Relata Alex:Con el embarazo de Ava más avanzado de lo que esperábamos, las preocupaciones que ella trataba de pasar por alto, para mí, eran prioridad.Y creo que lo más estresante de todo, era evitar que ella se estresara, valga la redundancia. Sobre todo, considerando lo terca que mi esposa podía llegar a ser.Pero le prometí ayudarla y apoyarla en todo este proceso, así que, cada día, me esforzaba el doble en el trabajo para liberarla de compromisos, evitándole las presiones y así hacer su embarazo, más llevadero.Solo que, entre más lo intentaba, ella parecía más tensa y enojada.El desfile sería en unos días y todo lo que nos faltaba, era afinar detalles. Pero Ava insistía en encargarse de todo y bueno, eso trajo discusiones.Con el avance de los días, Ava estaba más voluble, parecía una bomba de tiempo por estallar, no obstante, su mala actitud no me iba a hacer cambiar de parecer, ella debía enfocarse en el bebé, en cuidarse durante su embarazo, el trabajo, debía ser secu
Relata Ava: Tenía mucho miedo, los pequeños aguijonazos en mi vientre se hacían cada vez más continuos y cada vez, más personas, se conglomeraban a mi alrededor.Al principio, como en cualquier otro evento, saludé efusivamente, recibiendo con una sonrisa las felicitaciones y siendo muy amable, sin embargo, comenzaba a sentirme agobiada y voltee, buscando el apoyo de Alex, sabía que si alguien podía sacarme de allí, era él.Pero Alex no estaba.No supe en qué momento se había ido, miraba alrededor, entre todos los rostros que me rodeaban y el de Alex, no aparecía, ni cerca, ni lejos.Mi respiración se hizo más agitada, mis nervios se acentuaban, sentía que necesitaba algo de aire.—Por favor… Discúlpenme. — Intenté pasar entre las personas, buscando mi auxilio, mi socorro: a mi esposo.Caminé un poco y entre cada tanto, las personas me detenían para seguir con sus halagos, intentaba disculparme cada vez, siguiendo mi camino por todo el stand, intentando encontrar a Alex.No l
Relata Ava:—Acepto, solo con una condición. — Murmuró Alex, con un gesto de picardía, deslizando la mano con la que antes acariciaba mi mejilla, por mi brazo.—¿Cuál?. — Pregunté sintiendo un cosquilleo en mi piel, al contacto de su tacto.—Que… Aunque nos enojemos… No podemos dejar los juego y los cariños maritales de lado… Es fatal acostarnos a dormir enojados. — Enunció con mucha seriedad.—¿Eh?. — «¿De dónde saca esas cosas en un momento como este?», Sopese perpleja.—Creo que sería una buena opción… — Comentó pensativo. — Si estás enojada conmigo, esa misma noche, de inmediato, tienes que azotarme, así sueltas la rabia y yo me relajo… — Comentó como si nada, mientras se encogía de hombros.—Ja, ja, ja. — Estalle en una carcajada, no podía con las fantasías de mi esposo. — ¿Y qué pasará si eres tú el que está enojado?.—También podemos intentarlo. — Elevó una ceja, con malicia. — No sabemos si los azotes te terminen gustando también y prometo ser muy cuidadoso.—¡
Relata Ava:—Disculpe… — Eso me irritó mucho. Es decir, ¿Qué tan descarada podía ser esa mujer para pedirme los datos de mi marido después de todas las veces que la he visto tan pegajosa con él? Ella podía ser mi ídolo personal, pero con mi Alex, ninguna regalada se metía. — Pero, ¿Qué pretende?. — Gruñí.—¿Qué?. — Ella pareció notar mi repentino cambio de humor.—Quiero decir… — Inspiré, intentando controlarme. — Desde que iniciamos este proceso, no he podido evitar darme cuenta de la… “Preferencia”, que tiene por mi esposo. — Expliqué muy seria. — Y no puedo evitar dejar de preguntarme, ¿Qué es lo que pretende con él?.—No pretendo nada, señora Grand, solo que, tanto en la vida, como en el mundo de los negocios, es más fácil llevarse con los caballeros que con las damas, las mujeres solemos interponer nuestras emociones y nuestros sentimientos, como usted lo está haciendo, los hombres, son más claros y puntuales… ¿O acaso el señor Grand sugirió alguna vez que yo le hiciera a
