—¿Me hablas a mí? —pregunté un poco confundida a un chico pelinegro sentado en el banco tras de mí.
—Sí.
—¿Te puedo ayudar en algo?
—Sí.
Me empezaban a irritar sus monosílabos, ¿Qué diablos quería? No andaba de muy humor para aguantar gente así.
—¿En qué? —pregunté intentando ser lo más amable posible.
—No puedo ver el pizarrón, baja la cabeza.
—¿Era eso? —dije rodando los ojos con molestia.
—Sí.
—Cambiemos de asiento entonces —dije.
—No estoy tan ciego, solo baja la cabeza.
—No puedo, tengo que ver al frente —dije con obviedad.
—Escucha... —habló haciendo un ademán para que yo dijera mi nombre.
—Nina, Nina Smith.
—Escucha Nila Smith...
—¡Es Nina!
—Como sea, tengo un día del demonio, hoy vine a esta maldita universidad básicamente porque mi padre me obligó, mi estúpido hermano traía lo único que me hace feliz y según él, una tonta casi lo deja caer e hizo que se le cayera ¿Y adivina qué? Ahora otra tonta no me deja ver el pizarrón.
—Ya déjala en paz, idiota —le recriminó la chica pelirroja. Yo fruncí el ceño confundida.
—No te metas Dayana.
—Me meto porque quiero, te pones de los mil demonios cuando no tienes tu maldita...
—¡Ya cállate! —la interrumpió él gritando en un susurro.
Ella lo volteó a ver, no lo había hecho en ningún momento hasta ahora.
Suspiró —Solo déjala en paz —dijo para volver a ignorarnos y seguir copiando.
—No le estoy haciendo nada, solo necesito ver el maldito pizarrón.
—¡Oye, oye! En primer lugar no te pedí que me contaras tu pésima historia —rodé los ojos otra vez —no me interesa saber si tu hermano te tiró no sé que.
—Deja de rodar los ojos, ojalá te vuelvas bisca.
—Y en segundo lugar, ahora escúchame tú... —hice el mismo ademán que hace un momento había hecho él pero no habló así que continúe —¿Cómo dices que te llamas?
—¿Te interesa?
—No te hagas el «chico malo» — dije haciendo comillas en el aire con mis dedos —con migo, eres el típico patético que le encanta hacerse el interesante. Pero ¿Adivina qué? Ya estás grande para eso, esto es la universidad bro—dije y me volteé para no verlo más.
—¿Bro? Eres chica, ¿Por qué me dices "Bro"?
—¿Tu por qué usas arete? Según eres hombre ¿O no? —pregunté viendo el pizarrón con una sonrisa triunfante.
—Mi arete se ve cool.
—sí, claro —le dije con claro sarcasmo.
Suspiró rendido —Me llamo Nick.
—Muy tarde para presentarte... Bro.
—Bueno jóvenes, espero ya hayan copiado y nos vemos en la próxima clase —dijo la maestra mientras borraba la pizarra.
«Mierda» dije en mi mente.
No había copiado nada por culpa de "el patético".Salí del lugar con una gran molestia, me chocan las personas así.
Caminé hacia la cafetería mientras chocaba con algunas personas, en esta universidad hay más estudiantes que el la que estaba anteriormente, tenía mucha hambre pero aún así caminé despacio mientras veía las personas caminar de aquí para allá, aquí todos tienen estilos muy diferentes, hay gente con cabello verde, rojo, naranja, amarillo, morado y demás; personas con muchos tatuajes y otras con estilos muy alocados, me sentí un poco rara al verme a mí misma y la sencillez que andaba puesta, solo una camiseta blanca, unos tenis del mismo color y un pantalón de mezclilla color azul... Me sentí ¿Simple? ¿Sin personalidad? Era extraño, ni siquiera sé como explicarlo.
Suspiré, ni siquiera me había percatado que me había quedado parada a mitad del pasillo pensando en esa tremenda insignificancia.
—¿Eres Nina, verdad? —me habló la misma chica pelirroja con la cual compartí asiento pero con la que no había hablado hasta ahora, solo me había defendido y yo ni siquiera le había dado las gracias.
