Pienso y luego existoES

Otro día como los demás alistarme para ir a estudiar, otro día de rutina.Me presento mi nombre es Landon McCormick. Tengo 18 años y soy un chico normal, con una vida normal, algunos problemas de adolescente, pero las risas nunca faltan.Mi apellido no sé de dónde viene porque según mi familia no somos dueños de una mega fábrica de aderezos, así que...Estudio, como cualquier chico de mi edad.Y creo que ya voy tarde…Bajo las escaleras y me encuentro con mi mamá terminando de desayunar, ya lista para ir al trabajo, ella es la que mantiene a la familia ya que papá, bueno… él murió cuando yo tenía 8 año

Capítulo 2: Humo de colores  – ¡Por favor todos los estudiantes salgan en una fila de manera ordenada con las manos sobre la nariz! – vocifera el director alarmado viendo como la nube de color verde se agranda cada vez más. Tomo de la mano a Joselyn y la halo hacia la salida me quedo viendo si no hay nadie dentro y espero a que todos salgan. Mi despistadez como siempre. Cuando todo el colegio está evacuado los murmullos sobre lo que pasó se hacen presentes y, yo sé muy bien lo que pasó. Es más yo soy el responsable. En mi defensa a todos nos ha pasado que vemos algo muy lindo y no podemos dejar de verlo, como por ejemplo, gatitos durmiendo.<

El mejor día de la semana sin duda alguna será el viernes, digo, sabes que habrá un descanso, hay comida, tranquilidad y libros por leer. Luego de terminar el día escolar me encuentro en mi casa, leyendo y pretendiendo descansar. Sin embargo, no será para descansar, hace rato James me ha llamado para preguntar si saldré a correr. La oferta no es para nada desagradable, porque yo también me preocupo por mi salud.  Ésto no quiere decir que tengo un cuerpo marcado, no, no estoy marcado, pero tampoco estoy fofo. Estoy en un perfecto equilibrio. Mientras espero que James llegue, leo un poco y preparo una botella con agua para el camino. – ¿Listo para mejorar tu aspecto físico, amigo? – habla James cuando abro la puerta. No puede ser más payaso. A

– Landon ¿Cómo es posible que no supieras que tenía novio? Y para rematar uno tan guapo – levanto la cabeza y la veo de manera suspicaz. – Te recuerdo Joselyn que debes ayudarme. – Quizá él sea guapo, pero tú eres un cerebrito. Me rindo, estoy en mi cuarto, acostado en mi cama con la cabeza colgando, Joselyn está sentada en mi silla “dándome apoyo”. Luego de enterarme que la chica que me gusta tiene novio, un chico universitario, estoy como cualquier chico  que se ha dado cuenta que no puede hacer nada, en crisis.  – Puedes hablarle a Maya y ver que pasa – eso no está bien, porque no siento nada p

 El fin del mundo está cerca, o el fin de mi mundo está cerca. Tengo 3 meses para hacer ese mugroso ensayo. Me encuentro en la cafetería recostado en la mesa sintiéndome a morir. Aún no he hablado con Charlotte sobre lo que acaba de pasar, salí corriendo del salón a echarme agua en la cara. Puedo llegar a ser muy dramático cuando quiero.  –– Te espera una de las mejores experiencias de la vida Landon, el romance juvenil, ese que está lleno de drama y amor muy hermoso. –– No quiero eso –– mi vida está bien así como está, no necesito drama, ni una golpiza por el novio de Charlotte. A diferencia de papá yo no estudié en la escuela militar, la golpiza es segura, mi perfil debe mantenerse

CharlotteSiento como mis párpados están más pesados de lo normal. Empiezo a pensar que el ponche de anoche no era un simple ponche, lo curioso es que no tenía un sabor raro. Da igual si tenía algo o no. Lo que pasó anoche…  – Hija, ya está el desayuno – grita mamá. Tomo una respiración honda y me levanto de la cama.  Mientras me arreglo, pequeños fragmentos de lo que pasó anoche vienen a mi mente. Estaba segura de que eso ya no me afectaría más. Que equivocada estaba. – Buenos días, má.  – Buenos días hija &

— No tengo un sólo libro favorito, me gustan muchos — termina de decir y toma un sorbo de su café. Entiendo su situación, existen muchos libros buenísimos, que no se puede elegir uno solo — ¿Te pasa a ti? – asiento — ¿Qué género te gusta leer?    — Ciencia ficción.    – ¿Sólo ese? – niego.   – Me gusta la ciencia ficción, la ficción adolescente, la ficción d

Al llegar a casa, me siento ansioso, tanto que hasta el hambre se me ha ido. Llevo caminando media hora, recorro la casa viendo las cosas que adornan para calmar mis nervios.   En las  paredes hay varios retratos de la familia, uno por cada generación. Hay una de mi bisabuelo con sus tres hijos, todos tienen una mirada seria y decidida. Mi abuelo con sus dos hijos, mi papá hasta de niño era serio. Y el último en donde estamos papá, mamá y yo.   Es una de las únicas fotos que tengo con él, no le gustaba tomarse fotografías, y a mí tampoco me agradan mucho que digamos. Al lado de los retratos hay un espejo en donde veo mi reflejo, en el orden que están los cuadros y el espejo parece una cadena de evolución en el sentido contrario.   Soy el vivo reflejo de papá, y del abue

— La segunda guerra mundial finalizó en el año de 1945…   Dejo de escuchar lo que el profesor dice y me concentro en el sueño que tengo. Siento mis párpados demasiado pesados. Siento que me dan martillazos en las sienes. La bulla es abrumadora.   Ayer por la noche no pude dormir, los múltiples pensamientos sobre lo que había hecho no cesaban. Rodaba en la cama, me quitaba la manta, me la volvía a poner. Intentaba dormir boca  abajo, intentaba dormir de lado, intentaba dormir boca arriba, pero ninguna de forma lograba conciliar el sueño.   Ni siquiera quiero recordar lo que sucedió después, porque es tan vergonzoso.   Quiero darme de cabezazos en la mesa ¿Quién luego de besar a la persona que le gusta huye del l

— Mamá sabes que no me gusta ir, la tía Dolores está loca y su hija…   — Es tu prima.   — Escúchame, mi prima, está igual de loca que Dolores. — recompongo lo que estaba por decir.   — Landon es tu familia.   — Pero están locos, no quiero ir mamá — mamá suelta la respiración, juntando la paciencia que le queda.   — Está bien, está bien, no vayas, pero luego no me vayas a pedir de lo que Dolores me dé ¿Entendido? — quizá la compañía de Dolores es algo molesta, pero lo que ella cocina es lo mejor de lo mejor del mundo.   Sabe preparar unos buñuelos de zanahoria deliciosos, un pastel de queso iniguala