—Hola campeón, ¿Cómo vas con tu mami? —solo por su tono soy capaz de darme cuenta del parentesco entre ellos.
—Muy bien papi, pero tenía sed, por lo que vinimos por una bebida. La amable señorita nos facilitó una —me señala con una sonrisa deslumbrante en sus labios.
—Muchas gracias por su atención —me comenta con una sonrisa, pasándome una propina.
—No, señor, no es necesario —ahora me siento culpable por mis deseos mundanos.
— ¡Yo insisto! —exclama con una sonrisa.
Acepto con una sonrisa encantada, con la calidez con la que habla con su hijo, pero cuando ve a su mujer me quedo embobada. Ahora es que noto que a mí me dirigió una simple sonrisa cordial, ya que su verdadera sonrisa estaba dirigida a la que supongo que es su esposa.
No puedo evitar no estar feliz, después de todo a pesar de que tuve pensamientos sobre él, el hecho de ver el amor con que trata a su familia. Ese amor es innegable; es un amor entrañable que viene de lo más profundo de su ser.
Eso es justo lo que a mí me hubiese gustado recibir de mi padre, lamentablemente no ocurrió. Dudo mucho que lo haga ahora, pero el ver como actúa él con su familia me permite darme cuenta de que si hay hombres que valen la pena. Nunca me ha tocado uno, ni quiero que lo haga, después de todo mi objetivo no es encontrar un hombre con el cual establecerme.
Solo quiero a alguien con quien pasar el rato, ya he tenido suficiente desilusiones en mi vida.
El pequeño se despide de mí con su manito, así que por no querer cortarle el rollo hago lo mismo. Observo como el hombre va en el medio conversando con su esposa, la cual tiene su mano alrededor de la suya, mientras toma con firmeza la mano de su bebe con la otra. A veces veo ese tipo de escenas y quisiera experimentar lo mismo.
Después de ese encuentro con esa familia todo ha sido tranquilidad, ocasionalmente han venido personas en busca de daiquiris o piñas coladas; esas son bebidas muy comunes. Al menos en este lugar.
—Debería llamar a Arley, ha de estar muy preocupada sin tener a nadie a su lado para afrontar esa situación —me digo a mí misma a la vez que tomo mi celular para proceder a marcar inmediatamente su número.
Frunzo el ceño. Compruebo varias veces, pero efectivamente, me sigue enviando al buzón de voz. No puedo evitar preocuparme por esto, pero al no recibir respuesta no me queda más nada que hacer que dirigirme hacia mi apartamento esperando obtener respuesta de su parte, supongo que al ver diez llamadas perdidas de mi parte me responderá en algún momento.
Me subo al taxi con un solo destino, le digo al conductor la dirección de mi apartamento. Justo cuando lo hago siento mi móvil vibrar en mi cartera, lo tomo inmediatamente sin ver el identificador, deslizo mi dedo por la pantalla para aceptar la llamada.
—Niña, ¿Dónde te metiste, te estuve llamando como loca? —es lo primero que digo al contestar, extrañada, aparto el móvil de mi oído, viendo por fin el identificador.
— ¿De qué hablas cariño? Creo que me estás confundiendo —me paso la mano por el rostro por la estupidez que casi estuve a punto de soltar.
— ¿Qué quieres Vincent? —le pregunto a la vez que giro mis ojos molesta con su llamada, agradezco no haber dicho demás. Arly me mataría.
—En fin, ¿Qué piensas de ir a dar un pequeño viaje a ese nuevo club que abrió hace poco?
— ¿De qué club hablas hombre?
—Ya te paso la dirección, ¡Nos vemos allá! —es lo último que dice antes de colgar.
Aparto con rapidez el móvil, sorprendida por su actitud, ese es uno que siempre estuvo detrás de mí, aunque por diversas razones no le di la oportunidad, una de ellas es un niño. Y yo no ando con niños, segunda es amigo del imbécil de Enzo, y yo con esa gente no quiero nada.
