Caminamos despacio por dentro de la casa, no veíamos a nadie, ni siquiera el ruido de un ratón se escuchaba.
—No puedo creer que estoy haciendo esto. —le dije a Damián.
—Tampoco yo, pero ellas estarán bien ¿De acuerdo? Solo... Hagamos esto de una vez.
—Dejen de hablar tanto. —Nos reprendió Chévez.
—¡Oh vaya! Visitantes —Dijo un hombre desde el segundo piso apuntando con una pistola hacia nosotros.
—Mierda —Damián maldijo por lo bajo —¿¡Dónde están!? —le gritó sacando todo su valor.
—¿Dónde están quienes? — preguntó con una leve sonrisa.
—No te hagas el imbécil — hablé —¿¡Dónde están!?
Damián y yo apuntábamos con las pistolas hacia él. Mientras Chévez solo veía la escena con los brazos cruzados de una manera neutral, hasta que habló —ya bajen sus malditas pistolas de juguete, callence y apártence.
Nosotros lo vimos sin entender pero
...—Caroline, háblame, respondeme —le dije mientras la veía cabizbaja —tenemos que luchar. Hazlo por mamá, decide ir con nosotros ahora por favor —decía mientras mis lágrimas salían a chorros.Ella no respondía, no levantaba su rostro. Puse mi mano sobre su hombro y comencé a moverla pero ella calló hacia un costado.—¡No, no, no! Por favor Caroline no, Hermanita habré los ojitos, hermanita ¡No! Por favor Caroline mírame —decía mientras mi voz se entre cortaba más y más.—Ya basta Nina —dijo Damián mientras se sentaba a mi lado y me abrazaba. —Ya se fué, está con tu mamá ahora.—¿Por qué les hicieron esto, Damián? ¿Qué hicieron ellas? Yo tengo la culpa de todo ¡Qué me maté a mí!—No tienes la culpa de nada, Eduard es el que debe sentirse como una porquería, no tú, tú no hiciste nada, hey Nina mírame, no hiciste nada malo. ¿Entendido? Ya te lo he dicho, no es tu culpa— me decía Damián mientras tenía sus manos tomando mi rost
—¿¡Y a estos hombres que les pasó!? —preguntó papá poniéndose las manos en el rostro, parecía que iba colapsar —no me digas que...—Sí, yo los maté —contesté de manera cruda sin voltearlo a ver.—¿¡Qué!? ¿¡De qué estás hablando!? ¿¡Por qué!?—No querrás saber por qué...—¿¡Por qué, Nina!? ¿¡Por qué!?Suspiré —Camina —dije mientras me dirigía hacia las viejas escaleras.—¿Todavía hay más? Nina, ¿por qué le hiciste eso a esos tipos?Seguí caminando ignorandolo —Se lo merecían. Ahora, quiero que entres ahí y permanezcas calmado.Entró de golpe a la habitación mientras me veía confundido—¡Oh, por Dios! ¡Pero qué...!? — dijo mi padre al llegar a la habitación y ver a Caroline y a mamá en el suelo —¿Qué les pasó?¿Quién les hizo esto?¿¡Quién les hizo esto, Nina!?—Los dos tipos de abajo.Papá no dijo nada por varios minutos, estaba en el suelo recostado en la pared con la
Suspiré y bajé a la sala para poder desayunar.—Buenos días papá —le dije mientras lo veía sentado en la mesa del comedor.—Buen día.—No hay mucho que comer hoy ¿Verdad? —le dije con una sonrisa triste.—No hay nada —respondió serio.Subí a mi habitación nuevamente y tomé mi celular para marcar el número de Damián.—Hola Nina ¿Todo bien? —escuché que contestó con la respiración acelerada.—Sí... Todo bien ¿Y tú? Te escuchas agitado.—Mmh... Solo vengo de correr.—Pero sí tú no corres...—Pero hoy sí.Fruncí el ceño, sabía que me estaba mintiendo —Tengo que... Pedirte algo.—Dime.—Ya no tengo dinero, papá no quiere volver a trabajar y Randy ya no me necesita en la tienda. ¿Podrías... Prestarme un poco? Te lo pagaré cuando pueda.—Nina... ¿Hasta cuándo
Toqué el timbre de la gran casa amarilla y esperé a que abrieran.Mañana se cumple un año de la muerte de mamá y Caroline, el tiempo ha pasado rápido y lento al mismo tiempo.—Pasa —me dijo la chica quitándose de la puerta para que entrara.—¿Aún nada verdad? —le pregunté viéndola con preocupación.Había venido cada mes para buscar alguna información.—Lo siento... Ni siquiera su rastro aparece, mi tío lo ha buscado por todos lados.—Es que Eduard no pudo haber desaparecido así, él siempre me acosó, nunca me dejaba en paz y ya hace un año que no se sabe nada de él.—Seguramente huyó lejos después de que... Ya sabes... Mandará a matar a tu mamá y a Caroline, o tal vez... Él no planeó matarlas.—¿De qué hablas? —fruncí el ceño.—Solo digo que tal vez... Y solo tal vez, él no pretendía matarlas, solo darles un susto.
