Un pésima mañana, un pésimo día, me levanté de muy mala gana, me preparé para ir a la universidad y bajé las escaleras.
—Buenos días mamá.
—Buen día hija —dijo mi mamá mientras cocinaba.
—¿Y papá?
—Salió temprano a buscar trabajo otra vez. Toma, come tu desayuno antes de irte.
—No tengo hambre, luego comeré algo.
—Te ves pálida —dijo tocándome la frente.
—Seguro me resfriaré —dije pensando en lo que realmente pasaba, en los miles de problemas que me abrúmaban.
—Tienes que comer algo ahora.
—Enserio, no es necesario, al rato comeré algo.
—Bien, pero que sea en serio.
—Sí, sí. Adiós mamá —dije caminando hacia la puerta.
—Adios Nina.
Salí de casa rápidamente, eran un poco menos de las 7:00 am, el clima era frío y ya se me estaba haciendo tarde para
Estaba en mi casa limpiando la sala de estar, mamá había salido y papá, cómo de costumbre, salió a buscar trabajo.—¿Qué haces? —preguntó Caroline mientras bajaba la escalera.—Limpiando un poco, ¿Tú por qué todavía andas en pijama? Son las dos de la tarde si no te has dado cuenta.Le lancé el trapo a la cara, con diversión y ella me lo tiró de vuelta.—No tengo ganas de hacer nada, ¿A ti que te pasó?—¿A mí?—Tu cara está... mal... Bueno, más que de costumbre.—¡Oye! —dije sonriendo y le di un suave golpe en el hombro —aunque tienes un poco de razón, he tenido muchas cosas en la cabeza como para preocuparme por mi apariencia.—Supe que vino Damián —dijo cambiando un poco de tema.—¿Mamá te contó?—No, los escuché hablar a él y a ti, venía hacia la cocina y mejor regresé a mi habitación cuando los vi habla
La visita de los chicos había hecho que mi día cambiara por completo, me sentía renovada aunque aún llevaba ese pequeño peso de preocupación.Ya era de noche, los chicos se habían ido aproximadamente a las 5:30pm media hora antes de que llegara papá y mamá juntos, llegaron riendo mucho, a leguas de les notaba lo felices que estaban. Papá encontró trabajo y la verdad era una noticia que alegró mucho a Caroline e igual a mí.Ví mi reloj y me fijé que faltaba un cuarto para las 11:00pm los demás en la casa estaban ya dormidos mientras yo esperaba en mi cuarto la llamada de Damián. Me prometió venir a esta hora.Revisé mi teléfono por milésima vez y aún no había ninguna llamada.Busqué mi pijama en el ropero de madera, abrí una de las gavetas superiores encontrándome con el brazalete que me había dado Damián, me lo coloqué y lo ví detenidamente, realmente era muy hermoso, las letras D & N brillaban de una manera sobrenatural, era
Estaba en la cafetería junto a Nick, Dayana y Tyler.—Mañana habrá paro —dijo Nick dándole una gran mordida a su hamburguesa.—¿Paro?—Sí, creo que habrá una protesta o algo así, no sé el motivo pero lo importante es que mañana seguro estará cerrada la universidad.—¿Hay paro seguido? —pregunté.—La verdad sí.—No le intentes explicar cosas sobre eso, Nick. Nina viene de una uni privada, donde eso no existe. —dijo Dayana mientras reía.—¿Es en serio? —preguntó el chico.—Pues... Sí vengo de una universidad privada, pero no me traten como si viniera de otro mundo. —rodé lo ojos.—¿Qué se siente ser rica? ¿Hueles a dinero? —preguntó olfateándome.Yo me aparté divertida —No, no soy rica, y no huelo a dinero, Nick. —suspiré —al contrario, sino consigo un trabajo pronto dudo mucho poder seguir estudiando.
