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Capítulo treinta y seis
Revisó los móviles, las libretas y las declaraciones, no podía quedar ningún cabo suelto. Todo tenía que estar perfecto, pero había algo, unas piezas que seguían sin encajar y esperaba que Eli llenara los huecos vacíos.

Alguien llamó a la puerta, era la primera vez desde que estaba en esa comisaría que alguien mostraba modales, lo normal era que entraran de forma abrupta.

— Señor Freire, la familia ha llegado y están de muy mal humor — puntualizó.

— Perfecto — sonrió complacido, mientras se giraba hacia Berto, que acababa de llegar, y al igual que él, estaba revisando toda la documentación que presentarían delante los padres de Eli.

Pasaron por delante de los calabozos, donde Lemos esperaba a que llegara su abogado. Comenzó a gritar que la culpable acababa de pasar; que todo era culpa de ella, que el era inocente. Al darse cuenta que los agentes pasaban de largo empezó a dirigirse a Eli con insultos y palabras bastante despreciables. Freire se imaginó el encuentro entre los dos, unos m
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