Punto de vista de Damián: Marqué el número de Nina para saber cómo estaba, a esta hora seguramente ya estaba en su casa, ella no contestó... Seguramente se enojó porque no podré acompañarla mañana.—¡Ay ya cállate! tus chillidos no me dejan pensar —dije efusivamente.Me levanté y le quité la mordaza al idiota de Eduard que estaba esposado a un tubo metálico que bajaba desde el techo al suelo y estaba cerca de la pared. Él estaba muy delgado a decir verdad, ha estado aquí desde hace unos siete meses y no me he molestado en darle muchos cuidados.Inicio del Flash Back:Caminé por todo el lugar buscando a Eduard, lo había buscado a diario, junto a Chévez por casi cinco
Narrador omnisciente.Nina llegó a casa extremadamente feliz, por fin Damián le dijo que la quería, después de tanto tiempo estando alejados.Entró y lo primero que vió fue a su papá sentado en el sillón, había estado ahí llorando por un rato.—¿Qué sucede? —preguntó ella acercándose.Él limpió una cuántas lágrimas que yacían en sus mejilla —Pensé que llegarías más tarde —evadió la pregunta ¿Estabas con Damián cierto?Ella asintió con miedo de que se enojara —Sí.Sonrió de lado —Me alegra mucho que aún se quieran tanto.La chica frunció el ceño intentando entender su actitud tan diferente —¿Te sucede algo?—En realidad sí... Hija... Iré a un hospital psiquiátrico. Ya lo decidí. No te enojes con migo por favor.—¿Por qué me enojaría por al así?—Te dejaré sola y...—Pap
A veces es necesario ver lo que el mundo nos ofrece, no siempre la vida será color de rosa y no siempre será oscuridad. Pero ¿Qué pasa si alguien llega a tu bello mundo y lo oscurece por completo? ¿Cómo sales de la oscuridad sin ningún rasguño?A veces es mejor huir, huir lejos, pero si huyes ten en cuenta que es solo para hacer tiempo para lo que verdaderamente harás en determinado momento, sí, huye si lo necesitas pero no pretendas hacerlo siempre, porque te cansarás en el camino y la oscuridad te atrapará y no tendrá piedad de ti.Respira hondo y comienza a correr sin ver atrás pero sí, a tu lado, no pierdas de vista a tu acompañante en esta carrera llamada vida y cuando él se quede sin aliento y a ti todavía te quede un poco, tómalo del brazo y camina un poco más junto a él, pero por lo que más quieras no lo pierdas de vista, mira hacia atrás y sé la luz que aclara el panorama, sé la luz que salva a tu compañero, no dejes que lo alcanc
Ya ha pasado una semana desde que encontré la carta de Eduard en el buzón.—¿Cómo estás papá? —pregunté viéndolo guardar unos papeles en su portafolio.—Bien, hija, ¿Tú cómo estás? ¿Dormiste bien? —se acercó para darme un pequeño beso en la frente —tienes ojeras —me vió con el ceño fruncido.—Mmh... No es nada —levanté mi mano en el aire quitándole importancia y sonreí —solo es la universidad, he tenido muchos trabajos últimamente —mentí.—Hija si te pasa algo...—Estoy bien papá, tranquilo. Mejor ya vete se te hará tarde.Caminé hasta la cocina y tomé un poco de café para ponerlo en el pequeño termo que papá siempre lleva.—¡Ya me voy! ¡Nos vemos en la noche! —gritó desde la puerta.—¡Espera! Tu café...—Vaya, tu siempre haciendo que mis días sean menos insoportables —susurro mientras sonreía —Ahora sí, nos vemos en la noche