luego fue hacia la puerta no sin antes despedirse de su padre como siempre ese.
Subió las escaleras y entró primero a la habitación de Noah, el cual estaba con su laptop de seguro hablando con alguno de sus amigos.
— Papá Harry, dice que te acuestes temprano, o sea, ahora. Así que deja eso y acuéstate —dijo tomando la laptop y Noah lo miró molesto.
— Eres el peor hermano mayor de todos, debes de estar de mi lado no dándome la espalda, Jed —dijo entre dientes, metiéndose entre las sábanas.
— Lo sé, lo sé, ahora quiero que metas tu redondo trastero dentro de las sábanas y no salgas de allí por nada en el mundo —besó su frente.
— Aunque, eres un grano en el trasero, eres el menor hermano mayor de todos, jamás olvides que te quiero —sonrió, antes de darse la vuelta para darle la espalda.
Jedward sólo rió por lo infantil que podía llegar a hacer su hermano. Fue hacía el más difícil de los mellizos, ese tenía más el temperamento de su padre Liam en algunas cosas, aunque la mayoría de las veces le salían mal.
Abrió la puerta y luego la cerró a sus espaldas para vigilar que este en verdad esté durmiendo.
Abrió la puerta y luego la cerró logrando que su hermano "despertara"
— Buen intento, Nathan Jackson Hamilton, soy mayor que tú. Dame los audífonos y la computadora, y no quiero una excusa barata. Ya me las sé todas —quitó las cobijas de su cuerpo.
— Te odio, Jedward Jackson Hamilton, eres...
— El peor hermano de todos —rodó los ojos—. Eso mismo me dijo Noah, ya me sé todo de memoria —se encogió de hombros.
— Ese jodido Noah Hamilton Jackson, siempre se me adelanta —murmuró, entre dientes dejando aún lado la computadora y los audífonos.
— Es mayor que tú por dos minutos, además tiene el apellido de papá Harry primero que el de papá Liam y no me quejo, así que ya sabes nada...
— Ya lo sé vete, no la utilizaré, sólo estaba viendo algunas cosas en el grupo de boxeo y nada más.
— Está bien, confiaré en ti está vez, después vendrá papá Liam y sabe lo que pasó la última vez que te vio utilizando la computadora.
— Si lo sé, vete y deja de malgastar mi tiempo estando aquí.
Jedward volvió a rodar los ojos y luego fue hacía a su habitación para intentar dormir. Luego de bañarse se puso su pijama y desconectó su celular para ver los mensajes que Nicolás le había enviado.
"Espero que tus padres no se hayan enojado contigo por robarte todo el día y parte de la noche"
"Se molestaron bastante por que llegue hasta después del toque de queda, me dijeron que tenía que llamar si vuelve a suceder" Jedward.
"Oh, qué mal, príncipe, dejaste tus cuadernos en mi departamento cuando salimos a cenar y luego te lleve a tu casa. ¿Quieres que te los lleve?“ Nicolás.
"Nop, está bien, sólo déjalos allí, yo veré cómo haré para llevar los demás mañana, nos vemos tengo sueño” Jedward.
"Nos vemos mañana, príncipe. Te amo.” Nicolás.
"Yo también te amo" Jedward.
