Bianca le dio los últimos detalles a su dibujo. Estaba a menos de una semana de que el semestre acabara y la exposición se llevaría a cabo el penúltimo día.
El tiempo había transcurrido con demasiada rapidez, tal vez se sentía así por la felicidad que sentía. Su relación con Valentino solo se había fortalecido después de todo lo sucedido con Rafaella. Ahora ella era un tema olvidado.
La luz del día comenzó a filtrarse por la ventana haciendo cada vez menos necesaria la luz artificial.
Esa mañana se había levantado aun de madrugada. Había sido casi una misión imposible alejarse de la calidez de los brazos de Valentino, pero al final había triunfado su necesidad de pintar. Al levantarse se había asegurado de no despertar a Valentino. Era domingo y él merecía descansar, el trabajo lo había tenido bastante ocupado últimamente.
Dejó sus pinturas a un costado cuando terminó con su trabajo. Estiró los brazos hacia los costados para ayudar a relajar sus músculos
—¿Cuándo quieres casarte? —le preguntó Valentino a Bianca.Los dos estaban en el sofá, ella recostada con su cabeza sobre las piernas de Valentino. Después del desayuno con Leonardo se habían quedado con él hasta después del almuerzo y luego habían regresado al departamento de Bianca.Valentino pasaba su mano por sus cabellos provocándole una sensación de adormecimiento. Se sentía tan tranquila junto a él, sabía que la calma no duraría mucho. En cuanto les contaran a los demás todo se volvería un caos. Conocía lo suficiente a su familia y amigos.—Me gusta el clima cálido así que dentro de los próximos dos meses. Aunque también podríamos esperar hasta el año que viene.—Tomare la opción de los dos meses —musitó Valentino con una sonrisa. Par
Todos estaban poniéndose al tanto mientras estaban reunidos en el departamento de Bianca. Alessandro, Ava, Matteo, Lia, Adriano, Leonardo, Greta, los niños y, por supuesto, los padres tanto de Bianca como de Valentino.Él los había citado para darles la buena noticia. Había pasado unos cuantos días desde que él le había propuesto matrimonio. Ambos habían decidido esperar hasta después de la exposición de arte, la cual fue un éxito. Bianca recibiría una media beca para continuar sus estudios, además de que unas cuantas galerías le habían ofrecido exponer sus obras en cuanto tuviera una colección. Claro que eso era algo que tenía que pensar muy bien.Las cosas marchaban mejor que bien para Valentino y para Bianca. Aunque era seguro que aun habría obstáculos que superar en el futuro, su historia juntos apenas estaba comenzando.—Pasemos al comedor —invitó Valentino cuando la cocinera de Alessandro dijo que todo estaba listo.Las mujeres fueron las primeras e
La marcha nupcial comenzó a sonar mientras Bianca entraba en la pequeña capilla del pueblo donde Valentino y ella se habían conocido. A los dos ese les había parecido el lugar perfecto para celebrar su matrimonio.Observó con admiración el trabajo de su madre y de su suegra. Las dos tenían un don para esas cosas. Había ramos de flores blancas distribuidas en todo el lugar de manera estratégica. También se podía ver otros detalles que le daban una elegancia distintiva a la iglesia.Todos los adornos y detalles dejaron de importar en cuanto su mirada se cruzó con la de Valentino. Él estaba parado en el altar con las manos detrás de la espalda y en una postura tensa, era como si quisiera acercarse hacia ella y apresurar su ingreso. Casi se sorprendió de que no hiciera precisamente eso. Valentino estaba usando un esmoquin de color negro y el color del mo&n
Bianca llevaba algunos minutos despierta y estaba segura de que no podría volver a dormir de nuevo. La noche anterior Valentino y ella se habían ido temprano a dormir. No estaba segura de que hora era con exactitud, pero dado que la luz de la luna aun entraba a la habitación, era probable que fuera de madrugada. Pensó en levantarse, pero no quería molestar a Valentino en el proceso. Él estaba recostado a su lado y dormía tan tranquilo. Una semana había transcurrido desde que los dos se habían casado. Durante ese tiempo Valentino le había dado una semana idílica. Su rostro se ruborizó al pensar cómo han pasado los últimos días. Aunque se habían dado tiempo para recorrer la playa e ir a nadar, apenas el día comenzaba a acabarse, él la llevaba a la primera superficie que encontrara disponible y se perdían en el otro y la noche se prolongaba. Era como si la necesidad de Valentino se acrecentara durante el día y se liberara al llegar la noche. También habían tenid
