La marcha nupcial comenzó a sonar mientras Bianca entraba en la pequeña capilla del pueblo donde Valentino y ella se habían conocido. A los dos ese les había parecido el lugar perfecto para celebrar su matrimonio.
Observó con admiración el trabajo de su madre y de su suegra. Las dos tenían un don para esas cosas. Había ramos de flores blancas distribuidas en todo el lugar de manera estratégica. También se podía ver otros detalles que le daban una elegancia distintiva a la iglesia.
Todos los adornos y detalles dejaron de importar en cuanto su mirada se cruzó con la de Valentino. Él estaba parado en el altar con las manos detrás de la espalda y en una postura tensa, era como si quisiera acercarse hacia ella y apresurar su ingreso. Casi se sorprendió de que no hiciera precisamente eso.
Valentino estaba usando un esmoquin de color negro y el color del mo&n
Bianca llevaba algunos minutos despierta y estaba segura de que no podría volver a dormir de nuevo. La noche anterior Valentino y ella se habían ido temprano a dormir. No estaba segura de que hora era con exactitud, pero dado que la luz de la luna aun entraba a la habitación, era probable que fuera de madrugada. Pensó en levantarse, pero no quería molestar a Valentino en el proceso. Él estaba recostado a su lado y dormía tan tranquilo. Una semana había transcurrido desde que los dos se habían casado. Durante ese tiempo Valentino le había dado una semana idílica. Su rostro se ruborizó al pensar cómo han pasado los últimos días. Aunque se habían dado tiempo para recorrer la playa e ir a nadar, apenas el día comenzaba a acabarse, él la llevaba a la primera superficie que encontrara disponible y se perdían en el otro y la noche se prolongaba. Era como si la necesidad de Valentino se acrecentara durante el día y se liberara al llegar la noche. También habían tenid
La música sonaba en la cocina animando el ambiente. La cena que Bianca estaba preparando estaba casi lista. Los diversos aromas llegaban hasta ella y su apetito no hacía más que aumentar. Sonrió al pensar en lo fácil que se había acostumbrado con facilidad a esta nueva etapa en su vida. Para ser más exactos, había hecho algo más que acostumbrarse. Valentino y ella se habían mudado a la casa que antes había servido para el negocio que él tenía con su hermano. La empresa de su esposo y su cuñado había sido trasladada a un lugar más amplio. Leonardo había conseguido un departamento y se había mudado mientras ellos estaban de luna de miel. Valentino, por otra parte, había decidido conservar la casa para que la ocuparan ellos. Bianca había estado más que contenta cuando regresaron de la cabaña y él le dio la noticia. El lugar donde estaba ubicada la casa le gustaba bastante y además podía visitar a Greta con más frecuencia. —¡Estoy aquí! —le llegó un grito
Valentino se estiró hasta la mesa y cogió la prueba de embarazo. Bianca la miraba sentada desde el mismo lugar donde la había dejado, la conocía tan bien que podía hacerse una idea de todo lo que estaba pasando por su cabeza. Observó la prueba detenidamente por un rato y luego lo volvió a poner en su lugar. Regresó a su lugar anterior en completo silencio. Bianca lo miraba expectante, pero él se mantuvo en silencio. Si las miradas matasen, él ya estaría muerto. Casi sonrió por la impaciencia de su esposa, pero sabía que eso solo la irritaría más. —¿Y? ¿Qué dice? —preguntó ella. —Vamos a tener un bebé —dijo sin poder contener más la emoción. Bianca lanzó un grito y se lanzó a sus brazos. Valentino soltó una carcajada, se sentía tan feliz. Ella lo abrazó con fuerza y no lo dejó ir por un largo tiempo. No es que a él le importara, adoraba sentirla cerca. Después de un rato la acomodó para tener su rostro delante de é
