Amapola no bajaba la guardia. hablaba y a la vez lágrimas bajaban por sus mejillas; pero de indignación, era un dolor milenario, encerrado, tapado día por día, cada vez más hondo, y así se acostumbró a vivir. —¡No, Fred!, ¡No me pidas perdón!... todavía, hasta hace poco, me hacía la misma pregunta, una y otra vez, ¿Porque me llevaste a vivir a ese barrio de malvivientes? ¿Por qué me llevaste a ese barrio tan pobre y marginal? Sabiendo que yo no era una muchacha rica, pero aún así, mis padres con mucho trabajo honesto, me criaron en una vivienda digna y en un buen vecindario y alrededor de gente amiga, conocidos de toda la vida, que me vieron crecer e ir a la escuela. ¡No, Fred!No fueron días de soledad, no, ¡fueron años de angustia y de terror!, ingeniandomelas para sacar a mi niña adelante y verla crecer, y después al correr del tiempo, la vi graduarse de Médico veterinario. Y el día que mi niña se alzó con su título, no me lo creerás Fred, pero yo pensé en ti. —¡Amapola, no siga
Suspira, y toma fuerzas, porque entendió que tiene que irse, Rubén Santillano ó Fred, ahora está preocupado; Amapola tiene una crisis nerviosa y una vez más es por su culpa. Marisol angustiada, está pendiente de la puerta y del malestar de su comadre, se mueve por todas partes; alerta y vigilante también por el extraño huésped que está en una de las habitaciones que queda al final del pasillo a la izquierda, y que ya debería estar alistándose para salir de allí y largarse de una buena vez. —¡Tome ,comadre, este tecito!, ¡se lo hice con mucho cariño!, es de tilo, ¡a lo mejor la ayuda a descansar!, ¡usted tiene que recuperar fuerzas, para que piense mejor las cosas! Amapola está sentada recibiendo la taza de té que le trajo Marisol y algo temblorosa frunce el entrecejo, luego pregunta en voz baja. —¿Y ya se fue...? —¡No, comadre!, pero él ya se va, porque de eso me voy a encargar yo! ¡No se preocupe!, tómese el té, que yo le prendo el ventilador para que duerma y sé que eso le har
Suspira y mira la cara de su madrina Marisol; Reishel necesita una amiga, alguien que la oiga y que no se afecte con sus respuestas, y piensa antes de responder, pero Marisol ya conoce la respuesta...—Quisiera decirle madrina que ya he olvidado a Mauricio y que no pienso más en el.—¡Lo sé, hija!, el corazón a veces se pone terco y no entiende nuestras razones, tu le explicas y le explicas ¡y nada,! ¿no es así?Reishel frunce el ceño y se le aprieta la expresión de la cara y trata de esconder lo que quiere salir y brotar a borbotones, pero ella no se lo permite. La amargura es tan grande que la expresión de su cara es muy apretada, lo que siente la lastima tanto, que toda su carita se contrae, y no lo pudo evitar, salió un quejido...y comienza a negar con la cabeza...—¡Ay madrina!Marisol desenlaza sus brazos que estaban cruzados, se pega de ella para apretarla y abrazarla, mientras Reishel llora...—¡¡Ay madrina!!—¡Desahógate mi niña!, ¡Llora si tienes que llorar! pero p
Lo que sucediendo en este instante es totalmente inusitado, Mauricio acaba de tomar a Reishel por una mano, y ella siente que tiembla, está tambaleando, su expresión está dócil, y Mauricio al captar ese mínimo de vulnerabilidad, apenas se dió cuenta que ella no pudo apartar la mano, la jaló sin miedo y la atrajo hacia el y la abrazó—Sparkie los veía moviendo las puntiagudas orejas—Y Reishel también lo abraza; Mauricio refuerza el encuentro, apretándola hasta sentir el latir de su corazón.En susurros empezó a rogar...—¡Por favor mi amor vamos a conversar, hablemos, dame la oportunidad, por favor, no te pido nada más!Reishel al sentir su olor, su voz y los brazos de Mauricio asirla por completo, se asombra de la sensación de agrado que la invade, el soplo de amor que Mauricio le está regalando hace que ella sienta como su cuerpo y su alma agradece ese instante, que no pudo eludir, Reishel sintió que el alma se la habían regresado y Mauricio no se detenía...—¿Porque mi amor nos t