Llego antes de lo previsto a mi lugar, me quedo reflexionando un par de minutos en qué hacer. Cada vez mi mente se va desplazando hacia esa oferta que me dio Vincent, por más que lo intento no puedo sacármela de la cabeza. Es extraño es como si algo me empujara a ir a ese sitio a pesar de que no deseo encontrarme con ese tonto.
— ¡Tienes que estar malditamente jugando! —exclamo molesta recorriendo el puto lugar con la mirada—. ¿Qué m****a hiciste Vincent? —le pregunto con molestia.
— ¡Oye!, esto no es mi culpa, es que ese imbécil…
—Ese imbécil estaba coqueteando conmigo, por lo que no era tu puto problema lo que hacía o dejaba de hacer conmigo pedazo de inepto —le ataco furiosa.
Todo iba de maravilla hasta que este granuja le diera un ataque de celos, golpeo al hermoso hombre que me estaba abordando. Obviamente, eso no quedo ahí, el hombre que sinceramente ni recuerdo su nombre se defendió, eso causo una revuelta a la que se unieron más personas hasta el punto que tuvieron que verse involucrados los guardias, y como por si no fuera suficiente llamaron a la policía. Así que ahora estoy encerrada en una m*****a celda con otros imbéciles, que por cierto están borrachos.
—Claro que me importa, tú habías salido conmigo —sus palabras me hacen soltar una carcajada.
— ¿Había salido contigo? ¿En qué momento fue ese que no me acuerdo? —le digo de la manera más fría que soy capaz de reunir—. Primero, yo llegué sola, y segundo yo no tengo nada que ver contigo.
—Eso es porque no me has probado querida… —dice con suficiencia, me acerco con calma hacia su lado, encontrándome con los barrotes, ya que nuestros lados están separados; diferenciando entre hombres y mujeres
— ¿Qué tonterías estás diciendo imbécil? Escúchame bien, y espero que te quede claro —me acerco hasta llegar hacia donde él se encuentra—, nunca estaré con un niño como tú que seguramente no sabe diferenciar donde se encuentra el puto clítoris. Yo necesito un hombre, no un niño que apenas está comenzando en la vida —observo con deleite como su rostro se contrae, con esto termino lo que iba a decir para posteriormente girarme de regreso adonde me encontraba anteriormente.
Comienzan a transcurrir las horas, debido a este comienzo a impacientarme. Puesto que nunca he frecuentado donde me encuentro actualmente, por lo que no entiendo el procedimiento. Según el conocimiento que tengo a raíz de tragarme todas las temporadas de “Chicago PD”. Estoy segura de que tengo la disponibilidad de hacer una llamada. Me acerco al borde de la celda, con la disposición de gritar mi deseo de una llamada.
— ¡No me pueden mantener aquí! ¡Tengo derecho a una llamada! —grito para que alguien me escucha, después de todo no hay nadie vigilando.
Decido esperar unos minutos para volver a gritar, espero pacientemente, pero nadie viene. Me comienzo a impacientar por lo que cuando estoy por gritar veo que abren la puerta, por ella entra un hombre alto de 1.85 centímetros aproximadamente. Mi boca se seca al ver a ese monumento de hombre, siento como cada de parte se acelera al ver cómo le queda él queda el uniforme.
— ¡Jodido infierno! —exclamo internamente al ver a ese hermoso hombre de ojos oscuros, y cabello castaño claro. Lo que me deja anonadada son esos penetrantes ojos oscuros, que para mi sorpresa no me recorren como esperaba que lo hiciera—, este hombre tiene que ser irreal. ¿Cómo puede ser tan malditamente ardiente? —susurro viendo cómo se acerca dándome una mejor vista de su atlético cuerpo.
— ¿Qué se le ofrece, señorita?
«¡Maldita sea!. Esa voz me incita de maneras indecibles, me provoca hacerle tantas cosas».
—Bueno… Ahora quiero cambiar mi pedido, ¿Sería posible que al salir de aquí vayamos a otro lugar solos tú y yo? —me encanta la reacción que obtengo de él, rompo esa faceta dura que mantenía por una de asombro.
«Este hombre será mío, tenga que hacer lo que tenga que hacer. No hay existido hombre que pueda escapar de las garras de Aubrey Knight».
