—Lamento interrumpir — escuché la voz de Adela y me alejé un poco de la chica, lo que menos quiero es que vaya a pensar cosas que no son de mí—. He traído el vestido, aunque no sé si sea de su talla, pues yo soy delgada y la señorita es...
—No te preocupes, preciosa. Así está más que perfecto.
Por poco padezco de un infarto cuando se apartó de mis brazos, quitó la túnica de su cuerpo y se puso el vestido bajo la mirada mía y de Adela. Nunca había visto el cuerpo desnudo de una mujer, aunque en la noche quité su vestido para limpiar toda la sangre, lo hice con el total de los respetos y no vi nada que no debía. Ahora fue inevitable y tampoco me dio tiempo de no ver más allá. Sus senos redondos, firmes y perfectos, las curvas bien proporcionadas de su cuerpo, su cabello que, ahora me percato, cae húmedo a su espalda baja. Los tatuajes que adornan la mayor parte de su piel, y la forma exacta en la que su feminidad se pierde en el medio de sus muslos...
¡Dios mío! ¿Qué me pasa? Me aparté lo más rápido y lejos que pude de ella y me quedé contemplando a Cristo crucificado. Me hice la señal de la cruz, antes de empezar a orar por ese reciente pensamiento inadecuado que acabo de cometer al ver con ojos de lujuria a una de las hijas de Dios. Las tentaciones siempre están al acecho, pero teniendo fe y orando cada día para no caer en ellas es lo que siempre me he dedicado a hacer.
—Señor, confieso que que he pecado en pensamiento, palabra, obra y omisión, ten piedad y misericordia de mí. Mi sacrificio, es mi corazón arrepentido. Crea en mí, un corazón puro. Ten piedad de mí, señor y, por tu bondad y por tu gran compasión, borra mi culpa y purifícame del pecado, de mis faltas y de mis errores. Reconozco mi culpa, tengo presente mi pecado; contra ti pequé haciendo lo que es malo a tus ojos. Señor, tú amas el corazón sincero y me enseñas la verdad en mi interior; por eso te pido que me purifiques para quedar limpio...
—¿Necesita ayuda en algo más, padre Logan? — Adela al darse cuenta que interrumpió mis oraciones, bajó la cabeza con las mejillas rosadas—. Lo siento, padre. No sabía que estaba orando.
Cerré mi oración de nuevo con la señal de la cruz sin dejar de sentirme culpable y realmente mal.
—No te preocupes, Adela — desvié la mirada a la chica, encontrándome con una sonrisa tan malvada, que no pude evitar sentir un extraño escalofrío por todo el cuerpo—. Puedes irte, yo trataré de buscar algún familiar para que se haga cargo de ella.
—Está bien, padre, pero si necesita algo, no dude en llamarme — hizo una corta reverencia antes de salir de la iglesia.
—La chiquilla tiene bonito culo, ¿no cree padre? — comentó tan pronto Adela cerró el portón detrás de sí—. ¿Es a quién machuca? Porque, si no es así, eso es lo que ella quiere que haga.
—Dios mío — susurré, sin poder creer que alguien sea capaz de ensuciar con su grosería, como si nada, el templo de Dios—. Por favor, modera tu lenguaje. Estamos en la casa de Dios, ten un poco de respeto con lo sagrado.
—No se enoje, padre, es que a veces tengo una boca muy sucia — soltó una carcajada, pero el dolor en su vientre, la calló de inmediato.
—Te recomiendo ir a un hospital...
—Estoy bien. Necesito un teléfono. ¿Tiene uno?
—Sí, cuento con uno — la miré de reojo y pasé saliva.
Es muy obvia la diferencia entre Adela y ella, pero no contaba con que ese vestido fuera a quedarle tan ajustado y pequeño. Criticar no es propio de mí, ¡pero el alma se le va a salir en cualquier momento del pecho! Ahora bien, la tela del vestido tan ceñido a su herida hará que esta misma se abra...
—¿Sabe que puedo leer sus pensamientos, padre? — ladeó la cabeza, mordiendo su labio inferior—. Para ser cura, es demasiado pervertido y, lo mejor del caso, es que no hace nada para disimularlo ni un poco. Aunque no lo culpo, la carne es tan llamativa y frágil. Tranquilo, si quiere le ayudo a exorcisar sus pecados con los míos, con ello queda limpio de todo lo malo que lo corroe.
Enrojecí tras su comentario, más no me atreví a decirle nada. Las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta, pues esa mujer me pone nervioso y furioso con esa manera tan suelta en la que habla. Sus comentarios, su grosería e incluso la forma en la que mira o sonríe es más de lo que puedo procesar; no obstante, no puedo creer que he mis pensamientos vuelvan a irse por dónde no deben. Me desconozco por completo, nunca había tenido este tipo de pensamiento con una mujer.
