5
Gabrielle Smirnov
Ni siquiera llevo casco puesto y este lunático esta manejando como loco.
Mi vestido esta subido hasta mis muslos, mis hombros suben y bajan sin parar por el susto que me estoy llevando en estos momentos.
¡Por Dios santo!
Ya vienen los policías y le han a llevar presa, moriré joven y poco manoseada ¡¿Por qué?! Esto es culpa de Misa, si no hubiese aceptado su indecente propuesta, ahora mismo estaria en el apartamento de las gemelas acostada y quizás sana y salva.
Izan acelera, a lo lejos veo una curva en la carretera y más me aferro al agarre en su dorso. Lo escucho reírse, el muy maldito está disfrutando de mi dolor y sufrimiento, pero solo espero hacerle tragar todo lo que me esta haciendo.
La sirena de la patrulla suena más fuerte, Izan está haciendo todo lo posible para perderlos, pero parece que esos agentes han salido de rápidos y furiosos ¿Es legal que manejen de esa manera?
—En la próxima esquina voy a doblar, princesa aférrate a mi cuerpo como si yo te hubiese desvirgado—le doy un puñetazo en la espalda, siento el tirón y me agarro mas fuerte. En un abrir y cerrar de ojos, el chico de ojos azules los pierde.
Me bajo a toda prisa de la moto, Izan me mira y se ríe en son de burla, es que serás imbécil y cabron al mismo tiempo.
—Llévame a mi casa—suelto de la nada.
—¿Cómo has dicho princesa? —sordo.
—Qué me lleves a mí casa Izan. —lo veo dar la vuelta y me altero. Escucho muy lejos a la patrulla de policía y corro detrás de él.
No sé en dónde estoy y no sé cómo voy a volver, camino en silencio a su lado.
El lugar es oscuro y húmedo, cierro los ojos y los vuelvo a abrir, esto es frustrante y agotante. Mi teléfono está muerto y no encuentro la manera para comunicarme con Artemisa o con mi hermano.
Las calles comienzan a iluminarse, estamos en una especie de zonas de bares, quizás alguien dentro podría prestarme un teléfono y así podría llenar a mi hermano para que me saque de este feo lugar.
Mis tacones se meten en los granitos del piso, Izan me mira y solo se ríe.
—Voy a tomar una cerveza aquí, si no quieres que te roben esos lindos zapatos de diseñador, te conviene seguirme.
Abro los ojos cuando una mujer me queda viendo, la puerta rechina apenas nos adentramos al bar. Izan pide una cerveza para él y una limonada, me le quedo viendo.
—¿Qué? Pensé que la muñequita de papá tampoco había esto.
—No me llames así vagabundo. —Izan levanta la comisura de su labio superior.
Una canción de moda comienza a sonar, mi cuerpo me pica, quiero cambiarme y asearme un poco. Son pasadas las dos de la mañana. Debo de buscar la manera de volver a casa lo más pronto posible antes que mis padres se enteren que no estoy donde debería estar.
Una rubia se le acerca al italiano, este le da una palmada en una de sus nalgas y la saca a bailar.
No puede ser…
Prácticamente están follando con ropa ¿Eso es permitido? ¿Pueden hacer eso en público?
La mujer le recuesta los pechos en la espalda de Izan y este se ríe, claro, patán y follador por naturaleza.
La mujer salta cuando la besa de una forma salvaje y asquerosa, no puedo con esto, quiero volver. Me levanto de la silla para marcharme de aquí, cuando un sujeto alto, de ojos verdes y cabello cobrizo me extiende la mano para que vaya a bailar con él.
Izan se detiene, sonrío y la tomo.
—Aléjate de ella—brama el italiano molesto. La chica que lo acompañaba se marcha.
—No pensé que tenía novio, lo… lo siento—lo miro molesta. El hombre se retira sin ni siquiera mirarme.
—¿Qué diablos te sucede Izan Russo? Ese hombre se ha marchado pensando lo que no es. Eres mi primo… —se rasca la cabeza.
—Y sigues con lo mismo princesa, tu papá y el mío no son nada, tú y yo no tenemos unión sanguínea ¿Podrías entender eso? Dios me libre tener familia como tú.