— ¡Arlie!, Amiga, necesito urgentemente tu ayuda en estos momentos —me alejo después de escuchar que le contestan la llamada.Me mantengo a un par de metros de ella dándole su espacio para que pueda hablar con calma, en lo que tarda en hacerlo no puedo evitar analizar lo que me dijo. Estoy sorprendido por su manera de desenvolverse, es como si fuese completamente abierta de mente, y no sé cómo sentirme con eso. Nunca me había encontrado con una mujer así.Estoy acostumbrado a ver mujeres más gentiles, menos volátiles como lo es esta chica. Observo como enrosca si dedo en uno de sus rizos mientras habla por teléfono, me encuentro atraído por el tono de su voz.Hay algo en ella que me hace preguntar que la trajo aquí. Aunque viéndola, y comprendiendo que normalmente las personas que vienen aquí son alborotadores que vienen cuando se presenta algún desorden público, no me extraña.Además, si sumamos la manera en que está vestida, con un escote pronunciado a raíz de una blusa negra seguid
Doy un leve vistazo a cada uno de los nombres de las personas, tratando de identificar el nombre de una de las mujeres, esperando encontrar el que me interesa; esto se hace con base en su identificación.Ya que ha habido oportunidades donde han dado un nombre falso, lo cual me parece absurdo porque en su identificación aparece uno completamente diferente. El mundo está lleno de todo tipo de personas. Escucho que abren la puerta, por lo que dirijo mi mirada hacia ese sitio encontrándome con un hombre de traje.Frunzo el ceño intrigado por esto, estoy acostumbrado a ver a todo tipo de personas. Aunque está en particular, me deja sorprendido, no precisamente por el traje de punto que lleva puesto, que intuyo que vale más que un año de salario mío.Si no por su mirada, hay algo en ella que me hace conectar de cierta manera. Al ser oficial, es normal encontrarme supervisando y analizando a cada persona, ya que el comprobar antes puede ser un punto clave que decidirá su próximo movimiento.
«Nunca me había encontrado con un hombre así. Es extraño. No puedo evitar pensar en lo poco agresivo que es, no dudo que otra persona en su misma posición no perdiera el tiempo para intentar ir más allá conmigo, que intrigante», converso conmigo misma como es normal.A veces me siento en un monólogo, porque paso demasiado tiempo en conversaciones internas, las cuales me hacen dudar de mi desempeño mental. Ya que en ocasiones son cosas serias sobre lo que haré, o reflexiono en muchas cosas que ocurrieron en el pasado, como también en cosas estúpidas, específicamente la importancia de comer mermelada con pan o una grasienta hamburguesa; de esas que van a tus caderas.Sonrío internamente al reflexionar en esto. Camino con lentitud hacia el exterior, encontrándome con varios oficiales, viéndome de reojo disimuladamente, lamentablemente al ser mujer detallo muy bien todo, por lo que su forma de disimular no es la más discreta.«Por eso digo que ese hombre es extraño, creí que era una reacc
Sin darme cuenta comienzo a revivir esos momentos llenos de alcohol y sustancias que espero jamás probar nuevamente. Por eso ahora más que nunca tengo especial cuidado sobre lo que consumo en el lugar, sea el lugar que sea.Porque si he aprendido algo, es que ningún sitio está exento, todos los sitios son peligrosos, por igual, solo hay que saber a cuáles puedes ir. Así de sencillo.Libero un suspiro con la intención de apartar mis pensamientos de esos sitios que aún se encuentran en mi mente.—Ya llegamos, señorita Kingston —escucho que me dice mi jefe; ese que tiene una conexión dudosa con mi amiga.—Hazme el favor y jamás me vuelvas a llamar así —digo para luego bajarme de su lujoso auto negro mate.Llega a mi lado para proceder a caminar en dirección a este hotel que conozco demasiado para mi gusto, no es porque lo haya querido sino más bien por una obligación.Nos introducimos en su interior, pasando por el lobby en el cual se encuentran varios empleados; a unos lo conozco a otro
