Mauricio necesita despejar su mente; todavía iba en el ascensor y le temblaban las manos, tenía ganas de gritar, y de ahogar de una vez esas deseos de acabar con Úrsula, aterrado de lo que había en su mente, sobre todo cuando la tuvo entre sus manos hasta quería llorar. cómo pudo pensar así salió con paso apurado y cuando iba manejando recibe una llamada —¡Aló!.. Si, Hola Kathlyn,¿Cómo está todo? —¡Hola! ¿Cómo estás? Me gustaría tratar algunos asuntos contigo, se trata de las licitaciones sobre las obras que generan la instalación de la televisora. Mauricio la oía, intentaba concentrarse en el manejo y de entender al mismo tiempo lo que Kathlyn le estaba diciendo. Ella apremia: —¡Dime si puedes o no!, o queda sobreentendido que tendré que asumir tu lugar. El responde entrecortado: —¡No, no!, eh espérame…eh…¡te invito a comer! Kathlyn estaba que pegaba la cabeza del techo de la emoción, pero disimulaba y se fue rápido al baño a retocarse el maquillaje. Román la fue
Kathlyn no podía contener la emoción. En ese momento estaba saboreando las mieles del triunfo; almorzando con el hombre de sus sueños, el que hasta hace poco, era imposible e inaccesible de alcanzar. Hoy está comenzando a hablar con ella, compartiendo sus cuitas y cosas de su vida. Ella de manera natural se inmiscuye en su vida:—¡Pero Mauricio tú estás muy enamorado de Reishel tengo entendido!, ¿cómo te sientes ahora? —¡No sé, pero…si,sí la amo!, ¡y daría lo que no tengo para tenerla de nuevo a mi lado!, solo se que ella ¡no quiere saber nada de mi!, ¿sabes?, por aquello que ocurrió en el despacho que dejó Úrsula,—Kathlyn traga grueso y bajó la mirada—la fui a buscar y la he estado buscando desde hace tiempo, y entendí que lo de ella es determinante, hasta cambió su apariencia física para que yo no la reconociera, me inscribí en su escuela que sé que es su pasión y no pude conseguir lo que quería. Kathlyn máquina en su mente, mientras lo oye con atención; hablar y hablar y pr
El momento que parecía perfecto para Kathlyn, tuvo una desmejora. No se esperaba la aparición del billonario Lorenzo Almeida, que se veía muy entusiasmado con el encuentro.— ¡No me interesa Lorenzo!, nosotros tenemos una relación estrictamente profesional. Kathlyn se enrojece y frunce el ceño, algo disgustada. Esto a Mauricio le comienza a dar cierta gracia y por fin esbozó una sonrisa. — Pero no me vas a decir Kathlyn que el tipo no es un buen partido?, y tus cuñadas son bien rubias! — Mauricio! ¡No hables de esa manera!, me vas a avergonzar!Lorenzo veía hacia ellos y sonríe espléndido, levanta su vaso en señal de brindis. — Yo lo veo muy animado! Seguro que no hay nada entre ustedes? — ¡Claro que no, ya te lo dije! De forma repentina Lorenzo ya avanzaba con sus hermanas hacia la mesa de Kathlyn y Mauricio. — Disculpen pero nos pareció mejor idea sentarnos con ustedes! — Claro, ¡ adelante no hay problema!—acepta Mauricio.— ¡Les presento a mis hermanas Nora y Sofía, están re
Creo que ya es hora de irnos, ¡señores!... Lorenzo pone la cara de embarque y le contesta con fastidio… — ¡Está bien, Román, dame unos segundos más! — ¡Sí, pero acuérdese de sus hermanas, mírelas! Nora y Sofía estaban sentadas, pero no tenían malas caras. Entonces Lorenzo reflexionó. — ¡Está bien! ¿Trajiste carro Kathlyn, me supongo? — ¡Sí, Lorenzo, yo tengo mi carro! Román empezó a cerrar puertas, apagar luces y se despidió. Kathlyn logró por fin safarse de Lorenzo, aunque él estaba persistente, él decidió dejar, todo para otra ocasión. Kathlyn iba de salida al estacionamiento, pero mientras caminaba, su empecinamiento era increíble, porque llamó a Mauricio. — ¡Aló! ¿Cómo estás? ¿Mira...Ya terminó la reunión? — ¡Kathlyn! Yo estoy descansando!, mañana hablamos. ¿Y Lorenzo? — ¡Lorenzo! Bueno él... ¡Se fue con sus hermanas! — ¡Mauricio, yo pensé que íbamos a compartir un poco más! ¿Por qué no salimos? Mauricio mira el reloj, y realmente él se sentía muy aburrido. — ¡Sí, es