Aprieto mis manos, muevo mis pies y me quedo callada, lo único que quiero ahora mismo es alejarme de este mar de problemas, dormir tranquila en mi casa y tener la tranquilidad que tanto quiero.
Camino primero que él hacia la moto, mis pies empiezan a dolerme, suspiro derrotada, mi teléfono no tiene batería y no sé cómo la este pasando Artemisa con todo esto.
—¿A tu casa o a la mía? —ruedo los ojos.
—A la mía
—Interesante… —abro la boca.
—¿Qué cosa? —Izan me mira por el espejo de la moto.
—Todo este tiempo se te han visto las tangas por el vestido blanco y no te has dado cuenta.
¡No puede ser!
Acomodo la chamarra en mi cintura para tapar la parte trasera de mi atuendo, maldito Izan Russo.
(***)
Abro mis ojos de inmediato, anoche llegué a casa casi a las cuatro de la mañana, Zeus y mi hermano aún están en el apartamento de las gemelas junto a Hades y Artemisa, que gracias al cielo no pasó nada a mayores y pudimos salir de todo esto bien libradas.
Papá vierte un poco de cereal en un cuenco, mamá le da un beso y sonrío al ver a Miguel tomar la mano de mi madre y sentarla en sus piernas.
Mamá siempre ha sabido llevar a mi padre, no me imagino verlos el uno del otro.
—Hija, pronto es tu graduación y queríamos preguntarte que querías de regalo.
Muerdo un poco de tostada—No sé papá en realidad—tengo que llevar mi vestido blanco a la tintorería, por culpa de Izan se volvió nada.
—¿Una isla? ¿Un edificio? ¿La presidencia de Global technology?
Mamá le da un codazo.
—Dale regalos normales Miguel, la niña necesita regalos normales. ¿Una isla? ¿Es enserio?
Ay vamos de nuevo, tomo mi bolso, busco las llaves de mi coche para ir de camino a la universidad. Hoy tendré un día muy agitado, necesito despejar mi mente y olvidarme por completo de Izan Russo.
Sumerjo mi cabeza en la piscina, una de las cosas que más amo en el mundo es poder nadar y despejarme de todas las cosas negativas que rodean mi vida. Hace un año soy parte del equipo de natación de Hilton y al menos esto me esta ayudando a canalizar mis energías.
Desde que terminé con Brad mi vida ha estado yendo de mal en peor, es como si miles de kilos de sal me hubiesen caído encima.
Dos minutos, dos minutos es el marcador final para mí, he tenido el mejor promedio de carrera bajo el agua. Quiero ser la mejor en mi clase y graduarme con honores. Trabajar en la empresa de mi padre, casarme con un buen hombre y tener un par de bebés preciosos.
—¡Listo Smirnov, a las duchas! —grita mi entrenador.
Camino por los pasillos en mi traje de baño empapada de pies a cabeza, veo como Akim sale del cuarto del conserje para luego Luisa salir detrás de él. A veces no puedo creer que sea mi hermano, lo juro.
Esa tipa no me cae bien, es una manipuladora de lo peor que lo único que quiere es encajar con mi familia y ni se diga de su estúpida prima que más de una vez se le ha querido meter por los ojos a mi padre.
Estúpidas…
Luisa me saluda de lejos y la ignoro, ni crea que podremos ser amigas solo porque se deja follar de mi hermano.
Me quedo viendo el trasero de Luke Castill, el buenorro compañero de clases de mi hermano menor. Algo me golpea en la cabeza y fulmino con la mirada a mi hermano menor.
—Vuelves a mirar a ese imbécil de esa manera y le diré a mi papá que ya no eres virgen.
Golpe bajo.
—Pero esta como quiere ese Castill. —gruñe molesto.
—Estás advertido, papá me acaba de enviar un mensaje, mamá se ha ido a España a visitar a la abuela Isabel, así que… —ruedo los ojos. Papá se irá detrás de ella y tendremos la casa para nosotros solos.
¡Lo que me faltaba!