—Otra vez lo mismo…Inclinó mi cabeza hacia adelante, colocándola bajo el agua de la ducha. Permitiendo que esta pueda llevarse eso que tiene inquietando mi mente desde que desperté. No tengo idea de lo que ha estado ocurriendo, desde hace un par de días no he podido conciliar el sueño, y cuando por fin bueno hacerlo me levanto exaltado de la cama.— ¿Qué está ocurriendo? Con anterioridad solo bastaba hacer ejercicio antes de ir a la cama para tener una buena noche, pero ahora… —dudas cómo están me llenan, unas que no tienen respuestas—. ¿Qué ha cambiado?Siento como el dolor en mi cabeza va en aumento, hasta el punto que se hace prácticamente imposible contenerlo. —Que diablos está ocurriendo, ¿Por qué me cuesta más de lo normal descansar? —suspiro para luego cerrar la llave de la ducha.Vine a tomar un baño con la única intensión de poder que de mí, salieran todos esos pensamientos, aparte de eliminar el sudor en mi cuerpo por la pesadilla que acabo de tener. Al contrario de las vec
Espero paciente hasta que el agua está lista, siendo así hecho el contenido en donde debo. Mientras espero que termina el proceso me dispongo a caminar hacia la despensa para tomar un par de rebanadas de pan que introduzco en la tostadora. No tardan mucho en estar listas, les esparzo mantequilla sobre ellas para luego servirme una taza de café sin azúcar.—Ahora, si me siento más despierto, esto es justo lo que necesitaba…Después de que termino de comer. Procedo a lavar todo como es costumbre mía ya, estoy acostumbrado a tener todo en orden. No podría comprobar realmente porque es esto, solo sé que me siento incómodo si no tengo todo en su respectivo lugar, es algo difícil de comprender para mí, solo sé que me gusta que todo a mí alrededor este en su lugar.—Ahora que todo está listo… —me dispongo a salir luego de dejar todo debo.Salgo hacia el pasillo en dirección hacia el ascensor del mismo, donde procedo a marcar el botón que me dirige hacia planta baja. Ya que no es como algunos
Me giro en mi lugar, incómoda. Al no poder encontrar un buen sitio para seguir con mi sueño, abro lentamente mis ojos llenos de lagañas, encontrándome con un rostro que conozco muy bien, demasiado para mi gusto.Es mi amada Arlette, aunque al verla completamente dormida no puedo evitar sonreír. Pensé que le costaría conciliar el sueño después de lo que ocurrió hace un par de días, gracias a Dios no fue así.Sospecho que esto tiene que ver con la presencia de cierto hombre de ojos cafés que parece nunca apartar su vista de ella. Es lindo a la vez que espeluznante, es demasiado posesivo con ella.Hasta el punto que me da escalofríos, pero de los buenos porque sé lo feliz que ella es con él. A pesar de que lo quiera negar, estoy segura de que Arlie se encuentra cayendo cada vez más por ese hombre misterioso.Tampoco es que estoy aquí porque quiera, hasta siento que soy su mata pasión personal. Ya que cuando estoy decidida a devolverme a mi apartamento para darle a cada uno su tiempo a so
Me giro encontrándome con Arlie aún dormida. Niego con mi cabeza, pero aun así me acerco para dejar un suave beso en su frente.— ¿Ya te vas? —se remueve en su sitio.—Si cariño, pero sigue durmiendo. Prometo venir más temprano, después de todo es lunes, no creo que haya muchas personas en el lugar —la veo asentir varias veces para luego girarse para volver a tomar la misma posición en la cama.Me da parece cómica la manera en que sucede esto. Se vio casi como un bebé cuando ve a su mamá partir hacia el trabajo, niego nuevamente con mi cabeza con una sonrisa en mi rostro. Con esto salgo de la habitación, para luego bajar las escaleras de la suite, una que tiene la estructura como si fuese un maldito Penthouse. Llego hasta el frente del elevador para salir de aquí.— ¿Ya se va señorita? ¿No desea comer algo antes? —me giro encontrándome con Fitch Hollister; el mayordomo fijo de Karim.—No es necesario cariño, además ya voy tarde. Sabes que si tu jefe se entera es capaz de regañarme otr