Danna llegó a su casa y se dejó caer en la cama presa del dolor y del llanto ¿Qué había hecho? Ya era muy tarde para arrepentirse, ella aceptó jugar ese juego y fue la única que salió quemada.
Cuando tuvo la fuerza para hacerlo, se levantó y se metió a la ducha, se bañó pensando en él y en sus caricias, cuando salió un mensaje de Hanna terminó por matarla.
Hanna «Hermanita, Wilmer me ha pedido formalmente que sea su novia, en dos semas nos vamos a Londres y no sé cuándo vaya a volver a verte, ya que me ha nombrado supervisora general y viajaré con él a todas las sucursales que tiene el almacén en los diferentes países, me gustaría que nos viéramos para despedirnos, tal vez pasen años antes de que podamos volver a vernos»
Danna no contestó el mensaje, lo que ella menos quer&iacut
Danna empujó a Ricardo con todas sus fuerzas, no podía creer que la había llamado con el nombre de su hermana.—¿Hanna? ¿Es en serio?—Danna, perdóname, no sé por qué dije eso, mi amor tu sabes que te amo a ti, yo, no sé por qué pronuncié su nombre.—Mira Ricardo, creo que fue mejor que pasara eso ahora y no cuando fuera demasiado tarde, por favor vete, regresa a Monterrey, no tiene caso que te quedes, seguirás siendo mi maestro, pero no habrá nada más entre nosotros, por favor dame las llaves de mi casa.—Pero Danna, por favor, déjame explicarte, no es lo que estás pensando.—Es que no estoy pensando nada, tu sabes que yo no te amo, me di una oportunidad contigo pensando que podría llegar a amarte, pero pensaba, que tu eras el único hombre que me elegía a mi, por sobre mi hermana, ahora
Hanna estaba feliz disfrutando de su relación con Wilmer, definitivamente, su vida había tomado el rumbo que ella había elegido, tenía a su lado un hombre joven, guapo, inteligente, exitoso y gracias a ello, ella podría tener también el puesto de sus sueños, porque para Hanna, lo importante, no eran los millones de su novio, sino el jugoso contrato laboral que había conseguido, con el cual, podría ganar su propio dinero y alcanzar el éxito profesional que siempre había soñado, más adelante, conseguiría ser socia, y no solo una empleada de las empresas de su novio y lo mejor de todo, era que el sexo con él, era cada vez mejor, ya no tenía que fingir la candidez de Danna, ahora él creía que todo selo había enseñado él y estaba más que encantado con el resultado.—Bueno Carlitos, ya estás listo para liderar la tien
Danna se despertó muy temprano el miércoles, era el último día de Wilmer en Monterrey y al siguiente día, se iría para siempre, no había podido dormir, por más que trataba de no pensar en él, era imposible para ella sacarlo de su mente, cuando estaba completamente instalado en su corazón. Se levantó y se puso ropa deportiva, necesitaba salir a despejarse y tomar un poco de aire fresco, si se quedaba encerrada, se iba a volver loca, tenía que encontrar la forma de que el día pasara rápido para conseguir darle vuelta a la página. Decidió dar un paseo por el parque fundidora, de paso, vería la posibilidad de informarse en la administración sobre los requisitos para montar una exposición de sus cuadros, ya tenía los recursos y podía darse el lujo de elegir un buen lugar para lanzar sus obras al público y hacerse de un nombre, ya después la gente la buscaría en su galería privada. Se puso un coordinado de chándal gris con rosa pálido sus colores favoritos, una gor
