Cuando al día siguiente sonó el timbre, estaba más preparada para ver a Valentino. La noche anterior le había servido para pensar y tener algunas cosas claras.
No podían seguir de esa manera, en un constante tira y afloja. No le hacía bien, solo se seguiría lastimando.
—Pasa —le dijo a Valentino en cuanto abrió la puerta.
Caminó hasta la sala seguida por él.
>>Toma asiento, por favor. —Ella se sentó frente a él.
—¿Está todo bien? —preguntó Valentino.
Era un pregunta irónica dada las circunstancias.
—Tenías razón cuando dijiste que teníamos que hablar.
Él solo asintió con la cabeza.
—Escucho —dijo él, era extraño verlo tan dispuesto a escucharla. Siempre parecía preparado para refutar lo que fuera
El día anterior había resultado extrañamente prometedor. Era cierto que Bianca le había dejado claro que solo podían ser amigos, pero al menos le había dejado permanecer en su vida. Era mucho más de lo que Valentino se merecía después de como la había tratado.No iba a mentirse y decir que era lo que había querido cuando se acercó a ella; pero al ver que estaba a punto de perderla, prefirió acceder a sus condiciones. No era tan tonto como para no darse cuenta de que ella se había vuelto tan autosuficiente que lo echaría de su vida sin dudar.No era lo único que había cambiado en ella. Estaba más segura de sí misma y no tenía miedo en decir lo que quería. Aquella chiquilla temerosa de antes había desaparecido casi por completo.—¿Por qué sonríes como bobo? —se burló su hermano mirándolo desde la puerta de su habitación.—Bianca me dijo que solo podemos ser amigos —confesó.Su hermano lo miró sin entender nada. —¿Y estás feliz por eso?
Bianca escuchaba las últimas indicaciones de su profesor con atención. Era su primer día de clases y no quería pasar nada por alto. Siempre había sido de los estudiantes que le gustaba hacer bien las cosas y no por las notas ni por resaltar entre los demás, tenía más que ver con un sentido de responsabilidad.Estaba emocionada y con ganas de aprender. Ese semestre solo llevaría cursos básicos. Sabía que muchas cosas de las que avanzaría ya las habrían visto con anterioridad en algunos cursos que tomó, pero seguro habría cosas nuevas también.Después que el profesor dio por terminada las clases guardó sus cosas en su bolso y caminó rumbo a la salida.—Parece que este será un semestre largo ¿no lo crees?—preguntó un chico que caminaba a su lado.Bianca lo miró sin detenerse. Tenía
Su corazón bombeaba acelerado, sus oídos apenas y percibían el ruido del exterior y sus manos comenzaban a sudar. Bianca miró la distancia que la separaba del suelo y casi comenzó a gritar de miedo. —No mires hacia abajo —dijo Valentino a su lado. La advertencia llegaba tarde. —Esta fue una mala idea —musitó con voz ahogada. En que había estado pensando cuando decidió hacer eso. —No me dijiste que le tenías miedo a las alturas —comentó Valentino. Lo miró para tratar de distraerse. Él parecía entre divertido y preocupado. Había una probabilidad muy grande que, si fuera otra persona la que estaba en su situación, Bianca también se estaría riendo. —Eso es una noticia para ti tanto como para mí. Nunca había pensado que tendría miedo a las alturas. Porque hacerlo si se había criado en un lugar que estaba a orillas del mar. No había nada tan alto allí que no fueran los riscos en algunas zonas, pero Bianca jamás había ido allí. Con su suerte era una probabilidad terminar muerta. De