Bianca caminó hasta el asiento a lado de Valentino y él tomo su mano de inmediato. Los dos esperaron que la doctora terminará de llenar algunas cosas en su historia. Cuando lo hizo ella levantó la cabeza y los miró con una sonrisa.—Según la ecografía todo parece ir muy bien con el bebé. ¿Cómo van los síntomas?—Aún se siente cansada constantemente, pero las náuseas solo aparecen cuando hay algo que no le gusta —respondió Valentino de inmediato.—Lo que él dijo —musitó Bianca con una sonrisa.—Es bueno que tengas a alguien al pendiente, eso ayudará a que lleves un embarazo tranquilo —comentó la doctora—. El sueño es normal durante el embarazo, pero procura hacer un poco de actividad ligera y no te excedas con tus deberes durante el día.—Está bien &md
Al abrir los ojos, Bianca se encontró con una imagen perfecta. Intentó capturar cada detalle para poder plasmarla más tarde en un cuadro. Valentino estaba sentado sobre el sofá de la habitación y en sus brazos descansaba su hijo, él lo miraba con tanto amor y devoción. Una sonrisa enorme adornaba su rostro. Bianca también sonrió al recordar las últimas veinticuatro horas. Todo había sido una locura. Primero había roto fuente a media noche, después había despertado a Valentino para contárselo. Él se había cargado la maleta que tenían preparada y luego la había ayudado a subir al carro. Sin embargo, su tranquilidad no duró demasiado, pronto él pareció perder su usual compostura y se quedó sentado detrás del volante sin saber que hacer a continuación. Ella se hubiera reído en se momento si una contracción no la habría atacado. Su grito de dolor había regresado a Valentino a la realidad y por fin había logrado encender el carro. En el caminó él había llamado a su doctora, quién por suer
Bianca no había bebido más que refrescos durante toda la noche. Nunca había sido buena para tolerar las bebidas alcohólicas, así que ni siquiera lo intentó. No se podía decir lo mismo de Valentino. Él tenía los ojos un poco rojos y la mirada perdida.Durante toda la fiesta no le había dejado de prestar atención y por eso sabía que él había bebido más de lo normal. Sabía que él era mejor que ella cuando se trataba de ponerse ebrio, pero con toda la cantidad de licor que había ingerido ni siquiera él podría estar de pie por mucho tiempo.Desvió la mirada cuando Valentino miró en su dirección. Todos los invitados parecían estarse divirtiendo. Algunos estaban en la pista de baile entregándolo todo. Ella misma había tenido ganas de ponerse a bailar, pero no encontró el valor suficiente pa
Bianca se fue del complejo donde se había realizado la boda de Lia y Matteo tan pronto como puedo encontrar movilidad. Con la llegada del día, la poca valentía que había adquirido despareció en un pestañeo.Su corazón se mantuvo acelerado en todo el viaje de regreso. Su mente estaba hecha un completo desastre y no dejaba de recriminarse por haber actuado en base a un impulso. Aunque amaba a Valentino esa no era justificación suficiente para haberse acostado con él. Debía haber salido de su habitación después de dejarlo en su cama. Debía haberse resistido, era ella quién había estado sobria.Durante el resto del fin de semana se mantuvo encerrada en un penoso intento de evitar encontrarse con él. No le sorprendería que Valentino estuviera furioso. Él había tratado de contactarla por teléfono el mismo día que ella escapó y por primera vez había actuado más conforme a una persona de su joven edad. Había cogido su celular y lo había apagado y se aseguró de no salir.<
Bianca miró a la mujer que estaba en el recibidor. Usaba un vestido demasiado escotado para su gusto y que le llegaba por encima de sus rodillas. Era la imagen de la sofisticación y elegancia. Comparada con ella, Bianca parecía más niña de lo que ya se sentía gracias a Valentino.—Lo siento, ¿se encuentra Valentino? —preguntó la mujer. No le pasó desapercibido la mirada que le lanzó con el claro desprecio en su rostro.—Sí, está —respondió tratando de enmascarar su incomodidad—. ¿Tiene una cita?—Solo dígale que… —La mujer se interrumpió y una sonrisa se extendió en sus labios mostrando su dentadura blanca y perfecta.Siguió con la mirada hacia la dirección en la que la mujer tenía puesto los ojos y allí estaba Valentino. Él era muy silencioso cuando