Danna influenciada por el nivel de alcohol en su sangre, decidió acudir a la cena, se lavó la cara y se puso el vestido que usó la noche que tuvo su primera vez con Wilmer, se peinó y maquillo como lo haría su hermana y pidió un auto de alquiler para llegar pronto al restaurante.El viento en su rostro hizo que el alcohol se le subiera más a la cabeza, estaba mareada, pero el resentimiento que sentía hacia su hermana era tan fuerte en ese momento, que no fue capaz de detenerse.Bajó del auto y comenzó a caminar hacia el restaurante.—Me están esperando —Le dijo al capitán de meseros que salió a su encuentro —La mesa debe estar a nombre de Wilmer Nava.—Lo siento señorita, pero no la puedo dejar pasar.—¿Por qué no? ¿Acaso no le estoy diciendo que me están esperando? —Levantó la voz<
—¡Buenos días cariño! —Dijo Hanna dándole un beso en la comisura de los labios.—Buenos días, no quise despertarte, mañana nos vamos a Brasil, así que prepara todo, voy a salir, tengo asuntos importantes en el museo y supongo que no quieres venir conmigo.—La verdad quiero descansar un poco más, pero no te preocupes, yo me encargo de las maletas de los dos, todo estará listo para el viaje, muero por comenzar a trabajar.—Me alegra, porque la labor que vas a realizar es muy importante, serás mis ojos en cada país al que vayas.—¿Cómo? ¿No viajaremos juntos?—No siempre, algunas veces tu tendrás que ir a un país y yo a otro, o tendremos que dividirnos las diferentes sucursales de cada región.—Ah, ya entiendo, yo pensé que querías que permaneciéramos juntos, e
Era el día de la exposición, Danna estaba muy nerviosa, pero al mismo tiempo feliz de ver su sueño realizado. Había visto cientos de exposiciones en el Parque Fundidora, y siempre tuvo la ilusión de ver sus obras expuestas en ese mágico lugar. Se levantó muy temprano, aunque la exposición era hasta en la noche, había quedado de desayunar con Carlos Pacheco, el compañero de trabajo de Hanna, desde el día que la salvó de hacer el ridículo presentándose ebria en el restaurante frente a su hermana y su novio, se habían hecho buenos amigos. Carlos ya la esperaba en la cafetería de la plaza, en la que estaba la tienda, ya que era en horario de labores y solo se había tomado una hora para desayunar con Danna y desearle suerte en la exposición. Él seguía enamorado de Hanna, pero conocer a Danna, le había parecido fascinante, eran dos mujeres completamente diferentes, pero con el mismo rostro, y hasta el mismo cuerpo. —¡Hola Carlitos buenos días! —dijo cuándo lo vio s
Danna estaba desconcertada, buscó a Hanna con la mirada, suponía que habían ido juntos, ella no los había invitado, quizá Ricardo lo había hecho, hasta que René se acercó a ellos.—¡Señor Nava qué bueno que sus ocupaciones le permitieron asistir! Estoy seguro de que va a quedar impresionado con el maravilloso arte de la señorita Montiel, es una artista como muy pocas quedan hoy en día.—Agradezco mucho la invitación, de hecho, estoy interesado en adquirir la obra “Sentimientos infantiles” le tengo un lugar muy especial en mi museo de Londres.—Lo siento mucho señor Nava, pero esa obra ya fue adquirida por otro coleccionista.—¡De ninguna manera! No lo acepto, duplicaré o triplicaré el precio si es necesario.—Pero señor, no sé qué decirle.—Haz lo que
Wilmer recorrió la galería y cada obra que veía, le parecía mejor que la anterior, Danna tenía manos de ángel, y un don extraordinario para plasmar las emociones humanas en un lienzo, lamentó no poderse llevar a Londres la obra que había elegido, pero sin duda, cualquiera de las que estaban todavía en el museo, valía la pena colocar a la derecha de su Da Vinci.Danna despidió a cada uno de sus invitados, después de recibir las correspondientes felicitaciones, estaba cansada, pero feliz, muy feliz de haber alcanzado el éxito profesional que tanto había soñado.—Danna querida ¡Agárrate! Porque te vas a desmayar — le dijo René emocionado.—¿Por qué? ¿Paso algo malo?—Sí, algo muy malo, ¡No tendrás ninguna obra para tu galería!—¿Qué quier