Ella no quería oír nada, no le interesaba nada de lo que aquel hombre pudiera ofrecerle.— No me interesa — trató de cerrar la puerta de nuevo, tenía mucho trabajo que hacer, y muchas preocupaciones que atender como ir a comprar algo para el almuerzo de Fede.— No puedo marcharme de aquí sin que me escuche.— Insistió Julio.— Por favor ...— repitió Josefina sin lograr que se moviera de la puerta ni un centímetro.— Bien, si acepto escucharlo se irá. Sin rechistar.Y ya no esperó a que la mujer lo invitara a pasar, él solo se internó al lugar con una caja cuadrada de regalo que dejó sobre la mesa, dentro de la cual había un vestido de gala y un antifaz.— Mi jefe se ha enterado del incidente del otro día, le gustaría pedirle disculpas y que aceptara este regalo — luego extendió un sobre con la misma cantidad de dinero que había recibido como pago por el encuentro anterior — me pide que le ofrezca esto y que esta vez lo único que tiene que hacer es cenar con él, nada más, traje un contra
Lo primero que hizo Julio tras salir de casa de Josefina fue volver a su oficina y redactar el contrato de confidencialidad de Alfonso, sabía que a su patrón no le gustaría demasiado la idea de que alguien más estuviera enterado del trato, pero era eso o no tener a la chica esa noche y eso, sin duda, le gustaría mucho menos.Aquel hombre lo había citado en un bar llamado Ganimedes, su hubiera sabido algo de mitología griega, tal vez no se habría llevado la sorpresa que se llevó al entrar en la zona rosa de la ciudad y, sobre todo, al aparcar cerca de aquel bar y ver a varios hombres en actitud cariñosa con otros hombres por la calle.— No me pagan lo suficiente...— habló bajito mientras entraba en aquel lugar y, si le había tensado lo que vio fuera, dentro era mucho peor, estuvo a punto de salir corriendo de allí, era como enfrentarse a sus miedos, sus pesadillas y sus inseguridades, todo junto.— Conoces a Alfonso…— Le preguntó a un camarero inclinándose sobre la barra de bar para qu
Ricardo releía el contrato que había redactado Julio, quién además de ser su hombre de confianza, también era abogado, aunque llevara varios años sin ejercer, le venía bien para tener claros todos los términos legales de sus peculiares actividades. Pero era más que eso, era su consejero, su protector, su amigo, alguien en quien podía confiar al cien por cien.Decir que no se sentía algo perdido en ese momento, sería mentir, jamás había tenido la necesidad de ver a ninguna otra mujer tras sus sesiones, porque ninguna era la mujer que el perdió en el pasado , por lo que le era fácil permanecer lejos de las mujeres. Una sola noche era suficiente. Ricardo se limitaba a contratar a sus acompañantes para sus sesiones, donde dejaba que sus más febriles, lujuriosos y ocultos impulsos salieran a la luz. Pero en ese caso era distinto, por primera vez se planteaba llevar esa relación más allá de una noche, alargar un encuentro a varios y no limitarse, necesariamente, solo al plano sexual.Pero l
Ricardo retiró la silla para que la chica se sentara y él se sentó en frente mientras la observaba, era hermosa, realmente hermosa, a pesar de la máscara estaba seguro de que debajo de ella había un rostro más que perfecto con el que le gustaba fantasear pero no verlo.— ¿Supongo que te has preguntado para qué te he traído aquí hoy?—Se sirvió un poco de Sushi en el plato y levantó la vista para ver a la mujer, a pesar de la distancia sus ojos azules resaltaban a través de la máscara.— Primero de todo disculparme por marcharme como lo hice, y también con el desagradable problema que tuvo con Genaro, ese hombre no va a molestarla más. Aseguró llevándose la copa a los labios y bebiendo un poco más de champagne.— Algo me sucedió con usted que me hizo abandonar la cama de forma abrupta para procesarlo.Se levantó, tomó el plato y caminó hasta estar a su lado, le molestaba la distancia entre ellos, tenía la necesidad de tenerla cerca, dejó el plato a su lado y tomó asiento.—Y luego para pr
