¡Quita eso de la mesa!
Mauricio necesita despejar su mente; todavía iba en el ascensor y le temblaban las manos, tenía ganas de gritar, y de ahogar de una vez esas deseos de acabar con Úrsula, aterrado de lo que había en su mente, sobre todo cuando la tuvo entre sus manos hasta quería llorar.

cómo pudo pensar así salió con paso apurado y cuando iba manejando recibe una llamada

—¡Aló!.. Si, Hola Kathlyn,¿Cómo está todo?

—¡Hola! ¿Cómo estás? Me gustaría tratar algunos asuntos contigo, se trata de las licitaciones sobre las obras que generan la instalación de la televisora.

Mauricio la oía, intentaba concentrarse en el manejo y de entender al mismo tiempo lo que Kathlyn le estaba diciendo. Ella apremia:

—¡Dime si puedes o no!, o queda sobreentendido que tendré que asumir tu lugar.

El responde entrecortado:

—¡No, no!, eh espérame…eh…¡te invito a comer!

Kathlyn estaba que pegaba la cabeza del techo de la emoción, pero disimulaba y se fue rápido al baño a retocarse el maquillaje. Román la fue
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