Rubén santillano ya sabe dónde vive Amapola y su hija. El muy ladino aprovechó sus influencias con su amigo Barry Sugma para no perderla de vista. Le urgía conocer su rutina, como era su vida realmente, en que se ocupaban, si salían algún sitio, quienes iban a visitarlas; Barry Sugma subió sus honorarios, porque tenía que dejar otras ofertas solo para dedicarse nada más de las necesidades de Rubén e ir tras la pista de Amapola y de Reishel sin que ellas pudiera sospechar algo. — ¡Le di un adelanto Sugma, revise su pago móvil! —¡Si, ahora lo reviso con calma, empezaré por viajar mañana, y todos los días le informaré. Tengo algunos planes que me pueden servir de apoyo. —¡Hasta los momentos Sugma me has dado muy buenos resultados, espero que sigamos trabajando por mucho, mucho tiempo! —¡Así espero también, nos vemos entonces la otra semana, y le escribo por el celular! Barry Sugma se retiró del apartamento de Rubén y lo dejó como siempre, solo con sus recuerdos, pensando en todo l
El piso donde queda el despacho presidencial y el área administrativa de la torre Torre TDK-A, se agita en medio del cambio que se avecina. En la torre A, se siente la alegría. Lorenzo Almeida que es un trabajador incansable, tan incansable como ambicioso, ha notado la vulnerabilidad en el aspecto del liderazgo y control dentro de la organización; solo Kathlyn y su hermano Román son los que en los últimos días lo han recibido, y le han explicado, y respondido todas sus inquietudes y preguntas. Cuando Lorenzo está con su gente de confianza les dice que si las cosas son así y siguen como van, y los dueños mayoritarios no hacen acto de presencia, tarde o temprano TDK televisora pasará totalmente a sus manos con las torres incluidas. Pero tiene una debilidad, le agrada mucho Kathlyn, le parece muy hermosa, y es una mujer preparada en todo sentido, pero él no se siente correspondido, de todas maneras tiene que tratar con el por el tema profesional.No falta mucho para que la televisora
Mauricio quedó muy sorprendido con los adelantos llevados a cabo en relación a la televisora pero no dejaba de pensar y de imaginar cómo sería Reishel junto a él, participando en todo.Se incorporó al trabajo del equipo con mucho entusiasmo, colaborando junto con Lorenzo y Kathlyn sin ningún complejo; si había que instalar alguna lámpara o chequear el funcionamiento de algún sistema lo hacían juntos, se entendían muy bien trabajando en equipo. Había mucho movimiento y pequeñas tareas que completar, detalles que eran necesarios para que el resultado no fuera menos que prolijo.Llegó la hora de la tarde, estaban tan entretenidos con el trabajo que no se dieron cuenta, se les pasó la hora del almuerzo y eran casi las tres. Román hace un alto para preguntarle a su hermana...—¡¿Kathlyn qué te parece si encargamos unas hamburguesas y unos refrescos, sería lo más práctico, y podríamos trabajar un poco más?!—¡Excelente, me parece genial!Lorenzo seguía pensando en lo mismo que lo preocupa
No quiero renunciar Al escuchar esa melodía, Mauricio siente ganas de llorar, pero contiene ese deseo y siente una presión en su pecho y un sabor amargo en su boca que no desea pasar por su garganta, le da una señal, en medio de tanta inquietud y desasosiego, que no resultó lo que esperaba; sacude sus piernas y su rostro de ángel lo sube y mira hacia arriba, nota cómo se va oscureciendo todo; y se encienden los faroles de la calle le indican que la noche llegó, y llegan más y más vehículos; comenzó a lamentarse y se levanta de repente, mira el banco que siempre los ha recibido e inútilmente marca el número de Reishel que nunca más atendió, solo la voz de la operadora suena para decirle que está fuera de servicio; ya la nostalgia dejó de ser y ahora siente tristeza, tristeza porque él se ha dado cuenta que Reishel no llegará y que no tiene forma de justificar su ausencia y quisiera hacerlo,quisiera pensar, que fue que no pudo llegar a tiempo, porque tuvo un percance, qui