— Nunca.— Murmuró Ricardo en su oído, jamás va a verme la cara ni yo a usted. Aseguró muy convencido de lo que decía, porque tenía muy claro que seguiría manteniendo el anonimato.— La habitación está completamente insonorizada y tiene su propia entrada desde el aparcamiento, contrataré alguien que cuide de su hijo cuando la visite y le avisaré con tiempo, él jamás verá a un hombre en la casa.Llevó dos dedos a su mentón y a pesar de no poder reconocerle con la máscara puesta, le hizo levantar el rostro y así poder perderse en su mirada, le gustaba su propio reflejo a través sus ojos azules. Sería una torta para él, pero tan fácil de imaginar que en realidad se trataba de su Josefina, la que se encontraba tras la máscara. Pero porque no hacerlo¿Por qué no fantasear con eso? Al fin y al cabo ella estaría para cumplir sus fantasías y no había nada que deseara más que volver a tener a Josefina en sus brazos.— Respetaré sus límites, jamás haré algo que no quiera, mi única e indiscutible c
Julio residía en ese mismo edificio, era una de las razones de que Ricardo lo hubiera elegido para rentar el apartamento de su amante, tendría a su hombre de confianza cerca y sabría quién la frecuentaba.— Sírvete tú mismo, hay algo de sushi en la mesa de la sala y puedes tomar de beber lo que quieras de la nevera — su patrón les había dejado algo para cenar también con la intención de que conversara con el amigo de la chica y averiguara qué clase de relación tenían y si iba más allá de la amistad, si él supiera, no había absolutamente nada por lo que preocuparse, al menos no para Ricardo, en cuanto a él era otra historia.— Acompaño a Josefina y vuelvo.Julio salió con la mujer y subieron juntos al ascensor, antes de abrir la puerta del departamento al que la llevaba le colocó bien el antifaz y luego abrió indicándole que entrara.— Él la está esperando… cuando terminen solo debe volver a mi apartamento y yo la llevaré a casa.Aunque Julio sabía de sobra que si todo salía como debía,
Ricardo le había ordenado a Julio darle un teléfono móvil a Cat, no podía pedirle el suyo, en cualquier momento podía vencerle la necesidad de saber quién era e investigar a través de su número y no quería ningún cabo suelto.«En media hora quiero a mi gatita en el cuarto rojo»Mandó el mensaje y terminó de vestirse. Tras llegar del trabajo lo primero que hizo, fue darse una ducha y empezar a prepararse para ver a la chica, no había pensado en otra cosa que volver a verla desde que el día anterior se marchó de allí.— ¿Vas a salir otra vez?— preguntó María apoyada en el marco de la puerta observándolo. Era muy consciente de la salida semanal que su esposo hacía y en la que siempre llegaba un poco más tarde del amanecer, por eso cuando el día anterior llegó poco después de la cena supo que algo no era como siempre, no lo había sido desde la semana anterior, que llegó bastante más pronto de lo que acostumbraba.Algo le dio la esperanza de que la puta que tenía como amante y él, hubieran
Se levantó para estar de pie frente a ella y le puso la diadema con orejas en el cabello, unas grandes orejas de gato con pelo blanco y luego le hizo una señal con el dedo para que se volteara.— En cuatro, gatita.—Exigió recuperando su actitud dominante.— Sabes, jamás le di un collar a nadie, jamás me interesó hacer con otra lo que estoy haciendo contigo — explicó mientras admiraba ese hermoso trasero el cual no tardó en tocar y amasar para luego deslizar los dedos hasta su cadera quitándole el biquini.— Una hermosa gatita tiene que tener una hermosa cola...— azotó con fuerza su nalga derecha viendo como tomaba un excitante tono carmesí y luego la izquierda — Estaba duro, ya estaba jodidamente duro y acababan de empezar — Ábrete las nalgas para mí— exigió dando un paso atrás para observar bien como lo hacía.Josefina seguía sin reconocerse, porque no solo era la voz de ese hombre la que la excitaba, también la expectativa de ser tratada como una mascota.Calló ante su petición de no