—Soy una mujer independiente, fuerte y valiente. Soy una mujer independiente, fuerte y valiente. Soy una mujer independiente, fuerte y valiente.De pie y desnuda frente al enorme espejo de cuerpo completo del baño, me repetía una y otra vez, entre balbuceos, mi nuevo mantra, mientras que las lágrimas me recorrían el rostro.La llave de la regadera estaba abierta, el agua tibia corría sola, ya me había duchado, pero el sonido del agua corriendo me ayudaba a calmarme, el vapor que emitía el agua, me parecía relajante. Además, así se escuchaban menos mis gemidos.El repentino toque a la puerta del baño me hizo reaccionar con un pequeño sobresalto.—¿Sí?.—¿Hija, soy yo? ¿Estás bien?. — Reconocí la voz de mi abuelo Chester al otro lado de la puerta. Traté de calmarse, respiré profundo y aclaré mi garganta.—Sí… Sí, Abu, Gracias. — Se escucharon los pasos de mi abuelo caminando por la habitación. — ¿Pasa algo?. — Pregunté nerviosa, intentando sonar natural.—No, hija, no es na
Me puse más nerviosa, no estaba acostumbrada a ser el centro de atención, pero recordé que ya no era esa Ava tímida e introvertida, por lo que decidí avanzar meneando todo mi cuerpo.—¡Ósea! ¡No me lo puedo creer!. — Cecil fue la primera en abrazarme.—¡Y nosotras haciendo planes para consolarte! — Paula me besó en la mejilla.—¡Te ves…! ¡Estás increíble!. — Maggie me abrazó.—¡¿Pero qué te pasó?!. — Preguntó Paula al tiempo que yo tomaba mi lugar en una de las sillas alrededor de la mesa.—Bueno. — Negué con un ligero movimiento. — Que me cansé de sufrir, ¿De qué me sirve eso? Voy dispuesta a saltar todas las etapas del duelo y comenzar a disfrutar de una vez. — Me encogí de hombros.—Eeeeesssssooooo. — Todas las chicas me vitorearon.Llego el mesonero, tomó nuestra orden y al minuto llegó con varias rondas de tragos, esta noche sería para celebrar.Ya no más llanto, ya no más Mike y ya no me lamentaría más por mis exs. Aunque esa misma mañana llegue a pensar que termi
Alex y yo, estuvimos hablando por largo rato, sobre el ambiente del club, la música, algunos de nuestros gustos, trivialidades. A medida que la conversación avanzaba, Alex se fue acercando cada vez más a mí, detallándome con una intensidad que me erizaba la piel.Él se mostraba insinuante, sensual, mantenía cierto contacto conmigo, pasando su mano por mi mano, pegándose cada vez más. Lo que disparó en mi mente imágenes que nunca había tenido antes, quizás por efecto de las bebidas o quizás por la nueva forma de pensar que trataba de inculcarme.No sabía por qué, pero comencé a imaginarlo de una forma candente. Miraba sus labios y visualizaba un beso de él, volteaba hacia su torso y lo proyectaba en mi mente sin ropa, bajaba la vista hacia su entrepierna y terminaba fantaseando con ese hombre sobre mí.Creo que durante toda nuestra charla, estuve sonrojada, lo que parecía motivarlo para coquetearme más.Entonces, se me ocurrió algo, esta era una nueva yo y este era un desconocido,
El sonido continúo de la alarma me despertó y con eso, el dolor de cabeza se apoderó de mí, no estaba lista para levantarme, la resaca me tenía acabada, así que, todavía medio somnolienta, me moví en la cama lo suficiente para estirar mi mano y poder posponer la alarma, «Solo diez minutos más».Cerré mis ojos y un segundo después, el sonido de un golpeteo era el que me despertaba. «¡Joder! ¿No me van a dejar dormir?» gruñí en mis pensamientos. Me tiré la almohada sobre la cabeza, dispuesta a olvidar ese sonido y seguir durmiendo, sin embargo, el golpeteo persistía con más fuerza.—¡¿Quién?!. — Grité frustrada mientras me sentaba en el colchón.—¿Señorita?. — Aurora, el ama de llaves, abrió la puerta asomando ligeramente la cabeza. — El señor Golf acaba de llamar, la reunión está por comenzar y quiere saber por qué usted no ha llegado.«¿Mi abuelo? ¿La reunión? ¡Joder! ¡Lo olvidé!» Miré el reloj que estaba en la mesa de noche junto a la cama, eran las nueve de la mañana, lo tomé