—N-no sé qué te hizo pensar eso, pero no te preocupes, tú misma lo acabas de decir; soy un cura, por lo tanto, soy un hombre a servicio de Dios, no un pecador ni mucho menos un pervertido como acabas de mencionarlo. Mi amor por Dios es mucho más grande que cualquier otro deseo — desvié la mirada avergonzada y sin saber qué más decir—. Sígueme, claro, para que puedas llamar a tu familia e ir a un hospital cuánto antes.
—Muy bien, entonces no tengo nada qué temer — supe de inmediato que contenía la risa—. Lo sigo a donde vaya, padre. Dígame cómo me pongo y así mismo me tendrá — volvió a repasarme por completo, dándome una mirada profunda y llena de sensaciones que percibí en la piel como calientes.
La vergüenza no era más grande que las ganas de encerrarme en mi cuarto y azotar mi cuerpo hasta quedar libre de pecados, pues siento que acabo de perderme en el camino del bien con esa ola de pensamientos impropios de mi persona.
La traje conmigo a mi despacho y le ofrecí el teléfono de mi escritorio en completo silencio. Siento que me estoy hundiendo en un pozo oscuro y sin salida con cada uno de esos pensamientos que he tenido en cadena.—Gracias, padre.—Puedes hablar con tranquilidad, estaré preparando un té mientras tanto— salí de inmediato de mi despacho, no podía permanecer un segundo más bajo esa mirada tan cargada.Preparé té para los dos mientras esperaba con manos temblorosas que terminara su llamada y se uniera a la mesa conmigo. Aunque hace poco dejé de ayunar, tendré que volver a hacerlo a partir de mañana a raíz de esos malos pensamientos que me están azotando la cabeza. Un mes no es penitencia justa, pero será lo suficiente para recapacitar sobre mis malas acciones. El mal no puede ser más fuerte que el bien; Dios siempre ilumina los caminos más oscuros y vacíos, dejando su gran luz a la vista de quién la necesita.Estaba sumido en mis pensamientos, recordando y dejándome en claro que las prov
—N-no sé de qué me habla. Por favor, está en la casa de Dios. ¡No puede irrespetar lo sagrado de esta manera!—No me haga perder la poca paciencia que tengo, padre — presionó el arma en mi cabeza con mucha fuerza—. Usted decide si hablar o callar para siempre.—Es que no entiendo a lo que se refiere...—¡Le daré un solo segundo para que me traiga a esa maldita perra de rodillas ante mí!—¿Qué es ese escándalo? — Samantha apareció en el umbral de la puerta, luciendo tan tranquila e incluso con una sonrisa ladeada plasmada en los labios.—Eres una maldita cucaracha, casi imposible de erradicar — gruñó el sujeto, dejando ir mi cabeza para apuntar a ella.—Multiplicarnos para joder la existencia humana es el mayor de nuestros placeres — le apuntó su arma de la misma forma en la que el hombre le apuntaba—. Y solo para que estemos claros; yo no me arrodillo ante ningún hijo de perra. Me encontraba en el medio de dos personas armadas, no sabía qué hacer ni qué decir, ni siquiera podía gesti
Al llegar a la casa de seguridad, fui atendida por el médico de cabecera de la familia. Realmente Logan hizo un buen trabajo curando mi herida de forma superficial, pero no era seguro para mí quedarme con una herida de bala abierta. Mientras el médico sustituía el hilo, Jhon seguía haciéndome preguntas que estaban a punto de volverme loca.—Cierra la boca u olvidaré que eres mi hermano.—Es que no te entiendo.—¡Maldita sea! — gruñí, soportando el dolor que causaba ser atravesada sin anestesia por una aguja—. Te voy a callar la boca a balazos. ¡Deja de joderme y lárgate!—Toma, relájate. No te estoy diciendo nada, solo que me parece extraño — me pasó una botella de gūisqui.—Me gustó,, ¿ya estás feliz o no?—Es un cura — recordó simple antes de salir de la habitación.—Sra. Novikova, recuerde guardar reposo por lo menos durante dos semanas y trate de no beber bebidas alcohólicas.—Samantha, mi nombre es Samantha. ¿Cuántas jodidas veces tengo que repetirlo? — rechiné los dientes.—Lo s
LoganLas últimas dos semanas han sido un completo desastre. No he podido sacar de mi mente lo que pasó ese día, ni siquiera he podido descansar porque siento que el alma de ese hombre ronda en la iglesia sin ningún tipo de sentido u orientación. Por más que he orado por su alma y su descanso eterno, parece que no ha podido encontrar el camino de luz, más no me rendiré hasta que haya encontrado su descanso. Que Samantha se haya marchado están aún en condiciones delicadas tampoco me ha permitido tener un buen desempeño en mi labor.Más que ser un sacerdote dispuesto a guiar a los seres humanos por el camino del bien, soy humano y también me preocupa el bienestar de los que me rodean y necesitan un apoyo para no caer. Ella hace parte de mis oraciones día y noche, siempre deseándole una pronta recuperación y que Dios la guie por el camino correcto.A pesar de que he tenido muchas dudas de si es una chica de bien o no, no fui capaz de poner el denuncio por lo que mis ojos presenciaron ant
