Narrador omnisciente.
Nina llegó a casa extremadamente feliz, por fin Damián le dijo que la quería, después de tanto tiempo estando alejados.
Entró y lo primero que vió fue a su papá sentado en el sillón, había estado ahí llorando por un rato.
—¿Qué sucede? —preguntó ella acercándose.
Él limpió una cuántas lágrimas que yacían en sus mejilla —Pensé que llegarías más tarde —evadió la pregunta ¿Estabas con Damián cierto?
Ella asintió con miedo de que se enojara —Sí.
Sonrió de lado —Me alegra mucho que aún se quieran tanto.
La chica frunció el ceño intentando entender su actitud tan diferente —¿Te sucede algo?
—En realidad sí... Hija... Iré a un hospital psiquiátrico. Ya lo decidí. No te enojes con migo por favor.
—¿Por qué me enojaría por al así?
—Te dejaré sola y...
—Pap
A veces es necesario ver lo que el mundo nos ofrece, no siempre la vida será color de rosa y no siempre será oscuridad. Pero ¿Qué pasa si alguien llega a tu bello mundo y lo oscurece por completo? ¿Cómo sales de la oscuridad sin ningún rasguño?A veces es mejor huir, huir lejos, pero si huyes ten en cuenta que es solo para hacer tiempo para lo que verdaderamente harás en determinado momento, sí, huye si lo necesitas pero no pretendas hacerlo siempre, porque te cansarás en el camino y la oscuridad te atrapará y no tendrá piedad de ti.Respira hondo y comienza a correr sin ver atrás pero sí, a tu lado, no pierdas de vista a tu acompañante en esta carrera llamada vida y cuando él se quede sin aliento y a ti todavía te quede un poco, tómalo del brazo y camina un poco más junto a él, pero por lo que más quieras no lo pierdas de vista, mira hacia atrás y sé la luz que aclara el panorama, sé la luz que salva a tu compañero, no dejes que lo alcanc
Ya ha pasado una semana desde que encontré la carta de Eduard en el buzón.—¿Cómo estás papá? —pregunté viéndolo guardar unos papeles en su portafolio.—Bien, hija, ¿Tú cómo estás? ¿Dormiste bien? —se acercó para darme un pequeño beso en la frente —tienes ojeras —me vió con el ceño fruncido.—Mmh... No es nada —levanté mi mano en el aire quitándole importancia y sonreí —solo es la universidad, he tenido muchos trabajos últimamente —mentí.—Hija si te pasa algo...—Estoy bien papá, tranquilo. Mejor ya vete se te hará tarde.Caminé hasta la cocina y tomé un poco de café para ponerlo en el pequeño termo que papá siempre lleva.—¡Ya me voy! ¡Nos vemos en la noche! —gritó desde la puerta.—¡Espera! Tu café...—Vaya, tu siempre haciendo que mis días sean menos insoportables —susurro mientras sonreía —Ahora sí, nos vemos en la noche
Me comí el último trozo de mi tostada sin muchos ánimos y lavé el plato en el fregadero. Caminé hasta mi habitación sin muchas ganas, tenía dolor de cabeza y ya era hora de empacar, he empacado y desempacado en mi vida más veces de las que quisiera, hasta ya le agarré cariño a mi maleta color azul marino, no voy a extrañar esta casa, de hecho solo estuve unos cuantos meses, lo que extrañaré es el clima, el ambiente y el lugar en general, es lindo; las casas son bastante vistosas y el vecindario es tranquilo, no he hecho amigos pero mis compañeros de universidad no son tan arrogantes como en la anterior que estuve.Mamá me vió caminar hacia la habitación y me siguió.—¿Sucede algo? —pregunté frente la puerta de mi habitación antes de entrar.—Supongo que ya vas a empacar, nos iremos mañana temprano.—A eso voy —dije sin ánimos tomando el pomo de la puerta.—¿Quieres que te ayude?—¿No deberías empacar tus c