6A veces comprendo el amor que papá siente hacia mi madre, pero lo que no comprendo es su bendito apego emocional. ¿No la puede dejar hacer algo sola una sola vez en la vida? Ya no son unos niños.Artemisa viene caminando coja de un pie y me rio, es lo menos que merece por hacerme dejado sola anoche.Apenas me ve, me abraza tan fuerte a tal punto que el aire comienza abandonar mis pulmones.—¡Pensé que habías muerto! —exagerada.—Por ti si—me muestra los dientes. Cierro mi locker y camino a clases de finanzas.—Te voy a extrañar cuando ya no estés—me da un beso en la mejilla.—Vivimos en la misma casa, Misa.—Aún así ¿Quién va a ser mi amiga ahora?Niego, Douglas nos deja tarea para todo el fin de semana y no lo puedo creer, faltan tan poco para entregar mi tesis que estoy entrando en pánico.Llego a casa y tiro todo en el sofá, busco algo que preparar en la nevera, busco algo de huevos y verduras para hacer un omelet, brinco al ver a Izan Russo mirarme del otro lado de la isla de la
7Bajo a la primera planta con miedo, la música a todo volumen no me deja escuchar nada, Akim esta bailando con Luisa, Zeus coloca música en una consola, Hades come una bolsa de papas frutas, Izan esta con Alene.¿Qué hace esa plaga en mi casa?Corro hasta donde Akim y empujo a la zorra de Luisa, esta me queda mirando feo y me vale lo que esa mosquita muerta este pensando de mí. —¿Quiénes son estas personas Akim? ¡Mamá le va a dar algo cuando se dé cuenta que alguien a vomitado su alfombra favorita!Hace como si no me estuviera escuchando—Deja de ser tan aguafiestas Elle, papá no está, deja de comportarte como una mojigata porque sabes que no lo eres.Abro la boca, eso me ha dolido.—Al menos yo intento hacerlos feliz no como tú, toca huevos—Akim trata de detenerme, pero lo empujó. No se lo he dicho a posta, solo no quiero que Miguel lo tome de nuevo con él.Camino de prisa hasta Zeus y apago el sonido, todos me quedan viendo; la casa es un maldito desastre, mamá me va a matar y toda
8Izan alza una ceja, no y no.Misa me hace señas para que le pida el favor, los ignoro, Sol lleva la alfombra que Akim dañó a la tintorería. Los escucho cuchichearse cosas. Intento ignorarlos, pero es imposible.¿Desde cuando son tan amigos esos dos?El jarrón chino de mamá está quebrado, ella llorará mucho por esto, papá se lo compro en uno de sus tantos viajes al país asiático. No le puedo hacer esto, ella ha hecho tantas cosas por mí.—Izan—lo llamo, Misa sonríe y la fulmino con la mirada—¿Podrías arreglar el jarrón de mi madre?Lo veo sonreír con suficiencia y quiero arrepentirme.—¿Qué dices princesita? —intento irme, pero la traicionera de Misa me lo impide.—Necesito que me ayudes a arreglar el jarrón de madre. ¿Podrías ayudarme?Lo veo mirar su reloj, se da varios toques en el mentón para luego mirarme—Claro. ¿Qué me darás a cambio?Le tiro un cojín en la cara—¡Nada vagabundo!Se burla a carcajadas—Eres tan dulce Gabrielle, me encanta verte así—se acerca—Enojona como una abue
9Me miro en el espejo y no puedo creer que no haya dormido nada anoche, mi cuello y espalda me duelen horrible.Me tomo un café en el restaurante de la universidad, hoy tengo uno de los parciales más importantes de todo el semestre y por nada del mundo puedo perderlo. El profesor Douglas me ha informado que mi tesis va por buen camino y si sigo así, muy pronto lo terminaré.Bebo todo el líquido cuando veo a Luisa caminar junto a Akim, ese imbécil me va a escuchar cuando lleguemos a casa.Caigo en cuenta que no he sacado mi libro de economía de mi coche, busco las llaves en mi bolso y le digo a Misa que me cubra con la profesora Florence para que no se dé cuenta que aún no he entrado a clases.Abro la puerta de mi coche y saco de prisa mi material de estudio para no retrasar más mis clases.Brinco del susto al ver a Izan apoyado de su moto a un paso de donde estoy, miro hacia todos lados para percatarme que nadie nos esté viendo. Hago el intento de caminar hacia él, pero me detengo, n