—Yo... Eh... No te escuché llegar, Nick. —dije recogiendo la ropa del suelo con vergüenza.Randy y Nick se vieron y luego le vieron a mí.—Yo iré a ayudarle a Dayana. —dijo Randy llendoce.—¿Ustedes son... Homosexuales? —le pregunté a Nick una vez que Randy se había ido.—Pues sí... Pensé que ya lo sabías. ¿No se me nota?—La verdad no mucho.—¿Te molesta?—¿Que seas homosexual? —sonreí tranquila —claro que no, solo que me sorprendió un poco. A ninguno de los dos se les nota. Me alegro por ustedes, enserio.—Gracias —sonrió —y gracias al cielo que no seas una inmadura como otras personas.—¿Te atacan mucho?—A diario. —rodó los ojos. —aunque sinceramente no me gusta hablar mucho de eso.—Tranquilo, no pensaba preguntarte más.Sonrió —¿Quieres que te ayude?—No te
...Fruncí el ceño al escuchar a papá decir eso, bajé las escaleras nuevamente y me acerqué.—¿De qué hablan? —les dije viéndolos con los brazos cruzados —¿Qué no podemos saber?—Nina... Yo no he estado bien últimamente, Diané quiere que vaya a terapia un mes y luego regrese con ustedes —dijo papá con una mirada triste —pero no lo quiero hacer... Digo que no quiero dejarlas solas.Pensé un momento —Si lo necesitas, hazlo, estaremos bien. —sonreí —ya no quiero pelear contigo. Perdoname por todo papá, no he tomado tu estabilidad emocional con la importancia que amerita, perdoname. —dije mientras me acercaba y me ponía de cuclillas frente a él.Él se levantó del sillón e hizo que me levantara también —Hija, yo no tengo nada que perdonarte, ambos nos equivocamos, seamos felices ahora ¿Sí? —me abrazó.—¿Tambien puedo? —dijo mamá uniéndose al abrazo.—¡Lo sabía! ¡Siempre lo supe! —grit
Bajé rápidamente hacia el estacionamiento de la universidad, cuando llegué comenzé a buscar con la vista a Nick, estaba altamente preocupada, ¿Por qué me llamó a mí y no a alguien más?¿Qué era no que sucedía?—¡Nina! —escuché a Dayana gritar.—¿Qué haces aquí? —le pregunté mientras ella se acercaba hacia mí muy preocupada.—No, ¿Tú qué haces aquí? Saliste corriendo como loca, hasta dejaste tu mochila, toma. —me la dió —¿Qué sucedió?—Nick me dijo que estaba aquí, que viniera rápido. —dije mientras mordía mis uñas con nerviosismo.—¿Nick? No entiendo nada. Explícate mejor.—Nina, has
Busqué a mamá y Caroline por todos lados. Después de una búsqueda por toda la casa me resigné y me fuí a encerrar a mi habitación. Tomé mi teléfono y marqué, apresuradamente y con dificultad a Damián.—¿Qué sucede? — dijo él al instante al otro lado del teléfono.—Caroline... Mamá... Ellas... Ellas no están. —hablé entrecortádamente mientras caminaba de un lado para otro con desesperación.—¿Estás hablando en serio!?—¡SI!—En ese caso hay que ir ahora... ¡Mierda!... Prepara lo que te dije, todo se hará igual.El chico cortó y yo corrí rápidamente a la habitación de mis padres donde el picaporte de la puerta estaba claramente forzado y algunas cosas tiradas por el sue
Caminamos despacio por dentro de la casa, no veíamos a nadie, ni siquiera el ruido de un ratón se escuchaba.—No puedo creer que estoy haciendo esto. —le dije a Damián.—Tampoco yo, pero ellas estarán bien ¿De acuerdo? Solo... Hagamos esto de una vez.—Dejen de hablar tanto. —Nos reprendió Chévez.—¡Oh vaya! Visitantes —Dijo un hombre desde el segundo piso apuntando con una pistola hacia nosotros.—Mierda —Damián maldijo por lo bajo —¿¡Dónde están!? —le gritó sacando todo su valor.—¿Dónde están quienes? — preguntó con una leve sonrisa.—No te hagas el imbécil — hablé —¿¡Dónde están!?Damián y yo apuntábamos con las pistolas hacia él. Mientras Chévez solo veía la escena con los brazos cruzados de una manera neutral, hasta que habló —ya bajen sus malditas pistolas de juguete, callence y apártence.Nosotros lo vimos sin entender pero