No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que el auto se detuvo nuevamente. No me atreví a hablar en el camino por temor a que ese hombre me matara, pero tenía toda la intención de preguntar sobre la mujer de la que había hablado, la que según es jefe.—¿Cómo se siente, padre? ¿Listo para conocer el infierno? — estalló en risas, tirando de mi brazo y obligándome a caminar con él.Tropezando con mis propios pies, me dejó caer en lo que supuse era una cama, la suavidad y la textura acolchonada me dio a entender que así lo era. Al quitar la bolsa negra de mi cabeza, me di cuenta que estaba en una habitación demasiado elegante y limpia. Lo primero que observé fue la ventana, pero las ramas de los árboles cubren lo que hay más allá de ellos.—Póngase cómodo, disfrute su estancia en la casa.—Espera... — lo detuve—. ¿Dónde estamos? ¿A quién pertenece esta casa?—A mi jefe, ya se lo había dicho. Supongo que ella vendrá en cualquier momento a verlo — sonrió ladeado antes de salir de la habitación
Me quedé pasmado, tenso, nervioso e incluso creía que estaba alucinando con esos ojos tan azules como el cielo. Esa mujer tiene cara de ángel, de buena, de no quebrar ni un solo vidrio, cuando en realidad, el diablo ha consumido su alma y se ha aprovechado de su inocencia y sus buenas virtudes a su antojo; ha hecho de ella un ser tan malvado y divino que atrae con gran facilidad a todo mortal. Ella es la muestra palpable de la tentación, de la maldad, pero, sobre todo y lo que más me asusta, es ese poder enigmático y puro que usa para hacerme caer a sus pies, y como buen hijo, empezar a adorar como lo ha demandado hace unos segundos.—Llévame de nuevo a la iglesia, por favor — desvié la mirada de su rostro, de su cuerpo y de su ser antes que sea muy tarde.—Pensé que te alegraba verme.—Y me alegra saber que te has recuperado satisfactoriamente, pero ahora debo volver. Mañana tengo compromisos, misas y muchas más cosas que hacer. Llévame de regreso, Samantha.—Cene conmigo esta noche,
LoganNo debía, no podía, no quería arriesgarme y perder la cabeza, pero el susurro de mi condena me aseguró que nada malo podía pasar; después de todo, pecar en pensamiento ya se está volviendo una costumbre que necesito a toda costa borrar con los castigos que Dios decida imponer. Desde la habitación podía ver a Samantha hablar con el hombre que me trajo y su supuesto hermano, parecían estar discutiendo porque se veían muy serios y acalorados los tres. Aunque estaban alegando, quería entrar a la piscina un rato para estar un poco más cerca de ella antes de irme. No sé qué es lo que me pasa. Me bastó verla para empezar a desear una vez más lo que para mí está prohibido.No pude apartar los ojos de ella, de ese vestido blanco escotado y abierto de su pierna izquierda hasta más arriba de su cadera, mostrando el hermoso tono de su piel. ¿Será que no lleva ropa interior por debajo? Porque a simple vista no se ve nada, solo la piel desnuda de la parte baja de su vientre y la forma de lo q
Me levanté desde muy temprano e hice la cama incluso antes de que el sol saliera. Tengo prisa con regresar al pueblo, a mi iglesia y estar con los que siempre me han rodeado. Luego de tomar una ducha lo suficientemente fría y ponerme nuevamente mi ropa, me quedé en espera de que el sol saliera y así poder pedirle a Samantha que me lleve de regreso. Dormí muy poco lo que restó de noche, me siento cansado y aún resentido conmigo mismo. No sé qué cara voy darle a Samantha sin sentir culpa y vergüenza por mis malos actos, sobre todo cuando la furia de Dios por fallar a mis votos me está quemando el alma de a poco.Había sido un hombre fiel a mi palabra y a mí amor por Dios, pero tengo que aceptar que el deseo, la tentación y las ganas estuvieron por encima de todo. No tuve tiempo de reaccionar a lo que estaba haciendo, cuando me di cuenta ya había sido muy tarde. Y el hecho de quedarme por largos minutos más contemplando la desnudez de Samantha me hace sentir el doble de desvergonzado. No