Salimos de la habitación literalmente corriendo al escuchar el grito agudo de Caroline.Llegamos abajo y mi corazón latía a mil por segundo.—¡Dios Caroline! ¿Qué sucede? ¿¡Estás bien!? —preguntó mi madre al ver a Caroline en el suelo abrazándose a sí misma.—N... N... No mamá ¡Ayúdame! ¡Tengo miedo! ¡Mucho miedo! — mi hermana lloraba y titubeava al hablar.—Dinos que sucedió —dije en un intento fallido de parecer serena.—Hay... Hay una serp... Serpiente... Ahí.—¿¡Qué?! ¿Dónde?—En esa caja —dijo señalando la caja que estaba a la par de la puerta principal.Me acerqué con cautela y abrí la caja «mierda» pensé para mis adentros. —Pues sí, es una serpiente... Por suerte está muerta.Caroline siempre ha tenido una fobia muy fuerte hacia estos animales, desde que una se metió a la casa c
Cuando por fin logré visualizarlo, sentado sobre una roca con esa estúpida sonrisa el valor me volvia al cuerpo y la ira también.—¿Ahora que demonios quieres? —pregunté con vos algo entrecortada pero fuerte.—Hey, tranquila, solo vine a dejarle un obsequio a tu queridísima hermana. Espero le haya gustado —dijo con voz burlona.—Dijiste que nos ibas a dejar en paz la última vez que te vimos, ¡no sé porqué nos odias tanto! —dije metiendo mi mano en mi sudadera y apretando el arma sin sacarla aún.—¿Quieres saber por qué? ¿Es en serio? —rió sarcástico.No dije nada pero él prosiguió —Te diré porqué: en primer lugar eres una idiota ¿Pensaste que después de ser novios me ibas a dejar así como así? Pues claro que no. Y en segundo porque eres una zorra, dos meses después que me dejaste corriste a los brazos de Damián, me das asco.—¡Ya cállate Eduard! ¿De qué demonios estás hablando? ¡Estás demente! Tú y yo nunc
—¿Me hablas a mí? —pregunté un poco confundida a un chico pelinegro sentado en el banco tras de mí.—Sí.—¿Te puedo ayudar en algo?—Sí.Me empezaban a irritar sus monosílabos, ¿Qué diablos quería? No andaba de muy humor para aguantar gente así.—¿En qué? —pregunté intentando ser lo más amable posible.—No puedo ver el pizarrón, baja la cabeza.—¿Era eso? —dije rodando los ojos con molestia.—Sí.—Cambiemos de asiento entonces —dije.—No estoy tan ciego, solo baja la cabeza.—No puedo, tengo que ver al frente —dije con obviedad.—Escucha... —habló haciendo un ademán para que yo dijera mi nombre.—Nina, Nina Smith.—Escucha Nila Smith...—¡Es Nina!—Como sea, tengo un día del demonio, hoy vine a esta
Llegué a casa con mis emociones a mil, no pensaba volver a ver a Damián en toda mi vida, se sentía raro todo esto.—¿Qué te sucede ahora? —me preguntó Caroline sentada en la parte baja de la escalera al verme entrar y quedarme recostada en la puerta viendo a la nada ni siquiera me había dado cuenta que estaba ahí.—¿Eh?—Estás ahí como tonta, como si estuvieras en otro universo.—Es solo... No me acostumbro a este lugar —mentí y me acerqué a ella.—Llegamos hace muy poco, nadie de nosotros lo ha hecho.Asentí —¿Sabes para dónde va papá en la noche?—¿Papá? Ni siquiera lo sabía, no me dijo nada.—Tampoco a mí, lo escuché hablando junto a mamá sobre que hoy saldría o algo así.—Que metiche eres.—¡Oye! —ella rió —los escuché por casualidad.—Aunque... Creo que se verá con un señor que vive por aquí.
—Hola Nicolás —dije y seguí caminando.—Soy Nick, pero en fin ¿Cómo estás? —hablaba atras mío.—¡Ah! Hoy ya andas de buenas por lo que veo.—Perdón por lo de ayer ¿Okay? Fue un día pésimo.—Lo noté ¿Pero que culpa tenía yo de que tu hermano haya chocado ayer con una tont... —en ese comento me di cuenta que tal vez esa tonta había sido yo — Olvídalo. Pero ¿Qué fué la cosa tan importante que perdió tu hermano? Te enojaste mucho por eso —dejé que me alcanzara.—¿Ah? —dijo con un poco de sobresalto —nada importante.—A mí sí me parece que fue importante, mírate, estás... ¿sudando?Lo ví con el ceño fruncido, este chico era muy raro.—¿Yo?—Sí, tú ¿Quién más?—Estas locas Nina, no estoy sudando. O tal vez un poco, voy tarde a clase, ¡Nos vemos después!Y diciendo esto salió co