Jedward bajó las escaleras de su casa que daban al segundo piso, su padre estaba en la cocina haciendo el desayuno. En cambio Liam no estaba tratando de calmar a sus hijos, los cuales estaban discutiendo por cosas sin sentidos.— Hola, papá —besó la mejilla de Harry—. Papá Liam necesita de tu ayuda, ahora —rió un poco y Harry negó.— Él no me necesita, además él sólo está tratando las cosas con calma, ya verás que dentro de poco tus hermanos estarán callados —se encogió de hombros y siguió con el desayuno.Jedward se puso a su lado para ayudarlo como siempre hacía cada vez que estaban juntos en la cocina. Terminaron de hacer el desayuno justo a tiempo p
Nicolás esperaba de forma impaciente fuera del aula de Jedward, los minutos se le hacían horas para que por fin este pudiera salir de allí dentro. Mirando por séptima vez su reloj de su celular y soltó una maldición la cual fue escuchada por algunos alumnos que pasaban mirándolo como si fuera el Rey de Inglaterra.Sonrió satisfecho cuando vio que los estudiantes salían uno detrás del otro dando por finalizada la hora. El último como siempre en salir fue Jedward, el cual tenía una mueca en el rostro por lo pesada que estaba la mochila con todos los libros.Éste no le dirigió ni una sola mirada, no es que no supiera que estaba allí, sino que tenía que mantener su orgullo en alto. Nicolás fue rápidamente detr&a
Jedward se encontraba haciéndole un té a su padre para calmar sus nervios. Habían pasado por lo menos unas dos o tres horas desde que había llegado de la universidad. De seguro que Nathan debe de estar de camino o sino ya debe de estar en la puerta de la escuela. En cambio Noah debe estar en sus clases de boxeo como cada tarde de lunes a viernes.Subiendo las escaleras hasta llegar a la habitación de sus padres, giró la perilla para poder entrar sin obstáculos. Viendo la figura de su padre y luego viendo su estado se repitió varias veces en mantener oculto su estado. Es decir, no decirle nada a Nicolás mientras las cosas se calman en su casa.Además, con solo escuchar la voz de este cuando le mencionó sobre el embarazo de su padre fue más que suficiente para co
Arreglando mejor su ropa, salió de la habitación para encontrarse con su familia en la sala conversando o mejor dicho a sus tíos y padres mientras que sus hermanos estaban con sus primos. Mientras que sus primos postizos estaban hablando entre ellos.—Ya llegó por quien lloraban —se burló Kayled, y él le dio un golpe en el hombro.— Jamás me cansaré de decir que tus ojos son hermosos — susurró Nasver, para hacer enojar a su novio.—Aún estoy aquí, Nasver —murmuró, entre dientes Kayled.Digamos que el amor no tiene edad, aunque Nasver era tres años mayor que él. No les importó estar juntos sin importar l
Sonrió feliz entrando a su casa. Había pasado una de las mejores noches con su novio en su departamento. Habían tenido sexo en cualquier parte. Subiendo las escaleras antes de que alguno de sus padres lo vieran. Fue al baño para tomarse las pastillas que se habían vuelto costumbre en su vida sexual.Salió de su habitación para ir al jardín trasero donde estaba la piscina que su papá Liam había construido. Hizo una mueca de asco total al encontrar a sus padres casi teniendo sexo sobre una de las sillas de tomar sol.— Creo que hubiese sido mejor quedarme todo el fin de semana con mi novio así me evito estos traumas —susurró lo suficientemente fuerte para que sus padres dejaran su sesión de besos. Mirando sobre sus hombros para ver si era su imaginación que alguien lo venía siguiendo, frunció el ceño cuando vio el carro de Kayled salir rápidamente con rumbo a la ciudad.Al menos, no era el único que vivía con sus padres después de haber cumplido la mayoría de edad.Subió una ceja cuando su padre estaba con los brazos cruzados mirando hacia la dirección de la sala donde estaban los dos demonios que tenía como hermanos en una especie de lucha. Agradeció a los dioses que estos no se parecieran en nada, solamente en los hoyuelos que se marcaban en sus mejillas cada vez que reían o sonreían.Nathan era la misma imagen de Harry con sus ojos verdes, en cambio Nathan tenía más el complejo de su padreCapítulo 7.
Sintiendo como su cuerpo dolía como mil demonios después de lo ocurrido la noche anterior. Había salido de la casa de su novio sin que este se diera cuenta. No tenía por qué verle la cara después de lo ocurrido, no quería escuchar sus perdones. Simplemente se ducho por sí mismo con algo de paciencia y tomó su mochila para ir a la universidad.No podía faltar con tan sólo unas cuantas semanas para que el cuatrimestre acabara y que él a fin pudiera tomar materias de la carrera que había seleccionado.Caminó a paso rápido hasta su salón de clases donde encontró al amigo de su novio parado al parecer esperando a alguien. Estaba en la misma pared en la que Nicolás solía ir a esperarlo con los brazos cruzados. Viendo como es
Mirando a sus padres con rostro preocupado no entraba la forma en la que le diría a ambos que se casaría en tres meses con su novio de toda la vida. Además, no quería hablar con Liam después de lo que había leído en el cuaderno de su padre. Estaba más que seguro de que lo otro que seguía era aún peor que eso.Pero aún no se imaginaba porque su padre Harry estaba con él, si era por amenaza o por el simple hecho de que lo ama. Aclarándose la garganta llamó la atención de todos en la mesa, logrando que los mellizos dejaran de pelear como cada noche antes, durante y después de la cena.—Tengo algo importante que decirle a todos —susurró, dejando su plato a un lado.— Ya est