La música sonaba en la cocina animando el ambiente. La cena que Bianca estaba preparando estaba casi lista. Los diversos aromas llegaban hasta ella y su apetito no hacía más que aumentar. Sonrió al pensar en lo fácil que se había acostumbrado con facilidad a esta nueva etapa en su vida. Para ser más exactos, había hecho algo más que acostumbrarse. Valentino y ella se habían mudado a la casa que antes había servido para el negocio que él tenía con su hermano. La empresa de su esposo y su cuñado había sido trasladada a un lugar más amplio. Leonardo había conseguido un departamento y se había mudado mientras ellos estaban de luna de miel. Valentino, por otra parte, había decidido conservar la casa para que la ocuparan ellos. Bianca había estado más que contenta cuando regresaron de la cabaña y él le dio la noticia. El lugar donde estaba ubicada la casa le gustaba bastante y además podía visitar a Greta con más frecuencia. —¡Estoy aquí! —le llegó un grito
Valentino se estiró hasta la mesa y cogió la prueba de embarazo. Bianca la miraba sentada desde el mismo lugar donde la había dejado, la conocía tan bien que podía hacerse una idea de todo lo que estaba pasando por su cabeza. Observó la prueba detenidamente por un rato y luego lo volvió a poner en su lugar. Regresó a su lugar anterior en completo silencio. Bianca lo miraba expectante, pero él se mantuvo en silencio. Si las miradas matasen, él ya estaría muerto. Casi sonrió por la impaciencia de su esposa, pero sabía que eso solo la irritaría más. —¿Y? ¿Qué dice? —preguntó ella. —Vamos a tener un bebé —dijo sin poder contener más la emoción. Bianca lanzó un grito y se lanzó a sus brazos. Valentino soltó una carcajada, se sentía tan feliz. Ella lo abrazó con fuerza y no lo dejó ir por un largo tiempo. No es que a él le importara, adoraba sentirla cerca. Después de un rato la acomodó para tener su rostro delante de é
Bianca caminó hasta el asiento a lado de Valentino y él tomo su mano de inmediato. Los dos esperaron que la doctora terminará de llenar algunas cosas en su historia. Cuando lo hizo ella levantó la cabeza y los miró con una sonrisa.—Según la ecografía todo parece ir muy bien con el bebé. ¿Cómo van los síntomas?—Aún se siente cansada constantemente, pero las náuseas solo aparecen cuando hay algo que no le gusta —respondió Valentino de inmediato.—Lo que él dijo —musitó Bianca con una sonrisa.—Es bueno que tengas a alguien al pendiente, eso ayudará a que lleves un embarazo tranquilo —comentó la doctora—. El sueño es normal durante el embarazo, pero procura hacer un poco de actividad ligera y no te excedas con tus deberes durante el día.—Está bien &md
Al abrir los ojos, Bianca se encontró con una imagen perfecta. Intentó capturar cada detalle para poder plasmarla más tarde en un cuadro. Valentino estaba sentado sobre el sofá de la habitación y en sus brazos descansaba su hijo, él lo miraba con tanto amor y devoción. Una sonrisa enorme adornaba su rostro. Bianca también sonrió al recordar las últimas veinticuatro horas. Todo había sido una locura. Primero había roto fuente a media noche, después había despertado a Valentino para contárselo. Él se había cargado la maleta que tenían preparada y luego la había ayudado a subir al carro. Sin embargo, su tranquilidad no duró demasiado, pronto él pareció perder su usual compostura y se quedó sentado detrás del volante sin saber que hacer a continuación. Ella se hubiera reído en se momento si una contracción no la habría atacado. Su grito de dolor había regresado a Valentino a la realidad y por fin había logrado encender el carro. En el caminó él había llamado a su doctora, quién por suer