—Sí, ¡hola! —respondí lo más amigable posible, es una linda chica a decir verdad, me inspira confianza —¿Cómo te llamas tú?
—Dayana Miller.
—Bonito nombre, pelirroja —ella rió por esto último.—me gusta tu cabello.
—Gracias, me lo acabo de teñir, era azul el mes pasado.
—¿Hablas en serio?
—Sí, de hecho lo he tenido de muchos colores.
—Vaya, aquí todos tienen mucho estilo.
—La verdad es que la mayoría aquí trabajamos en nuestro tiempo libre, y pues, en el trabajo tenemos que parecer lo más «normal» posible, en mi caso uso una peluca color negro cuando estoy atendiendo en la tienda donde trabajo. Lo que te quiero decir es que cuando venimos aquí, a la universidad, aprovechamos para vernos fabulosos —hizo un ademán gracioso pasando su mano con el signo de amor y paz por su mirada con mucho estilo, yo reí —¿Tú trabajas?
—Yo... No, aunque estoy pensando en hacerlo.
—Me lo imaginé, tienes pinta de ser... Mmh... Niña bien.
—¿Niña bien?
—Riquilla pues.
Fruncí el ceño —No lo soy.
—Mira tu ropa, claro que sí lo eres.
—Es ropa normal —me encogí de hombros.
—Sí y de muy buena marca.
Me sentí incómoda cuando comenzó a verme de pies a cabeza y dió vueltas alrededor mío viéndome, yo no me moví.
—Mmh ¿Qué sucede? —pregunté.
—Oye, no eres de por aquí ¿Verdad? Jamás te había visto —me vió con los ojos entrecerrados.
—No, soy de otra ciudad. Muy lejos de aquí de hecho.
—¿Y por qué viniste aquí?
Me quedé muda un rato de solo recordar lo que me traía a este lugar, pero mentí un poco y pude contener la curiosidad de la pelirroja.
—Quería... Respirar nuevos aires.
—Pues aquí lo único que respirarás son toneladas de marihuana, hay gente fumando por aquí y por allá.
Abrí los ojos un poco asustada —¿Este es un lugar peligroso?
—¿Qué? No, tampoco estoy diciendo que este lugar sea un lugar de pandillas juveniles que te asaltan en las esquinas y te ofrecen sexo gratis —rió — pero definitivamente no es un lugar demasiado exclusivo, aunque... Esa mochilita Gucci que traes se le antojaría a más de uno, te recomiendo que no la traigas mañana.
—Gracias —dije riendo —creo que lo tomaré en cuenta. Y también gracias por lo del chico ese.
—No agradezcas por nada y por cierto, no te asustes si hablo mucho, soy un poco... Extrovertida.
—Se nota.
—Tambien mi primo es así, un completo idiota, creo que somos extrovertidos de nacimiento, auque bueno, su hermano no es como él... —dijo más para sí misma que para mí —Pero es fin ¿Comemos juntas? —preguntó después de la extraña plática.
—Claro —respondí sin dudarlo, esta chica era muy amigable.
En ese momento me di cuenta que Dayana era una gran chica. Pero tengo que parar esto, no puedo tener amigos, o por lo menos no tengo que hablarle mucho de mi vida personal, toda mi familia hemos evitado tener muchas relaciones sociales para no poner en peligro a nadie, solo tengo contacto con Josh, él no quiso alejarse, lo quiero demasiado y estoy muy agradecida con él por todo lo que ha hecho. Ahora que lo recuerdo, necesito llamarle lo antes posible.
Las demás clases las tomé con normalidad, en algunas encontré a Dayana, en otras encontré al idiota de Nick, de hecho comparto varias clases con este último, que horror.
Pasé frente algunas tiendas poco recurridas y caminé despacio por las calles, en la mañana pasé muy rápido y ni siquiera ví las calles, aún no sé como no me perdí.
