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Capítulo cuarenta y uno
— ¿Por qué me detiene? — Gritaba a los dos oficiales que la esposaban en la enfermería del instituto — Esto es un abuso de la autoridad.

— Señora , en la comisaría se lo explicarán todo — el agente era joven e inexperto.

— Quiero hablar con el inspector Freire, — exigió — es amigo mío.

— Él es quien la está esperando — la mujer quedó muda y su rostro era cera derretida.

Se hizo el silencio, no comentó nada más. La mujer no opuso resistencia, simplemente se subió al coche. Observó hacia al exterior de la ventanilla, mientras repasaba el mapa mental que tanto había cuidado y limpiado. Estaba segura de que no había ninguna fisura, no había nada en su contra; estaba segura de que no había dejado ningún cabo suelto.

Sonrió para sus adentros, de todos los detectives mediocres con los que se había encontrado, Freire había sido el único que tenía huevos para enviarla a comisaría. Eso lo hacía más atractivo, más interesante. Como una buena cazadora le gustaba buscar presas difíciles, y encont
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