10Gabrielle Smirnov¿Eso que siento en mi estómago es…? ¿Es…? ¡¿Un pene?!Izan se da cuenta y se levanta de inmediato, papá camina hasta nosotros completamente enojado, toma al rubio por el cuello de su chamarra, lo estrella contra el pizarrón para luego golpearlo duramente en el estómago.Grito aterrada, el italiano tiene sus mejillas rojas por el dolor que debe estar sintiendo en este justo momento. El decano llama a seguridad para que saquen a Russo del plantel, lo miro a los ojos y él me mira a mí. Papá nos aniquila con la mirada.Benito lo sujeta de las manos, pero mi cara de horror hace que afloje el amarre y lo deje salir solo. Miguel sale del salón oscuro, mi pecho sube y baja porque no me ha dicho nada y conociéndolo como lo conozco, sé que nada de esto se ha quedado así y todo empeorará cuando Alex y mamá se enteren.Artemisa me abraza y lloro; ninguno de los dos estábamos haciendo nada malo, uno de los empleados de papá se lleva mi coche y a regañadientes debo irme con Mig
11Tomo mi bolso y salgo de allí.Quiero decirle tantas cosas, quiero poder decirle que lo siento, que no era mi intención que mi padre lo tratara de esa manera, pero Miguel es tan como es él, sé que jamás dejaría que se me acercara de nuevo.—Princesita ¡Espera! —me detengo al escuchar su voz en la entrada del bar.Me giro con cuidado, Alene esta a varios pasos detrás de él—¿Dime?Mira hacia atrás—¿Cómo estás? —vuelvo a mi camino. Lo siento tomarme de la mano. —Siento mucho lo que pasó con nuestros padres.—Yo lo lamento más—entrecierra los ojos—Papá se ha vuelto loco y solo quiere protegerme.Chasquea la lengua—¿De mí? —no digo nada, emboza una sonrisa—Bien, de mí, al menos él si ve lo que debe de ver Gabrielle. Hace bien en protegerte.Me acerco a él, me alzo un poco para encararlo—Púdrete Izan Russo.Uno de los chóferes de la mansión me lleva hasta mi hogar, quito mis zapatos para no hacer ruidos y despertar a papá. Giro la perilla de la puerta intentando ser precavida, pero no lo
1Gabrielle SmirnovMiro el techo del hotel en donde estoy, anoche tuve la mejor fiesta de mi vida, Artemisa y yo le hemos mentido a nuestros padres para poder venir a la ciudad de Greentown y así estar en el cumpleaños de mi ex novio Bradley, bueno relación que mi padre nunca se enteró y creo que nunca lo hará.Me levanto para buscar algo de desayunar, grito al ver aún hombre desnudo en el tapete que esta junto a la chimenea en la sala del lugar donde no es estamos quedando.Tapo mi casi desnudez, al ver la manera tan nauseabunda en como me mira, que yo recuerde anoche no traje conmigo a nadie, fulmino con la mirada a mi prima apenas la veo salir de su habitación.La tomo de la mano y la devuelvo al lugar donde ha dormido o eso creo que hizo—¿Qué tienes en la cabeza Artemisa?Mi prima menor lleva las manos hacia su cabeza—¡Por Dios Elle, me duele la cabeza! —bufo.—¿No te dolía cuando andabas follando anoche, no?Sonríe mostrando dientes.—Debiste aceptar la invitación de Bradley ano
2Es hora del almuerzo, la estúpida de Fellintong me mira desde el otro lado del restaurante de la universidad como si me importara lo que ella y su grupo de perdedora pensaran de mí.Paso otra capa de barniz sobre mis uñas, Akim entra al lugar junto a Hades y Zeus, Artemisa come un plato de ensalada y ruedo los ojos; no sé porque se cuida tanto si su cuerpo está de infarto.—¿Qué te pondrás para la cena de navidad? —espeta Artemisa.—No lo sé, papá me trajo unos vestidos nuevos de Italia hace dos días, algo de allí escogeré.Esa mirada la conozco, cuando Artemisa Smirnov entrecierra los ojos y sonríe es porque quiere algo—Dilo ya Misa.—Papá me deposito algunos cuantos pesos—elevo las cejas, esos cuantos pesos pagarían la carrera completa de cualquiera aquí—¿Podrías acompañarme a comprar algo? —niego de inmediato—Por fis—vuelvo a negar.Acompañar a Misa Smirnov es pasar horas y horas en tiendas para que al final compre el primer vestido que se probó.—Estás loca si piensas que iré.S