Había un pequeño parque con unos cuantos juegos dañados, solamente había un grupo de chicos tatuados comiendo helado muy tranquilos, vaya, eso era una contrariedad, reí para mis adentros al recordar lo que decían la mayoría de libros sobre los hombres tatuados.Caminé un poco más y había una tienda de flores, algunas mujeres de edad mayor estaban comprando, saludé amablemente y seguí mi camino, caminé otro poco más y ya me encontraba viendo un gran letrero que decía "Clover Music" y otro pequeño que decía "Cerrado" ví por las ventanas de vidrio unas cuantas guitarras eléctricas y acústicas, violines y unos discos de vinilo al fondo. A estos últimos los vi por mucho tiempo, siempre quise uno de esos, suspiré y dí unos dos pasos nada más antes de detenerme en seco al escuchar esa conocida voz.
—Nina, tiempo sin verte —Vi al castaño, que venía en dirección contraria, por unos segundos sin decir nada, estaba anonadada.
—¿Damian? ¿Qué demonios haces aquí? Te extrañé mucho —dije despues de volver a la realidad y salí corriendo a abrazarlo junto con una gran sonrisa en mi rostro, incluso mis ojos comenzaron a picar levemente.
—Hey tranquila enana, ¿Cómo has estado? —dijo tocando mi nariz tiernamente con su dedo índice.
—¿Dónde demonios haz estado tú? —pregunté emocionada.
—Lo mismo me pregunté yo ¿¡Dónde carajos haz estado?
—Yo... Pues... Por ahí.
—Nina...
—¿Enserio quieres hablar de esto ahora mismo?
—Pues... No lo sé, ¿Tú quieres?
—La verdad no —admití.
—Solo dime ¿Por qué te fuiste ese día sin decirme nada más?
Mordí mi labio inferior —Yo no creo que este sea el lugar para hablar de eso.
—Entonces... Vamos a tu casa.
—¿A mi casa?
—Sí ¿Qué tiene de malo?
No lo puedo llevar a casa, papá se enojará mucho.
—Damian, mmh, me tengo que ir, perdona —caminé lo más rápido que pude lejos de él.
—Hey espera —habló mientras me seguía —¿Qué sucede, Nina?
—Tienes que irte Damián, ahora mismo, vete a tu casa o lo que sea, pero es mejor que te vayas, dejemos las cosas como están ¿Sí? —me detuve —dejemos todo en el pasado —seguí caminando.
—Me asustas Nina, no nos vemos desde hace 4 años, no puedes tratarme así.
—Solo te protejo, Damián.
—No entiendo, ¿Protegerme de qué?¿Estás bien? —me tomó de la mano e hizo que lo viera a los ojos
—Yo sé que no entiendes que sucede, pero confía en mí.
—¿Cómo confiar en alguien que cuando éramos novios desapareció de la nada? Y ahora sale corriendo lejos de mí.
Sentí algo horrible dentro de mi pecho al escucharlo decir eso, él no sabía porqué me alejé realmente.
—Hay una explicación para esto.
—Pues quiero saberla.
—No es el momento y mucho menos el lugar... Y no te puedo llevar a casa.
—¿Tú papá aún me odia?
—¿Eh?
—Él me odiaba cuando éramos novios ¿Recuerdas? Nunca me dejó entrar a tu casa —rodó los ojos.
—No es eso... Solo que... Él se puso muy mal después de lo sucedido con Eduard.
—Y yo te apoyé en todo momento después de eso.
Suspiré —Lo sé, pero... No es hora de hablar de eso.
—¿Entonces cuando será la hora? ¿Sabes cuánto te busqué? ¡Estuve meses buscándote por todos lados! Me dí por vencido después de un año... ¡Perdí mi tiempo, Nina Smith! Ahora quiero que me expliques todo.
—Tú... ¿Me buscaste?
—Es lo que dije.
—Perdoname —le pedí sin dudarlo.
—Dime que es lo que sucedió.
Pensé por un momento... papá saldría de casa aproximadamente a las seis de la tarde, escuché que se lo dijo a mamá anoche.
—Tal vez... En unas cuantas horas...
—¿Dos o tres horas?...
—No, más bien a las siete de la noche, te llevaré a mi casa al anochecer.
—¿Por qué no ahora?
—Porque... Porque no puedo. Papá estará ahí.
