Estar con Mauricio volando y admirando los paisajes naturales, de ese lado oriental era más que fenomenal…

Stevens hace una pregunta, y a Carolina su audacia la tiene un tanto seducida…

—¿Están listos para llegar a la cima del Auyantepuy?

—¡Siii!—¡Responden todos!

Todavía faltaba tiempo para llegar, pero las vistas eran tan espectaculares que valía la pena desde ya, estar sobrevolando una inmensidad de paisajes, cargados de toda clase de encantamientos era un sueño difícil de creer que se esté viviendo, Mauricio con Reishel, juntos amándose en la Gran Sabana.

Mauricio estaba tan enamorado que fantaseaba y hasta pensó que sería feliz si se perdieran en la selva para toda la vida.

Era estar en el Edén, Reishel Eva y el Adán, pero solo era delirio de su imaginación, y lo que más quería y anhelaba, era besar a Reishel desde una distancia que se pudiera apreciar dónde terminaba la caída de agua y llevarse esa foto de recuerdo para mostrársela a sus hijos.

¡Estaba feliz!…y cuando se acordaba