—¡Señor Santillano, señor Santillano!—Aurora se esfuerza en hablar porque Rubén está conversando por teléfono. Rubén interrumpió para atender a Aurora: —¡Disculpa!...¡Dime Aurora! —¡Quería saber si le traigo algo más! —¡Ah no querida, estoy bien por los momentos! Aurora se retira y Rubén continúa conversando con su abogado por teléfono. —¡Cómo te decía Martinez, quiero hacer mi testamento por eso me interesa ir a Venezuela lo más pronto posible, y también necesito que me ubiques un apartamento pequeño; ¿cuento contigo para eso? —¡Por supuesto Santillano, tu me dices, para cuando más o menos te acercaras por acá! —¡La semana que viene, el martes más tardar, debo llegar, y si te agradezco Martinez que seas discreto! —¡Por supuesto, así será, nadie lo va a saber! Rubén ya tiene trazado un plan, llegar a Venezuela y después que arregle algunos asuntos legales, está pensando llenarse de valor y buscar a Amapola. **** Pasaron las horas, son las seis de la mañana y en media hora
Mucho ruido había en el barrio La Cementera. El detective Sugma también tenía una moto y se atrevió a subir las lomas del barrio donde creció Reishel. Ya tenía información de lo peligroso que era y que clase de maleantes se podría encontrar en cualquier esquina del lugar, que por cierto nunca faltan en sus reuniones acostumbradas en las calles. Enseguida lo divisaron. Los mismos de siempre; los que estaban, de inmediato se alarmaron al recibir una visita inesperada de un individuo perfectamente extraño. Pero Sugma no se amilana, el prosigue, y les pasa por el lado como si no existieron. Según algunos datos recaudados por sus ayudantes, Reishel tiene mucha gente que la quiere y que la aprecia en ese barrio, por su dedicación a defender y atender a sus vecinos, logró ayudarlos y protegerlos de los azotes de ese barrio. Pero también sabía que ellas ya no vivían allí.Había una cancha de basketball y se propara para preguntarle a unos muchachos que están practicando.—¡Oye, amiguit
—¡¡¡USTED!!!Amapola veía al hombre como si una cámara repitiera la imagen una y otra vez, claramente era él, el tal Rubén Santillano que había sido Fred su marido, el que la dejó hace tanto tiempo.Marisol no lo sabe, no tiene ni idea, pero está asustada por el aspecto misterioso del hombre; tenía un porte oscuro y era osado, por la forma que les habló, el atrevimiento que tuvo de acercarse siendo un perfecto desconocido.—¿Qué sucede comadre, quien es el?—¡¡ES FRED! —exclamó.Marisol voltea para mirarlo bien.—¿Cómo estás Marisol, tantos años que no te veía?—¡¿Usted, es Fred?!...—¿Qué quiere ahora?— exclama Amapola, frunciendo el ceño y reflejando en su rostro su gran disgusto.—¡Yo no puedo creer que usted sea Fred el papá de Reishel!—exclama Marisol.—¡Claro que es el, comadre, el muy bandido, tiene otra cara, ¡se la operó! para que la policía no lo encontrara. Cuando vivía conmigo yo estaba inocente, —Amapola se voltea para mirarlo de frente—¡como me jodiste la vida!, ¿que
Rubén disimuladamente abre los ojos poco a poco... —¿Amapola que me pasó?—¡Nada que...te desmayaste, y que te pegue con la escoba... ¡muy fuerte!—¡Aquí tengo una compresa de manzanilla para el hematoma que tiene en la frente!¡Tome comadre...póngaselo usted!—¡No comadre...pongáselo usted, hágame ese favor!—¡Ah, bueno...está bien!Marisol con mucho cuidado se acerca y le coloca la compresa en la frente.Rubén se queja, pero más que todo es para hacerse la víctima y despertar compasión.Cosa que Amapola no va a permitir demostrar y mucho menos sentir. Pero a pesar de pasar tremendo susto, Amapola retoma su posición y hace su marcado señalamiento...—¡Y vaya llamando a su chófer para que lo venga a buscar aquí no se puede quedar!—¡Ayyyy ya va, todo me duele!, me propinaste una golpiza con la escoba, no me dejaste ni hablar, no me permitiste defenderme!...¡Ayyy por favor Marisol si eres tan amable me puedes o mejor dicho tendrás por allí, un analgésico?, me tengo que tomar al