—¿Ves? Te dije que aún me odiaba.
—No es eso... Solo que... —suspiré— es mejor.
—Yo no quiero esconderme de tu papá, ya no somos... Novios ¿Por eso estaba muy enojado, no? No quería que su hija mayor tuviera novio.
—Ya Damián ¿Quieres saber o no?
—Pues sí, pero...
—nos vemos en la noche —y sin escuchar más lo que decía retomé mi camino otra vez y me fuí rápido sin ver atrás dejándolo con la palabra en la boca.
Esto sería difícil...
Llegué a casa con mis emociones a mil, no pensaba volver a ver a Damián en toda mi vida, se sentía raro todo esto.—¿Qué te sucede ahora? —me preguntó Caroline sentada en la parte baja de la escalera al verme entrar y quedarme recostada en la puerta viendo a la nada ni siquiera me había dado cuenta que estaba ahí.—¿Eh?—Estás ahí como tonta, como si estuvieras en otro universo.—Es solo... No me acostumbro a este lugar —mentí y me acerqué a ella.—Llegamos hace muy poco, nadie de nosotros lo ha hecho.Asentí —¿Sabes para dónde va papá en la noche?—¿Papá? Ni siquiera lo sabía, no me dijo nada.—Tampoco a mí, lo escuché hablando junto a mamá sobre que hoy saldría o algo así.—Que metiche eres.—¡Oye! —ella rió —los escuché por casualidad.—Aunque... Creo que se verá con un señor que vive por aquí.
—Hola Nicolás —dije y seguí caminando.—Soy Nick, pero en fin ¿Cómo estás? —hablaba atras mío.—¡Ah! Hoy ya andas de buenas por lo que veo.—Perdón por lo de ayer ¿Okay? Fue un día pésimo.—Lo noté ¿Pero que culpa tenía yo de que tu hermano haya chocado ayer con una tont... —en ese comento me di cuenta que tal vez esa tonta había sido yo — Olvídalo. Pero ¿Qué fué la cosa tan importante que perdió tu hermano? Te enojaste mucho por eso —dejé que me alcanzara.—¿Ah? —dijo con un poco de sobresalto —nada importante.—A mí sí me parece que fue importante, mírate, estás... ¿sudando?Lo ví con el ceño fruncido, este chico era muy raro.—¿Yo?—Sí, tú ¿Quién más?—Estas locas Nina, no estoy sudando. O tal vez un poco, voy tarde a clase, ¡Nos vemos después!Y diciendo esto salió co
Marqué el número de Nick y lo llamé, rodé los ojos con diversión al ver "Nick el hermoso" en la pantalla, al rato lo cambiaría.—¿Hola? —Escuché al otro lado del teléfono.—Nick, soy Nina ¿Dónde estás?—Llegando a casa, ¿Ya te decidiste?—Sí, ven a mi casa en una hora para que hagamos el proyecto.—Mandame la dirección, ahí estaré.Tarareé un «mmh» —Mejor ve al parque, ahí estaré y te llevaré a mi casa.—No es necesario...—Te veo allá —y corté la llamada rápidamente."Espero que todo salga de acuerdo al plan" pensé un tanto preocupada mientras bajaba las escaleras para buscar a mamá.—Mamá, me duele mucho el estómago —mentí por milésima vez en el día.—¿Qué? Oh hija, ve a recostarte, te prepararé un té, seguro comiste algo que te hizo mal — habló con preocupación acercándoce a mí.