Los rayos del sol filtrándose por la ventana sacaron a Bianca de su profundo sueño. Sin prisa se estiró sobre la cama y abrió los ojos. En definitiva los domingos eran sus días favoritos. No tenía que llegar a ningún lugar y podía descansar sin preocupaciones. Se retiró las sábanas y caminó hasta el baño. Dentro agarró su cepillo y se lo llevó a la boca. El día anterior había sido interesante, aunque no había logrado escalar hasta la cima, sí que había disfrutado pasar el día con sus amigos. Valentino lo había sorprendido con sus habilidades. Entonces, como si se tratara de una bombilla, un recuerdo se apareció en su mente. Valentino en su cama y ella pidiéndole que se quedara. En el espejo pudo ver como sus ojos se abrían más y su rostro se volvía rojo. Salió a su recamara sin molestarse en acomodar el cepillo en su lugar. Necesitaba confirmar si lo que estaba recordando era cierto. Miró la cama aun desordenada, no le dio ningún indicio de si
El viaje de regreso a casa comenzó en silencio, causado por la tensión que había entre los dos. Ninguno podía negar lo que había pasado y lo bien que se había sentido. Al menos Bianca no lo haría.Después de aquel beso se habían recostado un rato en la playa. No es lo que Bianca habría querido, pero estaba consciente de que tal vez no era el mejor lugar para dejarse llevar. Luego Valentino había traído del auto un refrigerio que había preparado para ellos y cuando terminaron de comerlo habían recogido sus cosas para marcharse.Bianca aún podía sentir una corriente de placer recorrer su cuerpo. Apoyó su cabeza en la ventana y se dejó llevar por los recuerdos. El contacto de sus labios estaría grabado en su memoria por siempre. Se llevó una mano hasta los labios y los acarició. Todavía podía sentir su sabor en ellos.—No hagas eso —dijo Valentino con voz ronca que la hizo temblar de anticipación.No estaba segura de lo que pasaría a continuación, pero si lo
Todo estaba oscuro cuando Bianca despertó. Intentó moverse, pero no llegó muy lejos porque Valentino aun la tenía sujeta a su cuerpo. La sensación de seguridad al estar con él aún permanecía. Aunque debía estar pensando en los peores escenarios, estando en sus brazos en lo único que podía pensar era en el momento especial que habían compartido.Se quedó observándolo por un rato hasta que las ganas de orinar le obligaron a buscar la manera de escapar del agarre de Valentino. Se deslizó con cuidado para no despertarlo, le costó un poco porque él parecía reacio a dejarlo ir. Después de un poco de esfuerzo por fin lo logró salir de la cama.Buscó su ropa en el armario y se lo colocó. Ya más decente caminó hasta el baño de puntillas. Se rio de lo divertido de la situación, pero logró tapa
—Ten más cuidado, pequeña ¿podrías lastimarte? —dijo Valentino con una sonrisa.Bianca se recuperó de la sorpresa de verlo allí y envolvió las manos en su cuello antes de ponerse de puntillas para besarlo. Aunque ella fue la que tomó la iniciativa pronto Valentino se hizo cargo y el beso comenzó a subir de nivel.—Te extrañé —dijo Bianca.Nunca se iba a limitar en demostrar sus expresiones. Había aprendido que no tenía ningún sentido andar ocultando lo que uno quería decir o hacer. Todavía era tímida, pero eso no le iba impedir actuar de acuerdo a sus sentimientos.—Me di cuenta —bromeó el con una sonrisa presumida. Ella lo golpeó en el brazo—. Yo también te extrañe —declaró él a continuación.—Vamos.Bianca se puso a camin
—Y si me estrelló contra algo —dijo Bianca temerosa.Valentino estiró su mano e hizo a un lado un mechón de cabello que estaba en su rostro.—¿Te has dado cuenta de donde estamos? —preguntó él bromista.Estaban en una especie de carretera abandonada. La casa más cercana estaba a diez minutos de viaje y tampoco se veía personas en la cercanía. A excepción de ellos dos, todo estaba en silencio.—Incluso así, aun hay algunos árboles contra los que me puedo estrellar. No estoy lista para morir.Había que darle el beneficio a Valentino por no reírse de sus delirios, si ella no estuviera tan nerviosa seguro lo haría hecho.—Tranquila, pequeña —la calmó él—. Estaremos bien. —Si se hubiera tratado de otra persona, esas palabras no hubieran tenido ningún efecto en el