¡Ella era capaz de todo!, para Úrsula, Mauricio Villacastín tenía sus días contados, no sirvieron sus amenazas subliminales, se acabaron las insinuaciones, no más robo de carros, ni emisarios de la muerte, ella había decidido que para refrescarse un poco, Mauricio tenía que recibir su merecido, por ingrato, por haber ocupado por tanto tiempo un sitial, que solo él supo escalar en su mente.

Ella antes era un sol, la oportunidad de alcanzar la estrella lejana que brillaba imposible de tocar, y Úrsula con alargar solo un poco su mano se la bajó.

Ya eso quedó olvidado, ya el no se acuerda de nada.

Ahora va decidida a encontrarse con Rigoberto el jefe de mantenimiento de sus aviones privados para solicitarle un trabajito muy particular.Como Úrsula era muy maquiavélica y planificadamente perversa, quería disfrutar de su despedida y final; una larga historia de amor merece un digno fin, como el que ella está como una artista diseñando como un mapa y con todo los señalamientos.

Rigoberto ni