—Nina, ¿Me puedes recordar por qué tengo una sábana amarrada en mi cintura? —habló Nick viéndome confundido y asustado —¿Tu padre es celoso?—¿Celoso? —pensé un momento... Eso era la excusa perfecta —¡Ah, sí! ¡Super celoso! Ahora ven, es hora de que salgas por la ventana.—¡Oh, vaya! Tu papá sí que tiene un problema, ¿Tanto miedo le tienes?—Deja de hablar y sal por la maldita ventana.—Ay, ya voy. Pero me debes una —dijo señalándome.—¿Yo?—Te estoy salvando de tu padre.—Como sea —dije mientras sujetaba con más fuerza la sábana a su torso —aparte que te estoy salvando yo a ti.—Esto es demasiado tonto, Nina, voy a morir.—Son menos de 5 metros, no inventes.—Soy delicado.—¿Vas a salir o no?—Bien, pásame mi mochila.—Toma —dije pasandosela
—Dios, Damian... Lo tienes aún. —dije viendo el brazalete color azul oscuro con nuestras iniciales grabadas en él, que había sacado del estuche dorado.—Sí, lo he tenido guardado por estos últimos cuatro años junto con el mío —dijo sacando otro brazalete igual de su bolsillo — ¿Recuerdas cuando te llamé para decirte que ya los había conseguido? Me dijiste que ya no lo querías y me cortaste la llamada —mencionó bajando al mirada al suelo pero volvió a verme a los ojos —... Fueron... Meses difíciles para mí después de eso... Pero por lo menos me alegra haber estado equivocado.—¿Equivocado?El chico tomo mis manos aún con el brazalete entre ellas.—Sí, equivocado, siempre pensé que te habías ido así como así porque realmente no te importaba. Pero ahora que ya sé que no fué así y que lo hiciste para protegerme estoy dispuesto a protegerte a ti Nina Smith, no importa lo que suceda.Yo quedé anonada
Un pésima mañana, un pésimo día, me levanté de muy mala gana, me preparé para ir a la universidad y bajé las escaleras.—Buenos días mamá.—Buen día hija —dijo mi mamá mientras cocinaba.—¿Y papá?—Salió temprano a buscar trabajo otra vez. Toma, come tu desayuno antes de irte.—No tengo hambre, luego comeré algo.—Te ves pálida —dijo tocándome la frente.—Seguro me resfriaré —dije pensando en lo que realmente pasaba, en los miles de problemas que me abrúmaban.—Tienes que comer algo ahora.—Enserio, no es necesario, al ratocomeré algo.—Bien, pero que sea en serio.—Sí, sí. Adiós mamá —dije caminando hacia la puerta.—Adios Nina.Salí de casa rápidamente, eran un poco menos de las 7:00 am, el clima era frío y ya se me estaba haciendo tarde para
Estaba en mi casa limpiando la sala de estar, mamá había salido y papá, cómo de costumbre, salió a buscar trabajo.—¿Qué haces? —preguntó Caroline mientras bajaba la escalera.—Limpiando un poco, ¿Tú por qué todavía andas en pijama? Son las dos de la tarde si no te has dado cuenta.Le lancé el trapo a la cara, con diversión y ella me lo tiró de vuelta.—No tengo ganas de hacer nada, ¿A ti que te pasó?—¿A mí?—Tu cara está... mal... Bueno, más que de costumbre.—¡Oye! —dije sonriendo y le di un suave golpe en el hombro —aunque tienes un poco de razón, he tenido muchas cosas en la cabeza como para preocuparme por mi apariencia.—Supe que vino Damián —dijo cambiando un poco de tema.—¿Mamá te contó?—No, los escuché hablar a él y a ti, venía hacia la cocina y mejor regresé a mi habitación cuando los vi habla
La visita de los chicos había hecho que mi día cambiara por completo, me sentía renovada aunque aún llevaba ese pequeño peso de preocupación.Ya era de noche, los chicos se habían ido aproximadamente a las 5:30pm media hora antes de que llegara papá y mamá juntos, llegaron riendo mucho, a leguas de les notaba lo felices que estaban. Papá encontró trabajo y la verdad era una noticia que alegró mucho a Caroline e igual a mí.Ví mi reloj y me fijé que faltaba un cuarto para las 11:00pm los demás en la casa estaban ya dormidos mientras yo esperaba en mi cuarto la llamada de Damián. Me prometió venir a esta hora.Revisé mi teléfono por milésima vez y aún no había ninguna llamada.Busqué mi pijama en el ropero de madera, abrí una de las gavetas superiores encontrándome con el brazalete que me había dado Damián, me lo coloqué y lo ví detenidamente, realmente era muy hermoso, las letras D & N brillaban de una manera sobrenatural, era